Sábado, 1 de mayo. ¡Qué día tan grande pasado en familia! Cierto que no podía ser más sencillo. Tomas tu refrigerio, te pones en ropa deportiva, llevas tu rosario, y ¡en marcha! hacia el santuario de Nuestra Señora de la Consagración en el verde valle de Pachacamac, Lurín al sur de Lima. Poco a poco nos encontramos grandes y pequeños, militantes, madres, amigos… Celebramos ¡el día de las mamás! Peregrinando a la Casa de María. Es un día para conversar, pasear, orar, compartir…Nada más llegar, Vicente nos puso al tanto del objetivo: ofrecer el mes de mayo a María, vivir el día en familia.
Una hoja con canciones y una cuerdecita en la que trazamos diez nudos como escalera para subir a lo lato, nos ayudó a ponernos en marcha. ¡Y a rezar el Rosario! Por la vereda tras la combi. Unos 20 en total nos convertimos en un solo corazón, una sol alma, Iglesia en pequeño pero sintiendo con la Iglesia grande, con nuestro Papa. En el segundo misterio colocamos una piedrecita o piedrezota en nuestro zapato, había que asumir la penitencia con agrado y no sólo porque no queda otra…La cruz como Jesús. Las intenciones dejadas en el aire iban abrazando al mundo entero.
Por fin llegamos al santuario y sentimos la sensación de llegar al Hogar de la Madre, como una antesala de cielo. Y luego algunos juegos, paseos conversando con uno y con otro, en familia. El almuerzo compartido, las canciones, las anécdotas. La Santa Misa, presidida por el capellán del santuario, llena de vida, compartida por el grupo animador del santuario, participada por todos. La reunión final en la que pusimos el corazón en vivo, agradeciendo por nuestra fe, por la Milicia, por las pequeñas y las grandes cosas que gratuitamente recibimos. Las Flores a María en mayo, el mes más bello del año. Y el deseo de volver. Y una larga hora de combi con canciones interminables. Sí, ¡qué bueno es vivir en familia! Conocerse, amarse, en torno a un carisma. La Milicia es María y nosotros familia santa por María para la mejora del mundo.
Domingo, 2 de mayo. Suma y sigue. Cuatro matrimonios con su retoño, en uno de los departamentos de uno de ellos, disfrutan del hecho de compartir un carisma en familia. Y entre risas, bromas y conversaciones serias, todo culmina con las Flores: Pequeños ofrecimientos a la Virgen de algo que nos cuesta, durante el mes. Comenté varias ofrendas: quejarse, el mal humor, el sonreír ante alguien que te cae mal, paciencia, etc... Hoy en grupo, pero cada día en familia o dónde toque en el trabajo para culminar con un compromiso común de todos al culminar mayo.
Sí, Madre, como te decimos en nuestro ritual de Las Flores a María:
De nuevo nos consagramos a Ti. Tuyos somos. Tuyos queremos ser. Tuyos nuestros alientos de conquista. Tuyos nuestros ímpetus de combate. Tuyos nuestros ardientes deseos de pureza inmaculada. Tuyos nuestros ardorosos anhelos de ferviente apostolado.
Magnífico mes para ir preparando el Gran Congreso Eucarístico y Mariano de la primera semana de junio.