AMÉRICA/PERÚ - Las Franciscanas Misioneras de María, desde hace un siglo en el Perú para la educación de los jóvenes y la promoción de la mujer
Arequipa (Agencia Fides) – Las Franciscanas Misioneras de María (FMM) iniciaron las celebraciones por el Centenario de su presencia en Perú. El Domingo 16 de mayo, Mons. Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, celebró una Santa Misa en el Colegio de Santa Rosa de Viterbo, durante la cual destacó el importante trabajo realizado por las religiosas en la ciudad y en la provincia de Arequipa. “Es importante dar una educación católica a los niños para que puedan crecer con valores, de modo que más tarde en su vida, tales valores se reflejen en sus acciones”, dijo el Arzobispo a los estudiantes, docentes y personal administrativo del instituto de instrucción de Santa Rosa de Viterbo, cuya gestión depende de las religiosas Franciscanas Misioneras de María.
El Obispo felicitó a las religiosos porque bajo la inspiración de la fundadora, la beata Sor María de la Pasió, realizan su trabajo pastoral en las zonas más lejanas y remotas, como los distritos de Melgar y Huanca. “Las generaciones de muchachas que son ahora el orgullo de la Iglesia y que trabajan con éxito en diversos campos de la sociedad, reflejan el trabajo infatigable que habéis llevado a cabo”, concluyó el Pastor de Arequipa. Las Franciscanas Misioneras de María (FMM) llegaron a Perú por pedido del Arzobispo Mons. Francisco Mariano Holguín Maldonado, de la Orden Franciscana. “Somos hermanas consagradas que hemos escogido seguir a Cristo a través del camino misionero propuesto por Sor María de la Pasión, nuestra fundadora”, dijo sor María Remei Pelach Feliu, superiora de la comunidad. “Como nuestra fundadora nos esforzamos en vivir en comunidad y nos dedicamos a la oración y al servicio de la misión universal”. Las FMM son 6.966 (en América son 773) de 80 nacionalidades, presentes en 76 países (12 del América Latina). (CE) (Agencia Fides, 28/05/2010; líneas 22, palabras 320)
Ofrecemos de su WEB: http://www.fmme.es/es/contenido/index.asp?iddoc=49
PERU, TIERRA QUE ENAMORA EL CORAZÓN
Teresa, la joven granadina que vive en el Noviciado con nosotras, ha estado este verano con los jóvenes de su parroquia en Perú, haciendo una experiencia misionera. Esto es lo que nos cuenta
El Grupo Joven de San Francisco de Estepa ha estado trabajando, y sigue haciéndolo, con proyectos misioneros destinados a la zona de Perú, concretamente en el Distrito de Loreto.
El Proyecto ayudará con material médico a algunos de los pueblos mas lejanos para que puedan tener acceso a medicamentos básicos, a formar a las “parteras” y a dotar de instrumentación medica básica como son las tijeras para cortar el cordón umbilical de los bebés.
Cuatro personas del Grupo Joven hemos tenido la oportunidad de viajar a la zona del Alto Tapiche, donde se trabaja con otros proyectos parecidos, concretamente al poblado de Santa Elena y comunidades cercanas. Nuestro trabajo allí no ha sido trabajo físico como puede ser construir Iglesias o casas, hemos construido un poquito del Reino de Dios, mediante el ejemplo de vida Cristiana, hemos celebrado misas con muchos bautizos y alguna primera comunión, y sobre todo hemos compartido con los peruanos de la selva su día a día, viendo y viviendo sus necesidades, sus riquezas y sus valores.
El Señor ha estado presente en todo momento y mediante personas claves en nuestro paso por tierras Peruanas. La primera persona a sido el Hermano Héctor, misionero Seglar encargado de la catequesis del pueblo, de que no se pierdan los valores cristianos allí donde las sectas surgen cada día y de acompañar a las personas que deciden seguir a Cristo. Éste nos recibió en su casa con las puertas abiertas y nos ha enseñado muchísimo, Gracias Hermano Hector. Los niños y niñas han sido nuestros/ as mayores maestros/ as y nuestros mejores guías y acompañantes , incansables, desde el día en que llegamos hasta nuestra partida, bien tempranito. Toda esa tranquilidad, esa alegría, esas horas de juegos y esos ojos llenos de vida, todo eso nos lo han regalado sin esperar nada a cambio. La puerta de la casa no dejaba de sonar, y puedo decir que casi siempre eran niños, o no tan niños, que nos traían comida, o nos pedían que saliéramos a jugar o a cantar con ellos.
Como decía, el Señor estuvo siempre presente, en los buenos y en los duros momentos, porque no ha faltado el hambre, el calor y las largas horas en chalupa (canoa) sin saber cuando, ni siquiera saber si llegaríamos sin volcar, a las comunidades “cercanas”. Aprovecho para agradecer, antes que a nadie, al Señor, el cuidarnos y darnos la oportunidad de vivir tan de cerca una realidad que cuesta pensar que exista en los tiempos en que estamos, agradecer también a mis Hermanas y Hermano, por cuidarnos unos de otros, por compartir tan inolvidables momentos, Gracias. Gracias también a todas las personas que nos han tenido presentes en sus oraciones, y gracias por último a toda la gente que en nuestro paso por Perú nos ha acogido o acompañado, Gracias Paco, Héctor, Mamita, Florencio, Sra. Nona …Teresa