Dominga Gazcón (1809-1879), apóstol de los chinos en Perú
La que pasará a la historia como la gran misionera de los chinos, Dominga, perdió a sus padres de muy niña. Se dedicó a la costura para buscar el sustento. Gracias al Padre Abregú ingresa en al Casa de Ejercicios de Santa Rosa. Allí tenía por derecho de fundación el cuarto, la mesa y cuatro pesos mensuales. Pronto comenzó a dar limosnas, alimentos, vestidos a pobres. Iba a las cárceles, consolaba y auxiliaba los más necesitados, arreglaba matrimonios, asistió enfermos. En el momento de la muerte había colectado dinero para recoger y educar a los hijos de los criminales perseguidos.
Comenzó su misión al ver los barcos atestados de asiáticos de luenga trenza, demacrados y enfermos, comprados a vil precio para convertirles en mercancía. Los chinos venían como peones a las haciendas. Poco a poco fueron admitidos en los hogares para servir. Un buen día, Dominga se presentó entre medio centenar de chinos con la cruz en alto, ayudando con la acción emocionante la palabra.
Comenzó en la iglesia de san Pedro y luego en la capilla de la Casa de Ejercicios de Santa Rosa, Fue en 1865 que «Apostol de los asiáticos» empezó sin hablar el idioma chino, a catequizar a los asiáticos en la iglesia de San Pedro y luego en la Casa de Ejercicios de Santa Rosa, lugar en donde residía. Fue construida por Matías Maestro, quien la erigió en la calle de la Botica de San Pedro Nolasco en 1813, gracias a la caritativa dama Rosa Catalina Vázquez de Velasco.
Sin embargo, no hablar el chino será lo que atraerá a Juan Manuel Chavez, natural del distrito de San Yi, en la provincia de Guangdong. Él fue criado por dona Dominga Gazcon y luego ordenado sacerdote en 1876 por el obispo de Ayacucho
Varias personas mostraban su preocupación para convertir a sus domésticos chinos. Dominga logró que un chino llegase al sacerdocio. Fue Juan Chávez, nacido en Sang Vi, Cantón y ordenado el 25 de julio de 1876 por el obispo de Ayacucho, Dr. Juan Polo.
Se cuenta que al verse al borde de la muerte rogó al Señor le permitiese vivir cinco años más para dejar un sacerdote chino. Se logró pues falleció en Lima el 25 de septiembre de 1879 con 68 años y pasando 48 al servicio de la Casa de Ejercicios.
Está enterrada en el cementerio de Matías Maestro, cuartel de san Agustín, letra B, nº 142 con esta inscripción: “Dominga Gazcón. Natural de Lima, beata de la Casa de Ejercicios de Santa Rosa y catequizadora de los asiáticos. Falleció a la edad de 70 años de los cuales había pasado 48 en la dicha casa y 14 en atraer a los asiáticos a la fe de Cristo. Lima, septiembre 25 del 1879. Mortalite religta vivit inmortalitate induta”
En septiembre de 1886, siendo presbítero, obtiene del Arzobispado el encargo de catequizar y administrar el Santo Sacramento del Bautismo en las iglesias parroquiales de la ciudad de Lima a todos los asiáticos residentes en ella7• Luego, será nombrado párroco de Magdalena Vieja. A dona Francisca Gascón también se le debe la conversión de José Maria La Riva, oriundo de distrito de Nam Joy en la China• Llegado en Lima en el ano 1864, La Riva fue bautizado en 1868. Estudio en el Seminario de Santo Toribio y fue ordenado sacerdote, desempeñándose como misionero apostólico de la capilla de Santa Catalina. En 1888 fundo la Hermandad del Corazón de Jesús y más tarde la sección china del colegio Nuestra Señora de la Merced. Otro presbítero chino, Pedro José del Carmen Véliz, será igualmente instruido por ella; tomando luego a su cargo el puesto de cura de Huaral, en el valle de Chancay.
Muere el 23 de octubre de 1879 La colonia china le dio un multitudinario adiós en la iglesia de san Pedro.
Su vida y obra sólo se conocen gracias a la Oración Fúnebre que se leyó el día 23 de octubre de1879 y que se publico en 1926 ante la demanda de la Asociacion Católica China: Oración Fúnebre, publicada por el Ilmo. y Rvdo. Mons D. Juan Bautista Valerio En las solemnes exequias que la Colonia Asiática Católica hizo celebraren la iglesia de San Pedro de Lima el día 23 de octubre de 1879 por el eterno descanso de doña Dominga Cazcon. (1926) Lima. Imp. El Triunfo. Isabel Lausent-Herrera enfatiza cómo Manuel Ambrosio Lecaros introduce la edición de esta Oración en estos términos «Y al cumplirse lo que tanto deseaba, encarece con todas las veras de su alma no olvidar en vuestras oraciones a esta virtuosa y ejemplar mujer, como a todos los asiáticos finados y en particular a los humildes sacerdotes Juan Manuel Chavez, José María La Riva y Pedro José del Carmen Veliz. Una plegaria también por los bienhechores de la Asociación Católica China». Oración, (1926), p.13.
Bibliografía
Ismael PORTAL Lima religiosa (1535-1924) Librería e Imprenta Gil, Lima, 1924
Isabelle Lausent-Herrera en varias de sus obras sobre los chinos en Perú