Resulta que un conductor de TV difunde en su programa una conversación privada fruto de un chuponeo, por tanto ilegal e inmoral. ¿Se pretende condenar la acción o multiplicarla? ¿Alertar a la población o subir el rating de audiencia? Porque en la mayoría de los casos –en prensa, radio y TV- se están limitando a analizar lo que dijo Lourdes cuando todos deberíamos unirnos contra estas acciones mafiosas y quienes las difunden. Se ha violado la intimidad de una persona y encima están difundiendo por todos los medios su contenido. ¿Quién inicia una campaña masiva de apagar los medios que se presten a estas prácticas maquiavélicas? ¿Qué sucedería si, al menos los seguidores de la decencia, castigase al conductor con un ayuno televisivo y con una cadena de protestas?
Mal está el chuponeo, pero regodearse en él agrava el mal. Así nadie estará libre de que fisguen su alcoba, le pongan cámaras en su oficina, disparen sus celulares mientras dicta sus clases o está paseando tranquilamente por la calle. ¿Dónde está la libertad y el derecho a la privacidad?
Hoy más que nunca necesitamos la “caritas in veritate”. ¿Por qué no le damos una leidita y actuamos en consecuencia? Quizá podamos dar lecciones en las presentes elecciones.
¿Qué también Lourdes debe pedir disculpas por sus ex abruptos? Por supuesto, pero eso debe venir por añadidura, no perdamos de vista lo primero.