estudios en Valladolid, pero extremeño –cacereño- de la cabeza a los
pies, y que aparece en la foto tan feliz –no es para menos- con su
esposa Lola y una de sus hijas –Carmen- el día de su boda, me envía
una entrañable carta que comparto con mis amigos blogeros porque es
una auténtica maravilla. Ahí va y muchas gracias, chaval, desde la
Blanca Ciudad de Arequipa (Perú). ¡Más, más y más! Y viva la Milicia
de Santa María en sus 50 años.
Queridos amigos:
El día 11 de febrero de hace ahora 50 años, los Cruzados de Santa
María recibían la grata noticia de la aprobación de la Milicia de Sta.
María. De esta forma darían cobertura a sus actividades apostólicas
con los más jóvenes.
Muchos nos hemos beneficiado en estos años de la espiritualidad,
pedagogía y estilo de vida que el Señor inspiró a un hombre, P Tomás
Morales, y que supo modelar y encarnar Abelardo de Armas. Si hurgamos
en nuestras vidas encontraremos vestigios de ese "modelaje". Y es que
el que ha fraguado parte de su vida al calor de Ejercicios
Espirituales, marchas a la sierra, en las rocas graníticas de Gredos
durante los campamentos, campañas de la Visitación o la Inmaculada,
vendiendo prensa católica, haciendo suscripciones por las casas a la
revista Estar, ratos de oración y retiros, etc. ha creado una forma
de entender e interpretar lo que le rodea. El ser militante es algo
más que adjetivo durante una etapa de nuestra juventud: es un estilo
de vida que te acompañará siempre.
Para dar gracias a tanto DON RECIBIDO GRATIS, hemos improvisado una
Misa de Santa María, al estilo de las de antes. El sábado 12
madrugaremos como antes, 8 de la mañana, para ir al Centro de
Espiritualidad. Allí, en la casa donde Bernardo de Hoyos se sintiera
elegido por el Señor para ser el apóstol del Corazón de Jesús,
pondremos en las manos de María todo nuestro agradecimiento. Después
nos quedaremos a desayunar en el mismo Centro o en alguna cafetería
(nos faltan ultimar detalles. Cura ya tenemos).
Pasa la bola a todos los que puedas. Os esperamos.
Un militante de Santa María
Y como después de la comida espiritual, toda celebración debe acabar con un buen refrigerio, nos sirvieron un desayuno con abundante generosidad en el comedor del Centro de Espiritualidad.
Un abrazo.
José Manuel