¡Qué tesoro para la Iglesia y para el mundo! Esta iniciativa del Beato Juan Pablo II está brindándonos toneladas de entusiasmo, kilos de creatividad, cadenas de encuentros y amistades.
A mí me ha tocado apoyar a nueve jóvenes militantes en todas sus actividades, desde las materiales de organizar adobadas o rifas, prensa católica, difusión del mensaje papal, retiros, audiovisuales, jornadas, reuniones… decenas de gestiones… Y la constatación de que cuando pides, recibes, de que cuando llamas te responden, de que el Señor siempre supera tus sueños. Por fin, ya están volando y en pocas horas estarán en Madrid, capital mundial de la juventud, donde se encontrarán con Benedicto XVI, el dulce Cristo en la Tierra que el Señor nos regala.
¡Qué gozo el encontrarse en el aeropuerto con el tuno Renzo, de los jóvenes de PAX, y los más de 20 miembros de la Comunidad, y otros amigos del Camino Necocatecumental, y alumnos y profesores amigos, y gente de parroquias, de movimientos. Sacerdotes dispuestos a confesar, celebrar, familias que lo dan todo para que sus hijos vivan esta aventura singular, familias enteras que, a una, acuden a la Jornada.
Les comparto algunas fotos de despedida, de nuestra Misa matutina en la capilla de la Clínica Stella Maris, y el adiós en el aeropuerto, tras un rosario sosegado y compartido en la capilla del aeropuerto.
Estamos todos unidos, en oración, en comunicación, para vivir con intensidad este maratón celebrativo que tiene a Cristo como centro, su Iglesia como familia gigante, el Papa como profeta y pastor, los jóvenes como rostro dinámico y feliz de nuestro mundo: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Con Santa María, estrella de la nueva evangelización, con nuestros patronos como Santa Rosa y Santa Teresita.