Biblia de la cosmovisión andina. Después de casi medio siglo, el
Instituto de Estudios Peruanos presentó la segunda edición facsimilar
de Dioses y Hombres de Huarochirí, basado en el manuscrito quechua
traducido por José María Arguedas.
Por Roberto Ochoa B.
"La Republica", Lima, Sabado, 03 de marzo de 2012
http://www.larepublica.pe/03-03-2012/el-retorno-de-los-dioses-y-hombres-de-huarochiri#foto1
Cuenta la tradición oral del Instituto de Estudios Peruanos que fue el
propio John Murra quien convenció a José María Arguedas para traducir
el célebre Manuscrito Quechua de Huarochirí. Y que ambos convencieron
al lingüista Alfredo Torero para asesorarlos en tan magna obra.
Pero algo pasó en el interín y, meses después, tanto Murra como Torero
salieron del proyecto.
Arguedas cumplió con los plazos de la traducción y Pierre Duviols
añadió sus estudios sobre el padre Francisco de Ávila y su ardua
campaña de extirpación de idolatrías vinculadas al culto del apu
nevado Pariacaca. Una divinidad preincaica que sigue gobernando los
destinos de Huarochirí y Yauyos en las sierras limeñas.
Cuando todo estaba listo para entrar a imprenta, el 'Zorro de arriba'
se reunió con Aníbal Quijano y Abelardo Oquendo para comentarles que
había decidido titularlo Dioses y Hombres de Huarochirí.
En la misma reunión Arguedas descubrió que se había olvidado del
diseño de la carátula. Estaba contra el tiempo, así que fue Abelardo
Oquendo quien tomó un pincel y diseñó la célebre portada (ver imagen)
inspirada en los titulares de las crónicas del siglo XVI.
La presentación de Dioses y Hombres de Huarochirí en 1966 no solo
afianzó el prestigio del IEP, sino que marcó un hito en la
historiografía americanista.
Casi 50 años después, el IEP nos trae la segunda edición facsimilar en
una exquisita presentación que conservó la portada original.
Para el IEP, la publicación forma parte de las celebraciones por el
centenario de José María Arguedas. Luis Millones y Víctor Vich
presentaron esta edición en una sencilla ceremonia efectuada en el
auditorio del IEP.
Vich rescató un detalle interesante de la obra: la problemática del
agua ya figura en la antiquísima mitología del Chinchaysuyo, e invitó
a los peritos de Conga para que le den una leída al libro. Lo que no
dijo es que uno de los pueblos que figura en el manuscrito, San Andrés
de Tupicocha, ya solucionó la ancestral carencia de agua luego de
reconstruir un canal de riego prehispánico.
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