¡BIENAVENTURADA ERES, MARÍA! ¡GUAPA!
¡Qué alegría he vuelto a sentir al cantarle a María! Al ver a las “marianas” de la Parroquia de Nuestra Señora de la Caridad reventándole cohetes a la Madre, al verles cantar con tanto afecto a la Virgen María, al ser testigo de tantos detalles de ternura para con la Madre del Cielo y Madre Nuestra. Hasta me parecía ver sonreír un poquito más a la preciosa imagen de la Virgen en el altar.
Y lo mismo vi el 23, en la víspera de María Auxiliadora en un parque cercano a mi casa, cuando una devota contrató a unos mariachis para cantarle en una de las capillitas cercanas a la Hacienda Orbea. Y en el templo a rebosar de María Auxiliadora al que fui peregrinando a las 6 de la mañana. O en el Rosario de la Aurora de la parroquia del Corazón Inmaculado de María en Arequipa.
O en la emisor de Radio María donde me tocó grabar para mi programa HISTORIAS SANTAS que se emite los domingos a la 1 p.m. y a las 9.30 p.m. Abundo en lo mismo, gracias a la visita con mis alumnos universitarios a la exposición “María, mater Dei”, bellísima muestra mariana albergada en el Museo del Palacio Arzobispal de Lima.
Y en las flores de cada día, en mi hogar, con los militantes. Hoy, fiesta de la Visitación, culmina el Mes de las Flores, el Mes de María, y siento en el alma el deber de gratitud, de compromiso. Y en la acción de gracias de la Santa Misa me vienen a la mente las súplicas finales del Mes de Mayo que tanto me gustan:
L.-En este mes de las flores, alas te pido, Madre.
T.-Alas para volar
L.-Alto, muy alto
T.-Sin descansar
L.-No me dejes plegar...
T.-Las alas que Tú me diste,
L.-Hasta que llegue a ésa Tú Luz...
T.-Donde las sombras terminan.
L.-Donde estás tú
T.-Alas te pido, Madre.
L.-Alas cargadas de almas...
T.-Que vuelen también a Ti.
L.-Almas, Madre, de mirada clara y profunda, que fija la vista en la altura puedan cantar con nosotros.
T.-No he nacido para el suelo, que es morada de dolor. Yo he nacido para el cielo, yo he nacido para Dios.
L.-Almas que serán perlas para engastar en tu corona de Madre, de Virgen, de Reina.
T.-De Madre, la más tierna; de Virgen, la más pura; de Reina, la más misericordiosa.
L.-Almas que unidas con nosotros en eternidad de eternidades, te contemplen para siempre a la mayor gloria de Dios.
T.-Amén.
Sí, María, todas las generaciones te llamarán bienaventurada, -en Sevilla te dirían “¡Guapa, guapa, guapa!”, porque eres la Inmaculada, porque eres la Madre de Jesús –Dios y Hombre verdadero-, porque eres la Madre de la Iglesia, la Mujer más joven que el pecado, siempre Virgen, siempre Joven, siempre Madre. ¡Gracias, Hágase, Estar!
Fotos:
. 1 y 2:Expo Palacio Arzobispal de Lima
. 3:Virgen del Hogar de Salamanca, España
. 4:Rosario de la Aurora en Arequipa, llegando a la parroquia Corazón de María.