FIESTA DE LA ASUNCIÓN A PESAR DE "SAN NAPOLEÓN"
La fiesta de Nuestra Señora de la Asunción el 15 de agosto es una de las fiestas más entrañables para el pueblo cristiano. Celebramos la subida al Cielo de la Virgen, su "dormición", la "Asunta"...Todavía recuerdo cómo en el verano español (de junio a septiembre), los pueblos agrícolas con el fin de avanzar la cosecha recibían de los obispos la posibilidad de trabajar hasta en domingo; sólo quedaba la fiesta de Santiago el 25 de julio y la de Nuestra Señora, el 15 de agosto.
La más antigua de las fiestas marianas es la que toda la Iglesia sigue celebrando. Toda, en el sentido pleno, siendo común, también, a los orientales, a los greco-eslavos, a los llamados "ortodoxos" quienes, además, le dedican la primera mitad del mes, como preparación, y la segunda como acción de gracias, confirmando el lugar que ocupa, para ellos, la Theotókos. Llamada durante muchos siglos "Dormición de la Bienaventurada Virgen", ha recibido una confirmación aún más solemne con el último dogma proclamado, el de la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma en 1950. Al definir este dogma, Pío XII no hizo más que definir solemnemente una verdad que los fieles siempre habían creído, es decir, la "necesidad" de que la carne de la Mujer que había dado carne al Hijo de Dios escapara a la corrupción de la carne.
En Oriente hablan de "la dormición de la Virgen": María quedó dormida y su cuerpo desapareció, siendo llevado al Cielo; la Iglesia católica da libertad para creer una de las dos opciones: ¿murió o no murió, antes de ser llevada en cuerpo y alma al Cielo?
El 15 de agosto de 1769 nació en Córcega, en Ajaccio "Napolione" Cuando aquel niño fatal creció consideró embarazoso para él ---y para sus cortesanos--- un cumpleaños que coincidía con la fiesta religiosa más sentida por el pueblo francés. Además, el apuro aumentaba por el hecho de que, precisamente, en la festividad de la Asunción se celebraba la "coronación de Luis XIII", el rey que el 15 de agosto de 1637 había proclamado un decreto solemne y oficial en el que ponía a toda la nación bajo la protección explícita de María.
Por tanto, con la complicidad de algunos obispos cortesanos (y con la del débil legado pontificio en París), se puso a buscar entre los antiguos listados litúrgicos, descubriendo que, en una época, en Roma se celebraba el martirio de un grupo de cristianos: Saturnino, Germano, Celestino y Neopolo. Descubierto esto, se pusieron a trabajar filólogos que intentaron demostrar "científicamente" como, empezando por aquel "Neopolo", por una serie de improbables modificaciones fonéticas, el nombre del santo llegó a pronunciarse "Napoleo", del cual, en todo caso, nada se podía saber ni sabemos. De este mo, el 19 de febrero de 1806 se imponía en todo el Imperio la sustitución de la celebración de la Asunción con la del honor al inédito "San Napoleone".
En Roma, el valiente cardenal Michele di Pietro (que sería encarcelado por oponerse al emperador) redactó, por orden del Papa Pío VII, un enérgico memorial de protesta y de condena, en el que se declaraba "inadmisible que el poder civil sustituya el culto a la Asunción de la Virgen al Cielo con el de un santo desaparecido, con una ingerencia no tolerable de lo temporal en lo espiritual".
Naturalmente, el fin de Bonaparte marcó también el fin del culto al "santo" que se le había construido a su medida. Y los pueblos subyugados al general pudieron volver a celebrar a la Virgen a mitad de agosto, tal como cuenta el historiador Gérard Mathon:
el culto a ese San Napoleón nacido más de la labor interesada, lenta y continua de aduladores que de la historia, reveló un mérito sorprendente e inesperado; en efecto sirvió para mantener el 15 de agosto como fiesta de precepto pues, si no, seguro que habría sido suprimida, como muchas otras, en los artículos orgánicos anexos al Concordato del 1801
Todavía hoy, después de muchas décadas y acontecimientos, toda Francia cierra por vacaciones cada 15 de agosto, pues el carácter festivo de este día fue reafirmado por un emperador que pensaba así actuar para su gloria eterna. Una eternidad que no duró más que los ocho años transcurridos desde el decreto sobre el 15 de agosto dedicado a "san Napoleón" y la abdicación de marzo en 1814.
Para el Perú hay que recordar que es la fiesta de Arequipa porque se fundó ese día y recibió el nombre de "Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunción" http://edgarchalcop.blogspot.com/2009/08/virgen-de-la-asuncion-patrona-de.html