"Evangelizar"
El pasado jueves 10 de mayo de 2012, en el marco de la celebración de la festividad de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, Mons. Fernando Sebastián Aguilar, pronunció una conferencia titulada "Evangelizar", en el salón de actos del Seminario Menor de Palencia. Ofreció esta disertación a Mons. Esteban Escudero Torres, Obispo de Palencia y a gran parte de los sacerdotes del presbiterio diocesano. Don Fernando comenzó diciendo que venía a hablar de "Evangelización", una tarea grave y urgente de nuestra Iglesia.
La conferencia ha estado divida en tres grandes bloques:
I.- ¿Qué queremos decir cuando hablamos de "Evangelizar"?
"Evangelizar" es anunciar el Evangelio de Jesucristo. Pero lamentablemente no todos
estamos de acuerdo en expresar en qué consiste el Evangelio de Dios. Vivimos un
momento de desorientación en el que paradójicamente nos encontramos con que los
miembros de la Iglesia, a pesar de que la misma está en el mundo para evangelizar, no
acaban de ponerse de acuerdo sobre en qué consiste "evangelizar".
Mons. Sebastián quiso partir de algunas afirmaciones que nos resulten claras e
indiscutibles a todos:
1.- Evangelizar es anunciar el Evangelio de Jesús (el primer evangelizador) y
continuar su misión.
Jesús evangeliza presentando el Reino de Dios y hablando de su Padre. Desde su propia
experiencia de Dios, Jesucristo nos descubre una imagen de Dios más profunda, más
humana, más atractiva e interpelante, que la que tenían los que le escuchaban. Habla de
Dios a la gente y les pide la conversión de la fe: "Convertíos y creed en el Evangelio".
También nosotros, si queremos que nuestra evangelización sea continuación de la de
Jesús hemos de anunciar que tenemos un Padre en el Cielo, nuestro Dios. Que tiene una
Providencia amorosa sobre nosotros y que nos ha creado para hacernos vivir
eternamente con Él en la vida eterna.
2.- Evangelizar es hablar de la gracia de Dios, de su amor que nos ha creado, que nos
perdona, que nos acompaña, que cuida de nosotros y que nos lleva hasta la vida eterna.
3.- Evangelizar es pedir que cada uno acepte con sinceridad, con gratitud y con
verdad este anuncio, acomodando su vida a la verdad del anuncio recibido. No somos
dignos de este Dios, por eso hay que arrepentirse y aprender a vivir como Dios quiere que
vivamos: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto... Sed misericordiosos
como vuestro Padre celestial es misericordioso".
Una pastoral de evangelización es una pastoral dirigida a la fe de nuestros oyentes.
Dirigida a suscitar la fe de los que no creen y a fortalecer la fe de los que creen
débillmente.
Hemos ido padeciendo un empobrecimiento grande en nuestra Iglesia, en nuestra
predicación e incluso en nuestra vida espiritual. Hablamos poco de Dios explícitamente.
Hablamos muy poco de la gracia, del amor y de la misericordia. Y hablamos aún menos
de la fe.
Lo primero que la nueva evangelización nos pide es que recuperemos la riqueza de la
noción bíblica y cristiana de la fe. Evangelizar es poner la fe de los cristianos como
objetivo primordial de nuestra pastoral y valorar todas nuestras iniciativas pastorales en
función de la fe.
II.- ¿Es necesario "evangelizar" en España? ¿Por qué?
Si "evangelizar" es lo que hemos descrito en la primera parte, podemos preguntarnos:
¿Por qué hay que hacerlo en España, si ésta ya es católica desde hace muchos siglos?
En España no hemos evangelizado desde San Isidoro, porque con Recaredo decidimos
que todos éramos católicos. Salvo en pequeñas transiciones, la fe de los españoles ha
sido una fe políticamente protegida, y a veces incluso una fe políticamente impuesta. Así
es nuestra historia.
Esta situación, que tiene algunas ventajas, tiene también grandes inconvenientes. El
mayor inconveniente es que la fe protegida tiende a ser una fe menos personalmente
asumida. Un ejemplo claro lo tenemos en los 40 años del régimen de Franco. Con la
caída del régimen, hemos pasado, en muy poco tiempo, de una fe "protegida" a una fe
"agredida", impugnada o marginada.
Muchos afirman que la Iglesia no está perseguida económicamente, ni se persigue al
clero... Quizá esto sea cierto, pero existe una persecución cultural. En este ámbito hay un
verdadero conflicto. Se ha impuesto una cultura antropocéntrica que es la "cultura"
reflejada en el mayo del 68: exaltación de lo humano, de la libertad... Ahora no se hace
profesión de ateísmo sino una exaltación tan absoluta de la libertad humana que esto trae
consigo el ateísmo como algo implícito. Existe una potente propaganda de la libertad del
hombre y del dominio absoluto del mismo sobre su existencia. Se propugna una libertad
omnímoda que no dependa de nada ni de nadie. Incluso se pretende que ni la naturaleza
humana sea obligatoria para la persona.
Tenemos que evangelizar en España porque se ha quebrado el proceso natural de
transmisión de la fe por medio de la familia. Hoy los hijos de los católicos no son católicos.
Y el panorama social nos muestra una realidad marcada por unas familias religiosamente
muy frías.
Después del régimen de Franco, la fe de los católicos españoles era más débil que en los
años 30 debido al proteccionismo que rodeó a la propia fe. Y a partir del año 1975, el
anticlericalismo de los laicistas era aún más agresivo que al principio. Y ha ocurrido que la 3
indolencia de buena parte de los católicos ha dejado el terreno libre a la militancia laicista.
En esta situación de conflicto de culturas buena parte de los católicos significados
(sacerdotes, religiosos y laicos) han ayudado a los laicistas, asumiendo una interpretación
secular del Evangelio, que a la hora de la verdad ha debilitado aún más la fe y la
verdadera respuesta a las agresiones del laicismo.
En los años 70, ante una fe generalizada pero muy pasiva e ineficaz frente a los
problemas reales y sociales de la gente, algunos cristianos más promovidos se lanzaron
al compromiso social... Fue la respuesta más o menos acertada que pretendieron dar
entonces. Pero ahora, lo que falta a los hombres y mujeres de nuestro tiempo no es
compromiso sino fe. No podemos pedir a la gente que se comprometa en nombre de Dios,
porque la relación con Dios a muchas de estas personas les tiene sin cuidado. No
podemos pedir a la gente las implicaciones morales de la fe sin dedicar previamente un
tiempo a fortalecer su fe. No hay conciencia moral porque la fe cristiana ha dejado de ser
operante en la mayoría de los corazones de los españoles, que han acogido como propia
la cultura dominante. Si lo que se está diluyendo, pues, en nuestro pueblo es la fe, sirve
de poco que queramos exigirles el cumplimiento de la moral.
III.- ¿Cómo hacerlo? ¿Qué podemos hacer, con realismo y serenidad,
para que nuestra pastoral sea cada vez más evangelizadora?
1.- Condiciones previas:
a) Recuperar una fe absoluta en la necesidad de la mediación de Jesús para la
salvación. Sentir claramente el dolor por la increencia de muchos de nuestros
hermanos. El hombre ha sido creado para "salvar su ánima". Hemos de recuperar las
nociones más básicas de nuestra fe católica: pecado, alma, salvación, condenación...
No podemos seguir acomodándonos a los imperativos de la cultura secular. Es
necesario recuperar la ingenuidad cristiana, sin miedo ni respetos humanos. Sentir
claramente la necesidad de la fe para la realización de los hombres en este mundo y en
el otro. El pluralismo que está metido en los "tuétanos" de esta cultura laicista ha
matado el espíritu misionero, por tanto, hemos de superar el relativismo que en el fondo
es una pérdida de fe en la mediación de Jesucristo.
b) Recuperar el fervor. Evangelizan casi exclusivamente los santos, aquellos que viven
con ardor su fe.
c) Recuperar y reforzar nuestra unidad. Una Iglesia interiormente enfrentada o dividida
no evangelizará nunca. La disgregación de la unidad en la doctrina y en la disciplina de
los sacerdotes y religiosos en los 20 primeros años del postconcilio han causado
muchos males en nuestros fieles y han debilitado la fuerza convincente de nuestra
pastoral. Hemos de desandar algunos caminos recorridos para recuperar la unidad. La
unidad de la Iglesia debe darse en la fe y también en la obediencia.
2.- Qué hacer con los que vienen a la Iglesia.
a) Mejorar todo aquello que está ordenado a la formación de la fe:4
- Cuidar la Eucaristía dominical. Preparar mejor la celebración y las homilías. Tener en
cuenta que muchos de los que tenemos delante, en nuestras celebraciones, tienen una
fe débil porque su adhesión a la verdad de la fe no se impone sobre los demás afectos
en la vida... Que la Eucaristía se convierta en la oración de los cristianos.
- Cuidar los procesos de la iniciación cristiana. El bautismo requiere siempre un
catecumenado de conversión. Es necesario marcar las diferencias: ser bautizado es vivir
para Cristo.
- Cuidar la preparación al matrimonio. Cuántos vienen a casarse y no aceptan lo que la
Iglesia predica del propio sacramento: unidad, indisolubilidad y fecundidad del
matrimonio.
b) Pedir a nuestros cristianos que, en la medida en que viven intensamente la fe cristiana
(rezan, practican, cumplen los mandamientos...), se manifiesten e influyan en la vida
social y pública. La fe requiere un ambiente cultural propicio. Los cristianos hemos de
crear una cultura compatible con nuestra fe, y que sea compatible también con el
respeto a los que no la tienen.
3.- Qué hacer con los que no vienen a la Iglesia.
Lo primero que tenemos que hacer es establecer contacto con ellos. Si no nos
encontramos con ellos poco podremos decirles. El Papa nos enseña a creer en ellos, a
mostrar respeto y estima por los agnósticos o por los no creyentes... No todo es malo en
ellos. Debemos interesarnos por ellos.
Hemos de aprovechar las celebraciones ocasionales en las que los no creyentes
vienen a la Iglesia: en la bodas y, especialmente, en los funerales. ¿Aprovechamos estas
celebraciones para hacer una acción evangelizadora? También hemos de aprovechar la
pastoral de enfermos y moribundos para ofrecer un buen servicio religioso, que suscite en
quien lo recibe y en sus familiares el acercamiento a la fe. Los santuarios, las cofradías...
también son espacios propicios para ello. Crear lazos con nuestras actitudes, nuestra
amabilidad, con lo que les decimos y con lo que no les decimos...
Toda parroquia ha de procurar equipos de visitadores. La parroquia tiene que ir a
buscar a los destinatarios del mensaje puesto que ya no basta con abrir los templos y
esperar a que vengan (ejemplos: familias encuentro, grupos alfa...). Urge una pastoral de
"caras nuevas".
También es bueno organizar en nuestras parroquias algo parecido al "Atrio de los
gentiles".
Tenemos que cambiar el "chip". Es posible cambiar la tendencia en pocos meses. Si el
clero español se propusiera convencer a la gente de que creer en Dios es la solución de
nuestros males y el camino de la salvación... ya habríamos hecho muchísimo en este
sentido. Hay que recuperar el respeto cultural por la fe y por la religión... Por la vida
cristiana.
Esta es la intención profunda del año del año de la fe: dejar de discutir sobre las
interpretaciones del Vaticano II y establecer un diálogo evangelizador con nuestro mundo.
Una pastoral de evangelización es una pastoral de la fe