Amigos. Les comparto cuatro instantáneas de la Jornada Docente de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de mi alma mater, la UCSS, en el nuevo local embrión de lo que será el deseado CAMPUS.
· A las 10 a.m., ni antes ni después, en punto. Monseñor Joaquín Martínez Valls, nuestro entrañable Padre Joaquín, un Quijote, un Francisco, un amigo-padre que nos quiere y nos regaña porque le duele en el alma la educación de los jóvenes a los que ama con pasión. No es posible que 7 de cada 10 alumnos no comprendan lo que leen (nos dijo periódico en mano, "La República", 3 de abril del 2013). La enseñanza de calidad depende de los docentes, su titulación, su entrega, su modo de enseñar…Muchas gracias por brindarnos su total acogida, su corazón de puertas abiertas. Siga adelante, que la mente está brillante, el corazón ardiente…Lo importante es el motor, ¡y a movilizarse, si se deja, le ayudaremos hasta que Dios quiera!
· Seguidamente, nuestra Decana Giuliana Contini, nos compartió una ebreve y enjundiosa reflexión del capítulo V de "El sentido religioso" de Don L. Giussani, en concordancia con la visión y misión de la UCSS. Me quedo con la imagen de las flores. La naturalidad, la sencillez, la belleza, la donación, la vida de familia, la apuesta por la obra bien hecha, el mentís a la mediocridad, la oportunidad de provocar encuentros de duración eterna.
· Se abrió un turno libre de reflexiones, vivencias, con interrogantes en espera de ser contestadas por el Dr. Gian Battista Bolis a quien vemos en atenta escucha. En lo más emocionante del encuentro tuve que partir para la Jornada de los profesores de la ODEC de Carabayllo; sentí que la UCSS se proyectaba justo en ese momento y agradecí la posibilidad de poder ausentarme y compartir mi libro sobre "El Vaticano II y el Perú, 50 años después" con unos 150 profesores. Como no me puedo bilocar, me contento con brindarles estas cuatro fotos como testimonio de gratitud al Señor que me ha dado esta vocación y misión de educar. De verdad que estoy encantado en la UCSS y en Carabayllo. Mil gracias, Monseñor Lino, colegas, alumnos, amigos.