El lunes 19 de mayo, por invitación de Pastoral Carcelaria del penal "Sarita Colonia" he pasado parte de la mañana hablando a unos 30 internos de la figura de Santo Toribio Mogrovejo, santo padre de América, forjador del Perú y defensor de los derechos humanos. El local no podía ser mejor, la capilla con Santísimo. Y, a pesar de estar pared con pared con la cancha deportiva, con los altavoces a todo volumen por el inicio de un campeonato de fútbol, elevé la voz, ellos aguzaron el oído, y resultó estupendo. Les puse el video "Huellas de Toribio" y les expuse lo más destacado de la vida y misión de nuestro infatigable misionero. Mis amigos eran peruanos, españoles y mexicanos, y todos ellos manifestaron gran interés y participaron con ganas en el conversatorio. Como nos encontramos en el mes de mayo, aproveché también para obsequiarles un díptico mariano para la práctica de las "flores a María"; de hecho, aparte de las preguntas sobre el Santo Arzobispo tuvieron que ver con la devoción a María, la identidad católica, la masonería, la religión verdadera… Cuando estábamos culminando nuestro sencillo encuentro, Meche López, responsable de la pastoral carcelaria, nos avisó de que un interno acaba de fallecer y rezamos por el eterno descanso de su alma.
La verdad es que he quedado conmovido por la miseria en la que viven. Un penal construido para unos 200 y alberga más de 3.000, terriblemente hacinados. Cuando entré en confianza con alguno de ellos y me contaba cómo viven quedé un tanto avergonzado por estar al margen y casi desconocer este submundo, en el que se malvive con la mayor de las privaciones como es la libertad. Me preguntaba qué he hecho yo para no estar allí y qué no recibieron ellos que les ha llevado a estar…Sentí que el amor de Cristo me inundaba y, a pesar de mi pobreza, quería transmitírselo totalmente. La mayoría me decía "¿cuándo vuelves?". Me encantaría volver y no quedarme en una sola visita. He sentido la llamada a organizar muy bien mi tiempo, el mundo nos necesita más de lo que pensamos. Sentí que Jesús me urgía: "Ven, bendito de mi Padre, porque estuve preso y me visitaste". Gracias, Señor, por darme tan gran oportunidad, y dame tiempo para volver.
Fotos: En la capilla (en imagen el video ofrece el corazón de santo Toribio en Santa Clara; un interno lee el "Correo Mariano"), cancha de fútbol, mi mano "sellada" para dar fe de la visita.