En la Jornada Docente programada por la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades hemos recibido la gratísima y paternal visita de Monseñor Lino Panizza, fundador y gran canciller de la UCSS. Él fue quien recibió la estimulante y fontal carta fundacional del Siervo de Dios Monseñor Luigi Giussani, fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación, quien en el 2000 acogió la petición cursada por Monseñor Lino para apoyarle en la noble misión de crear una universidad en Lima Norte. A la luz y el calor de la carta, nuestra Decana Giuliana Contini nos ha propuesto reflexionar e intercambiar experiencias sobre la misma y nos ha presentado con el profesor Manuel Vejarano una estupenda muestra sobre el tema: ¡QUÉ CORAJE SE EXIGE PARA SOSTENER LA ESPERANZA DE LOS HOMBRES! Les comparto las palabras que pude copiar de Monseñor Lino; nos ayudará a revivir este familiar encuentro en el marco celebrativo de nuestros 15 años de andadura.
Quiero animarles para que el proyecto llegue a ser obra y para ello debemos estar en proceso de construcción. La vida es algo dinámico, nada estático, y yo les animo a vivir de modo dinámico.
El Señor nos ha llamado a este proyecto a través de una grande obra y el camino no lo hace uno solo, sino en compañía, como en Emaús. Nuestra vida es una peregrinación que hacemos con Jesús. Nos encontramos con gente que desestructurada que no ve sentido a su vida y nosotros tenemos que dárselo, con respeto, ayudándoles a descubrir, experimentar el sentido de la vida.
De Don Giussani destaco que era un ALMA INQUIETA. Nunca se sintió seguro de haber llegado a la meta, estaba en búsqueda permanente, averiguando sobre el último porqué. Y esto es muy actual, porque es el problema del hombre. Cuando se estanca, cuando no busca, se acaba todo.
Esta es nuestra misión: introducir y conducir para hacer esta experiencia de la que nos habla don Giussani. Los profesores se encuentran frente a los alumnos en un contexto en el que deben ser padre y madre al timos tiempo, sobre todo cuando vemos que la familia está desestructurada y los jóvenes no saben dónde mirar.
Nos llaman a Atalaya, Tarma, Nueva Cajamarca, Huacho, Chulucanas…y la realidad es la misma. Nuestra misión es transformarnos en Cristo que hoy se pone a caminar con los jóvenes, sin asustarlos para que no tengan ningún miedo, sino que poco a poco vayan descubriendo la verdad. Sé que la tareas es difícil y que se necesita una gran identificación con este ideal y un sentido de pertenencia. Del corazón sale lo que hay en él. nadie da lo que no tiene. Hay que vivirlo. Se impone una doble tarea: hacia nosotros mismos y hacia los demás, para vivir como nos hemos propuesto en la diócesis para el 2015: la corresponsabilidad. Porque la Universidad no es de la diócesis, de Monseñor Lino, del Dr. Bolis, de la Decana…es NUESTRA. La tarea hay que llevarla en la mochila de nuestra vida.
Yo soy hijo del 68, de la revolución universitaria. Llegué al Perú hace 45 años (el 23 de mayo). En ese tiempo eran los años de la reforma, se vivía la ilusión de cambiar el mundo para hacerlo más humano. En el Perú se hicieron todas las reformas (yo vivo la séptima reforma educativa), industrial, comercial, nuevas estructuras…y no cambió nada porque no cambió la persona.
Si queremos ser reformadores debemos comenzar desde dentro. Somos chismosos y curiosos y no ayudamos a crear una gran obra sino que la destruimos.
No te dijes en lo que hacen los demás. Si el otro tira los papeles no te pido –que sería lo máximo- que los recojas, pero por lo menos no los tires.
Gracias por invitarme y mucho ánimo para seguir caminando.