sábado, 18 de febrero de 2023

MADRE MARÍA PÍABRÍGNOLE, Salesa ejemplar (Chincha 1915-2012 Ñaña)

MADRE MARÍA PÍA BRÍGNOLE, Salesa ejemplar

(Chincha 1915-2012 Ñaña)

José Antonio Benito

 

Al concluir el año del IV centenario de la muerte del santo, nos complace compartir la semblanza espiritual de una salesa peruana muerta en olor de santidad a los 96 años de edad, 24 años de superiora y 77 de vida religiosa. Dios quiera que pronto se incoe el proceso de canonización. Agradezco a las Madres María Lourdes Torres y María Isabel Quintana por los datos facilitados acerca de su vida y magisterio espiritual.

 

1.              Nacimiento e infancia. Nació el 18 de noviembre de 1915 en el distrito de Chincha Alta, Ica, Perú, en el seno de un hogar católico conformado por Don José Fernando Brígnole, de origen italiano y Doña Justina Herencia, de origen peruano. Recibió el Bautismo el 5 de octubre de 1917 en la Iglesia Parroquial de Santo Domingo, en Chincha Alta, con el nombre de Ida Gregoria Brígnole Herencia. Fue la quinta de seis hermanos: Leonor, Alfonso, Humberto, Luisa, Ida, José Fernando.

Aprendió el catecismo escuchando los repasos de sus hermanitos, y, a la edad de 4 años fue considerada apta para recibir el Pan de los Ángeles, haciendo su Primera Comunión el 21 de junio de 1919, en la Iglesia de Jesús, María y José, considerando ésta, una de las gracias más grandes de toda su vida.

Su padre tenía una hacienda de viñedos, en Alto Larán en Chincha Alta, donde se preparaba buen "Vino Brígnole". La Providencia quiso bendecir a su escogida con el sello de la Cruz, llevándose a su querida mamá, cuando ella apenas tenía dos años de edad. Ante pérdida tan sensible, su padre decidió regresar a Italia con todos sus hijos, más no tuvo tiempo, pues enfermó del corazón y antes de cumplirse un año, dejaba también este mundo para volver a la Casa del Padre.

Sin embargo, las oraciones de sus padres no podían menos que alcanzar la vocación religiosa para sus tres hijas, de las cuales, años más tarde, las dos mayores: Leonor y Luisa ingresaron en la Congregación del Buen Pastor y nuestra Ida en la Visitación. Durante su infancia, el único recuerdo que conservaba de su padre era haberlo visto sentado en un sillón, y ella, pequeñita, acercársele para recibir una caricia en la cabecita, luego, la institutriz, conocedora del estado de salud del señor Brígnole, se la llevaba.

A la muerte del Sr. Brígnole, los grandes terrenos de la familia, como ocurre cuando los hijos son pequeños, quedaron a cargo de un tío albacea, más, este, al casarse, se fue desentendiendo de los sobrinos. Años más tarde, cuando le preguntaban sobre el destino de sus terrenos familiares, respondía: "Eso hay que abandonarlo en las manos de Dios". Los seis hermanitos recibieron educación y buenos modales, mas,

¡cuánta necesidad de unos padres! El día que nuestra pequeña Ida se dio cuenta de lo que ello significaba, ya que tenía una madurez precoz, inteligencia clara y dócil... sintió mucho dolor, y elevando los ojos al cielo exclamó: "¡Señor, ¡cómo has podido hacerme esto!" y lloró... Más, la vida de la gracia ya obraba en ella, por lo que, volviéndose hacia una imagen de la Virgen le dijo: "¡Sé tú, mi Madre!". Desde entonces se estableció entre ellas una mutua correspondencia, le contaba sus asuntos y le consultaba...

Terminó sus estudios elementales como interna en el colegio de las Madres del Buen Pastor, donde su hermana mayor, Leonor, trabajaba de maestra, a la cual, pagaban como sueldo la estancia y educación de sus dos hermanitas menores: Luisa y nuestra Ida.

 

2. Su Vocación "Olvida tu pueblo y la casa paterna" (Sal 44) Desde niña quiso ser misionera, más el Divino Esposo, le hizo sentir su voz, llamándola a la vida de clausura. Una de las Madres del Buen Pastor le obsequió una estampa de nuestra Hermana Benigna Consolata Ferrero, en ese momento sintió el llamado de Dios: "¡Aquí es donde voy a entrar!".

Siendo ya religiosa, una novicia le preguntó: ¿Cómo descubrió que ésta era su vocación?, y le respondió: "Antes de entrar, vi la cruz..." refiriéndose a la que llevamos en el pecho.

Acompañada de su hermana Luisa, vino al locutorio de la Visitación de Lima. La Superiora, señalando a su hermana Luisa, dijo: "¡Esta me gusta más!", a cuya invitación, Luisa respondió: "No, Madre, yo ya estoy comprometida con las Madres del Buen Pastor". Luisa ingresó más tarde con las Madres del Buen Pastor, recibiendo el nombre de Hermana María Angélica, muriendo a los 26 años de edad, en olor de santidad. Personas que la conocieron decían: "¡Tenía algo que transparentaba una gran pureza!", "¡Qué virtuosa era!". Fue permisión divina: la joven novicia, se ofreció a cuidar a una Hermana enferma sin saber que tenía tisis, contagiándose a su vez. La Superiora envió a la joven novicia a Bolivia, para mejorar su salud, más regresó peor... Celebraron su Profesión in artículo mortis. En poco tiempo completó su carrera, y su alma voló al cielo, liberada ya de las ataduras terrenas... Cuando le preguntaban a nuestra Madre María Pía acerca de ello, respondía: "Fue Voluntad de Dios".

Volviendo a nuestro relato, a pesar que nuestra Ida y Luisa habían prometido nunca separarse, la hora de Dios había llegado y tuvieron que hacer el sacrificio de la separación. Ingresó a nuestro Monasterio de la Visitación en Lima, el 21 de noviembre de 1933, día de la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo, es decir, tres días después de cumplir los 18 años de edad. Fue recibida por nuestra Madre Teresa de Sales Reyna.

Desde su ingreso hasta la toma de santo Hábito, pasaron seis meses, durante los cuales, nuestras Madres antiguas dejaron relatada su impresión: "Madurez, humildad, equilibrio y docilidad". En pocas palabras, una Hermana muy completa. Su Superiora dijo: "Tiene 18 años de edad, pero presenta una madurez de 50", dando gracias al Cielo.

Vivió la espiritualidad de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón, que estaba arraigada en la Comunidad ¿No habíamos sido fundadas para reparar Aquél  Corazón ultrajado? ¿No fue desde temprana edad, devota de la Santa Eucaristía?

Tomó el santo Hábito el 21 de mayo de 1934, recibiendo el nombre de "María Pía", en memoria de nuestra Madre Fundadora, María Pía Benavente. Su Fiesta fue el 21 de agosto, día de S. S. Pío X, quien dio permiso para que los niños recibieran la Primera Comunión. Hizo su Profesión temporal el 22 de mayo de 1935 y su Profesión solemne el 22 de mayo de 1938.

Nuestra profesa se entregó de lleno a los trabajos comunitarios. Fue Maestra de Novicias y Superiora. Fue elegida Madre Federal de la Federación Chile–Perú, el 6 de febrero de 1978. Fue muy respetuosa de las Pequeñas Costumbres de cada Monasterio que visitaba.

 

3.      Su camino espiritual

Su camino espiritual fue sencillo: ser dócil, seguir con fidelidad la obediencia, ser siempre humilde. Después de su santa muerte, se encontraron muy pocos escritos suyos, solo 10 hojitas de libreta, entre ellas, las resoluciones de sus Ejercicios de 1946: "Mirar siempre a nuestras Hermanas en el pecho del Salvador. Por consiguiente: gran amor y respeto mutuo. Al rectificar la intención para las recreaciones y Juntas, implorar una gracia especial de dilección, para olvidarme de mi misma y soportar, excusar y servir a todas y cada una con el anonadamiento de la esclava que sirve a su Señor." Su fidelidad en ese trabajo espiritual la convirtió en una verdadera Madre con todas, en toda la extensión de la palabra.

Fue Superiora un total de 24 años, coincidencia Providencial con nuestra Madre Fundadora María Pía Benavente. Se distinguió por su buen trato, su espíritu caritativo con cada Hermana; hasta sus bromas llevaban el sello del buen gusto y la cordialidad. En las recreaciones se expansionaba con un carácter maternal, gozaba de la compañía de sus Hermanas. La vida comunitaria fue su centro. Su buena memoria, su serena inteligencia dirigida, le permitían recordar y mantener las observancias sin equivocaciones. Aún, en sus últimos años, todas las que le consultábamos salíamos con la seguridad de estar en lo cierto.

Tuvo el Don de consejo y fue Madre espiritual de algunos Sacerdotes; los trataba con respeto y suavidad. Todos quedaban muy edificados.

 

4.      Sus principales devociones

Tuvo, un profundo amor filial a la Santísima Virgen, en toda ocasión recurría a Ella, con la confianza de una hija para con su Madre. Inscribió a nuestra Comunidad en el Movimiento Sacerdotal Mariano. También fue grande su devoción al Corazón de Jesús y la Santa Eucaristía. En el altar de la Iglesia exterior de nuestro Monasterio de Ñaña, teníamos una hermosa imagen de la Virgen de Fátima, que hoy se encuentra en la Sala de Comunidad. Nuestra Madre, luego de serenas reflexiones la cambió por el "Munus Suavissimum", al celebrarse el Tercer Centenario de la visión. Hizo arreglar un oratorio para poder tener al Santísimo dentro de clausura, poniéndole el nombre de "Cenáculo". Tenía gran confianza en la Divina Providencia y siendo Superiora rezaba cada día:

"Providencia de Dios, proveednos, Jesús, María y José, socorrednos" Tuvo un atractivo particular para meditar la Pasión de Nuestro Señor, especialmente la coronación de espinas y las Santas Llagas; al contemplar al Ecce Homo, exclamaba: "Madre mía, pídale perdón por mí, ¡mire cómo lo he puesto!". A San José, a quien nombró Promotor de nuestras vocaciones, otra coincidencia con nuestra Madre Fundadora María Pía, quien nombró a San José Tutor de nuestra Comunidad. Juntamente con nuestra Hermana externa Ana María, trabajó en el restablecimiento de la Cofradía del Santísimo Niño Jesús de Praga en

nuestro Monasterio. Al Santo Ángel de la Guarda.

 

5.      Sus últimos años

Varios detalles de su vida fueron conocidos solo por nuestras Hermanas que ya han partido a la eternidad. A los 70 años de edad, sufrió una fractura de cadera, sumada a los problemas de columna que le aparecieron poco a poco después de los trabajos del traslado de nuestro Monasterio de Lima a Ñaña, escoliosis bien

pronunciada. Durante la edificación de nuestro Monasterio, colaboraron cargando piedras pesadas y cosas de construcción.

A los 92 años de edad, sufrió una fractura de fémur seguida de una operación donde le pusieron 16 tornillos, quedando definitivamente postrada en la Enfermería. Allí, continuó edificándonos con su humildad, obediencia y abandono a la voluntad de Dios. Siempre estaba alegre y nos hacía pasar momentos muy amenos, cantando canciones uy graciosas que se acordaba de su niñez. Estando postrada, al oír la campana que llamaba a la oración, se hacía la señal de la cruz entre dormida y despierta, como si estuviera levantando al empezar el día. Más adelante, en un pequeño accidente se le rompió el ligamento de un miembro inferior. Los médicos no encontraban la causa de tan grandes dolores, mas, al cabo de seis días, un médico amigo de la Comunidad se dio cuenta de lo sucedido y decidió aplicar yeso. En 1935, nuestra Hermana Rosa Margarita Dioses, en vísperas de su partida a la Casa del Padre, le había confiado: "Va a tener una cruz bien larga".

Sobrevivió a todos sus hermanos: el primero en fallecer fue Humberto que murió joven en un accidente, luego José, en un accidente de tránsito, dejando su esposa y dos hijas pequeñas; luego su hermano Alfonso, ya de edad, dejando familia; luego, de avanzada edad, su hermana Leonor, religiosa del Buen Pastor, que recibió el nombre de María de Sales y fue muy estimada en su Congregación, dejando buena edificación.

6. Su santa muerte"Dios mío, yo me uno para siempre a Vos" Se dio cuenta que el médico decía que no viviría mucho tiempo, pues tenía neumonía, y dijo: "Prepáreme en mi corazón para recibir a mi Jesús". Vivió 7 meses más; tres días antes de morir quedó como dormida. Nuestra Comunidad rezaba en torno suyo la recomendación del alma, la coronilla de la Misericordia, el santo Rosario. Al finalizar el quinto Misterio doloroso, besó la Llaga del Costado del Crucifijo, bendecido por el Papa, ganando la Indulgencia plenaria y su hermosa alma regresó a la casa del Padre; era el viernes 19 de octubre de 2012. Tenía 96 años de edad y 77 de Profesión religiosa. Su entierro fue el 21 de octubre, "Día Mundial de las Misiones", fecha que nos recuerda cómo las misiones reciben su influjo de la vida visitandina vivida según la inspiración que Dios hizo a nuestro Santo Fundador.

FLORECILLAS Y ENSEÑANZAS RECOGIDAS POR SU HERMANAS.

Amor a Dios: "Lo que llena el alma es el amor a Jesús, la adoración y la alabanza" -El amor de Dios, ¿el que Dios me tiene o el que yo le tengo?- "Los dos. Del amor que Dios le tiene, está segura, Él siempre la amará. Estoy segura del amor de Jesús. Yo debo estar segura de que amo a Jesús por mis obras; si yo digo que amo a Jesús y no hago lo que Él quiere, entonces no lo amo de verdad, debo estar segura de que lo amo por mis obras. Otra cosa que llena el alma es el agradecimiento, ver su misericordia y agradecerle todas las que Él tiene para conmigo"

Confianza en Dios

Una Hermana le dijo: Pido a Dios que Ud. no sufra. Respondió: "Eso no, sino que me mantenga en disposición de confianza, de amor. Confianza de una hija con su padre".

 

Amor a la Santísima Virgen. "La Santísima Virgen, Ella me trajo, yo sin Ella no puedo nada, con Ella lo puedo todo". Siendo Superiora, tuvo la inspiración de poner la imagen de la Nuestra Señora de Lourdes que está en el escritorio de la Salita, mirando hacia la puerta: "La he puesto así para que la Santísima Virgen las reciba cuando entren".

Caridad con el prójimo "El afecto a una Hermana es recto y ordenado según la caridad. La Regla es el amor de Dios, siempre. Que el afecto a una Hermana no sobrepase la Regla". "Así como Dios nos soporta como somos porque nos conoce, y no solo nos soporta sino que nos alienta, nos anima, así nosotros tenemos que saber soportar al prójimo. Somos apretados para los demás y flojos para nosotros"

 

Profunda humildad. Cuando una Hermana estaba contrariada, la iba a buscar y le decía: "Hijita mía, ¿por qué está seria? "No se disculpe nunca, aunque le dijeran algo que no ha hecho, porque le sirve para reparar las faltas que, aunque no ha cometido ahora, sí cometió antes. Quédese tranquila, y si nuestra Madre le pregunta, entonces sencillamente se dice la verdad, y si no, calladita"

 

Obediencia y Pobreza En cierta ocasión una novicia le preguntó cómo hacía para entrar en la intención de la obediencia, y respondió: "Cuando mi Maestra me daba una obediencia, y al momento de ejecutarla, me venía al pensamiento que sería mejor hacerlo de otra manera... inmediatamente me rectificaba y lo ejecutaba como mi Maestra me había indicado. Luego, cuando tenía ocasión de verla le decía lo que había pasado. Nos inculcaba la santa pobreza diciéndonos que debíamos trabajar con nuestras propias manos para ayudar al sostenimiento económico de la comunidad.

Voluntad de Dios "Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera. ¡Cuánta tranquilidad da a la conciencia este: lo que Dios quiera! Cuando me vaya al cielo, más que nunca estaré cerca y me haré sentir. No le responderé cuando me llame, pero me haré sentir por los hechos. me haré sentir cerca si Dios lo permite, porque cuando muera, más que nunca ya no tendré

Santidad. "¡Santa vejez, santa vejez! La vejez es todo un aprendizaje, un enriquecimiento, hay que saber aprovecharla. Porque hay que ofrecer más al Señor. En fin, vamos caminando, caminando. Toda mi confianza está en la Santísima Virgen María, sino, ¡qué sería de mí!"

"Cuando el Señor pide algo, da todo; pero cuando una se está midiendo en darle lo que pide, entonces dice: entiéndetelas".

Sencillez Una joven profesa le preguntó cómo hacía para no ponerse nerviosa en presencia de los Sacerdotes. Le dijo: "Hay que respirar, ponerse serena, y luego tratarlos con respeto".

Confió a una Hermana: "Yo no cuento mis cosas, salvo si tuviera una necesidad. Estoy en paz, todo se lo dejo a Dios y yo quedo así en paz. No quiero pensar y dar vueltas y vueltas a las cosas que ya pasaron, eso trae intranquilidad, ¿para qué?, mejor estar en paz".

"La sencillez es una virtud que consiste en no ocultar nada a Dios, a Jesús a la Virgen y a nuestros Superiores, ni lo malo ni lo bueno que pueda ayudarnos a avanzar en la santidad. Lo malo nos ayuda a conocernos a nosotras mismas".

 

Observancia "Ser fiel en las cosas pequeñas es importantísimo, porque así el alma se habitúa a escuchar a Dios, y a medida que le vamos dando, el Señor nos va exigiendo cada vez más... y así se adelanta; el que no adelanta se atrasa en la vida espiritual. Siempre es más difícil empezar nuevamente que esforzarse en el primer momento en que la gracia nos pide algo".

"Nosotras sigamos a nuestros Santos Fundadores, su doctrina es segura. No dejemos lo que tenemos por otra cosa que es incierta".

"La Visitación se gloría de subyugar las almas de carácter fuerte"

"Es necesario tener un cierto dominio de sí misma para ser fieles y no cambiar las cosas"

 

Generosidad. Un año, nuestra Hermana de la cocina salió de Reina. Nuestra Madre María Pía sabía que nuestra Hermana era pedigüeña, sin embargo, le hace una oferta: "Pida todo lo que quiera...". ¿Y qué pidió? - Pedí muchas cosas, entre ellas unas chivitas para la huerta, y me lo dio todo.

De su regreso de una reunión de Superioras, en Colombia, trajo un excelente juego de vajillas. Apenas empezado el estreno de aquellos colosos, nuestra Madre pidió los devolvieran a la Salita. Nuestra Hermana de la cocina esperaba el momento que le fuesen devueltos, más, ya no fue posible: un Sacerdote estaba en el Locutorio, empezaba una Fundación y carecía de lo indispensable... nuestra Madre se los obsequió. Socorría a los Sacerdotes, más, de estas obras caritativas, solo respondía: "Son Sacerdotes" .Enseñaba a sus novicias: "En los trabajos comunitarios, procuren, en cuanto se pueda, coger lo que sea más difícil y pesado, para aliviar a las demás"

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