jueves, 30 de noviembre de 2023

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR. FIESTA DEL 29 DE NOVIEMBRE

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR. FIESTA DEL 29 DE NOVIEMBRE

Javier Burrieza Sánchez. Universidad de Valladolid

 

Una de las vistas de mayor belleza de la provincia de Valladolid es divisar Torrelobatón cuando se está a punto de pasar por la cercana localidad de San Pelayo, viniendo desde el monasterio de La Santa Espina.

Como no podía ser de otra forma, la villa viene definida por la fuerte silueta de su castillo de raigambre comunera y por sus iglesias, la de San Pedro ya derrumbada, y la de Santa María, en pleno funcionamiento pastoral como parroquia. La fábrica y ruinas de la primera impresionan desde el camino de entrada y según he podido conocer, su primer derrumbe ocurrió en medio de una tormenta de una tarde del verano de 1933, cuando "un rayo acabó con aquella espadaña asomada a la arboleda del Hornija". En la segunda, la mencionada de Santa María, recibió las aguas bautismales, un 5 de septiembre de 1711, tras haber nacido el 21 de agosto , un niño que era hijo del secretario del Ayuntamiento y que desde ese momento fue llamado Bernardo Francisco, Bernardo Francisco de Hoyos.

Quizás este personaje del siglo XVIII, que vivió tan sólo veinticuatro años y que murió tras haber puesto en marcha toda una campaña de expansión de una nueva devoción en España, la del Sagrado Corazón de Jesús, se ha convertido en uno de los aspectos más importantes de la historia de la localidad, por encima de los comuneros —que tienen en su castillo un Centro de Interpretación— o de la propaganda, ya mítica, que a esta villa y su fortaleza proporcionó la película que el estadounidense Anthony Mann dirigió sobre "El Cid" y que protagonizaron Charlton Heston y Sofía Loren. En aquel "film" llegaron a intervenir como extras trescientos cincuenta vecinos de Torrelobatón. Cuando el coche en el que viajamos entra en la localidad, pasando la ermita del Cristo de las Angustias, entonces podemos leer que aquella es la villa del "beato padre Hoyos", título con el que este jesuita fue inscrito en una ceremonia solemne ocurrida en Valladolid, un 18 de abril de 2010. Unos meses antes, los vecinos de Torrelobatón y su Corporación municipal le habían reconocido como "hijo predilecto", en el salón de plenos de su Ayuntamiento y delante de la casa que le vio nacer hace tres siglos. Tras haberse restaurado y ya abierto esta casa natal, y esperando que un nuevo signo permite alcanzar la decisión de la canonización de este jesuita,  tenemos los esfuerzos permanentes de su vicepostulador, el padre Ernesto Postigo, y de la Asociación de Amigos Padre Hoyos.

Los autores clásicos que contaban la vida de alguien ilustre, especialmente distinguido por sus virtudes, ponían énfasis en resaltar sus orígenes familiares. En la de Bernardo Francisco de Hoyos de Torrelobatón no había nobles. A su padre hoy le denominaríamos con la consideración de "funcionario", por ser secretario del Ayuntamiento. Su madre, Francisca de Seña, era definida por su "genio varonil", lo que equivalía a decir que contaba con las virtudes atribuidas a los hombres. Eso, en el siglo XVIII —todavía no paritario aunque con avances en la percepción y la educación de la mujer— se consideraba un beneficio. Con todo, en el día de la muerte de su padre, el Ayuntamiento de Torrelobatón alabó la gestión e integridad de don Manuel de Hoyos. El escritor José Cassani, un jesuita "ilustrado" que se encuentra entre los primeros académicos de la Lengua, criticaba estos "realces inútiles" de los antecedentes nobiliarios de las familias: "los santos sólo conocen por Padre a Dios, y no aprecian ni buscan más patria que la del Cielo". La patria, aunque fuese local, tampoco era inútil —como ocurre actualmente—, aunque algunos la presentasen como un mérito más, no solamente para el santo sino también para aquellos que compartían el paisanaje.

Los hagiógrafos resaltaban el embarazo —casi siempre providencial— y el parto, la infancia y sus juegos, pues todo conducía a una futura vida ejemplar. Narraban que permaneciendo todavía en Torrelobatón, en un popular baile familiar, el niño Bernardo entró en la sala llevando un libro en sus manos. Se subió a un taburete e imitando a los misioneros populares, que eran auténticos personajes reconocidos en aquella sociedad del siglo XVIII, comenzó a leer en un tono solemne, dentro del mencionado libro, un pasaje que había encontrado contra los bailes. Y es que eran éstas una de las costumbres que más combatían los misioneros populares en sus trabajos. Una vez que aquel niño terminó en su proclama, el baile cesó. Eran los juegos que enseñaban a hacer un santo tal y como se concebía en aquel siglo.

Bernardo tenía que estudiar más allá de las primeras letras y eso no lo podía hacer en Torrelobatón, a lo que se unieron las dificultades familiares para darle licencia de ingreso en la Compañía de Jesús tras la muerte de su padre e incluso un viaje inesperado que hizo a la Corte madrileña. Desde 1726, las localidades jesuíticas de Villagarcía, Medina del Campo y Valladolid serían los escenarios de su corta e inquieta existencia consiguiendo ser sacerdote de la Compañía de Jesús meses antes de su muerte. Torrelobatón, quizás, no se volvió a divisar en su horizonte vital, aunque seguramente siempre recordó la silueta legendaria de su castillo, propia de los juegos y la imaginación de cualquier niño, aunque éste fuese santo. Hoy le recordamos en su fiesta, 29 de noviembre, pues en este día de 1735 murió en el Colegio de San Ignacio de Valladolid, hoy Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián. La búsqueda de sus restos permiten ilustrar episodios un tanto misteriosos y aventureros. Pero eso lo dejamos para otro día... los más interesante es encontrar en este joven jesuita a un emprendedor, fiado y empeñado en las cosas de Dios, sin límites, siempre sin límites, como sucede con el amor, el amor del Corazón de Jesús.

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lunes, 27 de noviembre de 2023

MENDONÇA, José Tolentino Pequeña teología de la lentitud

MENDONÇA, José Tolentino Pequeña teología de la lentitud, Barcelona: Fragmenta Editorial, 2017, 74 pp

 

Me sorprendió su título entre cientos de libros, me atrapó desde el inicio y me lo compré, leyéndolo de un tirón en el avión. ¡Qué libro tan grande a pesar de sus 70 páginas! ¡Qué profundidad a pesar de su aparente sencillez! He vuelto a releerlo al saber que su autor ha visitado al Perú, tras su nombramiento como cardenal de la Iglesia y su responsabilidad al frente del dicasterio para la Cultura y Educación en el Vaticano; junto a Mons. R. Prevost y Mons. J. Moliné fue investido como doctor honoris causa por la USAT de Chiclayo, que celebra los 25 años de su creación.

Me resulta como el Kempis de la serenidad e interioridad. El manual del freno espiritual ante la vida galopante. Hay muchos momentos en la vida que necesitan ser vividos con lentitud. Hoy las prisas nos devoran. El ritmo de lo cotidiano es frenético: hacer y más hacer. Perdemos de vista y nos desorientamos cuando no sabemos frenar, mirar atrás y reconocer que ante todo somos criaturas de Dios con un deseo inmenso de ser felices. Perdemos el arte de la vida. Por eso, este libro te puede ayudar a recuperar un poco ese «caminar lento» para saborear los pasos, los márgenes, los rincones de tu vida. A través del agradecimiento, del perdón, de la espera, del cuidado, de contemplar y habitar la vida, de la perseverancia, de la compasión, de la alegría, del morir, del deseo… se va haciendo un viaje hacia el interior de uno mismo, descubriendo ahí la gracia de Dios. Después de todo, somos invitados a entrar en la lentitud, en el ritmo y en los tiempos de Dios, para sacarle el máximo provecho a la vida: lo que nos conecta con nosotros mismos, con Dios y con los otros; y lo que nos vitaliza, nutre y regenera.

Merece la pena considerar sus 17 epígrafes que comienzan con "el arte de": la lentitud, lo inacabado, agradecer lo que no nos dan, , perdón, esperar, cuidad, habitar, contemplar la vida, perseverancia, comprensión, la alegría, encuentro de lo que se pierde, felicidad, la gratitud, escuchar nuestro deseo, morir, no saber.

Comparte de la obra de Milan Kundera, La lentitud sus palabras: "Cuando lascosas suceden con tal rapidez, nadie puede estar seguro de nada, de nada en absoluto, ni siquiera de sí mismo". La prisa nos condena al olvido pues "pasamos por las cosas sin habitarlas, hablamos con los demás sin escucharlos, acumulamos información que no llegaremos a profundizar" (p.9).

La verdad que su lectura me ha tocado como algunas ya clásicas como la de El Principito y te deja con ganas de ser mejor, de ser más, de SER. Todos buscamos la felicidad, la alegría. Me encanta su bienaventuranza: "¡Bienaventurados los que viven una historia y la pueden contar. Bienaventurados los que cultivan flores, pero interrumpen su labor ante ellas, disponibles y extasiados" (p.48).

«La alegría no se reduce a una forma de bienestar o a un consuelo emocional, aunque se puede traducir también de ese modo. La alegría, fundamentalmente, es una expresión profunda del ser: en bondad, en verdad, en belleza. Constituye una expansión personalísima de sí mismo. No hay dos alegrías iguales, como no hay dos llantos iguales. La alegría es singular. A pesar de tener una expresión física, conserva su naturaleza eminentemente espiritual. Hay quien se refiere a ella como un "estremecimiento", ya que, de la misma manera el tallo se estremece con la brisa o la alteración de la luz, nos recogemos en el silencioso y sorprendente estremecimiento de la vida. podemos decir que la alegría es una grafía del espíritu que nos acerca al milagro y que se traduce tanto en quietud como en risa, tanto en silencio como en canto, tanto en la presencia misma como en un entusiasmo compartido» (p. 49).

Entre los hermosos cuentos que inserta, les comparto el de Martin Buber y que me resulta conmovedor: "Mi abuelo era paralítico. Un a vez le pidieron que relatase una historia de su maestro. Entonces contó cómo su maestro Baalschem solía saltar y danzar durante la oración. Mi abuelo se puso en pie y continuó su relato, y el relato lo arrebató de tal manera que se vio obligado a mostrar, saltando y danzando, cómo lo había hecho su maestro. Desde aquella hora quedó curado" p.53

Su lectura es una invitación provocativa a ¡terminar con las prisas cuanto antes! para sorber y vivir con intensidad y fruición el momento eterno del presente.

Datos sobre el autor:

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Tolentino_de_Mendon%C3%A7a

https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2022-09/cardenal-tolentino-prefecto-dicasterio-cultura-educacion-vatican.html

 

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domingo, 26 de noviembre de 2023

PADRE CARLOS S. POZZO EN LA FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA 2023

PADRE CARLOS S. POZZO EN LA FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA 2023

 

En el Auditorio: Pilar Dughi, este Viernes 24/11/23 - 17:00 a 17:45 h, tuvo lugar la presentación del libro P. Carlos S. Pozzo, SJ EL JESUITA DE LOS POBRES. ¡Coraje, gratuidad y gozo! (Universidad Católica de Santa María, Arequipa, 173  pp) en el que intervinieron Tania Miletich Spallarossa, sobrina nieta del P. Carlos, y el autor de la obra José Antonio Benito, en acto organizado por el Fondo Editorial, Universidad Católica de Santa María en la persona de su director Rubén Eloy Collazos Romero. Debido al viaje a Italia de la familia del P. Pozzo, fue Sor Gloria Turpo Umpire, religiosa de las Hermanas del Cardenal Sancha y muy cercana al P. Carlos, quien leyó el texto preparado por Tania y quien además nos compartió su entrañable testimonio acerca del carisma del Fundador de CIRCA. Tras las palabras de la Cámara del Libro y organizadores del evento, se leyó el texto que les comparto a continuación.

 

TANIA MILETICH SPALLAROSSA

Buenas tardes a cada uno de los presentes, y un saludo especial a quienes conocieron a mi tío, el padre Carlos.

Siento mucho no estar con ustedes. He tenido que viajar fuera del país. Estoy en Bogliasco, la tierra donde nacieron mis abuelos y mi tío abuelo el padre Pozzo. En este viaje visitaremos también el santuario de la Madonna de la Guardia, virgen que veneraba mucho mi tío y mi familia. En este santuario la virgen se le apareció a un pastor. Y su imagen se vio siempre en casas de nuestra familia.

Recuerdo a mi tío de pequeña, cuando venía a Lima a casa de mi abuelo, su hermano. Que alegría verlo llegar, se echaba en la alfombra con sus sobrinos nietos, siempre cercano y con una sonrisa a los niños en especial. Muy bromista, era la alegría de la casa y de la mesa.

Recuerdo que de niña me llamaban la atención sus zapatos viejos y empolvados.

Una vez le pregunté a mi madre por qué el tío no tenía mejores zapatos. A lo que sonrió y con ternura me contó que mi abuelo le había regalado en más de una ocasión dinero para comprarse unos nuevos, y que mi tío agradecía y luego el dinero lo compartía con los más necesitados. Que lo invitaba a Lima y le mandaba dinero a su hermano para que venga cómodamente en avión. Y que mi tío le agradecía y aceptaba y más bien luego les contaba que en realidad vino y se fue "tirando dedo" a camiones de la carretera, con buenos hombres que le dieron uno o algunos aventones. Todo para seguir compartiendo con quién más lo necesitaba. Así era el, así de humilde.

También recuerdo cuando murió su hermano, mi tío, el padre Vittorio Spallarossa, muy querido también en la iglesia de La Punta. Le pedimos al tío Carlos que venga para el funeral, para estar con la familia. Vino. Nos invitaron a acudir al que fue el cuarto de mi tío Vittorio en la iglesia. Y fuimos con él. La señora que nos atendió nos dijo si queríamos algo. Y mi primo y yo cogimos algunas estampitas o un par de rosarios suyos para tener de cerca un recuerdo suyo. Cosas sencillas. Sin embargo mi tío Carlos no se llevó nada, no quiso a pesar de la insistencia. No tendría nada de malo, al contrario, pero eso me llevo a entender un poco más su desapego hacia lo material. No era necesario para él , el llevaba a su hermano en su corazón y eso le bastaba.

Gracias a José Antonio de Benito por recopilar por años tanta información, y dar vida a este libro, tremendo logro. Los libros y la historia que transmiten permiten que no olvidemos, y aquí tenemos ejemplares que ayudarán no a qué se sepa quién fue mi tío, porque él nunca tuvo afán de ser protagonista, pero si a que se recuerde que con mucho trabajo, y confiando en Dios y en la "divina providencia" como él decía, se puede llegar muy lejos.

Gracias a todos aquellos que seguirán continuando la obra que el empezó algún día , y que debe continuar, como fue su deseo más profundo.

JOSÉ ANTONIO BENITO

Muy buenas tardes. Nos encontramos a pocos metros de la Casa que acogió al protagonista de nuestro libro P. Carlos S. Pozzo cuando ingresó  como novicio a la SJ y la que sirvió también para despedirle para el Cielo, después de una paciente y ejemplar enfermedad. Agradezco por su presencia, al igual que a los organizadores y a quienes me acompañan en la mesa.

Gozoso de ver publicado el libro y poder presentarlo en la Feria del Libro de Arequipa en el que se agotaron los ejemplares y ahora en Lima, les comparto lo que pensé como prólogo pero que no se llegó a publicar. Agradezco a Rubén Collazos, responsable de la edición, desde el Fon do Editorial de la UCSM, así como a toda CIRCA, en especial a Percy Choque quien nos comparte todo su archivo fotográfico y quien ha apoyado para que el libro vea la luz. Bendiciones y bienvenidas sugerencias y nuevas anécdotas para enriquecer una próxima edición

¡Sto lat! ¡Qué vivas cien años! Es la canción tradicional que cantan los polacos en sus cumpleaños y que tantas veces le cantamos al inolvidable San Juan Pablo II. ¡Cien años son los que celebramos por la vida del P. Carlos S. Pozzo[1] desde que abrió los ojos en el apacible pueblo de Bogliasco, Génova, de su patria Italia, y diez de su partida para el Cielo, desde su querida patria de adopción, el Perú!

 

CIRCA me solicitó el presente libro y lo acepté con respeto y cariño, aun a sabiendas de la dificultad de la empresa. Se trataba de presentar la biografía más completa posible del fundador de CIRCA. En realidad, desde que le conocí en 1994, quedé tan cautivado por tan fascinante persona, que fui anotando sus dichos, mensajes ¡y hasta sus bromas! De modo más sistemático, continué la tarea hace cinco años con la recopilación de todos los papeles posibles en sus escritos como los del periódico "El Destape", entrevistas a cientos de conocidos (jesuitas y de CIRCA, especialmente) y familiares; hurgué en los archivos a mi alcance como el de CIRCA, Archivo Arzobispal de Lima, Archivo General de la Nación (sección "Inmigrantes"); puse en orden mis propios apuntes de cuando traté al propio Padre Pozzo en entrevistas personales, reuniones…

 

Al redactar este texto, veo, sin embargo, que su historia interminable apenas si la he comenzado. Siento que su torrente de vida se me escapa; que la dilatada obra socioeducativa y religiosa de CIRCA es inabarcable. Presento con sencillez lo que logrado hasta la fecha con el ánimo de que lo vean como un libro abierto dispuesto a ser "corregido y aumentado" en una deseable pronta segunda edición. Agradezco los cientos de testimonios, de los que tan sólo seleccionamos algunos. Sí les adelanto que, en el formidable rompecabezas que constituyen los cientos de testimonios, se forma como en agradable caleidoscopio la imagen de un enamorado de Cristo, de un luchador de la fe, de un jesuita a carta cabal, un genovés arequipeñizado, un "toro bravo" de los mansos de  corazón del Evangelio, un gigante de la caridad "en salida", un comunicador gozoso del Evangelio, un apóstol de las periferias al estilo del Papa Francisco, un soñador realista que circundó la Blanca Ciudad de familias críticas y creadoras, un sonriente obrero de zapatos empolvados que se fió de Dios, escuchó la voz del pueblo, y con María en el corazón hizo de su vida un auténtico Magníficat. Al estructurar el libro quise dividirla en vida y obra, pero están tan unidas que me parece imposible escribir algo sobre el PP donde no esté CIRCA o sobre CIRCA sin el PP. De momento, queda así.

 

 

Y lo que quiero recalcar para concluir es que ha sabido crear continuidad dejando de ser imprescindible. Él era muy consciente de que era un instrumento en manos del Señor. Se dejaba interpelar por Él en la oración permanente, dialogaba con sus superiores para discernir, escuchaba a los miembros de CIRCA, se convertía en su voz, les daba el protagonismo en la organización en la acción. Por eso, al enfermar y no poder estar al frente, CIRCA continuó como continúa en este momento.

 

Era frecuente, al contemplar obra tan colosal, que quien más quien menos se preguntase por su continuidad, especialmente tras el retiro o la muerte de su Fundador. Y hasta se deshojaban margaritas si "pasaría" a la Compañía de Jesús, al Arzobispado…El propio Padre Pozzo oraba, consultaba; sus superiores, sus próximos y hasta su "millón de amigos" se formulaba la cuestión. Yo mismo, como portavoz de tales inquietudes, se lo pregunté en un programa televisivo –creo que el único que admitió- de Jn 19: "Padre Pozzo, ¿y qué pasará con CIRCA cuando usted muera?". Y recuerdo que, sin titubear, totalmente seguro y con una sonrisa un tanto pícara, me respondió: "¡Dios no muere nunca!". Y yo casi no supe continuar, porque me quedé con ganas de decir: "Suficiente, Padre, no necesitamos nada más, mil gracias y que el Señor le bendiga a usted y a CIRCA por siempre". Porque su respuesta equivalía a decir, CIRCA comenzó a vivir porque Dios lo quiso, a través de la obediencia a mi Superior y escuchando la voz de los pobladores de Alto Selva Alegre; continuó por deseo de la Divina Providencia, a través de lo que le iba suscitando y discerniendo en la consulta permanente con los circulistas y sus superiores; y continuará hasta que Dios quiera porque Él no muere nunca. Espero que esta lectura les anime a escribir su propia anécdota, su vivencia y logremos la ansiada biografía completa de nuestro querido Padre Carlos.

 



[1] Al mencionar tantas veces el nombre P. Carlos Spallarossa Pozzo, S.J. preferimos abreviar como PP Padre Pozzo).

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sábado, 18 de noviembre de 2023

SOR MARÍA CANDELARIA DEL CORAZÓN DE JESÚS BÉJAR MEDINA

SOR MARÍA CANDELARIA DEL CORAZÓN DE JESÚS BÉJAR MEDINA


El día de ayer, con gran júbilo, la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ayacucho en la persona del Lic. Carlos Condori Castillo, ha reconocido como personalidad meritoria a nuestra ilustre religiosa clarisa SOR MARÍA CANDELARIA DEL CORAZÓN DE JESÚS BÉJAR MEDINA, cronista de nuestro Monasterio de Santa Clara de la Concepción de Huamanga. He aquí el discurso pronunciado por mi persona para este magno evento:

TE DEUM LAUDAMUS!

TE DOMINUM CONFITEMUR!

¡A TI, OH DIOS, TE ALABAMOS!

¡A TI, SEÑOR, TE RECONOCEMOS!

Sr. Director de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ayacucho.

Distinguidas autoridades presentes.

Querido público asistente.

Inicio recitando este antiguo himno de acción de gracias al Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente Creador, al Dios que se la revelado y se ha hecho hombre en la imagen de Jesús Nazareno, Rey de Huamanga y de nuestros corazones.

Como Capellán de este templo y monasterio, joya y relicario del barroco huamanguino, y como responsable de la Comisión Arquidiocesana de Bienes Culturales, tengo el gran honor de dirigirles estas palabras en nombre de toda la comunidad religiosa aquí congregada.

Huamanga es una tierra rica en historia y tradiciones, el Divino Nazareno es testigo de los hechos trascendentales, ocurridos en nuestra Iglesia Ayacuchana a lo largo de sus 400 años de creación.

Nuestro Monasterio de Santa Clara de la Concepción desde el 16 de mayo de 1568, fecha de su fundación, guarda en su interior hermosas tradiciones que han sido custodiadas, de generación en generación, por nuestras religiosas clarisas; así, pues, tenemos los hermosos testimonios acerca de la vida y obras de Don Antonio de Oré y Doña Luisa Díaz de Rojas, junto con sus cuatro hijas: Ana del Espíritu Santo, Leonor de Jesús, María de la Concepción e Inés de la Encarnación; todas ellas fundadoras de esta casa de oración.

Así también, este lugar fue testigo del gran aporte intelectual y pastoral del ilustre huamanguino Fr. Luis Jerónimo de Oré, Obispo de la Imperial de Chile y autor de valiosos escritos como el "SYMBOLO CATHOLICO INDIANO" de 1598 y el "RITUALE SEU MANUALE PERUANUM" impreso en Nápoles (Italia) el año de 1607.

Toda esta memoria histórica se encuentra reunida en la vida y obras de nuestra benemérita religiosa SOR MARÍA CANDELARIA DEL CORAZÓN DE JESÚS BÉJAR, dignísima hija de Huamanga.

Desde su ingreso en este Monasterio, ocurrido el 02 de agosto de 1950, viene haciendo una ardua y gratificante labor intelectual en beneficio de nuestra historia y cultura; todo ello, gracias a los sabios consejos y enseñanzas del Excmo. Mons. Elías Prado Tello, ilustre sacerdote del Clero ayacuchano.

Madre Candelaria ha recopilado numerosas historias y anécdotas, gracias a la tradición oral heredada de las beneméritas religiosas de este monasterio, entre ellas: las RR. Madres María Rosa del Tránsito Bendezú y Angélica Lama, fallecidas con fama de santidad.

Como fruto de esta labor intelectual, tenemos:

 

-Crónica de la fundación del Monasterio de Santa Clara de la Concepción de Huamanga.

-Jesús Nazareno y sus milagros.

-La Santísima Virgen Mama Percca.

-La Santísima Virgen Portera.

-El Señor del Sótano.

Que pronto serán editados para los lectores y amantes de nuestra historia local.

Gracias, Madre Candelaria, por estos grandísimos aportes para nuestra historia de Huamanga. No obstante sus 70 años de vida consagrada, usted sigue siendo un ejemplo para todos nosotros, quienes hemos de seguir cultivando el amor a nuestro patrimonio histórico y cultural a las generaciones venideras.

Que el Divino Nazareno, Rey de Huamanga, le conceda siempre su bendición.

 

Huamanga, 16/XI/22

Martín Laurente Campos

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miércoles, 15 de noviembre de 2023

SANTILLI, Vicente P. Luis Bolla, profeta del pueblo achuar su espiritualidad, 2020

SANTILLI, Vicente P. Luis Bolla, profeta del pueblo achuar su espiritualidad

(Asociación Librería Editorial Salesiana, Lima, 2020, 159 pp)

 

Nos encontramos ante la mejor síntesis biográfica en lo humano y lo espiritual del ya siervo de Dios padre Luis Bolla, misionero salesiano, que, tanto en Ecuador como en el de la Amazonía del Perú, dedicó toda su vida al pueblo shuar y achuar. Transmitió la Palabra de Dios en la cultura achuar sin intervenir en su cosmovisión. Insertó la religión cristiana en esta cultura. Evangelizaba en la lengua materna del pueblo.

Se ganó el corazón de todo el pueblo achuar, se comunicaba en su lengua, oficiaba misas en su lengua, vivía como ellos. Ya era parte de ellos. Su cuerpo está enterrado en Akuyunta, donde viven los achuar. Él vivió sintiéndose un achuar más.

El autor sin duda es quien mejor lo conoce por investigación y por contacto personal, vital.

Presenta la obra el Rector Mayor, hoy cardenal de la Iglesia, P. Ángel Fernández Artime, quien destaca el profetismo del P. Bolla cuya existencia "ha sido una estrella luminosa que ha llevado la luz del Evangelio" viviendo entre los achuar como un huésped, realizando un equilibrio maravilloso entre evangelización y respeto de la cultura" (p.5).

En la "introducción" el P. Santilli nos indica que lo específico del libro es resaltar "su gran personalidad y su profunda vida espiritual" (p.7) durante 60 años "en la selva amazónica, viviendo casi siempre solo, sin la presencia de hermanos salesianos que lo acompañaran" y su "confianza en Dios y en María Auxiliadora", logrando "formar una Iglesia particular con rostro indígena, unida estrechamente a la Iglesia universal, ya que homologaba los principios de la Iglesia católica con los elementos religiosos de la cultura achuar" (p.8).  

La primera parte se centra en el primer aspecto, su personalidad humana y se articula en cuatro capítulos, el tesoro de la educación familiar, el regalo de Dios al pueblo achuar, la sabiduría achuar y cristiana y las aventuras de un camino inexplorado.

La segunda parte nos habla de su espiritualidad, "hombre de Dios", con tres acápites: confianza en la Providencia de Dios, vida contemplativa, resonancia de los testigos.

La tercera parte se refiere a la "Iglesia particular autóctona" con siete capítulos: Proclamó el Evangelio con su vida, preparación de ministros achuar, una visión profética, el traslado de sus restos a Kuyuntsa, la visita del Papa Francisco, el sínodo amazónico, los cuatro sueños de Francisco en "Querida Amazonía", el acto de ofrecimiento de Yánkuam a Jesús y a María y a los hermanos aborígenes.

En la Conclusión se nos alienta a continuar con decisión la misión entre el pueblo achuar y las demás etnias del Datem del Marañón como con todos los pueblos amerindios. Con el desafiante y bello texto del misionero y antropólogo del P. Juan Bottasso que nos impele a seguir el ejemplo del P. Bolla "también en el corazón de las metrópolis modernas" donde "partiendo de sus experiencia" lo que necesitan es que "se les anuncie que Dios los ama" (p.135)

Como anexos, se ofrece una cronología esencial detallada desde 1932 -año de su nacimiento- al 10 de mayo del 2017 -fecha en que dejan los restos del P. Bolla en Kuyuntsa, después de una larga peregrinación desde Lima. En segundo lugar "signos especiales" (algunos hechos misteriosos en su vida, en Uwijint,, eficacia de la bendición, peligros de la selva, curación por la imposición de manos, un sueño revelador), "acontecimientos después de su muerte (curación en la misa del mes de su fallecimiento, el Testimonio de Waniach Martín Puranchor, la niña achuar que vuelve a renacer).

Termina con una práctica serie de todas las publicaciones sobre el P. Bolla hasta la fecha, un cordial agradecimiento y la bibliografía existente. 

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El P. Efrén de la Madre de Dios, biógrafo de santa Teresa

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Daniel de Pablo Maroto, ocd
Convento de La Santa-Ávila

Presento a los lectores una figura eminente del teresianismo científico; en primer lugar —pero no solo— a los de edad avanzada, porque recordarán que hace varios decenios el Padre propuso, creo que como hipótesis, el nacimiento de Teresa "en la riente aldea de Gotarrendura" (Ávila). Sus habitantes gozaron con la noticia y la aceptaron, aunque con pocas probabilidades de éxito. La tradición constante hasta nuestros días —a la que sigo como la mejor fundada en fuentes históricas— está en favor del "lugar del nacimiento" de Teresa en el lugar que ocupa en su iglesia el altar de la Virgen del Carmen y la conocida como "capilla del nacimiento".

1 – Breve biografía del personaje. Nació en Guadasuar (Valencia) el 2 de octubre de 1915, y murió en Benicasim (Castellón) en 1996. Profesó como carmelita descalzo en el Desierto de Las Palmas en 1931 y se ordenó de sacerdote en 1938. Consiguió el doctorado en teología en la recientemente inaugurada Universidad Pontificia de Salamanca, en 1945. Tuvo un encuentro providencial con el carmelita calzado holandés Otger Steggink en 1957, dotado de sentido histórico y un buen conocimiento del Carmen descalzo de santa Teresa, mientras el P. Efrén tiene un estilo literario más florido; los dos formaron un equipo ideal para construir la monumental Biografía de Teresa de momento no superada.

Conocí muy bien al Padre Efrén en una convivencia de diez años (1968-1978) en el convento carmelitano de la Plaza de España en Madrid; a mi primera obra dedicada a santa Teresa: Dinámica de la oración. Acercamiento del orante moderno a Santa Teresa de Jesús, Madrid, EDE, 1963, añadió el "Prólogo" (pp. 7-11). Siempre me animó a seguir con los estudios teresianos y le he hecho caso porque a Teresa y a su obra de escritora, fundadora y mística, he dedicado gran parte de mi producción literaria que él no ha visto culminada.

2 – El P. Efrén y la ciudad de Ávila. En Ávila dejó el Padre Efrén un mal recuerdo por su osadía de sugerir el nacimiento de la Santa en una aldea cercana, como recordé al principio. En la ciudad de Ávila la propuesta fue rechazada con muchos argumentos científicos por el canónigo D. Ferreol Hernández en un libro en el que no se refiere al Padre Efrén con su nombre —salvo error por mi parte— sino como "un padre carmelita", "el biógrafo", etc. Al final, intervino la Real Academia de la Historia confirmando el nacimiento de la Santa en la ciudad de Ávila. (Resumen, en mi biografía de la Santa, Mi Teresa, Burgos, Editorial de Espiritualidad, 2019, cap. 5, pp. 119-129). Ese pequeño desliz no ensombrece su quehacer como uno de los más "insignes teresianistas" de todos los tiempos, como vamos a ver.  Los Padres Efrén y Otger han mantenido su propuesta hasta el final de sus días con más o menos matices.

3 – Análisis de su producción teresiana. No puedo, por falta de espacio, aludir a su tarea de escritor, profesor y conferenciante sobre temas teresianos, pero sí, al menos, recordar algunas de sus Obras dedicadas a santa Teres, como Intimidades del Carmelo, Zaragoza, Carmelitas Descalzos, 1953.  Y, sobre todo y muy recomendable, Santa Teresa por dentro, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1973; con una segunda edición en 1982. Es un breve ensayo de Teresa penetrando en lo profundo de su alma, en sus sentimientos, una pequeña biografía de "interioridades". La herencia teresiana, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1975, con algunos posicionamientos muy discutibles. Sus "publicaciones" sobre varias materias no caben en una breve presentación de su persona como "teresianista".

El Padre Efrén comenzó sus trabajos "teresianos" en solitario como editor de las Obras completas de santa Teresa desde el año 1951 en la Editorial Católica (BAC n. 15) y en este vol. I añadió la primera parte de la Biografía de Teresa con el título Tiempo y vida de Santa Teresa (pp. 131-585), título que ha mantenido siempre y que ha sido el germen de las biografías posteriores, añadiendo constantemente muchas novedades. Concluía el relato con la fundación del convento de San José en 1582. Fue en ese esbozo de biografía donde expuso su opinión sobre el nacimiento de Teresa en Gotarrendura.

En ese primer volumen de las Obras editó la Vida Autobiografía de la Santa (pp. 587-877). Completó después la edición de las restantes Obras de la Santa en otros dos volúmenes, II (Madrid, 1954, BAC n. 29) y III (Madrid, 1959, BAC, n. 37), con la colaboración del P. Otger. El texto de esta edición de Obras completas ha tenido éxito con muchas ediciones posteriores en un solo volumen a partir del año 1962. Propio del texto del P. Efrén es que ha mantenido gran parte del léxico original de la Santa, como apriesa, cerimonia, colesio, confisión, monesterio, naide, ulana, etc. Nada que dificulte su lectura.

4 – Su gran Biografía de Santa Teresa. Pero el mayor mérito del Padre Efrén como "teresianista" no es ser el editor de las Obras completas de la Santa, sino el habernos dejado una riquísima biografía sobre ella con el título de Tiempo y vida de Santa Teresa, en una edición del año 1968 junto con el P. Otger (Madrid, BAC, n. 69) que ha ido aumentando de volumen con el tiempo. Con motivo celebrarse el IV Centenario de su muerte en 1982 publicaron en dos gruesos volúmenes y tres tomos Santa Teresa y su tiempo, Salamanca, Caja de Ahorros y Monte de Piedad, 1982 y 1984). Y, finalmente, culminaron su biografía con la monumental obra Tiempo y vida de Santa Teresa, Madrid, BAC Maior, 1996, 977 pp.) a la que voy a dedicar un breve comentario porque la considero la última voluntad de los dos prestigiosos teresianistas.

Se trata de una obra monumental difícil de superar y, con una simple mirada nos confirmamos en lo dicho; nos admira cómo los autores hayan sido capaces de almacenar tal cantidad de información, utilizando los materiales de tantos archivos, consultando y citando tantas fuentes históricas y estudios sobre santa Teresa y otras materias, apoyando sus tesis en una inmensa bibliografía, etc. Puedo decir que estoy admirado de cómo han sido capaces de edificar semejan catedral literaria sobre santa Teresa. Sugiero como explicación plausible la imagen de un río, débil de caudal en su origen y que se va engrosando con muchos afluentes.

 

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martes, 14 de noviembre de 2023

FALLECE MISIONERO SALMANTINO JOSÉ MARÍA VELASCO, CON MÁS DE 50 AÑOS EN PARAGUAY Y 86 AÑOS DE EDAD

El sacerdote diocesano José María Velasco García ha fallecido en la madrugada de este martes, 14 de noviembre, en Paraguay, a los 86 años de edad. El cuerpo del Pa'i Velasco, como era cariñosamente conocido, será velado en la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Capiatá (Paraguay), la misma parroquia que fue testigo de su entrega durante más de 25 años, según han informado fuentes de la Diócesis de Salamanca. En este templo se celebrará la misa funeral por su eterno descanso, este miércoles, 15 de noviembre, a las 9:00 horas. Después, recibirá sepultura. La Diócesis de Salamanca se une en oración, y próximamente se anunciará la celebración de una misa funeral en su memoria.

Nacido en Tabera de Abajo (Salamanca), José María Velasco fue ordenado sacerdote en la Catedral Vieja de Salamanca el 29 de octubre de 1961, por el obispo Mons. Fray Francisco Barbado Viejo. Inició su labor pastoral en las parroquias de Alba de Tormes y Amatos de Alba antes de ser enviado a Paraguay a través de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), donde ha dedicado más de 50 años de su vida a la comunidad paraguaya. de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), donde ha dedicado más de 50 años de su vida a la comunidad paraguaya. Primero, sirvió a la comunidad de la Santísima Trinidad, en Asunción y después a la de Nuestra Señora la Candelaria en Capiatá.

Además, desempeñó la labor de capellán del Instituto de Previsión Social de Paraguay (IPS) y colaboró activamente en los departamentos de Pastoral Social y de Jóvenes. Como defensor de la educación, promovió guarderías infantiles en las capillas de los barrios más vulnerables de Capiatá, así como la escuela y el colegio parroquial en la misma ciudad.

José María Velasco enfrentó desafíos significativos durante su misión en Paraguay, desde la dictadura hasta la transición a la democracia, siempre comprometido con la defensa de los derechos humanos y la libertad del pueblo. «Con la pasividad y conformismo, no hacemos nada», señalaba, mostrando la lucha de un cristiano en busca del Reino de Dios.

Resumió su labor en el país con las palabras: «servicio y trabajo» y será recordado por la comunidad capiateña por su incansable activismo comunitario, su compromiso social y su valiente lucha contra la corrupción.

La Diócesis de San Lorenzo en Paraguay ha expresado en un comunicado que José María Velasco fue «un sacerdote de gran corazón, siempre al servicio de la comunidad». Destaca su vocación sacerdotal marcada «por su amor a Dios y al prójimo, y por su compromiso con la justicia y la paz», así como su «profunda espiritualidad, que supo transmitir su amor a Cristo a través de su palabra y de sus acciones», y su testimonio de vida, que «fue un ejemplo para nosotros».

La Diócesis de Salamanca ha expresado sus condolencias a su familia y al obispo de la Diócesis de San Lorenzo, Mons. Joaquín Hermes Robledo. Unidos en la gratitud por la vida de José María Velasco elevan una oración por su eterno descanso.

https://www.lagacetadesalamanca.es/salamanca/fallece-paraguay-sacerdote-salmantino-jose-maria-velasco-20231114184359-nt.html

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EL GRAN PACIFICADOR DON PEDRO LAGASCA. Teodoro Hampe

Pocos personajes tan grandes en el Perú como el PACIFICADOR. Les comparto una de las más completas semblanzas del recordado Teodoro Hampe quien le dedicó su tesis doctoral

Gasca, Pedro de la. Navarregadilla (Ávila), VIII.1493 – Sigüenza (Guadalajara), 10.XI.1567. Clérigo, magistrado y político, pacificador del Perú, obispo de Palencia y de Sigüenza.

Fue uno de los varios hijos nacidos del matrimonio de Juan Jiménez de Ávila y María Gasca. No es desconocida la figura de Pedro de la Gasca entre los estudiosos del pasado hispano-americano, y especialmente de las décadas más tempranas de la colonización ibérica en el Nuevo Mundo, pues su labor en el sofocamiento de la rebelión de Gonzalo Pizarro ha llamado la atención de numerosos historiadores desde el siglo XVI. Hasta hace pocos años, sin embargo, se había omitido en general la tarea de explicar las circunstancias biográficas del personaje y de encuadrar su labor dentro del régimen administrativo de la España imperial. Parece ser que el clérigo y magistrado Gasca representaba un modelo de los funcionarios castellanos que administraron los negocios públicos en la etapa inicial de la gran Monarquía hispana, por lo cual hay que explicitar los factores culturales, sociales y personales que moldearon su intervención en la arena política. Y es que la obra del famoso "pacificador" tiene lugar en ámbitos tan diversos como el mundo universitario de Alcalá de Henares y Salamanca, la itinerante Corte de Castilla, el reino de Valencia, el séquito de consejeros de Carlos V en el Imperio Romano-Germánico, el territorio virreinal del Perú y las sedes episcopales de Palencia y Sigüenza.

Los orígenes familiares de Gasca, nacido en el poblado abulense de Navarregadilla hacia agosto de 1493, corresponden a una estirpe hidalga con firme sustento económico. El ascenso del personaje se vio favorecido por la cantidad de bienes raíces que poseía su familia en diversos lugares de la sierra de Gredos, así como por las importantes relaciones de algunos de sus parientes, en especial su tío, el licenciado del Barco, quien era allegado del cardenal Jiménez de Cisneros. En 1513, a la muerte de su padre, le tocó asumir la conducción del patrimonio familiar.

Pero la inclinación vocacional del joven Pedro era por el camino de los estudios. En 1519 le encontramos como colegial en San Ildefonso de Alcalá de Henares, lugar donde hizo la carrera de Teología y llegó a identificarse con la línea reformadora del clero que impulsaba el arzobispo de Toledo (Cisneros), alentador del humanismo erasmiano en la Península Ibérica. Una vez licenciado en Teología por la Universidad de Alcalá, en 1521, participó con mucho relieve a favor de la causa realista en el movimiento de las Comunidades de Castilla.

Para su desempeño en el ámbito político, resultaron decisivos los estudios de jurisprudencia que efectuó a continuación en la Universidad de Salamanca, foco principal del mundo académico castellano. Durante su permanencia de varios años en dicho lugar, Gasca estableció contacto directo con fray Francisco de Vitoria y otros pensadores distinguidos de la escuela jurídico-teológica salmantina, de inclinación neotomista. Esta circunstancia le permitió captar las esencias del derecho de gentes, normador de las relaciones internacionales entre pueblos civilizados (incluyendo a los aborígenes del continente americano), y asimilar el propósito de instaurar un mundo de "razón y justicia", obedeciendo a la voluntad divina.

Asimismo, recogió la moderna noción de que el Estado significa la entidad en que se funden los sujetos de la república, aquella en la cual se concentra la soberanía popular (cfr. Hampe Martínez, 1986). Tras haber sido electo al rectorado de la Universidad de Salamanca, en 1528, se convirtió en miembro del poderoso colegio mayor de San Bartolomé y asumió una plaza de canónigo en la catedral salmantina. El cardenal Tavera, nuevo arzobispo de Toledo, le llamó para ejercer las funciones de vicario eclesiástico en Alcalá de Henares (1537-1540), y en demostración de lo satisfecho que estaba con sus cualidades personales, le dio enseguida un puesto de magistrado en el Supremo Consejo de la Inquisición.

De este modo, a partir de 1540, se incorporaba al ámbito de la Corte real, lo cual implicaba atender negocios relativos a la Monarquía hispánica en su conjunto. Gasca experimentó la rivalidad de facciones que pugnaban por hacer prevalecer sus intereses en la Corte, situación fomentada por las reiteradas ausencias del emperador Carlos V. Entonces, al mudar sus simpatías al partido del consejero Francisco de los Cobos, se produjo un cambio en la esfera de su labor pública, pasando del terreno religioso al político (con expresa dispensación otorgada por el Papa).

La acción política de Gasca se inicia efectivamente en 1542, al asumir el cargo de visitador general de los oficiales del reino de Valencia. Así quedó situado frente a unos caracteres culturales e institucionales distintos del mundo castellano, y aunque su competencia no era en realidad ejecutiva, sino ante todo fiscalizadora, demostró hallarse capacitado para desempeñar una responsabilidad política de mayor envergadura. Hurgando en la vida interior del personaje, hay que tener en cuenta la decisiva significación de aquella mudanza al Levante valenciano, porque representaba un cambio de ambiente geográfico con respecto al que estaba habituado en la meseta castellana. Su permanencia cerca del Mediterráneo le dio a conocer el mar —pues "hasta hoy nunca entré en la mar ni aun la vi sino después que a esta ciudad vine", según escribe— y las características de gente ligada a actividades como la navegación, la pesca, la industria astillera, etc. Todo ello le hacía sentir a Gasca que estaba "en tierra extranjera", sentimiento que evidencia la pluralidad de naciones que componían el Imperio hispánico.

Debido al óptimo efecto de su trabajo en Valencia, Pedro de la Gasca fue seleccionado en 1545 para llevar a cabo la misión pacificadora del Perú, territorio disturbado por las ásperas reclamaciones de Gonzalo Pizarro y los demás encomenderos contra las Nuevas Leyes, que el virrey Blasco Núñez Vela se había empeñado en aplicar con rigidez. Antes de partir hacia el nuevo continente, se le otorgaron amplios poderes y el título de presidente de la Audiencia de Lima (16 de febrero de 1546), lo cual suponía la obligación de manejar directamente todos los negocios públicos del virreinato peruano. Dicen las crónicas que "no pidió ni capitanes, ni soldados, ni armas, ni jerarquía ostentosa, ni salario [...] sino un poder general tan pleno y absoluto como el que poseía el Emperador".

Al maduro jurista de más de cincuenta años le tocaba, pues, poner en obra los conocimientos adquiridos durante su larga preparación previa. Fue recibido en el istmo de Panamá con poco respeto, motejándole algunas personas la pequeñez de su cuerpo y la fealdad de su rostro. Allí, sin embargo, logró hacerse con la armada pizarrista que conducía el general Pedro Alonso de Hinojosa, secundado más tarde por Lorenzo de Aldana. Al llegar a las costas del Perú, en junio de 1547, anunció Gasca la revocación de las Nuevas Leyes, que habían originado el descontento al disponer la abolición de las encomiendas; otorgó su perdón a los rebeldes que acatasen su autoridad, y les permitió conservar sus empleos y rentas.

Aunque Gonzalo Pizarro y su sanguinario maese de campo, Francisco de Carvajal, se creyeron fuertes después de vencer al jefe realista Diego Centeno en el campo de Huarina (26 de octubre de 1547), Gasca logró reunir un ejército bastante numeroso y persiguió a sus enemigos a través de la cordillera andina. En la reseña de los batallones que se hizo en el valle de Jauja se contaron setecientos arcabuceros, quinientos piqueros, cuatrocientos jinetes y trece compañías de peones, puestos todos bajo el comando del general Hinojosa. Tan sólidamente organizada estaba la hueste, que la noticia de la derrota de Centeno en el encuentro de Huarina no afectó en nada el optimismo de esos súbditos leales reunidos en la cuenca del Mantaro.

Prácticamente sin batalla se derrotó a Pizarro en el valle de Jaquijahuana, cerca de Cuzco, el 9 de abril de 1548, porque los parciales del rebelde abandonaron su campo para pasarse al lado del "pacificador". Procedió éste enseguida a la ejecución de Pizarro, Carvajal y sus seguidores más contumaces y dictó las providencias que juzgó necesarias para aquietar las pasiones. Conseguida la victoria, La Gasca demostró una mentalidad netamente señorial al emprender la distribución de premios entre quienes habían coadyuvado a su triunfo. El reparto de Guaynarima, publicado el 17 de agosto de 1548, constituía un instrumento destinado a establecer una aristocracia de encomenderos, reducidos en número y económicamente poderosos, alrededor de los cuales debería girar la sociedad colonial.

La proporción de aquel reparto (de 1.300.000 pesos), y las omisiones cometidas en él, dejaron descontentos a muchos soldados, sobre todo a aquellos que se habían mantenido fieles a la bandera del Rey. De modo genérico, la tarea administrativa del presidente Gasca estuvo orientada a imponer en el Perú el dominio de los criterios políticos de la metrópoli. Con este objetivo, aplicó la tasación de tributos para controlar las rentas de los encomenderos, asentó definitivamente la Audiencia y a los corregidores como instancias del ministerio judicial, y organizó una estricta recaudación de los ingresos fiscales. Por otra parte, en virtud de su preocupación por dispensar buen tratamiento a los indios, se reveló como un fiel intérprete de las leyes proteccionistas expedidas a instancias de fray Bartolomé de Las Casas (Escobedo Mansilla, 1979: 33-34).

Al promover la conservación de la fuerza de trabajo nativa, empero, Gasca defendía no sólo principios humanitarios, sino también los intereses materiales de la Corona. Junto con la derrota del levantamiento de Gonzalo Pizarro, su logro más importante en la misión perulera (1546-1550) fue la recolección de un enorme caudal de oro y plata para las arcas del Estado, merced sobre todo a la explotación del rico yacimiento de Potosí. Su remesa de casi 2.000.000 de escudos fue acogida con extraordinaria satisfacción en España, valiéndole la concesión de dignidades preeminentes.

Gasca permaneció en la metrópoli ligado a la gobernación de las provincias indianas. Más de una vez fue convocado a expresar su dictamen acerca de materias como la discutida perpetuidad de las encomiendas, la estructuración del sistema judiciario o el usufructo de las riquezas mineras. En ello hay que considerar, por cierto, las virtudes que entrañaba la propia personalidad del clérigo de Navarregadilla: un hombre de gran talento diplomático, un castellano "fino", capaz de atraerse la colaboración de diversos grupos humanos y de negociar con los elementos más conflictivos. Era también un administrador prudente, apegado a las leyes y a los razonamientos bien meditados.

El 6 de abril de 1551 se expidieron las bulas que instituían a Gasca como obispo de Palencia; pero antes de tomar posesión de su sede, recibió la consagración episcopal en Barcelona y se dirigió por el Mediterráneo al encuentro del Emperador. En julio de 1551 llegó ante la persona de Carlos V, que tenía su Corte instalada en Augsburgo. Como súbdito, Pedro expuso con minuciosidad el uso que había dado a los poderes e instrucciones firmadas por el Monarca para su administración en el Nuevo Mundo, señalando los medios que empleó a fin de reducir el levantamiento de los colonos peruleros, sentar un orden pacífico en la tierra conquistada por Pizarro y recaudar con eficacia los dineros pertenecientes a la Hacienda Real. Agradecido por su ejemplar comportamiento, el Monarca le pidió que permaneciera a su lado, integrando el selecto conjunto de asesores que el gobernante tenía a mano para resolver los problemas más delicados de su vasto Imperio.

Posteriormente, en 1558, sirvió como albacea testamentario de las reinas Leonor de Francia y María de Hungría, ambas hermanas de Carlos V, y donó todos sus bienes a favor de su hermano Diego para instituir un mayorazgo. El 11 de agosto de 1561 accedió a la sede episcopal de Sigüenza, una de las más importantes en el reino de Castilla. Aunque el personaje estuvo asociado originalmente con una corriente reformadora dentro de la Iglesia, ligada a la austeridad y disciplina conventuales, en el curso de su vida llegó a adquirir gran ambición por los honores y los bienes suntuarios. Beneficiado con la dignidad de obispo, reunió una apreciable fortuna, gracias a la cual estatuyó una obra pía en Valladolid e hizo múltiples donaciones a favor de sus hermanos y demás familiares. También se preocupó de colocar en ventajosos empleos a esta parentela, de tal manera que un clan poderoso —el de los Gasca— quedó formado para perpetuar la memoria del ilustre político quinientista.

En 1567, a los setenta y cuatro años de edad, nimbado por la buena fama de estadista y prelado, falleció Pedro de la Gasca en el castillo de Sigüenza. Sus restos fueron sepultados en el altar mayor de la iglesia de la Magdalena de Valladolid, donde había fundado una rica capellanía.

En cuanto a Gasca en la tradición historiográfica, según ha escrito el catedrático y académico español Juan Pérez de Tudela y Bueso (1989), ningún observador puede negar el peso extraordinario que para las sociedades de la América hispana tuvo la fase instauradora de gobernaciones y virreinatos, que alcanza hasta la octava década del siglo XVI. Y nadie ignora las dificultades —especialmente graves por lo que se refiere a la interpretación— que lleva consigo el historiar unos días que fueron tan fecundos en crear condiciones para el futuro, como dramáticamente agitados. Así, pues, en las trágicas "alteraciones" del Perú de las guerras civiles hace crisis, y destapa toda su carga de ingredientes y de virulencias, el proceso (iniciado ya en 1492) que fue constituyendo el orbe conflictivo del conquistador.

En este ambiente, añade Pérez de Tudela, los partidismos enconados y el apasionamiento de las versiones desfiguradoras hicieron que la contextura misma de Pedro de la Gasca quedase en la penumbra, por lo que respecta a sus bases formativas y su experiencia. De este modo permanecieron en el centro del drama las sinuosidades misteriosas del Gasca legendario, vale decir, un bonete encubridor de la inteligencia más sutil, pero también más engañosa. Ello había originado en buena medida la equívoca impresión de que el protagonista hubiera salido virtualmente de la insignificancia para ser instalado por el emperador Carlos V en un escaño desproporcionado, al confiarle la misión acaso más delicada y grave que en esa hora apremiaba a la Monarquía ibérica.

Apenas después de su resonante victoria en el campo de Jaquijahuana, la actuación del pacificador del Perú empezó a ocupar las páginas de los cronistas indianos. Obedeciendo un encargo del propio Pedro, entonces obispo de Sigüenza, Juan Cristóbal Calvete de Estrella redactó un libro (1567) dedicado especialmente a historiar el curso vital de Gasca, colocando particular énfasis sobre su misión en el Nuevo Mundo; una obra de tono apologético, hecha para deleitar —con minuciosos relatos de viajes y de situaciones bélicas— el gusto de los lectores del Renacimiento, así como la vanidad del biografiado. El texto de Calvete de Estrella, que no iba a circular impreso hasta finales del siglo XIX, se apoyó en un repertorio de documentos tocantes a la labor gasquiana que fueron utilizados también por otros escritores de la gesta colonizadora de América, como el palentino Diego Fernández (1571).

Tendencia semejante, en cuanto al elogio incondicional del personaje, se percibe en algunas monografías publicadas en fechas más recientes. Podemos citar un artículo de Carlos Ramírez de Arellano (1870), que sintetiza la intervención del licenciado Gasca en el terreno político; una conferencia de Rafael Salillas (1892), publicada con ocasión del cuarto centenario del descubrimiento colombino; y un opúsculo de Nicolás Acero y Abad (1895), autor que expresa haber mantenido vinculación con los descendientes del "pacificador". Más interesante es la aportación que ofrece el historiador regional Nicolás de la Fuente Arrimadas (1925-26), estudioso de los caracteres naturales y humanos de la comarca del Barco de Ávila. Algunos de sus juicios respecto a Gasca se encuentran trasladados en el ensayo biográfico de Amable García Sánchez (1965), última producción que puede inscribirse dentro de tal corriente apologética.

Desde 1920 han aparecido nuevas interpretaciones en torno a la obra política de Gasca en América, surgidas de un manejo cuidadoso de las evidencias documentales y de una actitud crítica frente a las opiniones tradicionales. En primer lugar, hay que mencionar el trabajo de Luisa Cuesta Gutiérrez, erudita bibliógrafa, quien dedicó su tesis doctoral y un opúsculo subsecuente (1928) a examinar la labor del estadista en tierras indianas, ilustrando su estudio con la transcripción de valiosos manuscritos de los archivos de Madrid, Sevilla, Simancas y Valladolid.

Debido a su agudeza en el enjuiciamiento y a su independencia respecto de cualquier estimación preconcebida, son importantes las observaciones que ha manifestado Juan Pérez de Tudela y Bueso (1963) acerca de las guerras civiles del Perú y la actuación del celebrado "pacificador". Saliendo al paso de las imágenes corrientemente divulgadas, Pérez de Tudela ha remarcado el crudo pragmatismo del presidente de la Audiencia limeña, su ambición por disfrutar honores en la metrópoli y su mentalidad netamente señorial, aunque reconoce su honradez, su talento diplomático y su preocupación por el bienestar de la masa indígena.

Tal capacidad de sugestión corresponde asimismo al análisis que el ilustre hispanista Marcel Bataillon (1967) consagrara al movimiento dirigido por Gonzalo Pizarro, donde enfoca principalmente los elementos que favorecieron el triunfo del estandarte monárquico. Por otra parte, en su estudio introductorio a la Descripción del Perú compuesta por el clérigo barqueño, Josep M. Barnadas (1976; ed. ampliada en 1998) aporta sustanciales ideas acerca del genio de Gasca como dirigente político, advirtiendo al mismo tiempo la necesidad de que se elabore una biografía cabal de este personaje. Y, aunque no atañe de manera directa a la obra gasquiana, merece la pena citar el libro de Guillermo Lohmann Villena (1977), orientado a examinar el sustento jurídico y moral que los rebeldes peruleros brindaron a su levantamiento contra las Nuevas Leyes.

Se sabe que existió un conjunto de papeles referentes a la misión del sacerdote castellano en Indias que se difundieron en copias manuscritas poco tiempo después del retorno de Gasca a la Península. Un grupo importante de esos pliegos, que estaban en poder del ilustrado marino Fernández de Navarrete y del conde de Ezpeleta, fueron dados a publicidad en los tomos 49 y 50 de la Colección de documentos inéditos para la historia de España (1866-1867); se trata básicamente de cartas, tanto las cursadas por el emisario cortesano al Consejo de Indias y a Gonzalo Pizarro, como las enviadas a Gasca u otros destinatarios. A modo de complemento, las Cartas de Indias, editadas en la capital española por el Ministerio de Fomento (1877), reúnen una serie más pequeña de testimonios relacionados con la misión pacificadora del Perú, cuyos originales se conservan en el Archivo Histórico Nacional.

Adicionalmente, una tercera recopilación documental importante es la que ha publicado Juan Pérez de Tudela y Bueso bajo el título Documentos relativos a don Pedro de la Gasca y a Gonzalo Pizarro, en dos volúmenes (1964), con una diversidad de papeles generados en la época del alzamiento pizarrista, incluyendo muchas cartas suscritas por el presidente de la Audiencia limeña que hasta entonces se mantenían inéditas. Dichos manuscritos proceden de la colección Henry E. Huntington, de San Marino, California (Huntington, 1925). Asimismo, se encuentran muchas noticias interesantes en el Corpus documental de Carlos V, que ha editado Manuel Fernández Álvarez (1973-1981). Dentro de la correspondencia sostenida por los máximos jerarcas del Imperio se evidencia la preocupación que había por conocer el desenvolvimiento de la tarea política de Gasca en el reino de Valencia y, sobre todo, en el Nuevo Mundo.

Un texto nacido de la pluma del propio actor, su Descripción del Perú (1553), se ha incorporado hace sólo una veintena de años al elenco de testimonios impresos y editados críticamente. Es una somera descripción de las cosas más notables del país, recogida en latín, por el secretario del entonces obispo de Palencia.

En cuanto a las contribuciones sobre aspectos específicos de la vida y obra de Pedro de la Gasca, cabe mencionar sus informes dirigidos a la Casa de la Contratación de Sevilla, que exhumó el historiador argentino Roberto Levillier (1921); su testamento, que fue dado a conocer por Luisa Cuesta Gutiérrez (1953); y un curioso resumen de la tasa general de las encomiendas del Perú, aplicada por vez primera en virtud de un mandato gasquiano, que publicó María Rostworowski de Díez Canseco (1983-1984). No hay que olvidar, por cierto, una comunicación expuesta al XXXVIII Congreso Internacional de Americanistas por el investigador Carlos Cevallos Bohórquez (1968), que relaciona una serie de archivos en diferentes ciudades españolas donde pueden hallarse rastros documentales de la obra política de Gasca.

Por último, se añade a este repertorio bibliográfico la tesis doctoral del autor de esta biografía, sustentada en 1986 ante la Universidad Complutense de Madrid y publicada luego en dos ocasiones (Hampe Martínez, 1989 y 1990), donde se ofrece un estudio integral de la tarea política realizada por Gasca en los dominios del emperador Carlos V. Basada en documentación de primera mano extraída de los archivos de Madrid, Sevilla, Valencia, Simancas, Valladolid, Salamanca y otros lugares, esta obra examina particularmente la actuación de Pedro como visitador general del reino de Valencia y como pacificador de las revueltas civiles del Perú. Es un hecho que la obra peruanista del licenciado Gasca contribuyó a forjar las estructuras políticas, económicas y sociales que habrían de perdurar a lo largo de todo el virreinato.

En el parecer de la crítica especializada, dicho libro cumple con presentar la figura del protagonista como el modelo del "cortesano-diplomático-clérigo- inquisidor" de aquellos tiempos. La obra ha sido calificada además como texto inspirador y valioso, producto de "un acucioso investigador y excelente recopilador" (reseña de Lydia Fossa Falco, en Revista Andina [Cuzco], n.º 15, julio de 1990, págs. 290- 292).

 

Bibl.: C. Ramírez de Arellano, "El licenciado Pedro de la Gasca", en Revista de España, 15 (1870), págs. 252-265; R. Salillas, El pacificador del Perú, Madrid, Ateneo de Madrid, 1892; N. Acero y Abad, El presidente La Gasca, Valladolid, Imprenta y Librería Hijos de Rodríguez, 1895; R. Levillier (ed.), Gobernantes del Perú; cartas y papeles (siglo xvi), Madrid, 1921-1926, 14 vols.; Henry E. Huntington Library and Art Gallery, From Panama to Peru. The conquest of Peru by the Pizarros, the rebellion of Gonzalo Pizarro and the pacification by La Gasca, London, Maggs Bros., 1925; L. Cuesta Gutiérrez, La obra de don Pedro de la Gasca en América (contribución al estudio de la política colonizadora de España en América durante el siglo xvi), Santiago de Compostela, Tipografía de "El Eco Franciscano", 1928; L. Cuesta Gutiérrez, "Testamento de don Pedro Gasca, pacificador del Perú, y la apertura del mismo", en Revista de Indias, 13 (1953), págs. 119-122; D. Fernández (el Palentino), "Historia del Perú [1571]", en Crónicas del Perú, ed. y estud. prelim. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, Madrid, Atlas, 1963, I, págs. 1-384, y II, págs. 1-87; J. Pérez de Tudela y Bueso, "Observaciones generales sobre las guerras civiles del Perú", en Crónicas del Perú, t. I, Madrid, Atlas, 1963, págs. 7-76; J. Pérez de Tudela y Bueso (ed.), Documentos relativos a don Pedro de la Gasca y a Gonzalo Pizarro, Madrid, Real Academia de la Historia, 1964, 2 vols.; J. C. Calvete de Estrella, Rebelión de Pizarro en el Perú y vida de don Pedro Gasca [1567], en Crónicas del Perú, t. IV, ed. y estud. prelim. de Juan Pérez de Tudela y Bueso, Madrid, Atlas, 1964-1965, págs. 227-409, y t. V, págs. 1-147 A. García Sánchez, Don Pedro de la Gasca; estudio biográfico, Salamanca, Imprenta Núñez, 1965 (separata de "Béjar en Madrid"); C. Cevallos Bohórquez, "Ruta bibliográfica para el estudio del pacificador del Perú, don Pedro de la Gasca, en los archivos de España", en Verhandlungen des XXXVIII. Internationalen Amerikanistenkongresses, t. IIII, München, Klaus Renner, 1971, págs. 477-480; M. Fernández Álvarez (ed.), Corpus documental de Carlos V, Salamanca, Universidad, 1973-1981, 5 vols.; P. de la Gasca, Descripción del Perú [1553], ed. de Josep M. Barnadas, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, Instituto de Investigaciones Históricas, 1976; G. Lohmann Villena, Las ideas jurídico-políticas en la rebelión de Gonzalo Pizarro. La tramoya doctrinal del levantamiento contra las Leyes Nuevas en el Perú, Valladolid, Universidad, Seminario Americanista, 1977; R. Escobedo Mansilla, El tributo indígena en el Perú (siglos xvi y xvii), Pamplona, Universidad de Navarra, Oficina de Educación Iberoamericana, 1979; M.ª Rostworowski de Díez Canseco, "La tasa ordenada por el licenciado Pedro de la Gasca (1549)", en Revista Histórica (Lima), 34 (1983-1984), págs. 53-102; T. Hampe Martínez, "Don Pedro de la Gasca y la proyección del mundo universitario salmantino en el siglo xvi", en Mélanges de la Casa de Velázquez (París), 22 (1986), págs. 171-195; T. Hampe Martínez, "Don Pedro de la Gasca, visitador general en el reino de Valencia (1542-1545)", en Estudis (Valencia), 13 (1988), págs. 75-97; Don Pedro de la Gasca (1493-1567). Su obra política en España y América, pról. de J. Pérez de Tudela y Bueso, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 1989 [Ed. abreviada, Palencia, Diputación Provincial de Palencia, Departamento de Cultura, 1990]; M. Bataillon, "Los colonos del Perú contra Carlos V: análisis del movimiento pizarrista (1544-1548)" [1967], en La Colonia; ensayos peruanistas, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1995, págs. 79-96; P. de la Gasca, Descripción del Perú (1551/1553): texto original español y versión latina coetánea, estudio, edición y notas de Josep M. Barnadas, Cuzco, Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas, 1998 (= Archivos de historia andina, 28).

 

Teodoro Hampe Martínez

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