Uno de mis alumnos de la UCSS me invitó a sus grupos de catequesis para motivar a los padres y a los niños que se preparan para la Primera Comunión. Accedí gustoso este domingo 9 de noviembre. Tres de la tarde, colegio Santa Catalina, por la DINOES, paradero Tagore de Vitarte...
Después de subir y bajar en varios carros y moto taxis, y, tras caminar un ratito, llegué. Comenzamos con una oración, hablamos de la gran oportunidad de recibir a Dios mismo, Jesús, en la Eucaristía y comenzamos un diálogo, especialmente sobre sus dificultades en la catequesis.
Ya fuimos entrando en confianza y concluimos con una dinámica-oración. Cada uno de los niños, en equipo con sus papás, debía inventar una oración tipo de:
- Señor Jesús, me gustaría ser una paloma para llevar paz a tanta gente que se pelea.
Uno a uno, los pequeños, ayudados por los grandes, iban levantando la mano y luego su voz para orar:
- Jesusito, quiero ser una almohada para ayudar a descansar a la gente.
- Diosito, te pido ser un manantial para colmar la sed de las personas.
- Señor, yo quiero ser una escalera para ayudar a todos a subir al Cielo
- Dios mío, queremos ser un puente para que la gente pise y pueda acercarse a la iglesia.
Ya no recuerdo más, tan sólo la última de Luchito: “Yo quiero ser pan para que la gente me coma y así pueda alimentarse”.
Pues sí Luchito. Sin saber teología, dijiste tanto como el P. Manuel Díaz Mateos en su obra “El sacramento del pan” (PPC, Madrid 1997): “Comprender el misterio de los panes es entrar en la dinámica y en la lógica del pan que es Jesús, Él no sólo da el pan y comparte el pan sino que se hace pan” (p.153)