“Si tú quieres ser feliz, campamento has de vivir”, ésa fue la primer estrofa de la primera de unas 20 canciones que aprendimos los 36 participantes en esta edición del Campamento Juvenil de Santa María en Lima, en la finca del Cañaveral, kilómetro 33 de la carretera de Cieneguilla. Diez, con Luis Anco y Vicente Guillén venidos desde Arequipa.
Pues sí, parece mentira que los inoportunos mosquitos, el calor asfixiante, el duro césped como almohada, combinados con suaves brisas, innumerables verdes, cielos azules, agua refrescante, fuego mágico, estrellas deliciosas, se nos antojase como un trocito de cielo para esta irrepetible aventura al aire libre durante cinco días inolvidables (9 al 14 de enero).
La pedagogía de las cumbres (más, más y más) forjada por el P. Tomás Morales, haciendo de cada joven un protagonista de su autoeducación (responsabilidad, reflexión, constancia), pero en familia (cada escuadra de 5 ó 6 miembros), nos brindan la oportunidad de vivir una escuela de primer nivel.
¡Cuánta acción(taller de lectura, guitarra, topografía, canciones, deporte, baño, veladas, caminatas...) y cuánta contemplación (oración, balance, confesión, misa, silencio...)! ¡Cuánto esfuerzo y cuánta entrega! ¡Cuánta donación y cuánta satisfacción! Todos a una, educadores y educandos, con María, Madre y Maestra, haciendo de nuestras vidas un magníficat permanente.
¡Es ilusión, es sonreír, toda mi vida de juventud y el corazón quiere vivir con ese anhelo de nunca sucumbir! ¡Para irradiar amor y fe, formemos juntos para luchar! Con nuestra Virgen vivir, para con Cristo ser luz que es la ilusión de nuestra juventud!
Ahora viene lo mejor, vivir el Campamento día a día, haciendo cumbre en el valle. Lo lograremos. Claro. ¡Nada es imposible para Ti!