El 8 de agosto de 1989, fiesta de Santo Domingo, mi querida hermana Juani, tras un mes de doloroso cáncer, partía para la eternidad. Contaba tan sólo 24 años. Era la primera cruzada en llegar a la Patria. Increíblemente han pasado 20 años ¡volando!
El Siervo de Dios P. Tomás Morales, S.J., en la misa de cuerpo presente en la capilla del Hogar de Salamanca, entre la universidad y la catedral, calle Calderón, nos recordó que la había conocido justamente allí diez años atrás:
"La conocí hace unos diez años; no tenía más que catorce, y la conocí en esta casa. Siempre, después de acabar sus clases, venía a estudiar al Hogar y, cuando hablé con ella por primera vez, se me ocurrieron unas palabras de Santa Teresita, cuando ella dice en su Autobiografía que desde los tres años nunca había negado nada a Dios. Conforme fui tratando a Juani estos años, cada vez me iba persuadiendo más que desde niña no le había negado nada al Señor. ¡Qué dicha tan grande haber tratado tan de cerca un alma así, que desde niña no negó nada al Señor!" (8-VIII-89).
A sugerencia del P. Morales envié un escrito a don Jesús Urteaga, director de “Mundo Cristiano”, quien decidió publicar su semblanza en la colección juvenil, nº 126. Con ocasión de mi investigación histórica en Sevilla, visité a las MM. Carmelitas de Sanlúcar la Mayor y les obsequié el librito. La Madre M. Mercedes del Corazón de Jesús me envió de su puño y letra un sentido poema que con mucho gusto les comparto en esta fecha tan entrañable.
CANTO A JUANI BENITO
Yo no conocí a Juani, no gocé de su amistad,
pero a sus cruzadas yo las oí relatar,
sobre las muchas virtudes que la vieron practicar
y leyendo esos relatos me llené de admiración
porque vi brillar en ella una imagen del Señor.
Un veintidós de febrero se abría esta linda flor,
la más hermosa, sin duda, que en Rollán floreció.
Muy pocos días después Jesús, el Hijo de Dios
quiso compartir con ella su divina filiación.
Un día once de mayo del año setenta y dos
recibía nuestra Juani su Primera Comunión.
Ella, como Teresita, pudo decir con razón:
"Aquel encuentro con Cristo fue toda una fusión"
Ya no eran Cristo y Juani ya eran uno los dos.
En junio del ochenta y uno fue Juani confirmada
y ya empezó a ser una perfecta cristiana.
Animosa, valiente, generosa y esforzada
se entreveía en ella a la futura Cruzada.
En mayo del ochenta y cuatro en la Cruzada ingresó
para recorrer aprisa la carrera del amor.
De la mano de María su camino emprendió
y fue dejando tras sí el perfume embriagador
de las heroicas virtudes que de Ella aprendió.
La sencillez, la alegría, y la servicialidad
brillaron en nuestra Juani de manera singular.
Nunca buscaba su gusto sino el de los demás,
hacer felices a todos ese era su ideal.
Por eso llegó tan pronto a la cumbre del amor
"allí donde sólo mora la gloria y hora de Dios".
En el año ochenta y nueve ya fue hospitalizada
y es que esta blanca hostia pronto sería inmolada
En la gran fiesta del Carmen hacía su profesión
entre ella y la Cruzada se dio otra nueva fusión.
Y el día ocho de agosto del año ochenta y nueve
voló a la casa del Padre sonriendo como siempre.
¡Qué gozo habría en el cielo cuando Juani allí entró!
En Rollán, su amado pueblo, todo era llanto y dolor,
en las moradas eternas todo gloria y esplendor.
Ya Juani y su Esposo la criatura y el Creador
eran una misma cosa eran ya un solo amor
pues se había realizado la eterna transformación.
¡Qué dichosa la Cruzada que ofreció a su Señor
para su honor y su gloria esta tan preciosa flor!.