Bastó una hora a ritmo de combi de Vicente y al rasgueo de las guitarras para ponernos en marcha. Nos llevamos un refigrerio a base de algo de fruta, un poco de queso y jamonada, y muchas ganas de respirar aire puro a pleno pulmón en compañía de los jóvenes que quisiesen continuar el Círculo de Estudios semanal de modo diferente.
Y ahí los tienen, 8, en la cumbre de los cerros de Cieneguilla. Con el deseo de forjarse, de dar un paso adelante, de subir, de ayudar y de cantar MÁS, MÁS Y MÁS.
Los puntos de Felipe en la cumbre fueron de lo mejor y más subido. La anécdota fueron otros puntos –de sutura- ya que se abrió el dedo al abrir la lata de sardinas. Así sucede hasta con los héroes más gigantes de la historia.
Aprendimos juegos, canciones, anécdotas, convivimos, compartimos comida y buen humor y hoy un sábado después nos encontramos de nuevo para seguir caminando. Y como nos ha dicho Monseñor Alemany en la Misa sin mirar atrás. ¿Qué corredor de atletismo deja de mirar adelante para llegar antes? Pues a poner la vista en lo que nos queda, el pasado a la misericordia, el futuro a la confianza. ¡Cuánto nos queda y cuánto podemos, verdad? Pues, adelante.