Monseñor Paco (obispo de Puerto Maldonado) me comentó: han contestado diciendo que no entra en los proyectos que ellos atienden. Quedé un tanto confuso y desesperanzado. Yo había pedido a ADVENIAT de Alemania para la construcción de las capillas de Pacal y de Puerto Carlos y del albergue, y para la adquisición de una furgoneta Toyota. Por pedir que no quede. No esperaba todo, pero nada…
En Cusco me dieron para una camioneta, en Maldonadillo para canoa y motor, incluso la parroquia San José de Essen apoyó para el albergue de estudiantes, por eso había algo que no cuadraba.
Así la sorpresa fue más agradable cuando Monseñor Paco me remite un correo de Christoph Huber, representante de ADVENIAT para Perú, en que avisa que está viniendo a Puerto Maldonado el 19 de octubre para visitar las obras de la capilla de Pacal y de Puerto Carlos.
El 16 llegan los seminaristas de Maldonado para animar la fiesta de nuestro patrón, Señor de los Milagros. Me traen dos cartas en que Christoph me anuncia que debo completar información para la camioneta y la capilla de Pacal. Parece que esto promete. Como está viniendo le podremos dar la información que guste, pero mejor que él vea el ambiente. El domingo 18, acompañando al seminario, llegamos a Maldonado. El lunes por la mañana me da tiempo a varios encargos y a las 11,30 con César Azcorra, encargado de los proyectos del Vicariato y al volante el digno Elmer nos encaminamos al aeropuerto. No hay tanto movimiento y no ha sido difícil que nos descubra Christoph con la pinta que llevo. Él también descuella del resto bípedo, porque, aunque es el menor de su familia, no le llegamos al hombro.
Es hora de tragar y en la Misión San Jacinto lo tienen preparado. Un rato de descanso para el que ha madrugado y a las 3 de la tarde comenzamos la ruta citadina.
Visita las instalaciones vicariales, la catedral, cáritas, la radio, el hogar que fue de Nuevo Futuro… Nos acompaña a comprar harina de pescado y de soya para los pollos y a las 7 acompaña a los seminaristas en su misa diaria y les da su homilía.
Es suizo y, como tal, maneja el alemán, francés e italiano oficialmente y además el castellano, portugués sin faltar el inglés. Joven sonriente se acomoda fácilmente a las circunstancias.
Para no apurarle el sueño hemos citado al taxi para el martes a las 7,30 de la mañana, casi da pena perder tiempo ya que para las 5,30 el sol está esplendoroso.
A las 10 estamos en Puerto Carlos y como la gente está a la espera no ha sido difícil reunir a las fans. Visitamos el terreno donde se quiere hacer la iglesia, hay abundante material acumulado de piedra, hormigón y arena.
En la capilla actual hacemos una reunión con los que van llegando y decidimos ver los planos con la maqueta más en Mijunawasi, casa de la comida, restaurate en quechua, donde efectivamente se presentó un pollo descuartizado sobre un montón de papas fritas y del que no quedó mas que los huesos.
Es la 1,15 de la tarde cuando decidimos ir para Colorado o mejor hasta Pacal, aprovechando la canoa de pasajeros que sale a las 2,30.
Apresuramos la rueda y, sin parar en la misión, llegamos al puerto a la hora legal. Un buen montón de gente está arremolinada y alguien habla por nuestro megáfono.
Al llegar al puerto San Carlos encontramos una amplia comisión de las autoridades de Colorado que iba a COFOPRI en Puerto Maldonado a protestar porque, dicen, ACA, una ong norteamericana, se quiere apropiar de todo nuestro territorio.
Aquí el pueblo en general está impidiendo que el fiscal y juez de Huepetue, que están de paso hacia Boca Amigo, viajen y se solidaricen con el problema del pueblo.
Media hora de discursos, lograron que se bajen de la canoa y nos dan vía libre para navegar. A las 4 estamos en Pacal. Los encargados quedaron en Colorado con la manifestación, el maestro constructor está tomando y no se le ve.
La capilla no ha cambiado de sitio, pero sí de aspecto, como que casi no la reconocí. Tiene levantado el techo y falta poner las calaminas. El piso también está casi concluído, faltan algunas tablas. También esperan su turno los horcones de la torre.
Sacamos algunas fotos para testimonio del avance, Como digo yo, para la historia.
Lo difícil es encontrar alguien que nos quiera retornar a Colorado antes de que se haga de noche. Recorremos infructuosamente el pequeño pueblo. Salud tiene canoa, al motor le han robado la aguja y no tiene motorista.
Casi las 5 llega una pequeña canoa algo destartalada, el dueño pone pegas pero se anima a hacer un expreso. Un minero llega solo y dice que va a Colorado, se ofrece a llevarnos.
Pasamos a su canoa. De momento no arranca su motor. Se le ve tomadito al sujeto y parece que el peke no se fía de él y con mucha razón. El del expreso tuvo que arrancarle, una vez en agua se apagó. Ya parece que nos jala la corriente. Vuelve a arrancar el dueño pero al minuto se apaga por falta de combustible.
Ya no arranca y enseguida volvemos a la altura de inicio. Nuestro expreso se acerca y nos recoge en segundo transbordo, dejando a su suerte al borrachito.
Sin más novedad llegamos al oscurecer a Colorado. Procuro tocar la campana para que conste que estamos y la misa se hace más amena de lo ordinario. Todos participan, también Christoph y César se presentan.
Una reunión con los chicos del albergue satisface la curiosidad de todos. Aprovechamos para comer algo antes de la reunión oficial para completar los datos informativos de nuestros proyectos y solicitudes.
Cuando se apaga la luz del pueblo seguimos con la luz de la batería que es suficiente para aclararnos. Yo procuro escribir en el ordenador lo que me han pedido y por la mañana lo he impreso para que se lo lleve en mano.
La noche está tranquila pero a lo lejos bucila abundante iluminando las nubes. No se oyen truenos y pareciera que la cosa no nos atañe. Pero a media noche llegó la lluvia que no descansó hasta las 8 de la mañana.
Nuestro plan parece truncarse, a eso de las 9 bajamos hacia el paradero y de inmediato encontramos un carro dispuesto a salir con 2 pasajeros hacia Puerto Carlos y a nosotros nos dejará a nuestra suerte en el cruce hacia Delta.
Una hora de espera en la caseta vacía del guarda que cuidaba la entrada a la carretera, hablando con el vaquero que cuida en bici al ganado travieso que se le escapa.
César le comenta a Christoph, para que veas que hace falta una camioneta. Pasan bastantes hacia Colorado, pero esta ruta está perezosa.
Pasan de las 11 cuando llega una camioneta azul, nos acomodamos en la tolva, y llegando mediodía aprovechamos a llenar el estómago con el pollito y sus papas fritas que la mamacha nos había preparado para el día anterior.
La carretera está resbalosa y más lentorra. Llegamos a las 13 horas a Delta 1 y sin más preámbulos abordo a una camioneta que va a Huepetue. Está cargada y dispuesta a salir de inmediato.
Le indico que viene desde Alemania para visitar y que nos dé una vuelta por el pueblo, sobre todo paramos donde se ha preparado el terreno para la capilla para hacer fotos y hablar con Moisés, el presidente de los carpinteros, que se han ofrecido a hacer el esqueleto, plantar horcones y armar tijerales.
Los pilotos, bien amables, son jóvenes de Cusco y Pucallpa, se van turnando en el timón y en la tolva, que estos viajes son fatigosos, aunque sean jóvenes.
Parece ser que en las cabeceras no ha llovido y los ríos son pasables. A las 3,30 llegamos a casa de las hermanas de Huepetuhe. Nos esperaban para comer y hemos cumplido el reglamento aunque sea con retraso.
A las 4,30 cuando estábamos en pie para salir nos llama el P. Martín desde Mazuco. Así ya no hizo esperar a su gente citada para las 4.
Sin llegar al paradero una camioneta nos lleva gratis hasta el puerto, va cayendo la tarde pero llegamos a encontrar una canoa que nos acerca a Mazuko donde nos espera un Keke recién hecho.
Son las 6 de la noche y entre coloquios, reunión y visiteo está claro que para las 8 no pueden llegar a Maldonado para cumplir con el compromiso de cenar con los seminaristas.
No te preocupes ellos saben cenar solos. Martín avisa, por si acaso, por teléfono y seguimos con nuestro plan hasta las 8 en que recién se llenó el carrito rumbo a la capital departamental. Llegarán a eso de las 10, a tiempo para descansar, que mañana el vuelo es a las 12,30 de mediodía.
Yo prefiero quedar a hacer noche en la cama que me siempre me espera silenciosa en esta casa y a las 5,30 con un sol madrugador salgo a buscar ventura.
Parece que no hay gente para Puerto Carlos y como una hora hemos estado dando vueltas en el carro buscando clientela.
De todas formas a las 7,30 Angélica me entregaba el presupuesto y el requerimiento de material que el maestro albañil, Lucio Cuevas, le ha entregado. Vamos en su busca, pero su esposa nos dice que ha ido a cargar madera a Playa Oculta.
Aprovechamos a desayunar un tesito, pues todavía me dura la cena de Mazuko y en la calle me encuentra el carro para Colorado, donde llegamos hacia las 9,30 dispuestos a desayunar de verdad.
Primero la ducha para dejar todo lo que se pega en el camino, aunque no he sudado, gracias a la sombra que deja una noche lluviosa.
Después a llamar por teléfono a Lima para pedir presupuesto de la camioneta, poner en limpio los informes, presupuesto, planos… para la parroquia de Puerto Carlos.
Parece que el sueño nos ha dejado en paz para acabar la tarea aunque sea a la luz de la batería, hostigado por los zancudos que aprovechan la soledad para fustigar mi calva.
El último invento que he traído en este viaje ha sido un cargador de batería que además es inversor. Significa que mientras hay luz del pueblo carga la batería y después puede seguir escribiendo con la suya propia del ordenador y antes de que se agote le doy la clavija al conversor y va renovando energías.
Además es capaz de mover la impresora que también me sirve de fotocopiadora. Todo un elemento de progreso en este mundo de carestía. Al fin todo ha llegado y he rellenado papeles. La profesora Yanet se encarga de llevarlos al Correo de Maldonado. Sólo hace falta que llegue a Alemania y regrese con buenas noticias.
Se va superando
Es el segundo año que nos acompañan los jóvenes seminaristas de Puerto Maldonado para animar la fiesta del Señor de los Milagros. Como si todo estuviera preparado han llegado el viernes 16 para almorzar, aunque con retraso no faltó apetito.
La primera tarea fue pelar, papas, pepinos… limpiar y adornar la iglesia…
Por la noche tuvimos la misa con confesiones. Aunque éramos dos, el Rector y yo no ha sido pesado, este año no ha habido tanta clientela.
Por la noche, y bien de noche seguía la peladura de ajos, y la molienda ya que los de salud se han encargado este año de organizar la fiesta y están preparando comida para 250.
El sábado 17 llega Santos Kaway Komori, el presidente de la Región Madre de Dios, queriendo poner la primera piedra del centro educativo, inicial, primaria y secundaria en lo que será la nueva urbanización.
Aceptó ser padrino de todos los que hacen el bautizo y primera comunión, les ha obsequiado con una chocolatada con su bizcocho y torta. Que todos saboreamos después de la misa. Una misa animada por la banda del colegio y la danza dirigida por la licenciada Yolanda, bien animosa.
En especial ha apadrinado a Gean Franco, el hijo pequeño de Meche, nuestra cocinera. Le ha traído su ropa y zapatos y se ha portado casi bien en toda la ceremonia.
Ha podido ver las instalaciones del albergue y el proyecto que tenemos para construcción de otro mayor. Ha quedado comprometido en apoyar e inmediatamente los arquitectos han tomado medidas.
Se alargaba la plática y nos han tenido que reclamar que le esperaban en el Colegio. Allí fuimos, danzas, discursos, brindis… no podían faltar. Lo que no me esperaba es que el propio Presidente pidiera a la población que apoyen al Padre, transformará este pueblo.
Ante tanta bulla yo quise darle también mi mensaje: pero que vayan a clase. El fotógrafo siempre a la ocasión inmortalizó el gesto en que parece que le estoy dando un beso oculto tras los dedos de mi mano. Lo vi expuesto en la sede del Gobierno en clave de humor.
Hacia las 4 de la tarde marcharon derramando buenas promesas y dejándonos todas las gaseosas que sobraron.
Por la noche la procesión. Esta vez los cargadores formaron sus cuadrillas uniformados con el hábito morado a la usanza de Lima. Primera vez que se veía a los hombres en grupo y como protagonistas.
Los seminaristas iban haciendo las estaciones del Vía Crucis en cada altar que encontrábamos. Reponían fuerzas con los refrescos que repartían. Durante el recorrido seguíamos cantando. No había prisa y pudimos pasar la procesión por el barrio chino, quienes tuvieron la delicadeza de apagar sus altavoces y saludar al Señor desde la puerta y ventanas.
Cuando llegamos al Centro de Salud se alargó la serenata, con canciones alegres, palmas y discursos. Parece que no quieren moverse y se oye repetir: está bonito, se va superando. Cuando entramos por la iglesia son más de las 10.
El domingo 18, después del sagrado izamiento, tuvimos la misa de confirmación, 10 entre jóvenes y adultos. El digno rector hizo una larga homilía que a nadie aburrió.
Fotos de rigor y después de comer y con un tiempo tranquilo, salimos en el volquete de la Municipalidad, dando tumbos y brincos, hacia Puerto Carlos.
A la mitad del camino la lluvia anuncia su presencia. Yo voy en cabina con el Rector, los jóvenes al aire libre. Rezo alguna avemaría para que no sea fuerte el chaparrón.
Como tenían calor… comenta el Rector.
Llegamos a Puerto Carlos cuando arreciaba, justo para refugiarnos bajo el tendejón de los comerciantes. No se ve ambiente de misa. Parece que José no ha tenido suerte con la preparación de primera comunión.
Pronto calmó la furia y caminando nos dirigimos al puerto. Una furgoneta amiga se ofrece a llevarnos, que hay que pasar charco.
Entre dos canoas nos chimban a la otra orilla donde espera impaciente el chofer de la combi que les trajo desde Maldonado y ha esperado estos días un tanto aburrido.
Como están muy apretados Alquilamos un carrito y nos adelantamos con el Rector y otro seminarista y el digno Elmer que nos ha acompañado estos días.
Para las 6, junto con la noche, llegamos a la misión San Jacinto. Fr. Domingo Sapán me recibe, viene a visitar a su familia. Él es de Maldonado y yo lo conocí en 1983 cuando llegué a Sepahua y desde entonces creo que no nos habíamos visto.
Jornada completa, misión cumplida. Quiera Dios que haya servido para algo.
Pablo Zabala Martínez [fr.zabala@gmail.com]