viernes, 20 de febrero de 2009

SAN JOSÉ, PATRONO DEL PERÚ

Aunque ni nació ni murió en Perú, sin embargo, el Gobierno Peruano lo eligió como su patrono. Semanalmente, los miércoles; mensualmente cada 19; y cada año, el mes de marzo –particularmente el día 19- además del 1 de mayo (San José Obrero) celebramos la fiesta de San José. Aunque es el patrono del Perú, salvo los artesanos peruanos y alguno de nombre José y otros devotos como los Oblatos de San José, pocos serán los que le recuerden. Justo en estos días en que se debate en el Congreso de la República acerca de reconocer el rol protagónico de la Iglesia Católica en la historia peruana, viene bien recordar que San José fue declarado patrono del Perú por los Padres de la Patria de 1828.

La Historia de la República de Jorge Basadre es siempre una fuente de gratas sorpresas. Así, al leer en su primer tomo el capítulo acerca de las relaciones Iglesia-Estado se da cuenta de cómo el Congreso Constituyente de 1828, restituye la fiesta del Santo Patriarca en el calendario de fiestas de guardar y lo elige como Patrono de la República. El 14 de Marzo, en el tercer ´Considerando', precisó que los peruanos profesan particular devoción al glorioso San José, y que así en todas las Iglesias de la República se celebra su conmemoración un día de cada mes y que todos los peruanos profesan particular devoción al glorioso San José, y por eso el Congreso elige y tome por patrono de la República al glorioso San José, y la pone bajo su especial patrocinio'. Como atinadamente recordó el Padre Armando Nieto en el Simposio Internacional sobre San José del pasado mes de agosto del 2002, coincidían circunstancias bien curiosas: como presidente del congreso fungía Francisco Javier de Luna Pizarro, más adelante (1845-1855) Arzobispo de Lima, Lima no tenía arzobispo (sólo en 1834 sería promovido Monseñor Jorge Benavente), la arquidiócesis estaba regida por un Deán, no había ningún representante del Vaticano ni Nuncio Apostólico, el presidente de la República era el general José de la Mar y el Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores que refrendó el decreto josefino fue el destacado liberal y masón Francisco Javier Mariátegui.

Este hecho y otras múltiples manifestaciones de una secular devoción a San José, manifestado en cofradías, decretos conciliares y sinodales, su presencia en la toponimia y numerosos patronazgos de la patria, capillas, centros educativos, seminarios, monasterios, congregaciones, instituciones de obras sociales y benéficas, llevó a los Obispos de la Asamblea Episcopal a solicitar al Romano Pontífice en 1957 que ``confirmase la elección del Celestial Patriarca como Patrono de la República Peruana”, a la cual el Santo Padre Pío XII accedió emitiendo el 19 de Marzo del mismo año el Breve Apostólico con el cual declaró al “Patriarca San José, Esposo de la Virgen María, principal Patrono ante Dios de la Nación Peruana, con todos los honores y privilegios litúrgicos que corresponden a los Patronos de los lugares”.

La exhortación apostólica Redemptoris Custos (San José, el Custodio del Redentor, 1989) de Juan Pablo II actualizó el título de San José como Patrono del Perú. Recordemos que ya en 1560, el primer Arzobispo de Lima, Fray Jerónimo de Loayza, erigió el 3 de Noviembre del mismo año la Hermandad del Señor San José, la que se vio crecer en poco tiempo debido al ingreso entre sus cofrades de los aserraderos, carpinteros y alarifes, haciéndose al mismo tiempo eje del gremio que los habría de representar. A tal punto llegaba por entonces la devoción a nuestro Santo, que cuando el Concilio Provincial de Lima del año de 1583 fijó los días de guardar sin considerar la festividad del Señor San José, los socios de su Cofradía pidieron al Sínodo Diocesano de 1592, presidido por el Arzobispo Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, fuese de guardar dicha fiesta, éste dispuso:·”habiéndosenos pedido en este presente Sínodo por parte de los cofrades de la Cofradía de San José de esta ciudad, se guardase la fiesta de dicho Santo: habiéndolo conferido y tratado con el clero y pueblo que estaba presente, mandamos guardar la dicha fiesta de San José en esta ciudad”.

Una presencia decisiva josefina la representan los Oblatos de San José. Baste recordar que el milagro de canonización de José Marello, su fundador, en noviembre del 2001, se dio aquí en Perú, con la curación milagrosa obtenida en Alfredo e Isila Chávez León, dos niños peruanos de Ranquish-Pomabamba (poblado andino a 3.800 metros de altura) quienes salvaron su vida a pesar de sufrir broncopulmonía con fiebre alta, disnea y cianosis en pacientes con desnutrición crónica.

Ojalá cada 19 de marzo, fiesta de San José, “rompamos el silencio sobre el santo silencioso”, tal como simpáticamente comentó en Lima uno de los grandes especialistas del santo, el P.Tarsicio Stramare, OSJ. Si los padres de la patria en 1828 miraron al Santo y le pusieron como patrono de una nación naciente, cómo olvidarlo ahora que el Perú busca denodadamente encontrar su identidad y misión

 

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