“La juventud es la que mantiene al resto del mundo a la temperatura normal. Cuando la juventud se enfría al resto del mundo le castañetean los dientes”. ¡Cuando un joven cae, todos caemos! Qué mirada tan distinta la de un gran maestro como Don Bosco: ¡Jóvenes, me basta con saber que son jóvenes para amarles! Les espero a todos en el Paraíso!”
¡Cómo duelen las acciones de los jóvenes de las barras bravas o los crímenes recientes en los que están involucrados los jóvenes! ¡Qué desafío la cárcel de Maranguita con cientos de adolescentes y jóvenes!
En medio de este ambiente de crispación, les comparto un texto que es un bálsamo y una invitación serena a nuestra responsabilidad. Nos lo ha escrito nuestra Decana de Educación en la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Gracias.
«Bolón tiembla detrás de las rejas» «Sin piedad en contra de las barras bravas»
Son algunos de los titulares con que los medios, después de haber creado al «monstruo», aseguran a la sociedad que… todo está ok. Así que ¡tranquilos!
Pero ¿y esos jóvenes?, no han nacido para ser delincuentes y pasar la vida detrás de las rejas. Quizás habría sido suficiente que algún adulto se hubiera ocupado de ellos, que algún maestro le hubiera dado su tiempo, su simpatía, le hubiera prestado sus libros… para que su destino fuera otro. Un encuentro, una ocasión es lo que todo hombre –todo joven– supremamente necesita.
Ustedes que están en la universidad han tenido esta ocasión. No la desperdicien y ¡no olviden su responsabilidad!
Giuliana Contini