miércoles, 30 de diciembre de 2009

AÑO NUEVO, LA PÁGINA MÁS BELLA

Te comparto algunas ideas que he preparado para los militantes de Santa María. ¡Feliz Año!

 

1.   Año nuevo, vida nueva. Ahora comienzo. Borrón y cuenta nueva. Es uno de los días del año que parece que la oración sale sola. Mirar al Niño Dios de Belén y a nuestra Madre, Santa María, contemplar, y se van acumulando proyectos y buenos deseos. Hacer la oración como si fuese de estreno, la mejor de tu vida. A mí me gusta este texto de R. Tagore que te comparto:

Has escrito muchas páginas en tu libro,

Unas son tristes, otras alegres;

Unas son limpias y claras,

Otras son borrosas y oscuras.

Pero aún queda una página en blanco,

la que has de escribir en este día.

Te falta llenar la página de hoy.

Piensa y quiere que ésta sea la página

Mas bella, la más sincera, la más sentida.

Cada mañana al despertar,

recuerda que aún has de llenar

la mejor de tus páginas,

la que dirá lo mejor que tú puedas dejar en el libro

que estás escribiendo con tu propia vida.

Piensa que siempre te falta por escribir la página más bella.

1.   Jornada Mundial de la Paz.SI QUIERES PROMOVER LA PAZ, PROTEGE LA CREACIÓN

Orar por la paz. El corazón de la paz es la paz de corazón. El Papa dedica el mensaje de este año a la Creación. Te adjunto dos textos que te ayudarán a meditar la primera lectura del libro de los Números 6,22-27: "Invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré". Buen momento de retomar los Ejercicios: El hombre es creado para alabar, bendecir…

12.La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y se siente en el deber de ejercerla también en el ámbito público, para defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre todo para proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente relacionada con la cultura que modela la convivencia humana, por lo que «cuando se respeta la "ecología humana" en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia».[xxvii] No se puede pedir a los jóvenes que respeten el medio ambiente, si no se les ayuda en la familia y en la sociedad a respetarse a sí mismos: el libro de la naturaleza es único, tanto en lo que concierne al ambiente como a la ética personal, familiar y social.[xxviii] Los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada en sí misma y en su relación con los demás. Por eso, aliento de buen grado la educación de una responsabilidad ecológica que, como he dicho en la Encíclica Caritas in veritate, salvaguarde una auténtica «ecología humana» y, por tanto, afirme con renovada convicción la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier condición en que se encuentre, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza.[xxix] Es preciso salvaguardar el patrimonio humano de la sociedad. Este patrimonio de valores tiene su origen y está inscrito en la ley moral natural, que fundamenta el respeto de la persona humana y de la creación.

14.Si quieres promover la paz, protege la creación. La búsqueda de la paz por parte de todos los hombres de buena voluntad se verá facilitada sin duda por el reconocimiento común de la relación inseparable que existe entre Dios, los seres humanos y toda la creación. Los cristianos ofrecen su propia aportación, iluminados por la divina Revelación y siguiendo la Tradición de la Iglesia. Consideran el cosmos y sus maravillas a la luz de la obra creadora del Padre y de la redención de Cristo, que, con su muerte y resurrección, ha reconciliado con Dios «todos los seres: los del cielo y los de la tierra» (Col 1,20). Cristo, crucificado y resucitado, ha entregado a la humanidad su Espíritu santificador, que guía el camino de la historia, en espera del día en que, con la vuelta gloriosa del Señor, serán inaugurados «un cielo nuevo y una tierra nueva» (2 P 3,13), en los que habitarán por siempre la justicia y la paz. Por tanto, proteger el entorno natural para construir un mundo de paz es un deber de cada persona. He aquí un desafío urgente que se ha de afrontar de modo unánime con un renovado empeño; he aquí una oportunidad providencial para legar a las nuevas generaciones la perspectiva de un futuro mejor para todos. Que los responsables de las naciones sean conscientes de ello, así como los que, en todos los ámbitos, se interesan por el destino de la humanidad: la salvaguardia de la creación y la consecución de la paz son realidades íntimamente relacionadas entre sí. Por eso, invito a todos los creyentes a elevar una ferviente oración a Dios, Creador todopoderoso y Padre de misericordia, para que en el corazón de cada hombre y de cada mujer resuene, se acoja y se viva el apremiante llamamiento: Si quieres promover la paz, protege la creación.

2.   Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Los textos de Gálatas 4,4-7 (Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer) y Lucas 2,16-21 (Encontraron a María y a José y al Niño) nos ponen de lleno frente a María, Madre de Dios, la Teotokos.

 

Es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de enero– del templo "Santa María Antigua" en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma. La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de "María, Madre de Dios" (Theotókos) que han sido encontradas en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa en tiempos de las persecuciones.

Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II– se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.

De esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.

En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: "¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses". Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso –la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años– e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: "Se dirá: ¿la Virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el Verbo viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la eternidad... Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir que nació de mujer".

Sb 18, 14 Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se encontraba en la mitad de su carrera, tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo, desde el trono real.

Y es que, como todo en esta historia, también sin saberlo, los pastores de ovejas se han convertido en pastores de hombres, pues nos han señalado a nosotros el camino que conduce a Pastos de vida eterna. Cuantos acudimos gozosos y cansados al establo de Belén, acudimos como ovejas guiados por aquellos hombres que llevaban tras de sí, por supuesto sin saberlo, a toda una Humanidad. Y sucedió, sin embargo, en silencio y de noche, porque ese Dios apasionado y nervioso es, sin embargo, sumamente recatado, y el pudor de aquella Virgen, el esplendor del varón casto, y la Luz que nace de lo alto, lo hacen "sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz" (Sal 18, 4).

Y así, en silencio, aquella jovencita de Nazaret se ha convertido en la Madre de Dios y en la dispensadora, para la Humanidad entera, del único alimento que puede saciar su hambre de eternidad. Como una fuente silenciosa, de sus brazos, como antes de su vientre, manará el agua de la Vida que un día habrá de derramarse sobre la tierra desde un costado abierto por una lanza. Y todo ello, en silencio, porque es tiempo de adorar...

¡Feliz año, adorando al Niño Dios, con Santa María, Madre Dios, madre mía!

 

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