Con ocasión del décimo aniversario del fallecimiento de la Beata Madre Teresa de Calcuta, Planeta Testimonio publica en Colombia para América el libro “Ven, sé mi luz. Las cartas privadas de la Santa de Calcuta”.(2008, 487 pp)
«Come Be My Light» («Ven, sé mi luz»), recoge escritos de la beata, en parte inéditos, que revelan cómo durante largos años de su vida experimentó el terrible sufrimiento de no experimentar el amor de Dios. Renunció a su propia luz interior para iluminar a quienes vivían en la oscuridad, diciendo: «Sé que no son más que sentimientos». En una carta a Jesús, escribió: «Jesús, oye mi oración, si esto te complace. Si mi dolor y sufrimiento, mi oscuridad y separación, te da una gota de consolación, haz conmigo lo que quieras, todo el tiempo que desees. No mires mis sentimientos ni mi dolor». «Soy tuya. Imprime en mi alma y vida los sufrimientos de tu corazón. No mires mis sentimientos, no mires ni siquiera mi dolor».Y esto resume lo que considero el fundamento de su misión: «Si un día llego a ser santa, seguramente seré una santa de la "oscuridad". Seguiré estando ausente del Cielo para dar luz a quienes están en la oscuridad en la tierra...». La Orden ha crecido casi en mil hermanas, de unas 3.850 a 4.800 hoy, y hemos añadido unas 150 casas en más de catorce países. La obra de Dios sigue.
El recopilador de esta obra, el Padre Brian Kolodiejchuk M.C., postulador de la causa de beatificación y colaborador de Madre Teresa de Calcuta por veinte años, pone al descubierto en esta publicación un retrato más personal e íntimo de la Beata de Calcuta. Con la edición de este libro espera que “todos puedan entender algo de su intimidad; comprender de sus propias palabras cómo vivió, su amor y su fe en Jesús”.
En el libro se recogen las cartas -en su mayoría inéditas- que la religiosa de origen albanés, escribió a sus más cercanos confidentes durante sesenta años, en las que se descubre su desolación al sentirse rechazada por Dios (una especie de “noche del alma”, experimentada también por otras almas santas en la historia de la Iglesia) y sus reflexiones acerca de su propio cometido en esta vida.
El Padre Brian Kolodiejchuk M.C. ha explicado con ocasión de “Ven, sé mi luz” que en 1942, la Madre Teresa hizo un voto privado de nunca negar a Dios, expresando en “una carta dirigida a Jesús en la que acepta no negar nada a Dios” y esa es la clave para entender este “rechazo” o “noche de alma”; pues, aceptar esto, implicaba que no le negaba a Dios ni siquiera el sentimiento de sentirse rechazada por Él. A este propósito, se describe una práctica enraizada en la cultura albanesa muy peculiar sobre los juramentos o votos: “Tienen los albaneses una palabra, BESA, que significa que, aunque usted haya matado a mi padre y la policía le esté buscando, si yo le he dado mi palabra, aunque la policía me mate, no revelaré su nombre” (p.51)
La Beata Madre Teresa supo sobrellevar esta “oscuridad del alma” ejercitando un “apostolado de la sonrisa” mientras hacía su trabajo entre los más pobres y personas en situación de abandono en las calles de Calcuta, en India y luego en el mundo entero.
El libro revela así la espiritualidad de la Madre Teresa y sus luchas internas por cumplir la voluntad de Dios en todo momento, a pesar de la experiencia espiritual de padecer una “noche oscura” en su alma, vivencias a las que también han sido sometidos otros santos en la historia de la Iglesia. Se ve el corazón desbordante de Madre Teresa, la primacía de la vida interior. Ella remarcaba que uno no puede darse sin medida a los demás, si no existe antes una sólida vida interior. Como dicen los comentaristas “Su amor a la Eucaristía nos enseña que el contacto con el ‘Pan Vivo’ bajado del cielo es siempre impulso para la caridad, pues la Eucaristía lleva consigo el compromiso por los demás”. En las cartas privadas de la Madre Teresa se puede deducir como eje central alrededor del cual se entiende toda la vida de la Santa de Calcuta su amor a Jesús. La Madre Teresa amó a Cristo hasta el extremo. “A su vez, su amor a los más necesitados es fruto del amor a Jesús. Es la consecuencia de un corazón que se desborda de amor a Dios. La Madre Teresa había descubierto el angustioso disfraz de Jesús en los rostros de los pobres. Para ella, los pobres nunca fueron números. Cada uno de ellos era único e irremplazable”. También la Madre Teresa participó del abandono de Cristo en la Cruz. Ella vivió la paradoja cristiana. La cruz y la alegría no se repelen como el polo negativo y el positivo en las leyes de la física. Al contrario, la alegría cristiana tiene sólidas raíces en forma de Cruz. Por eso, la alegría y la bondad surcan toda la vida de la Madre Teresa. Ella quería ser sonrisa para los demás aunque en su interior sufría intensamente. De esta forma, la Madre Teresa nos enseña que la alegría es el distintivo del cristiano. Solo así podemos hacer verdadero apostolado.
Solía decir: “Sólo nos llevaremos a la otra vida lo que hayamos entregado en ésta”. Entre las numerosas anécdotas que lo confirman, selecciono una relacionada con el Rosario. Su acción siempre la acompañaba de la oración. Un día fue a una farmacia con una lista larguísima de medicinas. Le dijo al dueño que necesitaba todo eso, y que no tenía dinero para pagarlo. El propietario se rió de ella y le dijo que aquello no era un dispensario gratuito, que se había equivocado de sitio. La Madre, por toda respuesta, se sentó a un lado y comenzó a rezar el rosario. Apenas acabó, el dueño le dijo:-Bien, bien, le daré todo lo que me pide. Y en seguida llenó una gran caja con todas las medicinas y se las regaló.
Ahora se entiende mejor la fuerza de una frase preciosa que no me resisto a copiar: “Aférrense al Rosario como la enredadera se aferra al árbol –porque sin Nuestra Señora no podemos mantenernos”.(p.178)