P. Miguel Girón Esteso, S.J. Acuarelas de la infancia, Lima 2010, 148 pp
La dedicatoria del libro lo dice todo: “A mis padres, que con su bondad sembraron en mi corazón la fe y el amor a Dios”.
Añadimos las palabras introductorias: “En estos poemas deseo expresar los sentimientos más profundos al recordar personas, hechos y cosas muy concretas de mi vida en los años de mi infancia y de mi juventud. No es un simple recuerdo que intenta evocar hechos pasados; es todo un memorial de acontecimientos sencillos y grandiosos que hablan de Dios presente en sus criaturas en este rincón rico y fecundo de la Mancha que es mi pueblo” p.15.
Escribe el prólogo el P. Abel Larrea, quien da testimonio de cómo “han pasado 30 años desde que el Señor entrecruzó nuestros caminos y a mí, particularmente, me concedió la gracia de escuchar la llamada al presbiterado en la Parroquia “Santo Toribio” de Lima, de la cual él era párroco y ahora lo soy yo por gracia de Dios” p.9
Felicito al seminarista Steven Neyra por tan genial iniciativa que compartí desde el primer momento y a quien agradezco su constancia en la transcripción y organización de la obra. De igual manera, nuestra gratitud a Monseñor Javier del Río, arzobispo de Arequipa, responsable de la edición como “un signo de su aprecio y gratitud al P. Miguel y a la Compañía de Jesús” p.13
La obra se articula en seis secciones. La primera y nuclear “acuarelas de la infancia” con 40 poemas en los que desfilan tanto el paisaje como el “paisanaje” de La Mancha; la verdad que el P. Miguel tiene la habilidad de hacernos oler el pino, de acompañar al ciego pregonero, de calentarnos con la estufa, de participar en la matanza del cerdo, de contemplar la luna llena, de cantar sudoroso mientras siega. La segunda, entrañable, sobre su familia (poemas del 41 al 45). La tercera, “fiestas populares” (del 46 al 48), del pregón de fiesta, la tarde toros y la noche de Pascua. La cuarta (49 y 50) “recuerdos de mi vocación”. La quinta, “experiencia religiosa” (del 51 al 55), de la que me ha estremecido “muerte cruel” en la que relata el acompañamiento a dos condenados a muerte desde la cárcel central de Lima, el Sexto, hasta la isla del Frontón donde fueron fusilados al amanecer del 4 de febrero de 1976. Por último, la sexta, “sincera amistad”, en recuerdo del P. Romeo Luna Victoria, quien falleció en accidente de avión el 18 de diciembre de 1984 cuando viajaba a un campamento de Petroperú para prestar su servicio sacerdotal. Selecciono la número 29.- Luna Llena
Qué grande estaba la luna
en las noches de verano
allá por el horizonte
mirando hacia Pozo Amargo
cuando los grillos cantaban,
y regresaban cansados
al pueblo, los segadores.
Las horas iban pasando…
y la luna allá en el cielo
subiendo más y más alto,
como guardián en la noche
estaba como observando
serena, majestuosa
en aquel cielo estrellado
lo que ocurre aquí en la tierra.
Profundamente asombrado
la miraba fijamente
recostado sobre el brazo.
¿No será el rostro de Dios,
me preguntaba callado,
que se asoma desde el cielo
en las noches de verano?
Lima, 02 de octubre de 1995
Una auténtica delicia todos los poemas. Quién diría que nuestro querido P. Miguel tiene 83 años bien cumplidos, pues nació un 16 de septiembre de 1926, y que contagia a todos simpatía, buen humor y muchas ganas de vivir, para ser mejor. ¡Gracias por estas “acuarelas” de belleza”, verdad, bondad, autenticidad!