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“Rezo mucho, soy católico e intento ser una buena persona”. En una reciente visita al Vaticano compró 30 crucifijos para sus jugadores. |
José Mourinho, flamante vencedor del triplete con el Inter de Milán (Calcio, Copa y Champions) y virtual entrenador del Real Madrid para la próxima temporada, es un personaje que no deja a nadie indiferente.
A pesar de su facilidad para provocar –de reciente factura es su celebración en el Camp Nou o sus gesticulaciones siempre presentes desde el banquillo– su rendimiento en los equipos que ha entrenado habla por sí solo. Hizo campeón de Europa al humilde Oporto en 2004, completó grandes temporadas con el Chelsea aunque sin llegar a ganar la Champions y, ahora, ha ganado todo con el Inter.
De su persona destaca su liderazgo, la forma de quitar la presión a sus futbolistas atrayendo todos los focos sobre sí mismo y ahora también se le conoce por su fe en Dios.
Preguntado recientemente por el secreto de sus éxitos, Mourinho hizo la siguiente declaración para BBC Sports: “Rezo mucho. Soy católico, creo en Dios. Intento ser buena persona de modo que Él pueda dedicarme un poco de su tiempo para darme una mano cuando lo necesito”.
‘A Dios rogando…’
Se encomendará unos minutos a Dios pero lo que es seguro es que el resto del tiempo no ahorra esfuerzos ni le falta ambición para conseguir sus objetivos. Todo el mundo le tiene por un enfermizo trabajador y un excelente profesional. Destaca su minuciosa preparación de los partidos, el control de cada detalle sobre sus jugadores y su especial relación con ellos.
En este sentido le define esta afirmación: “no basta con trabajar duro, hay que trabajar bien”. Se muestra partidario de “crear un liderazgo positivo en los jugadores, un liderazgo aceptado por todos que no esté basado en el estatus o el poder. Con una atmósfera así, hasta el vigilante o el cocinero se sienten parte del grupo y partícipes del éxito”.
A continuación un vídeo que muestra el lado más humano del entrenador portugués con su hijo en hombros durante la última celebración en el Bernabeu.
Visita al Vaticano... y a la capilla del Camp Nou
Muestra de sus creencias religiosas fue la visita privada que hizo el pasado 3 de mayo al Vaticano, acompañado por varios directivos del Inter. Durante la misma, según recoge el diario AS, rezó unos minutos en la Capilla Sixtina. Y no se fue sin comprar una treintena de crucifijos, escogiéndolos uno a uno, que repartió entre jugadores y empleados del club.
La misma noche en que eliminó al Fútbol Club Barcelona en las semifinales de la Champions, quiso agradecer el pase a la final rezando unos minutos a la Virgen en la capilla del Camp Nou, cerca de los vestuarios.