20 años del asesinato de una misionera australiana Irene McCormack en Perú
OMPRESS-PERÚ (27-5-11) El pasado 21 de mayo se cumplían 20 años de la trágica muerte de la misionera australiana en Perú, Irene McCormack, Hermana de San José del Sagrado Corazón, la congregación fundada por la primera santa australiana Mary MacKillop, canonizada en octubre de 2010 por el Papa Benedicto XVI.
Las Hermanas de San José llegaron a Perú en 1981 para vivir entre los pobres de la capital, Lima. En 1989 la hermana Irene y su compañera Dorothy Stevenson se trasladaron a un pueblecito de 500 habitantes llamado Huasahuasi, en los Andes. Era un periodo muy difícil y trágico en Perú, con una insurrección violenta del grupo terrorista comunista “Sendero Luminoso”.
Este grupo lanzó una advertencia a los sacerdotes y religiosas que tuvieron que abandonar en diciembre de 1990 Huasahuasi. Sin embargo, las hermanas volvieron en enero porque estaban convencidas de que la Iglesia no debía abandonar al pueblo en necesidad. Sin un sacerdote residente, las hermanas continuaron sirviendo a la gente, encargándose de los servicios litúrgicos, la enseñanza y aportando alimentos a la población.
En la noche del 21 de mayo de 1991, un grupo armado de Sendero Luminoso entró en la aldea. Cuatro hombres fueron sacados de sus casas y llevados a la plaza del pueblo. La guerrilla también fue al convento, donde Sor Irene estaba sola, ya que la hermana Dorothy estaba recibiendo tratamiento médico en Lima. Amenazaron con volar la puerta si no salía. Ella salió y fue llevada también a la plaza.
Tras la pantomima de un juicio en el que acusaron a la hermana de ser una agente yanqui y, a pesar de que casi toda la población intentó salvarla diciendo que siempre había estado al lado de los más desfavorecidos, la obligaron a ella y a los otros cuatro detenidos a tumbarse boca abajo en medio de la plaza. La hermana Irene fue la primera en ser ejecutada, un tiro en la cabeza, disparado por una niña soldado. Fue enterrada en el cementerio de Huasahuasi, en un nicho donado por un feligrés.
En los 20 años transcurridos desde su muerte, el nombre de la hermana Irene McCormack se ha asociado a muchas obras, entre ellas una universidad en Perth que lleva su nombre. En Perú, donde continúan con su misión sus hermanas australianas, neozelandesas y peruanas de congregación, el aniversario de su muerte se celebra cada año con una semana dedicada a los derechos humanos
(De mi libro “Peruanos ejemplares”: Irene McCormamack
Natural de Perth (Australia), miembro de la Congregación de San José del Sagrado Corazón, llegó al Perú en 1987. Trabajó en el barrio “El Pacífico” del distrito de Los Olivos, donde se inció en el trabjao de Catequesis Familiar y luego en Huasa-Huasi, a 40 kilómetros de Tarma, Junín. Allí se preocupó por los estudios y la recreación de los niños y jóvenes, haciéndose cargo de la liturgia. Trabajaba con las mujeres organizando un centro de Cáritas que servía a 30 caseríos de los alrededores. Gracias a la creación de un taller de confección de tela de balleta aseguró el ingreso económico y el bienestar de numerosas familias. Las faenas comunales y una olla común semanal enriquecían la solidaridad del pueblo.
Cuando los senderistas reunieron a la fuerza a la población de Huasa-Huasi y practicaron el “juicio popular” a Irene y cuatro miembros de la comunidad, una voz pidió que “no la maten, ella no ha hecho nada”; sin embargo cayó abatida por la descarga de la metralla. Era un 21 de mayo de 1991. Tenía 52 años y 35 de vida religiosa.