Brindo, en segundo lugar, por la antigua y tradicional monarquía española, cristiana en la esencia y democrática en la forma, que durante todo el siglo XVI vivió de un modo cenobítico y austero; y brindo por la casa de Austria, que con ser de origen extranjero y tener intereses y tendencias contrarios a los nuestros, se convirtió en porta-estandarte de la Iglesia, en gonfaloniera de la Santa Sede durante toda aquella centuria.
Brindo por la nación española, amazona de la raza latina, de la cual fué escudo y valladar firmísimo contra la barbarie germánica y el espíritu de disgregación y de herejía que separó de nosotros a las razas septentrionales.
[p. 386] Brindo por el municipio español, hijo glorioso del municipio romano y expresión de la verdadera y legítima y sacrosanta libertad española, que Calderón sublimó hasta las alturas del arte en El Alcalde de Zalamea, y que Alejandro Herculano ha inmortalizado en la historia.
En suma, brindo por todas las ideas, por todos los sentimientos que Calderón ha traído al arte; sentimientos e ideas que son los nuestros, que aceptamos por propios, con los cuales nos enorgullecemos y vanagloriamos nosotros, los que sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón, y justicia, y derecho, podemos enaltecer su memoria, la memoria del poeta español y católico por excelencia; el poeta de todas las intolerancias e intransigencias católicas; el poeta teólogo; el poeta inquisitorial, a quien nosotros aplaudimos, y festejamos, y bendecimos, y a quien de ninguna suerte pueden contar por suyo los partidos más o menos liberales, que en nombre de la unidad centralista, a la francesa, han ahogado y destruído la antigua libertad municipal y foral de la Península, asesinada primero por la casa Borbón y luego por los Gobiernos revolucionarios de este siglo.
Y digo y declaro firmemente que no me adhiero al centenario en lo que tiene de fiesta semi-pagana, informada por principios que aborrezco y que poco habían de agradar a tan cristiano poeta como Calderón, si levantase la cabeza.
Y ya que me he levantado, y que no es ocasión de traer a esta reunión fraternal nuestros rencores y divisiones de fuera, brindo por los catedráticos lusitanos que han venido a honrar con su presencia esta fiesta, y a quienes miro y debemos mirar todos como hermanos, por lo mismo que hablan una lengua española, y que pertenecen a la raza española; y no digo ibérica, porque estos vocablos de iberismo y de unidad ibérica tienen no sé qué mal sabor progresista. (Murmullos.) Sí: española, lo repito, que españoles llamó siempre a los portugueses Camoens, y aún en nuestros días Almeida-Garret, en las notas de su poema Camoens, afirmó que españoles somos y que de españoles nos debemos preciar todos los que habitamos en la Península Ibérica.
Y brindo, en suma, por todos los catedráticos aquí presentes, representantes de las diversas naciones latinas que, como arroyos, han venido a mezclarse en el grande Océano de nuestra gente romana.»
El lunes 3 de diciembre de 2012 (D.m.), a partir de las cuatro de la tarde, el Instituto CEU de Estudios Históricos y el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II organizan el seminario MENhttp://ÉNDEZ PELAYO. A los cien años de su muerte. El programa es el que sigue:
16:00. El hombre y su tiempo:
Alfonso Bullón de Mendoza, Instituto CEU de Estudios Históricos
- José Peña, Instituto de Humanidades Ángel Ayala
- Ángel David Martín Rubio, Instituto Superior de Ciencias Religiosas "Virgen de Guadalupe" de Cáceres
- José Miguel Gambra, Universidad Complutense de Madrid
- Juan Manuel de Prada, escritor
- Miguel Ayuso, Universidad Pontificia Comillas de Madrid
- José Manuel Cuenca Toribio, Universidad CEU San Pablo
Tendrá lugar en la Casa Palacio del Duque del Infantado (Carrera de San Francisco, 2; Metro La Latina) de Madrid. La entrada es libre.