· Muy agradecido al P. Santiago Manso que nos contó este hermoso cuento en la homilía de este sábado 1 de junio del 2014. La imagen la tomé en el Campamento 2011 de Ancón.
Cuentan que un rey muy rico en un país lejano.., tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales.., y de ser un hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría...
· Ante esta situación y movido por la curiosidad.., un súbdito suyo.., quiso averiguar el secreto de su soberano.., para no dejarse deslumbrar por el oro.., las joyas.., y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
· Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigían, aquel hombre preguntó a su soberano:
o Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tantas riquezas..?
o A lo que el rey respondió: Te lo revelaré con una condición.., y esta es, que me acompañes recorriendo mi palacio, para que puedas comprender la magnitud de mi riqueza.., pero has de llevar en tus manos una vela encendida... Y ten en cuenta de lo que te digo..., Si la vela se te apaga.., te decapitaré... Esta es la única condición que te pongo, para compartir contigo mi secreto...
· Al término del paseo.., el rey le preguntó: ¿Qué piensas después de ver mis riquezas?
· El súbdito respondió: ¡Lo siento, Majestad..., pero no podría darle una opinión objetiva y real de las mismas..., simplemente, porque no las vi...
· ¿Cómo es que no las vistes.., si te las he mostrado todas...? Replicó el Rey admirado...?
· A lo que le respondió el súbdito: Perdóneme.., su Majestad.., pero durante todo el recorrido.., solo estuve pendiente de una sola cosa: que no se me apagase la vela, que llevaba entre mis manos...
· Entonces el rey le dijo: Siervo bueno y fiel.., a ti se te ha dado la posibilidad de descubrir mi secreto...
o ¡Mi secreto, para cultivar la vida espiritual en medio de tantas riquezas..,
§ no es otro, que el estar ocupado en tratar de avivar mi llama interior..., para que no se me apague...