MARÍA, nada de lujuria sino SIRENA que “CANTA Y ENCANTA”
Cuando se describen las sirenas de tantas iglesias surandinas se habla de la sirena como símbolo de la lujuria o ícono femenino de la tentación. La verdad es que yo me lo creí y lo daba por hecho, cuando quedé sorprendido por la explicación que escuché de labios de Ramón Mujica Pinilla y que escribe en el magnífico prólogo de “La novena maravilla” de Juan de Espinosa Medrano (circa 1632-m. 1688), ed. de L. J. Cisneros y José A. Rodríguez Garrido, Fondo Editorial del Congreso del Perú-Fondo Editorial del Banco de Crédito del Perú, Lima, 2011
Según la doctora Teresa Gisbert podía tener que ver con la mitología griega platónica. Otros no daban ningún crédito a su comentario y lo dejaban como algo misterioso. Sin embargo, si se lee uno de los sermones de Lunarejo se refiere a María vencedora del pecado y coronada en medio del sol y de la luna.
Según los Emblemas Morales (Madrid, 1610) de Sebastián Covarrubias, en la tradición iconográfica europea la sirena simbolizaba el pecado de la lujuria. En el Ande, este mismo emblema o “jeroglífico pagano”-“moralizado” por el Lunarejo- reapareció en el siglo XVIII recontextualizado en las fachadas “mestizas” y cúpulas de varias iglesias surandinas. Las sirenas con charango o guitarra ente el sol y la luna se relacionaban con la cosmología platónica y la música celestial de las esferas. Esta visión de la sirena “moralizada” provenía de los sermones de El Lunarejo que popularizaron la noción de María la Virgen como la “Musa de los Cielos” y la “Sirena de los Serafines” que “canta y encanta” a Dios con el Verbo divino encarnado en su vientre (NM 34 y 36). María era el “Divino Cisne” y “la Sirena del Empíreo” (NM, 97), p. X