25 AÑOS DE PRESENCIA EN EL PERÚ DE LAS HERMANAS CAPUCHINAS DE MADRE RUBATTO
El pasado 12 de julio celebramos con gratitud y gozo los 25 años de
presencia de las Hermanas Capuchinas de Madre María Francisca Rubatto.
Comparto interesantes datos de su fundadora, beatificada por Juan
Pablo II, así como de su historia y misión, con datos de su web y una
de las hermanas venidas de Uruguay, hoy en el Perú, Teresa Briozzo,
Decana en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades en la
UCSS. Su testimonio es la mejor presentación:
"Después de 25 años en Perú, puedo decir que ha sido una gracia
conocer de cerca y compartir con los peruanos su vida y su cultura,
creo que nos hemos enriquecido mutuamente. Este es el gran bien de la
misión de la Iglesia a la que servimos".
Mi oración y felicitación por sus 25 años en el Perú, que como leerán
son un entrañable canto a la misericordia como quiere el Papa
Francisco en una Iglesia "de salida", "samaritana", "en las
periferias".
El Instituto de las Hermanas Capuchinas nace el 23 de enero de 1885
con la animación de la Madre María Francisca Rubatto, quien había sido
convocada por fray Angélico (Capuchino) para la fundación de una
congregación que se dedicara a la atención de los enfermos de Loano
(pequeña ciudad de la Liguria Italiana). Junto con ella visten el
hábito franciscano otras cinco jóvenes, las cuales comienzan el
seguimiento de Jesús con todas las dificultades que significa
emprender una nueva obra. Madre Francisca marcará la impronta de esta
nueva familia y se dedicará no sólo a los enfermos sino a los niños
que no asistían a la escuela, a los pescadores que vivían en la mayor
postergación y atendiendo a los marginados de su tiempo. Su espíritu
misionero no se detiene y en poco tiempo comienza nuevas obras en
Italia: Voltri, Génova, San Remo, Porto Mauricio, Levanto…
Beata Ana María Rubatto, fundadora.
Nació en Carmagnola, Provincia del Piamonte, (Italia) el 14 de febrero
de 1844. Cuando tenía cuatro años, quedó huérfana de padre. A los
diecinueve años perdió a su madre, tras lo cual fue a vivir a Turín.
Cultivó desde pequeña una profunda espiritualidad, fruto del amor a
Dios que fue incorporando en la vida cotidiana de su familia. En la
capital piamontesa entró al servicio de la noble Mariana Scoffone, de
la que fue dama de compañía y colaboradora en la administración de su
ingente patrimonio desde 1864 hasta 1882. Durante esos años Ana María
se dedicó a las obras de caridad, a la enseñanza del catecismo a los
niños, a la visita a los enfermos del Cottolengo y a los abandonados.
En el verano de 1883 se trasladó a Loano. Un día, al salir de la
iglesia, oyó lamentos y llanto: una piedra se había caído de una
construcción y había herido en la cabeza a un joven peón. Ana María
socorrió al muchacho, lavó y curó la herida y después de darle el
equivalente a dos días de trabajo, lo envió a la casa para que se
recuperara. La construcción debía albergar a una comunidad femenina,
para la cual se estaba buscando una directora: el padre capuchino
Angélico de Sestri Ponente, que apoyaba esta iniciativa, pensó que Ana
María Rubatto podía ocupar el cargo de directora.
Ana María recibió la invitación con bastante sorpresa pues ya contaba
con 40 años y tenía la vida bastante resuelta. Discernió la propuesta
con su director espiritual y con Don Bosco con quien trabajaba en los
oratorios. Después de mucho rezar y pedir luces a sus consejeros,
decide ser parte de esta nueva familia religiosa. La Congregación
nació el 23 de enero de 1885 donde y otras cinco jóvenes comienzan
esta aventura de fe y coraje. Cambió su nombre por el de Hermana María
Francisca de Jesús. Se convirtió, por mandato del obispo diocesano, en
superiora, pero sobre todo en madre y formadora. Fue éste el inicio
del «Instituto de las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto». Tres
años después, el instituto comenzó a dilatarse: Génova-Voltri, San
Remo...
En 1892 cruzó el océano con otras hermanas y fundó casas en
Montevideo. Siguió la misión en Uruguay, Argentina y Brasil. Siete
veces atravesó la fundadora el océano para estar al lado de las
hermanas en los dos continentes. Abrió dieciocho casas en los veinte
años de su gobierno. Durante los ocho años que duró en total su
estancia en América, fueron incontables los viajes de Uruguay a
Argentina y de una casa a otra. Fundó también en Alto Alegre (Brasil)
en 1899, pero 18 meses más tarde las religiosas fueron asesinadas con
los misioneros capuchinos y muchos fieles.
Como Superiora General del nuevo Instituto, se preocupó de organizar
las casas de Italia, dejando a la Madre Angélica como su vicaria en el
viejo continente. Viajó a América para lo que iba a ser una visita
pastoral de pocas semanas, pero que en realidad se prolongó por más de
un año. Allí, en Montevideo, la sorprendió la muerte el 6 de agosto de
1904, dejando un claro testimonio de entrega a Dios y a los hermanos
más necesitados. Su ejemplo de vida es luz y aliento para sus hijas y
tantos hermanos que se sienten estimulados con su vida de santidad.
Juan Pablo II la beatificó el 10 de octubre de 1993.
De la homilía de Juan Pablo II en la Misa de Beatificación (10 de Octubre 1993)
"La Iglesia te saluda, sor María Francisca de Jesús, fundadora de las
religiosas Terciarias Capuchinas de Loano, que hiciste de tu
existencia un servicio continuo a los últimos, testimoniando el amor
especial que Dios siente hacia los pequeños y los humildes.
Siguiendo fielmente las huellas de Francisco, el enamorado de la
pobreza evangélica, aprendiste a servir a los pobres y a hacerte pobre
tú misma, y marcaste a tus hijas espirituales este camino particular
de evangelización.
Con el crecimiento del instituto, esta intuición inicial se convirtió
en profundo impulso misionero que te llevó a ti y a tu Obra a América
Latina, donde algunas de tus hijas espirituales sellaron con el
sacrificio de su vida ese servicio a los pobres que constituye el
carisma confiado a tu congregación, para el bien de la Iglesia. Hoy te
saludamos como primera beata de Uruguay.
Prosigue tu profético testimonio de caridad también hoy en los
numerosos campos de apostolado donde trabaja la congregación,
contribuyendo a hacer que llegue a todo hombre, y en especial a los
que sufren y a los que están abandonados, la invitación universal al
banquete de las bodas celestiales (cf. Mt 22, 9)." L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española, del 15-X-93
Al morir la madre en 1904, sus restos fueron enterrados en el
cementerio de La Teja, Montevideo (Uruguay) según el deseo expresado
por ella en su testamento: "Mi cuerpo sea enterrado en medio de mis
queridos pobres. "Finalmente fueron trasladados a la capilla por ella
construía, la cual se la proclamó "Santuario de la Beata María
Francisca Rubatto" el 9 de Setiembre de 2000 por el Arzobispo del
lugar. Hoy el Santuario es un lugar privilegiado de encuentro,
recogimiento y oración.
La aventura americana
Las primeras hermanas llegadas a América llegaron en 1892 a Montevideo
de Uruguay y Rosario Buenos Aires y en la pequeña ciudad de Sastre de
Argentina, a los Hospitales italianos, donde asistía los italianos
emigrantes. Luego, sea en Uruguay que en Argentina se abrieron muchos
colegios, primario y secundario, para niñas pobres. Posteriormente,
desde Uruguay se fundaron también casa en Rio Grande del Sur Brasil.
Por eso, efectivamente celebran los 125 años de llegada a América del
Instituto. En 1899 da inicio a una comunidad en Alto Alegre (Maranhao)
en el noreste de Brasil. Esta misión sería la mayor alegría de Madre
Francisca y su gran dolor. En 1901 las hermanas, frailes y laicos
fueron masacrados por algunos miembros de la tribu Guajajara.
Como vimos, en 1904 muere Madre Francisca en Uruguay, es sepultada
según su voluntad "entre sus queridos pobres", en el barrio de
Belvedere en Montevideo. Hoy sus restos descansan en el Santuario que
lleva su nombre, en el mismo barrio que acogió sus restos mortales.
La presencia de las Hermanas Capuchinas se va extendiendo en
territorio americano, realizándose nuevas fundaciones de Colegios y
Obras Pastorales para dar respuesta a las necesidades de los niños y
jóvenes del lugar, siendo levadura en medio del pueblo necesitado. En
1963 las hijas de Madre Rubatto vuelven a las tierras brasileñas, pero
en un primer momento lo harán por el estado de Rio Grande do Sul,
fundando en el municipio de Barros Cassal, desde allí comenzarán
diversas fundaciones en el estado y luego se extenderán al estado de
Mato Grosso, donde colaborarán con los Padres Capuchinos en una
parroquia.
En febrero de 1975 regresan las Hermanas Capuchinas a la Misión de
Alto Alegre en Brasil, donde había acontecido el martirio de las
primeras hermanas en el año 1901. Durante varios años trabajan con los
pueblos nativos, pero en el año 1981 deben retirarse del lugar, junto
a todo el poblado, por presiones políticas. La comunidad se instala en
la vecina ciudad de Barra do Corda donde realizan actividades
catequísticas y de atención a los enfermos. En el año 1985 se abre una
casa en São Luis do Maranhão destinada a la formación de las novicias
y en 1991 se inaugura en la misma ciudad en el barrio de Vila
Litoranea una nueva presencia destinada a la catequesis, el cuidado de
los niños desnutridos y personas enfermas del lugar. En el año 1999
nace una nueva fundación en Belén do Pará, que luego se trasladará a
la ciudad de Ananindeua, donde las hermanas realizan diversas
actividades pastorales.
25 años en el Perú
El año de 1992 se cumplía el primer centenario del arribo de la Madre
Francisca a América Latina. Con audacia y generosidad nuestras
hermanas de Argentina y Uruguay llegarán a Perú el 12 de Julio en
medio de una situación política y social bastante difícil, sobre todo
por el terrorismo. Trabajarán en la catequesis, en la asistencia a los
necesitados y el acompañamiento de las mujeres en estado de prisión.
Invitadas por los hermanos capuchinos, de inmediato se comprometen en
el trabajo en favor de los más pobres, la catequesis, la educación.
Hoy, su presencia activa en Lima, se ha consolidado, desempeñándose
intensamente en tareas parroquiales, catequesis, grupos de jóvenes,
visita a los enfermos, visita a las mujeres del penal de Máxima
seguridad de Chorrillos, dando clases en la Universidad de Carabayllo.
Guiadas por el Espíritu, han saltado hacia la tierra colorada de
Pucallpa, distrito de Manantay con más de 70.000 habitantes y ninguna
presencia religiosa, pero que hoy asisten a los niños con un comedor y
apoyo escolar, ambulatorio, acompañando a tantos jóvenes en riesgo,
cuidar la salud de la población, en particular de las madres
gestantes, y participar activamente en todas las labores de
evangelización parroquial y de promoción humana a su alcance,
especialmente con la visita a las familias.
En el vecino país de Ecuador las hermanas colaborarán en la Basílica
de Monserrate en la ciudad de Montecristi, acompañando las actividades
litúrgicas y catequísticas. La pequeña comunidad de Navoradi en
Rumania, nace en el surco de la audacia apostólica de la Madre
Francisca que desde el comienzo del Instituto tuvo la intuición y la
fuerza para abrirse generosamente a la misión. Nuestra presencia en
Rumania se concretiza en el año 2005 al finalizar las celebraciones
del Centenario (1904-2004) del nacimiento al cielo de la Fundadora.
Fuente:
http://www.scmrubatto.org/pls/rubatto/v3_s2ew_consultazione.mostra_pagina?id_pagina=350
http://www.scmrubatto.org/pls/rubatto/v3_s2ew_consultazione.mostra_pagina?id_pagina=37
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