lunes, 28 de agosto de 2017

¡SI QUIERES AVENTURA, LO PRIMERO ES LA LECTURA!

De mi visita al Cuzco este fin de semana, debido a un curso sobre
"Cultura y Desarrollo" que he debido impartir, me ha impresionado el
dinamismo cultural que se vive en esta "capital arqueológica de
América", "ombligo del mundo", "corazón del imperio inca". Al visitar
la feria del libro, el pequeño Gabriel –en la foto con su papá- me
disparó varias preguntas para una tarea encomendada por su profesor de
Lengua; ante la cámara del móvil –por el apuro y el sentirte observado
en la calle- no siempre brindas la respuesta sosegada que el tema
amerita. Llegado a casa, rescato algunas ideas que siempre considero
sobre la lectura y que adelanté hace tiempo en mi sección "Animo pues"
del periódico "Arequipa al día". Añado un precioso texto sobre el
particular de Rosa de Santa María, como homenaje en sus 400 años.

¡SI QUIERES AVENTURA, LO PRIMERO ES LA LECTURA!

Los libros nos dan cultura, elevan nuestra formación, nos hacen más
felices, más útiles a los demás. Si leemos bien, de forma crítica es
imposible que nadie nos pueda manipular. Si, además, leemos de forma
creativa, colaboraremos a idear y construir una cultura y un mundo
mejores.

Decía Bacon que "la lectura hace al hombre completo". Como quiero que
tú lo seas, me permito darte unos consejos, a fin de que leas y estés
continuamente actualizando tu bibliografía:

1° Selecciona las lecturas como los alimentos; no es correcta la frase
"tengo que leer de todo". Hay que mirar la calidad, la actualidad, la
utilidad... Hay tantos buenos libros: los clásicos, los de viajes, de
cuentos, de la historia de Perú, tradiciones de Arequipa, de
aventuras, vidas de personajes ejemplares, juveniles, de ciencia, de
arte, además de los de tu carrera... Un dramaturgo, Gómez Manrique,
escribió:
"Mi consejo, principal es
gran señor, que leáis
porque sabiendo, sepáis
discernir el bien del mal".

2° Hay que leer de forma inteligente. No se trata de tragar, de
devorar, de leer por pasar el rato. Hay que masticar bien, esto es,
leer de forma reflexiva, con un diccionario al lado por si no
entiendes alguna palabra, anotando la frase que más te llame la
atención. La prisa, la ambición, llena las cabezas, convierte a las
personas en "enciclopedias con patas", en ratas de biblioteca, con
muchos datos pero con poca capacidad de pensar y de actuar. De cada
libro, al menos, anota el título, el autor, la editorial, ciudad, año
de la publicación, número de páginas, palabras nuevas y un comentario
personal de lo que te ha parecido.

El maestro salmantino, Miguel de Unamuno, escribía:" Cuanto menos se
lee más daño hace lo que se lee. Cuantas menos ideas tenga uno y más
pobres sean, más esclavo será de esas y pocas ideas".

3° Obras son amores, y no buenas razones. Este refrán, como aquél "del
dicho al hecho hay mucho trecho", nos alerta del peligro de acumular
"grasa intelectual", acumular "sabiduría" que no ponemos en práctica.
Tenemos que llevar a la práctica todo lo bueno que aprendemos de las
lecturas.

Víctor Frankl en La psicoterapia al alcance de todos destaca el papel
trascendental del libro para ayudar a buscar el sentido de la vida:

"En los momentos de abundancia, la mayoría de las personas tenían con
qué vivir, pero muchos no sabían por qué vivir. Lo importante ahora no
son los medios de subsistencia, sino el encontrar un fin, un sentido a
la vida. En contraposición a las fuentes de energía, el sentido es
inagotable. Y no hay nada que ayude a encontrar este sentido tanto
como el libro".

Lo corrobora la experiencia de Edith Stein. Una noche de insomnio, una
profesora judía, atea, discípula del famoso filósofo Husserl, se
levantó de la cama, tomó uno de los libros de su estantería y comenzó
a leer y leer. Casi al amanecer, cerró el libro, murmurando feliz:
ÉSTA ES LA VERDAD. Se trataba del "Libro de la Vida" de Santa Teresa
de Jesús, que acabó de un tirón. Era el año de 1920.

Les invite a leer un decisive libro sobre lo que leyó y escribió Santa
Rosa de Lima -"Santa Rosa de Lima: escritos de la santa limeña"- de la
a Dra. Rosa Carrasco Ligarda (profesora en la UNIFE y en la FTPCL). Se
presentan agrupados en cuatro apartados. El primero corresponde a las
"Mercedes en la Escala Mística", correspondientes a dos documentos que
revelan las vivencias de RSM de la presencia divina, que dan la pauta
para comprender el alto grado de su vida espiritual. El segundo
comprende tres textos denominados "Vestidos religiosos", con sendos
programas de oración y lo que significan en su vida diaria. El tercero
recoge tres cartas que se estudian a partir de las particularidades
del contenido. Por último, el cuarto está conformado por los
villancicos que cantaba cotidianamente al uso de lo habitual en el
siglo XVII. .

La madre de la Santa, María de Oliva, declara el 1 de marzo de 1618
que "deseando que la bendita Rosa, su hija, aprendiese a leer y
escribir, y la enseño hasta que empezó a decorar, y procurando que
aprendiese a escribir, le dio una materia; y otro día halló la
materia, como que no lo hubiera menester; y esta testigo se enojó
mucho con ella y la llevó a su confesor para que en presencia de esta
testigo la riñese, el cual la riñó y la mandó hiciese lo que su madre
le mandaba. Y el día siguiente vio esta testigo, que la bendita Rosa,
su hija leía muy bien; y el enseñó un papel que ella había escrito de
una buena letra"

Ya saben, amigos, si quieren aventura, sumérjanse en la lectura.

http://www.culturacusco.gob.pe/index.php/informacion-institucional/prensa/notas-de-prensa/90-industrias-culturales-artes/1400-feria-internacional-del-libro-cusco-2017-comienza-el-25-de-agosto

La Feria Internacional del Libro Cusco 2017 se desarrollará del 25 de
agosto al 3 de setiembre, con la participación de aproximadamente
medio centenar de escritores y la realización de diversas actividades
como presentación y venta de libros, conciertos de la Orquesta
Sinfónica de Cusco, encuentros de narrativa, conferencias,
espectáculos artísticos para niños, conciertos de música popular,
diálogos de filosofía y literatura, y otras actividades similares.

La FIL Cusco 2017 es organizado en homenaje a Narciso Aréstegui
Zuzunaga, escritor cusqueño, nacido en Huaro, hace 200 años, y autor
de una de las primeras novelas americanas (El Padre Horán 1848),
precursor del indigenismo, maestro, bibliotecario y en su momento
Director del Colegio Ciencias y Prefecto de la ciudad.

La principal característica de la FIL Cusco será la de visibilizar las
lenguas originarias, tanto andinas como amazónicas. Y este año,
profundizando el enfoque intercultural que la caracteriza, se debatirá
además sobre la idea del libro como único soporte para transmitir
conocimientos, ya que en nuestras culturas andinas y amazónicas el
conocimiento se ha transmitido a través de los tejidos, de cantos,
música, retablos, etc. Por ello, este año se tendrán mesas temáticas
sobre "oralidad", "literatura oral", "memorias culturales", "saberes
locales" y "bibliodiversidad".

La Feria Internacional del Libro Cusco 2017, es organizado por la
Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, la Municipalidad
Provincial de Cusco y la Universidad Nacional de San Antonio Abad,
entidades que a partir de este año suman esfuerzos para impulsar esta
actividad cultural.

El titular de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, Dr.
Vidal Pino Zambrano anunció que la FIL Cusco 2017 se desarrollará en
la Plaza de Armas de Cusco, Paraninfo Universitario, Casa Garcilaso,
Casa de la Cultura Cusco, Centro de Convenciones de la MPC e
intervenciones urbanas en el Centro Histórico donde el público podrá
participar de las diversas actividades programadas.

"Saludo la participación del Gobierno Municipal de Cusco y de nuestra
Universidad Nacional de San Antonio Abad en esta feria, su aporte es
fundamental para consolidar la Feria Internacional del Libro" señaló
el Dr. Vidal Pino.

El Rector de la Universidad Nacional de San Antonio Abad de Cusco, Dr.
Nicolás Cáceres Huambo, informó que la casa antoniana también se une a
esta iniciativa y participará con su fondo editorial y las
publicaciones de la docencia universitaria.

Cusco, martes 15 de agosto de 2017.
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viernes, 18 de agosto de 2017

P. Juan de Lorenzana, doctor de Salamanca en San Marcos, confesor de Santa Rosa de Lima

P. Juan de Lorenzana, doctor de Salamanca en San Marcos, confesor de
Santa Rosa de Lima

La Ciudad del Tormes tiene una interesante Residencia Universitaria
con su nombre regentada por las Madres Dominicas, entre las que se
encuentra la historiadora Sor Águeda Rodríguez Cruz, biógrafa del
catedrático de Salamanca Fray Juan de Lorenzana, confesor de la
santa.
Escribe el chileno Dr. René Millar en "Rosa de Santa María(1586-1617).
Génesis de su santidad y primera hagiografía" Historia, Santiago de
Chile, Vol. 36, 2003: 255-273 cómo en la historia de nuestra santa
limeña se da la situación paradójica que a pesar de llevar una
existencia bastante retraída, rehuyendo el contacto con la gente y
viviendo una religiosidad de manera muy privada, en los últimos cinco
años de vida, cuando se vinculó al hogar del contador Gonzalo de la
Maza, su persona comenzó a adquirir una cierta notoriedad, pero
siempre muy limitada a pequeños grupos en el contexto de la sociedad
de Lima. Sin embargo, tuvo un entierro multitudinario y la sociedad
limeña se precipitó a sus exequias, en la que participaron incluso las
más altas autoridades civiles y eclesiásticas del virreinato. Personas
que nunca la conocieron se abalanzaron sobre el féretro para tratar de
tocarla u obtener alguna reliquia Tal fenómeno se debió, en parte, a
los confesores de la joven, que se encargaron de difundir sus virtudes
y de comprometer a las órdenes religiosas en una participación activa
e institucional en las exequias. Esto es especialmente clave en lo que
respecta a la orden de Santo Domingo.
Un miembro de ella tomó nota puntual de las revelaciones de Luisa de
Melgarejo, durante el velatorio, y otro escribió a los pocos días una
breve relación de su vida. Los dominicos asumieron a la difunta como
un miembro de la orden y el procurador general de ella, a la semana de
la muerte, solicitará al arzobispo que se reciba información de
testigos acerca de "su santa vida".
Uno de ellos fue el célebre doctor de la Universidad de Salamanca,
Juan de Lorenzana, dominico leonés, estudiado por la Dra. ÁGUEDA M.
RODRÍGUEZ CRUZ, OP Universidad de Salamanca, en su artículo biográfico
"Juan de Lorenzana, universitario salmantino y catedrático de la
Universidad de San Marcos de Lima" en el II Congreso de Historia "Los
Dominicos en el Nuevo Mundo" , bautizándolo –en comparación con Santa
Teresa de Jesús- como "Báñez de Lima". Lorenzana, figura eminentemente
polifacética: brillante en la cátedra, prudente en el gobierno,
consejero hábil, luminoso, en la lluvia de consultas que le llegaban,
celoso apóstol, profundo maestro de espíritus. Si a Báñez le tocó
dirigir en parte a santa Teresa, Lorenzana fue el con¬fesor principal,
maestro y director de la patrona de América, santa Rosa de Lima.
LECTOR CONVENTUAL. CATEDRÁTICO DE PRIMA DE TEOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD
DE SAN MARCOS DE LIMA. CONSEJERO
Pero en cuanto los superiores se dieron cuenta de su talento, «su
des¬treza en la cátedra», el capítulo de Lima, celebrado el 24 de
julio de 1590, le mandó a leer teología en Lima, en el Convento del
Rosario. Luego lo destinó a la cátedra de prima de teología de la
Universidad de San Marcos, que había quedado vacante por promoción de
fray Bartolomé de Ledesma al obispado de Oaxaca. De modo que fue
sucesor de otro gran dominico, que antes ha-
bía sido también catedrático de prima de teología en México, luz en
aquel vi¬rreinato, como en el de Lima, antiguo discípulo de Vitoria en
Salamanca. «Tra¬bajó en la cátedra, en que se hizo expectable para
todos los que tuvieron la dicha de oírle»52.
Allí llevó la sabiduría aprendida de sus maestros, y como ellos,
especial¬mente Báñez, hizo amplios comentarios a toda la Suma de Santo
Tomás53. Así, nos dice Eguiguren que en Lima impuso en su cátedra la
lectura de Bar¬tolomé de Medina sobre la prima secundae de Santo
Tomás, y también los comentarios de Báñez a la primera parte del
santo, impresos en 158454.
Según Meléndez, fue profesor de muchos seglares, que después fueron
canónigos, obispos, o desempeñaron otros cargos, «preciándose siempre
de haber sido discípulos del Maestro Lorenzana»55. Y en cuanto a su
fidelidad en la tarea, escribe: «Con la Cátedra de la Vniversidad
tenia la Regencia de los Estudos del Conuento del Rosario, y assi
assistia a uno y a otro, con tan¬ta puntualidad que parecia una sola
ocupación»56.
Desempeñó también el cargo de consultor y calificador del Santo
Oficio. Allí en aquellas tierras hermanas fue todo un oráculo, todos
lo buscaban por¬que «señalábanse mucho en este varón insigne la
perfección de la vida y la profunda sabiduría de Teología escolástica.
Concurrían para hacerle grande, ardiente estudio de contemplación, y
en la vida activa destreza en el gobier¬no. Era su ingenio agudo y
perspicaz, el juicio alto y maduro, mucho retiro del siglo, mucho
acierto en el manejo de los negocios. Por eso se acumularon
sucesivamente en él, como en su centro, tantos puestos y oficios,
regencias de cátedras y prelacias de conventos... siendo igualmente
entendido y versa¬do en las cosas eclesiásticas y políticas: amado de
toda clase de personas, desde la más elevada hasta la más ínfima.
Sujeto admirable, a quien acudían como a común oráculo todos cuantos
se encontraban con dificultades en los negocios arduos de la vida. A
él pedían consejo los Obispos, consultaban las Cancillerías, las
ciudades y los tribunales, las dudas que se ofrecían en el fue¬ro
exterior y en el interior de la conciencia; porque comprendían todos
que tenía el don singular y admirable para dar consejos acertados»58.
En una pa¬labra, «para todos y para todo era Lorenzana»59. Y otro
autor apunta que fue «in docendo uberrimus, in disputando acerrimus,
in praedicando arden-tissimus»60.
SU MISIÓN DE GOBIERNO; PRIOR Y PROVINCIAL
También se distinguió fray Juan de Lorenzana en las tareas de
gobierno, por su prudencia y discreción, su amor a la observancia. Fue
prior en Potosí y en el Convento del Rosario de Lima, vicario general
de la Provincia de San Juan Bautista del Perú, provincial y visitador,
definidor en capítulos. En 1600 fue su elección de prior para el
Convento del Rosario y el 24 de julio de 1602 fue elegido provincial.
Y todo lo desempeñó «con gran acierto, porque era de muy perspicaz
ingenio y muy discreto en todo»61.
Durante su provincialato fundó una casa en Lima, bajo el patronazgo de
Santa María Magdalena, para promover en ella la observancia más fiel
de las constituciones.
Con frases elocuentes resume Meléndez su actuación ejemplar y labo-
riosa: «El Maestro fray Juan de Lorenzana después de auer gouernado su
Prouincia, con toda paz, y equidad, y mostrado en su gouierno quanto
puede la virtud, y el buen exemplo en el Superior, para contener en
obseruancia a los subditos, auiendo visitado la Prouincia dos vezes
hasta el vltimo Conuen¬to de la Villa de Tarija, y tres hasta la de
Huancauilca, y edificado en su tiem¬po mucho en los mas de los
Conuentos, y particularmente en el de Lima... y auiendo hecho la obra
de la fundación del Conuento de la Magdalena... que tanto lustre ha
dado a la Prouincia, acabó gloriosamente su oficio...»62.
CONFESOR DE SANTA ROSA DE LIMA
La primera vez que fray Juan de Lorenzana vio a la futura santa Rosa
de Lima fue un día en que le dio la comunión junto con mucha gente, en
la capilla del Rosario de la iglesia del convento limeño, como nos
informa el cro¬nista Meléndez. Se quedó impresionado por los
brillantes resplandores que despedía su rostro, y consideró que así
tendría «su espíritu inflamado en fue¬go viuo de amor de Dios».
Desde entonces tuvo gran ilusión de conocería:
«Si yo fuera tan venturoso, que mereciera conocería, y tratarla,
válgame el Señor, y lo que ló estimara! Que dichoso estado goza su
alma adornada de tantas luzes, que no le caben en el pecho, y le salen
a la cara! Que caridad la suya. Que humildad! Que pureza! A pocos dias
la conoció: fue su Confes-sor, y gouernó su espíritu, con el acierto,
que dize lo portentoso, y estraño de su vida, que con mas claras
demonstraciones vio la ocasión de arrojar tan¬tos resplandores
comulgando»63.
Dicen los historiadores que aunque fray Juan de Lorenzana «no hubiera
hecho otra cosa, bastó para hacerse célebre haber sido el principal
confesor de Santa Rosa de Lima, a la que confesó siempre, hasta la
hora de la muerte, dirigiendo aquel espíritu, primer fruto de las
Indias»64.
Con gran sentido pastoral, después de describir sus brillantes
activida¬des en la cátedra, en el pulpito, en el gobierno, añaden: «Y
sobre todo tra¬bajó en dirigir y confesar a la gloriosa virgen Santa
Rosa de Lima»65.
Y el historiador Mora considera que «a otro destino muy superior lo
lle¬vó la Divina Providencia a Lima. Destinólo desde los dias de su
eternidad para Maestro, Director y Confessor de la Gloriosa Virgen
Santa Rosa de Lima, o de Santa Maria»66.

Todos coinciden en que Lorenzana fue el principal confesor de Santa
Rosa, el «de asiento». Aunque tuvo otros, especialmente con motivo de
las ausencias, trabajos y enfermedades de fray Juan. El fue su
principal conse¬jero, «criándole a sus pechos con su ejemplo y su
doctrina, para que después creciese tanto al influjo de la divina
gracia, que fuese admiración del cielo y gloria de toda España»67.
Y este hecho lo señalan para deducir cuál sería su saber y su
santidad: «Si se quiere apreciar cuan grande fue el Maestro Lorenzana
en la Teología mística, que es la ciencia de los santos; cuánta la
experiencia, el gusto y sa¬bor de las cosas celestiales para
distinguirlas y conocerlas, lo mucho que se ejercitó en la enseñanza
de contemplación altísima; la vista de lince con que distinguía
prudentemente la diferencia de los espíritus, si faltaran otros
argu-mentos, bastará saber que la Provincia divina encomendó
singularmente a su gobierno el espíritu de Rosa»68.
Lorenzana, que conocía tan profundamente a Rosa, fue encargado de
examinar su espíritu, junto con el doctor Castillo, un hombre con fama
de santidad y sabiduría, al que tanto se compara a fray Juan. A solas
hablaron «desta preciosa criolla», ponderando la rapidez con que había
llegado a la unión con Dios, y su fortaleza en las duras pruebas,
sobre todo interiores69. Se asombró Lorenzana de oír tanta sabiduría
acerca de los misterios, tanta profundidad como la de un teólogo
consumado, alabando al Señor por reve¬lar sus secretos a los
pequeñuelos. Y lo mismo se sorprendía el orden, mé¬todo, la propiedad
y precisión de sus palabras cuando se confesaba. Terminó Su examen
diciendo que «nunca había visto ingenio tan iluminado y perspicaz» 70.
Por eso la anécdota sugerente que cuenta Hansen, el biógrafo de santa
Rosa que siguen todos, anécdota que recogen y comentan: «Cuando en una
ocasión le llamó el sacristán menor para que oyese de Confesión a la
virgen, diciendo que le esperaba en la iglesia la Rosica, le reprendió
ásperamente por¬que tomaba en la boca aquel nombre sin reverencia, y
dijo: A vos os parece Rosica la que de verdad es Rosa, y grande a los
ojos de Dios. Vendrá tiempo en que todos entiendan cuan crecida es,
cuan grande y cuan digna es esta Rosa de mirarse con respeto y con
reverencia»71. Y los historiadores añaden la comparación con la
predicción de San Alberto con respecto a su discípulo Santo Tomás, el
«buey mudo» cuyo mugido se oiría en todo el mundo72. Y la historia lo
confirma. El dulce patronazgo de Santa Rosa acaricia a Lima y a toda
América.
Añadamos una referencia a sus escritos, cartas, poesías, que nos dan
una perspectiva y retrato de Rosa, no sólo de gran mística sino de una
mujer intelectual, semejante a Catalina de Sena y a Teresa de Avila,
de alguna ma¬nera. Como dice Getino, «conviene que la Rosa penitente y
la Rosa regalada con visiones seductoras no oscurezcan a la Rosa de
inteligencia de águila. De¬jémosla a ella hablar y todo quedará en su
punto. Rosa aparecerá no menos sabia y discreta que regalada y
penitente. Son dos líneas paralelas, que de¬ben fijar en adelante la
posición de Rosa entre los seres extraordinarios que llamamos
sanios»73.
A todo esto hay que añadir el hallazgo del padre Getino en el Convento
de Santa Rosa de las Madres, dónde murió la santa74, dos trabajos de
santa Rosa: un pliego en que se refiere a las mercedes o heridas
espirituales o prue¬bas purificaderas interiores, o dolores gozosos, y
otro pliego en el que con¬tinúa con las mercedes y esboza la Escala
Mística o mística ascensión del alma en quince peldaños. Aunque hay
referencia a una glosa, es lástima que no ha aparecido75.
Fray Juan de Lorenzana asistió a santa Rosa en su última enfermedad y
le administró los sacramentos en esa hora suprema, «la estuvo
acompañan¬do para consuelo de entrambos hasta la última hora»76. Al
verla muerta, con más apariencia de viva que de difunta, exclamó:
Bienaventurados los padres que te engendraron, bienaventurada la hora,
en que naciste; bienaventurada tu del Señor, dichosissima hija de
Santo Domingo, que ahora estas gozando de la bienauenturanca de tu
Criador. Moriste como viuiste: no perdiste la gra¬cia bautismal, en
todo él discurso de tu vida; fue pura, y limpia de culpa mor¬tal. Al
Cielo subes con la pureza misma, que sacaste de las aguas del
Bau¬tismo: sigue ahora venturosa, adonde quiera que fuere el Diuino
Cordero, por las eternidades»77.
Sobrevivió fray Juan a la santa al parecer dos años, muriendo hacia 1618.
repaso de una gloria muy provechosa, es la evocación y rescate de una
figura paradigmática.
Si de evangelización en América se trata, y de evangelízadores
domini¬cos, es dulce y alentador recordar a uno de los mejores frutos
de esta evan¬gelización, Rosa de Lima. Y aunque Dios es el que da el
incremento, al his¬toriador le interesa, la historia necesita
informarnos, para nuestro aprovecha¬miento, qué Apolo fue el que
regó...
Lorenzana fue el Báñez de Lima, como dije al principio. Discípulo de
Do¬mingo Báñez, catedrático de prima de teología como él,
introduciendo allí sus obras. Sucesor en la cátedra de prima de otro
gran dominico, teólogo emi¬nente, Bartolomé de Ledesma. Báñez lo había
sido de Bartolomé de Medina. Si Báñez fue el principal maestro de
espíritu de santa Teresa, Lorenzana lo fue de otra santa, no menos
grande. Si Báñez fue uno de los que más ani-maron y apoyaron a la
santa abulense en la elaboración de sus obras sobre su vida y
experiencia mística, es muy probable que fuera Lorenzana quien
sugiriera a la santa limeña escribir sus Mercedes y los quince
peldaños o Es¬cala Mística o mística ascensión del alma, que revelan
profundamente su vi¬vencia espiritual.
Dicen los historiadores que el Convento de San Esteban debe dar
gra¬cias a Dios por haber profesado Lorenzana en él, con más razón que
Roma debía dar gracias a los dioses por haber nacido en ella el gran
Escipión83.
Busquemos, por último, y señalemos la clave explicativa principal de
esta rica personalidad dominicana, equilibrada y armónica, de
contemplativo itine¬rante, en el lenguaje de hoy, leyendo un texto del
cronista peruano Melén-dez, de los más bellos y expresivos que se han
escrito sobre el tema, en tan breves palabras. Va especialmente
dirigido a los espiritualistas... Comienza di¬ciendo que «fue el Padre
Maestro Fray Juan de Lorenzana uno de los emi¬nentes Varones que ha
tenido nuestra Religión en estos siglos, en ambas Teo¬logías,
Escolástica, y Mística, luz de aquellos Orbes». Y continúa, sin
solu¬ción de continuidad, el sabroso texto al qué me refiero, dando a
entender que es la razón o fundamento de su vida luminosa:

«Se crió con la oración, creció con la oración, no pensaba más que en
la oración, ni trataba más que de la oración, porque para aliviarse de
la carga de las muchas Prelacias que tuvo, no tenía más descanso que
la oración, y decía con mucha gracia, que no hallaba mayor alivio en
su gobierno que el trabajo de la oración»84.

Terminemos el recuerdo de este «santísimo varón, de inculpable
vida»85, que Dios nos ha dado, «nobis donatus a Deo», como dijo fray
Antonio González de Acuña, O.P., futuro arzobispo de Caracas, al
ponderar que Loren¬zana había sido dado por Dios a aquellos reinos,
con singular providencia86. Juan de Lorenzana también ha sido dado a
nosotros, que hoy lo recordamos para estímulo y aliento de la tarea
genuinamente dominicana de contemplar y dar lo contemplado, el hombre
santo y el sabio que Dios dio a Lima, al Con-vento de San Esteban, a
la Universidad de Salamanca, a nuestra autonomía, a la Iglesia.
62 Juan Meléndez, Tesoros verdaderos de las Yndias..., D, 76.
63 Ibidem, p. 365.
64 Historiadores del Conuento de San Esteban de Salamanca, III, p. 512.
65 Ibidem, p. 563.
66 Esteban de Mora, Historia annalistica de el Convento de S.
Estevan..., IV, f. 1006.
67 Leonardo Hansen, Vida admirable de Santa Rosa de Lima..., 1929, p.
164. cf. Histo¬riadores del Convento de San Esteban de Salamanca, II,
pp. 443-444; III, pp. 316-317, añadien¬do «como felizmente le gobernó
hasta que trocó esta vida mortal por la eterna».
68 Juan Meléndez, Tesoros verdaderos de las Yndias, II, p. 311. Cf.
Leonardo Hansen, Vida admirable de Santa Rosa de Lima..., pp. 177-178.
69 Leonardo Hansen, Vida admirable de Santa Rosa de Lima..., p. 176.
70 Ibidem. Historiadores del Convento de San Esteban de Salamanca, III, p. 563.
72 Juan Meléndez, Tesoros verdaderos de las Yndias..., II, p. 420.
83 Juan Meíéndez, Tesoros verdaderos de las Yndias..., II, p. 309.
84 Ibidem, p. 310.
LO QUE DECLARÓ EN EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN
Anécdota de la leche migada
Destaco por hoy una simpática y representativa anécdota en que Rosa se
confiesa de gula tras comer una deliciosa leche migada preparada por
doña María de Uzátegui.
Los domingos le tenía ordenado este testigo, como su confesor, que
comiese alguna cosa, esto es un poquito de pescado o un par de huevos,
lo uno o lo otro; y esta comida era allá a la noche, porque los
domingos comulgaba y cuando recibía aquel Gran Señor Sacramentado,
quedaba por todo el día tan absorta y tan empapada en Dios, que no
estaba para comer ni para otro ningún ejercicio hasta allá a la noche
como dicho tiene. Y sucedió una vez, que teniéndole un domingo, una
persona devota en cuya casa estaba, y que la amaba tiernamente, (le
sirvió) juntamente con un poco de pescado, una escudillera de leche
migada, a la santa virgen se le fueron los ojos tras la leche y se lo
comió, de lo cual después tuvo tan grande escrúpulo pareciéndole que
había hecho un gran exceso; que lo más de aquella noche estuvo
postrada, llorando y gimiendo aquel pecado. Y después lo confesó con
tantas lágrimas agravándolo y encareciéndolo, como si hubiera cometido
un muy grande delito, de que est testigo quedó admirado de la pureza
de aquella conciencia, que tan pequeña culpa le era gran carga, y
también quedó edificado
Contemplativa en la acción como Catalina de Siena
El que fuese confesor más relevante de Santa Rosa, declara acerca del
bello compromiso contemplativo de la joven Rosa con su prójimo,
especialmente el de Lima, en respuesta a la pregunta 19: "Compadecíase
grandemente de las necesidades su prójimo y aceptaba hacer por él
oración a nuestro Señor y lo hacía con entrañas de gran misericordia,
servía a los enfermos con gran prontitud. Hacía especial oración por
el estado de la Santa Madre Iglesia, por los pecadores, por las ánimas
del purgatorio, por las personas que le hacían bien y muy especial por
esta ciudad y República de Lima como a este testigo le consta por sus
confesiones"
"ha obrado grandes maravillas espirituales en muchas personas...y
otras muchas se han mejorado en fervores y virtudes tomando unas el
hábito de beatas de Santa Catalina y otras haciendo grandes ejercicios
espirituales, todo por devoción e imitación de la santa virgen… Años
antes, tuvo noticias que una doncella de grandes virtudes y grande
penitencia se confesaba en este convento, de quien decían algunos
religiosos que había de ser otra Santa Catalina de Siena"...el pareció
que la bendita Rosa padecía de su madre lo que SCS padeció de la
suya...Y en cuanto al trabajar de sus manos fue cosa de maravilla el
tesón que tuvo esta santa virgen, porque de la mañana hasta la noche,
en costuras y labores se ocupaba para ayudar a las necesidades
temporales de sus padres.
Sabe este testigo que la bendita virgen tenía especialísima devoción
con la gloriosa SCS y la tenía por madre y por espejo para imitar su
vida y virtudes, como en gran parte la imitó en lo que fue oración y
aspereza de su cuerpo>; y en el gran celo que tenía de la salud de las
almas y en servir a los enfermos con gran caridad, aunque fuesen
personas de bajo y humilde estado. Servía a las cosas de la santa como
hija a madre...
Y para mayor prueba de la devoción de Rosa con la devoción de la
gloriosa SC entiende este testigo fue especial providencia y favor de
Nuestro Señor que cuando hubieron de traer a enterrar el cuerpo de la
bendita Rosa, no pudiéndose hacer corona propia tan de presto y así le
pusieron la corona de la imagen de SC y con ella vino a la iglesia de
este convento que quiso Nuestro Señor darle la corona de SC a quien
había imitado en la pureza virginal y demás virtudes". Entre los
muchos dones, uno muy grande fue el de discreción de espíritus. "Y muy
examinado halló que se regía la santa pro las reglas de SCS, por los
efectos que las dichas revelaciones causan en el alma que son:
humildad y reverencia, conocimiento de sí mismo y de su bajeza, y gozo
en el Señor; lo contrario de lo cual causan las que son del demonio,
que esta fue la sabiduría de SCS" Catalina de Santa María, del hábito
de Santo Domingo, (7.2.1618).
Da cuenta de que "procuraba imitar a la gloriosa santa en cuanto
podía. Y recibió de Nuestro Señor, por su intercesión, singulares
favores y señaladamente le hizo uno muy grande y fue que habrá dos
años poco más o menos, que por el mes de mayo pasado los cumplió fue
habiendo de aderezar las andas de la gloriosa SC estando la bendita
Rosa y esta testigo en la huerta de su padre, pasando y mirando todas
las matas de los claveles que había en la huerta no vieron en ninguno
de ellos botón ni vara porque no era tiempo de ellos ni los podía
haber y la bendita Rosa_ Si Dios Nuestro Señor nos diese a honra de la
Santísima Trinidad tres clavellinas para que la santa imagen del todo
fuese galana. Y luego el día siguiente, que habían de celebrar la
fiesta de la Santa por la mañana dijo la bendita Rosa a este testigo
que fuese a la huerta a traerle aquellas tres clavellinas que estaban
en la huerta y esta testigo le dijo: Hermana si ayer paseamos la
huerta y vimos las matas y que ninguna de ellas tenía clavellina
alguna ni sella de ella, ni vara ni botón; cómo me envía por ellas, y
la bendita Rosa le respondió: Válgame Dios, hermana de mi corazón,
vaya por ellas que Dios nos las ha dado. Y esta testigo fue y halló
tres clavellinas y en una vara y muy hermosísimas y esta testigo quedó
admirada y dijo entre sí: esta es particular merced que Nuestro Señor
ha hecho a nuestra hermana" !
Penitencia
Otras penitencias que acostumbraba por amor a Dios y a los demás era
darse todos los días disciplinas (latigazos). A veces, no se medía y
tuvo que ponerle límite el padre Juan de Lorenzana. Dice este padre:
Fue necesario poner en esto alguna moderación, pero fue de manera que
la dicha santa virgen con grandes ruegos y humildad sacó licencia para
poder tomar cada noche una disciplina. Y, algunas veces, cuando se
ofrecían algunas especiales necesidades públicas o particulares, pedía
la dicha bendita Rosa a este testigo licencia para doblar el número de
azotes .
La disciplina que usaba antes de que le fuesen a la mano (se lo
prohibiesen) eran dos ramales de cadena de hierro . Esta cadena,
después que se la vedaron para efecto de disciplinarse, se la ciñó al
cuerpo y la ciñó con candado y echó la llave donde nunca pudiera
aparecer . Hay una leyenda que dice que la llave la tiró al pozo que
había en su casa y, por eso, el día de su fiesta es costumbre que sus
devotos echen en el pozo, que existe donde estuvo su casa, cartas con
sus deseos y peticiones.
Devociones
A su confesor Juan de Lorenzana le dijo: a cada puntada que doy con la
aguja, hago alguna especial alabanza a Nuestro Señor . Algunas veces,
en medio de la labor de manos, acontecía aparecérsele Nuestro Señor en
forma de niño sobre la almohadilla de costura, causando con esto en su
alma inefables gozos. Otras veces, en medio de la dicha costura,
cantaba con gran regalo de espíritu alabanzas divinas diciendo algunas
letrillas muy devotas que ella misma componía con que levantaba su
espíritu al Señor. Y díjole a este testigo la bendita Rosa una vez,
tratando de este punto del cantar: "Padre, quitarme a mí el cantar es
quitarme el comer".
Las noches, fuera de tres o cuatro horas, según la orden que el
confesor le ponía, mandándole que aquéllas tomase para reposo del
cuerpo, todo lo demás lo gastaba en oración y contemplación en la que
recibía de Nuestro Señor singularísimos favores .
El padre Juan de Lorenzana, por su parte, nos dice: No había para
la santa virgen mayor gozo que encomendarle cosas para servicio del
Santísimo Sacramento como era aderezar andas para la fiesta del
Corpus, hacer flores y ramilletes y otras curiosidades para ornato del
Monumento en la Semana Santa, pues tenía para esto gran gracia y manos
muy primas. Y era tan incansable en trabajar en estas cosas que,
cuando el sacristán mayor de este convento (Santo Domingo) se veía
apretado en estas ocasiones, ya sabía que el remedio era Rosa de santa
María, y decía a este testigo el padre sacristán que muchas mujeres
juntas no trabajaban tanto como ella trabajaba sola .
Después de haber recibido al Señor estaba todo el día arrebatada y
en todo el día no estaba para comer ni beber ni entender en otra cosa
hasta la noche, que se desayunaba con su ordinario regalo que era
acemita o se quedaba sin comer nada hasta el otro día; excepto los
domingos que, por orden de este testigo (padre Lorenzana), comía
alguna cosa…
Sucedió a este testigo, años antes que la tratase ni confesase a la
bendita Rosa, decir misa en la capilla de Nuestra Señora del Rosario
en una fiesta en que comulgaba mucha gente y, al dar este testigo la
sagrada comunión, acabada su misa, entre la demás personas que allí se
pusieron a comulgar fue la beata Rosa, a quien este testigo no conoció
entonces más que por el hábito. Y, cuando llegó a darle la forma
consagrada y ella para recibirla, descubrió su rostro, le pareció a
este testigo ver una cosa celestial y que no era hermosura de acá del
suelo lo que representaba y que estaba toda arrebatada en Dios .
Santa Rosa fue muy devota de santo Domingo de Guzmán, fundador de
los padres dominicos, a quien consideraba como un padre. Según declara
el padre Juan de Lorenzana: A nuestro padre santo Domingo tenía la
dicha virgen tanta devoción y reverencia que refirió a este testigo
que cada día se confesaba dos veces con el glorioso santo: una por la
mañana y otra por la noche. Y diciéndole este testigo que eso sería en
general como cuando decimos la confesión, respondió: "No padre, sino
tan en particular como cuando me confieso con vuestra paternidad, de
la misma manera me arrodillo delante de mi padre santo Domingo y,
confesándole mis pecados, le pido me alcance el perdón de ellos .
El día de la purificación, dos de febrero de 1614, el contador
(don Gonzalo de la Maza) y su mujer con el padre maestro fray Juan de
Lorenzana, pidieron a su madre le concediese el hacer la celdita en la
huerta para encerrarse donde nadie le hablase, si no era con licencia
de su confesor; y así luego, al punto, la madre lo concedió .
Rosa era una mujer feliz, a pesar de tantas enfermedades y penitencias
que soportaba. Se sentía tan dichosa de poder así demostrarle el amor
a su esposo Jesús y ayudarle en la gran tarea de la salvación del
mundo que se sentía inmensamente feliz. Por eso, no es de extrañar que
se pasara muchos momentos de su oración cantando. Le gustaba cantar.
A veces, en medio de la costura, cantaba con gran regalo de
espíritu alabanzas divinas, diciendo algunas letrillas muy devotas que
ella misma componía con que levantaba su espíritu al Señor. Y le dijo
a este testigo (Padre Lorenzana), tratando de este punto de cantar:
"Padre, quitarme a mí el cantar es quitarme el comer" .

Dones
Según declara el padre Lorenzana, tenía el don muy grande que el
apóstol san Pablo llama "discretio spirituum" (discernimiento de
espíritus), que es saber distinguir y conocer cuándo las hablas
interiores o visiones son del espíritu bueno o del espíritu malo .
Un don extraordinario que manifestó a lo largo de su vida fue el don
de sabiduría. Dice el mismo padre Lorenzana: Este testigo, oyendo
hablar a la bendita Rosa del misterio de la Santísima Trinidad, de la
Encarnación del Verbo divino y de otros de nuestra fe católica, se
admiraba de que una mujer sin letra alguna hablase con tanta propiedad
e inteligencia… y decían que era sapientísima en el conocimiento de
las cosas divinas .
En su última enfermedad, lo primero le dio perlesía (parálisis) en
todo un lado, de manera que no podía mover brazo, ni pierna si no se
lo movía otra persona, con que era fuerza padecer mucho. Lo segundo,
gravísimo dolor de ijada que le duró el más tiempo de su enfermedad y
es tan cruel como saben los que lo han padecido aunque sea por una
hora. Lo tercero, grandísimo dolor de costado en ambos lados, que
parecía cosa nunca vista tener juntas enfermedades tan contrarias y en
tan intenso grado; de donde venía que los remedios que le hacían para
una enfermedad le dañaban para la otra. La calentura era tan encendida
que le parecía estaba su cuerpo en un horno de fuego y tenía sobre su
cabeza un yelmo encendido.
La visitó este testigo muchas veces en aquella última enfermedad que
le duró más de veinte días y siempre la halló con maravillosa
paciencia. Consolábase mucho con que este testigo le pusiese la mano
sobre la cabeza, diciendo que tenía gran fe en las manos de los
sacerdotes. La halló una vez este testigo, visitándola de mañana, muy
acongojada, porque toda la noche la había pasado con intensísimos
dolores, porque la había pasado sin reposar un punto.
Y decía a Nuestro Señor estas palabras y otras semejantes: "¿Dónde
estás bien de mi alma? ¿Dónde estás, Señor mío, bien mío, regalo mío,
cómo no te veo?". Y otras cosas tiernas, con que edificaba a los
presentes. Y luego volvía a decir con mucha mansedumbre y reposo:
"Cúmplase, Señor, en mí tu santísima voluntad". Este testigo fue
llamado para confesar a la dicha santa Rosa, cuando había de recibir
el viático, y así la confesó, conociendo la devoción con que hacía
aquella su última confesión y luego le trajeron el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía… Cuando estaba cercana su muerte, hizo muy
expresa y distinta protestación de cómo creía los artículos de nuestra
santa fe católica… Y la noche de su dichosa muerte… recibió el santo
sacramento de la extrema unción .
A veces, la tentaba con muchas torpes imaginaciones que le
representaba, de manera que algunos tiempos que el Señor permitió que
fuese en esto molestada, andaba acongojadísima de ver ensuciar su alma
según le parecía con tales torpezas. Y acudía a este testigo, como a
su confesor, a pedirle remedio y consejo, pero siempre estaba
firmísima en el amor del Señor y de la castidad. De manera que se
afirma este testigo en lo que tiene dicho que, a su parecer, nunca
pecó la dicha santa venialmente contra esta virtud.
También el enemigo la afligía exteriormente, mostrándosele en horrenda
figura y, cargándose sobre sus hombros, la abrumaba y molía su cuerpo
como ella misma contó a este testigo que le había sucedido una vez,
que había quedado como quebrantada y hecha pedazos de aquella batalla,
pero tenía tan gran confianza en el Señor que decía al demonio: "Haz
maldito cuanto pudieres, que no me has de vencer, pues tengo en mi
ayuda tan buen Señor" .
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viernes, 11 de agosto de 2017

Los 80 años de vida y 64 de salesiano del P. Alfonso Francia (13 agosto 2017)

¡Qué bueno y santo es dar gracias al Señor por la vida (80 años) y,
más, por la vida consagrada (64 años) y sacerdotal (más de 50) de mi
paisano (salmantino) misionero salesiano, Alfonso Francia; y, además,
en el Perú. Les comparto la entrañable carta convocándonos para
agradecer y, sobre todo, para invitarnos a participar y llevar a
jóvenes a unos días de Retiro. De yapa, su precioso poema.
Amigo P. Alfonso, de los 80 a ¡100! Y los que Dios y María Auxiliadora
quiera. Mi oración y felicitación
JAB

Amigos:
El día domingo 13 de agosto cumplo 80 años. Y el 16 cumplo 64 años de
profesión salesiana. Para mí son un motivo de inmensa alegría, un
estímulo y una oportunidad para enviarles una serie de propuestas,
creo que muy salesianas, muy acordes con mis vivencias y opciones
pastoral-catequéticas. Más ahora que por motivos de salud no puedo
subir a las zonas de la sierra a dar talleres como tantos y con tanto
agrado he hecho. Ahora debo dar cauce a mi vocación salesiana
recurriendo a los otros campos que me abrió la Congregación, para
seguir ofreciendo con renovado ardor mis vivencias, mis reflexiones y
propuestas a todo el que se interese por conocerlas, confrontarlas,
llevarlas a cabo y superarlas, cosa no difícil.
No pido perdón por esta mi iniciativa, salida del corazón. No quiero
regalos ni festejos, solamente pido a los hermanos y amigos que den
gracias a Dios conmigo y que hagan el favor de superarme en todo.
Estas propuestas las hago extensivas a los Hermanos de América, por si
les puede iluminar, estimular o alegrar por constatar que hacen cosas
mejores.
Con afecto y unidos en el espíritu y misión,
Alfonso Francia sdb-Lima

En mis ochenta años, ochenta (13 agosto)

Alfonso Francia

En el árbol de mi vida
hay muchas ramas,
con frutos y hojas cada una,
todas con alma.
Donde la tórtola arrulla,
al llegar la madrugada,
y el búho canta a la luna
con cara de enamorada,
donde las aves anidan,
y pían, cantan y saltan.
Donde agitan los polluelos
sus alas aún no estrenadas;
donde las hojas tupidas
ocultan a la nidada
de ser una presa fácil
de halcones y de alimañas.
---------------------
Ay, si las aves pudieran
vivir mis ochenta años,
como yo de esta manera,
subiendo aún los peldaños,
cantando más el futuro,
que contando los milagros,
con la experiencia de vida,
de aciertos y desengaños;
con pies ágiles de joven,
y hoy más torpes y cansados,
que no impiden que la mente
y el corazón vuelen alto.
Y aquellos enormes pesos,
que cargué con estos brazos,
ahora lacios y sin fuerzas…,
¡sólo sirven para abrazos!
¡Qué bonito es comprender,
que más importan los lazos
del amor y la ternura,
que el dinero, que los cargos,
que la imagen o figura!

¡Qué felices son las manos
con que te escribo estos versos,
no importa si están temblando,
la mente nunca me tiembla,
ni el corazón con que amo…
Mis versos son mensajeros,
la bella flor del regalo,
que ahora ofrezco al mundo entero,
primero al que está a mi lado,
y que fue siempre el primero.
La herencia que te he dejado,
no es mejor que la que espero,
porque pronto las juntamos
para hacer un mundo nuevo.
¡Ahora cuento ochenta años,
ahora canto a mi Señor,
por las gracias que me ha dado…
Pero la gracia mayor,
no es cumplir ochenta años,
es cumplir con el amor,
e inventar, siempre inventar
para un futuro mejor.


Oficina del P. Alfonso Francia
Av. Brasil 218 Breña Lima - Perú
Teléfono 989125810
(51) 7243464

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martes, 8 de agosto de 2017

UN VIOLINISTA DEL PERÚ PROFUNDO SOBRE EL ASFALTO DE LA CAÓTICA LIMA

UN VIOLINISTA DEL PERÚ PROFUNDO SOBRE EL ASFALTO DE LA CAÓTICA LIMA
¡Qué respeto me inspira mi amigo violinista desconocido! No ve, pero
escucha el permanente ruido de la bullanguera Lima. Se ahorra
contemplar la fealdad de tantos edificios pintarrajeados, sucios,
horrorosos por el descuido de la Administración y de transeúntes
inescrupulosos Una vez, me emocionó el artículo dedicado por Lourdes
Gómez en "Correo Mariano" y me acerqué a él y se lo leí, se lo
comenté, le agradecí. Noté que se conmovió, me agradeció.
Hoy he vuelto a contemplarlo como recién llegado al Perú, en 1992.
Sobre la enorme pared de la portada lateral externa de la iglesia del
Gran Padre San Agustín, del centro de Lima, frente al histórico
Instituto Riva Agüero, a un costado de la portada renacentista más
antigua y mejor conservada del Perú.
Abrazado a su violín, intentando arrancar las mejores notas de eterna
paz para los apurados trotacalles limeños que ni siquiera adivinan sus
lamentos.
Ciertamente, tampoco yo pude detenerme, sólo pude sacar mi cámara y
captar esta imagen que considero un regalo del Señor que aquí y ahora
vuelve a encarnarse al compás de la invalorable melodía del viejo y
destartalado violín. ¡Gracias! Volveré a escucharte y apoyarte con mi
aliento y con un merecido donativo.
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jueves, 3 de agosto de 2017

Beato Ceferino Giménez Malla, «El Pelé», 2 de Agosto. Primer gitano en "robar" el Cielo

«Primer gitano beatificado. Solidario, caritativo y conciliador. Mártir de la fe. Fusilado, con un rosario entre las manos, en las tapias de un cementerio, tras haber defendido a un sacerdote»

Isabel Orellana Vilches

Este hombre grande y humilde, que dio pruebas de su reciedumbre espiritual, fiel defensor de la fe hasta derramar su sangre por ella en la contienda española de 1936, ha sido el primer gitano beatificado. El 4 de mayo de 1997 cuando Juan Pablo II lo encumbró a los altares, un reguero de júbilo se extendió por los recodos del mundo, especialmente entre la raza calé, aunque el gozo provenía de todos los lugares. Ese día el pontífice recordó que Ceferino «supo sembrar concordia y solidaridad entre los suyos, mediando también en los conflictos que a veces empañan las relaciones entre payos y gitanos, demostrando que la caridad de Cristo no conoce límites de razas ni culturas».

Se cree que nació el 16 de agosto de 1861 en Benavent de Segriá, Lérida, España, aunque fue bautizado en Fraga, Huesca. Así como sus padres recibían el apodo de «el Tichs» y «la Jeseía», bien niño comenzó a ser conocido como «el Pelé». En su ambiente el artículo que anteponían al nombre es signo de llaneza, una costumbre enraizada en el tiempo que se encarna como algo natural. Tan ordinario en su vida como el nomadismo cincelado en los humildes carromatos que van llevándoles de un lado a otro. El escenario de su acontecer fueron los caminos, las intrincadas y hermosas veredas de las montañas aragonesas, que recorría con los canastillos fabricados por él para su venta. Así ayudaba a su madre, que un día se despertó con un vacío en el lecho y en el corazón, porque el cabeza de familia había abandonado a los suyos. Fue un tío, afincado en Barbastro, quien enseñó al Pelé a realizar esa artesanía del mimbre, su primer oficio. Y en esta localidad oscense se instaló con su madre y hermanos en 1880; fue el lugar donde vivió hasta el fin de sus días.

Siguiendo la ley gitana se desposó por este rito con la catalana Teresa Jiménez Castro, de su propia raza. Entonces tendría alrededor de 20 años. Luego, en 1912, el matrimonio se efectuó dentro de la Iglesia católica. A ésta le condujo un docente universitario, Nicolás Santos de Otto, que fue instruyéndole en las verdades esenciales de la fe. Teresa, mujer trabajadora y de empuje, había recibido una formación básica que le permitía manejarse con la lectura y la escritura. En cambio Ceferino era analfabeto. Sensible y de gran corazón supo comprender enseguida el alcance de lo que iba aprendiendo. Se caracterizaba por su generosidad; los necesitados siempre encontraban en él una mano amiga a la que acudían porque sus dádivas no les faltaban.

En la espléndida tierra de este hombre, honrado y cabal, germinaron las semillas que habían depositado en él. Se fue vinculando a la Iglesia, y progresivamente se acrecentó su devoción por la Eucaristía y por la Virgen María. Mientras, su buen oficio como tratante de caballerías, haciendo negocios por diversas localidades, le fue situando en un estatus económico de cierto nivel. Como su esposa y él no tuvieron descendientes, adoptaron a una sobrina, «la Pepita», ocupándose Teresa de que recibiese una formación que pocos de su raza podían soñar entonces.

A Ceferino le tocó vivir en una época convulsa, dada a las rencillas, que supo neutralizar promoviendo la paz y concordia entre sus conciudadanos y los de pueblos vecinos. Acudían a él tanto los gitanos como los payos porque todos le tenían conceptuado como un hombre de ley. Sin embargo, en un momento dado fue injustamente acusado de un robo en el Vendrell y lo recluyeron en la cárcel de Valls. Da idea del justo respeto que se había ganado y la alta reputación que tenía, el clamor de su abogado, quien al defenderlo, exclamó: «El Pelé no es un ladrón, es san Ceferino, patrón de los gitanos». Su ejemplo era nítido y transparente, no daba lugar a dudas: acudía a misa y rezaba el rosario diariamente, recibía la comunión con frecuencia y era pródigo en su caridad. Le veían participar en los Jueves eucarísticos, la Adoración nocturna, las Conferencias de San Vicente de Paúl y en la Tercera Orden Franciscana, porque de todas estas asociaciones era miembro. También era catequista de niños a los que transmitía esa sabiduría envidiable que poseen las almas sencillas e inocentes como él. De modo, que el hecho de no tener cultura no fue impedimento para que le acogiesen los que tuvieron la fortuna de recibirla.

Pero a finales de julio de 1936, hallándose vivo el fragor de la guerra, vio cómo un grupo de revolucionarios milicianos arrastraban a un sacerdote por las calles. Contempló horrorizado el escarnio y, sin pensarlo dos veces, salió en su defensa. De lo más hondo de sí mismo surgió esta exclamación: «¡Virgen, ayúdame! ¡Tantos hombres armados contra un sacerdote indefenso!». Por ese gesto bravío y justo, fue detenido y encarcelado. El odio es ciego a todo respeto; no entiende de edad. Ceferino tenía entonces 75 años; no era un niño. Pero los milicianos iban a pasar por alto este y otros extremos porque la sinrazón que acompaña a la barbarie es así. Y viendo que llevaba un rosario en el bolsillo, como se hacía con los primeros mártires de la fe quisieron negociar su vida; le ofrecieron la libertad si se comprometía a dejar de rezarlo. El beato se negó en redondo, aunque sabía que con ello daba paso a su muerte.

Por poco tiempo compartió el minúsculo espacio de 5 metros cuadrados habitado por el terror de ordinario, y por la esperanza de las quince personas que le acompañaron en esos postreros instantes, encaminándose junto a él a obtener la palma del martirio. Y en Barbastro, la madrugada del día 2 o del 9 de agosto, le condujeron al cementerio fusilándole junto a las tapias. Sus últimas y triunfantes palabras martiriales, pronunciadas con el rosario entre las manos, fueron: «¡Viva Cristo Rey!». Junto a él ajusticiaron a veinte presos más, perdiendo la vida entonces los tres superiores del seminario claretiano, quienes regían la iglesia a la que acudía Ceferino.

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miércoles, 2 de agosto de 2017

COBRADORES DE MICRO, POBRES PARIAS DEL PERÚ

POBRES PARIAS DEL PERÚ

Así lo sentí al ver la cachetada que una dama propinó al cobrador de
bus este martes 1 de agosto. La línea no tiene la menor importancia,
tampoco la zona o la hora. Y menos si tuvo razón o no. ¿Por qué
arrancó casi sin avisar y por poco se cae? ¿Por qué cerró la puerta y
casi le pilla una prenda o parte de su cuerpo? Todo es posible en el
caos desalmado del tráfico en Lima. ¿Qué pedir al chofer-cobrador que
semejando un pulpo conduce con una mano, cobra con la otra, mira por
la derecha y de reojo por la izquierda…¿Y se extrañan si hay
pisotones, choques? Pero mi amigo el cobrador anuncia cantando las
estaciones, saluda uno a uno al tiempo que solicita la moneda por el
pasaje; intento ponerle la mejor de mis sonrisas y decirle "ánimo, no
pasa nada, sigue adelante". De hecho el cobrador de mi bus tan sólo
respondió con un "¡disculpe, señora!" y contempló el exterior por la
ventana. Recé por él, por su familia (por su edad podría ser padre),
por su mejora, por todos los que íbamos en el trolebús.
¿No es posible tratar con dignidad, con humanidad, con simpatía a
estos héroes anónimos, nuevos esclavos de una sociedad de descarte
inhumana? ¡Cómo me gustaría conversar con los responsables de la
empresa, las autoridades del Municipio, expertos, para lograr una
ciudad habitable!
Mientras tanto procuro respetar subir por donde indica SUBIDA, bajar
por la BAJADA, llevar listo mi sencillo para pagar puntualmente,
sonreír a mi amigo y hermano cobrador en el que cobra vida el Dios que
se encarnó, Jesús Salvador.
¡Cómo cambia el bus cuando ingresa un niño! Desestresa el aire
enrarecido con su espontaneidad y su sonrisa. No queda otra. ¡Si no os
hacéis como niños…Lima será un infierno!
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UN RATITO CON LOS SANTOS (Vol.I, de la A a la I). P. Carlos Rosell, Paulinas, Lima 2017

¡Qué gusto me da poder invitar a leer otro librito librazo para que
disfruten muchos ratitos ratazos en la mejor compañía: los santos, los
amigos de Dios! ¡Ya saben lo que reza el refrán: Dime con quién
andas…y te diré quién eres! ¿Se imaginan tener en la Feria del Libro a
los mejores futbolistas de todos los tiempos, Pelé, Maradona, Lolo
Fernández, Messi, Cristiano Ronaldo…? Pues el P. Carlos Rosell ha
convocado a los mejores en su cancha, los libritos de bolsillo de
Paulinas que tan apetitosos se presentan.
De momento toca de la letra "A" hasta la "I", así que Dios quiera que
ya esté preparando la "J", José, Juan (¡cuántos!)…hasta la "Z".
Como es su estilo, inicia con alguna anécdota, chiste o historieta
amena, luego nos expone algunos rasgos del santo nombrado para
ayudarnos a tomar conciencia de que no hay mayor felicidad que vivir
con Dios y que si Dios nos ha pedido que seamos santos es porque se
puede. Al final de cada apartado nos invita a orar a Dios por
intercesión del santo por una intención particular personal o general
de la Iglesia y del mundo.
Y –como señala en el Prólogo- la mejor prueba de que sí se puede son
los santos de la Iglesia. "Ellos fueron hombres y mujeres, como
nosotros, que abrieron de par en par sus corazones a Dios, colaboraron
con la gracia y hoy son felices en el cielo, por toda la eternidad".
Por último, como siempre nos dice, "pongo este libro en las manos de
la Reina de los santos, María Santísima para que saquen el firme
propósito de buscar la santidad".
COMO MUESTRA, UN BOTÓN, el primero, dedicado a SAN AGUSTÍN:
"Era un joven tan descarriado, pero tan descarriado, que sus amigos le
habían puesto como apodo "parroquia abandonada". ¿Saben por qué?
Porque no tenía "cura". Y también le decían "botiquín vacío". ¿Por
qué? Porque no tenía "remedio". En realidad, nadie puede considerarse
perdido, pues para Dios todo tiene cura y remedio. No olvidemos que la
gracia de Dios es capaz de transformar la vida más desordenada". Nos
presenta de modo sintético su vida y obra, su misión y culmina con una
conclusión aleccionadora "La vida de San Agustín nos enseña que a
pesar de que podemos ir por mal camino, siempre hay remedio cuando
buscamos al Señor. Acudamos a la intercesión de San Agustín para
pedirle que nos ayude a abrir nuestros corazones de par en par a ese
Dios que solo sabe amar".
A vuela pluma les selecciono alguno de los santos del volumen:
SAN ALBERTO HURTADO. Chiste del "con su mismo"; petición "vivir como un pobre"
SAN ALBERTO MAGNO. Chiste "de dónde vienen los hombres", petición de
volar con las dos alas: fe y ciencia
SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO "Doctor, disculpe, pero con esa plata que
me pide me compraría una mansión con piscina". Ante ello, el abogado
le responde rápidamente: "¿Y qué crees que voy a hacer yo cuando me
des el dinero?". Objetivo: ser eucarísticos y marianos.
AMBROSIO. Elegido por el pueblo La elección de Ambrosio fue curiosa.
¿Por qué? La historia relata que el pueblo se reunió en la catedral,
pues había que proponer un nuevo obispo. Entonces, un niño gritó:
"¡Ambrosio obispo!, ¡Ambrosio obispo!, ¡Ambrosio obispo!". Este grito
hizo que todos lo siguieran y al final Ambrosio fue elegido obispo de
Milán.
ANTONIO. Petición "por todos los obispos de la Iglesia para que, como
él, prediquen con claridad y fuerza el mensaje del Evangelio. Nos
ayude a aprovechar siempre las prédicas de los sacerdotes, de modo que
la Palabra de Dios guíe nuestras vidas".
SAN ANTONIO MARÍA CLARET "Las malas lenguas dicen que los primeros
comunistas fueron Adán y Eva. ¿Saben por qué? Porque estaban desnudos,
no tenían zapatos y encima les decían que estaban en el paraíso.
Bromas aparte, lo cierto es que el comunismo no ha llevado a ningún
país a vivir un paraíso en la tierra. Aunque aclaro que el capitalismo
descontrolado tampoco trae una verdadera justicia. Y uno de los países
que ha padecido el comunismo es Cuba. ¿Saben que en el siglo XIX
vivió ahí un santo? Fue San Antonio María Claret". Pidamos a este
santo que nos ayude a tener un gran amor a Jesús Eucaristía y a
refugiarnos siempre en el Corazón de María.
APÓSTOLES Pidamos siempre la intercesión de los santos apóstoles para
que salgamos a anunciar el Evangelio sin miedo de ningún tipo.
ARCÁNGELES. En el ejército hay una jerarquía. Y las órdenes siempre se
cumplen. Pues también los ángeles forman algo así como un ejército. A
la cabeza están los llamados santos arcángeles. Conocemos por la
Biblia a tres: Miguel, Gabriel y Rafael. Celebramos a los tres
arcángeles el de septiembre.
SAN BENITO DE NURSIA (ABAD) Una vez le preguntaron a un flojo por qué
no trabajaba. Y este flojo, muy suelto de huesos, indicó: "Yo no
trabajo porque a mí me han dicho que la ociosidad es la madre de todos
los vicios y a la madre se la respeta". Fundador del monacato. Oración
y trabajo. Patrono de Europa. Pidamos siempre a este santo que
interceda ante Jesús para que en Europa la fe no disminuya, sino que,
al contrario, resurja con fuerza la vida cristiana.
SANTA CATALINA DE GÉNOVA ¿ Ustedes saben a dónde se van las pulgas
cuando se mueren? Se van al "pulgatorio". Está claro que esto es una
broma. No existe el "pulgatorio", pero sí existe el purgatorio.
SANTO DOMINGO SAVIO. Don Bosco trató a Domingo Savio y lo animó a la
santidad. Un día Santo Domingo Savio le preguntó: "Don Bosco ¿qué debo
hacer para ser santo?". Y don Bosco le dijo con claridad: "Haz tus
deberes con alegría y serás santo".
SANTA GIANNA BERETTA. Acudamos a la intercesión de pidiéndole que
interceda ante Jesús por todas las madres que tienen la tentación de
cometer un aborto, para que desistan de ello y defiendan la vida de
sus hijos.
De cada uno de ellos se enfatizan tres aspectos o virtudes. Les
comparto todo el ÍNDICE
SAN AGUSTÍN • Una vida desordenada. • La gracia de Dios • Un santo obispo.
SAN ALBERTO HURTADO • De abogado a sacerdote. • El amor a los pobres.
• Una vida entregada
SAN ALBERTO MAGNO • Un hombre inteligente. • La vocación religiosa. •
Obispo, teólogo y hombre de ciencia
SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO • Un hombre inteligente. • Se decidió por
el Señor. • Fundador de una congregación.
SAN AMBROSIO. • Un hombre bien formado • Elegido por el pueblo. • Un
gran obispo.
SANTOS ÁNGELES. • ¿Quiénes son los ángeles?. • El ángel custodio •
Tratar al custodio
SAN ANTONIO DE PADUA • Un poco de su vida • El viaje a Italia • El
milagro de los peces.
SAN ANTONIO MARÍA CLARET • Venció una tentación. • Misionero y
fundador. • Obispo en Cuba
SANTOS APÓSTOLES• ¿Quiénes son los apóstoles?. • Uno de los apóstoles
falló • Nosotros somos apóstoles.
SANTOS ARCÁNGELES. • San Miguel. • San Gabriel • San Rafael
SANTA BEATRIZ DE SILVA • Una joven bella. • Calumniada • Fundadora de
una orden religiosa
SAN BENITO DE NURSIA (ABAD). • Fundador del monacato • Oración y
trabajo. • Patrono de Europa.
SAN BENITO DE PALERMO • De padres esclavos • Un hombre de trabajo y
oración • Un santo religioso
SANTA BERNARDITA DE SOUBIROUS. • Una niña piadosa • Las apariciones. •
Una vida marcada por la Cruz.
SAN BERNARDO. • Un poco de su vida • Un hombre activo • Atrajo con su
buen ejemplo
SAN BUENAVENTURA • Nombre elegido por San Francisco. • Superior de los
franciscanos • Gran teólogo
SAN CAMILO DE LELIS. • Un convertido • Amor a los enfermos • Patrono
de los enfermos.
SAN CARLOS BORROMEO. • Un joven bien preparado • Un obispo entregado
al pueblo. • Vivió la caridad.
SANTA CATALINA DE GÉNOVA. • Santa genovesa. • Se convirtió • Doctora
del purgatorio SANTA CATALINA DE SIENA • Familia numerosa • Mujer
valiente • Cuidó su corazón.
SANTA CATALINA LABOURÉ. • Huérfana de madre • Religiosa vicentina . •
La Virgen se le apareció
SAN CAYETANO • Joven estudioso • Preocupado por los pobres y enfermos
• Buscó la santidad de los sacerdotes
SANTA CECILIA. • Joven cristiana • Mártir de Cristo • Patrona de los
músicos SANTA CLARA DE ASÍS • Una joven bella. • Discípula de
Francisco • Patrona de la televisión.
SAN DAMIÁN DE MOLOKAI • Vocación misionera • Misionero en Hawái. •
Entre leprosos
SAN DANIEL COMBONI • Sacerdote y misionero • Evangelizador en el
África • Obispo misionero
SANTO DOMINGO DE GUZMÁN • Sacerdote caritativo. • Predicador • El Santo Rosario
SANTO DOMINGO SAVIO • Un niño que amó a Jesús y María. • Amigo de Don
Bosco • Sí se puede ser santo.
SAN ESTANISLAO DE KOSTKA • Joven piadoso. • Vocación: jesuita • Joven santo
SAN ESTEBAN. • Diácono. • Mártir. • Perdonó a sus asesinos.
SAN EXPEDITO • Un soldado que se convirtió. • Mártir de Cristo •
Oración a San Expedito.
SANTA FAUSTINA KOWALSKA. • Joven trabajadora • Religiosa y mística •
Apóstol de la misericordia
SAN FELIPE NERI. • Siempre alegre • Dedicado a los pobres • Sacerdote
y fundador SANTA FRANCISCA JAVIERA CABRINI • Quiso ser religiosa •
Fundó una nueva congregación femenina • Misionera en los Estados
Unidos
SAN FRANCISCO DE ASÍS. • Joven rico • Discípulo pobre de Jesús • Vivió
en armonía con la creación
SAN FRANCISCO DE SALES • Un joven bien preparado. • Obispo de Ginebra.
• Santo de la dulzura.
SAN FRANCISCO JAVIER • Universitario en París. • Jesuita y misionero.
• Una labor extraordinaria
SAN FRANCISCO SOLANO. • Religioso franciscano • Misionero en América
Latina. • Santo alegre.
SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA • Joven piadoso. • Joven religioso • Murió joven.
SANTA GEMMA GALGANI. • Un nombre novedoso • Marcada por la Cruz. •
Espiritualidad pasionista
SAN GERARDO MAYELA • Niño piadoso • Religioso redentorista • Murió
joven. SANTA GIANNA BERETTA • Joven alegre y piadosa • Profesional de
medicina y esposa. • Mártir de la vida
SAN HILARIÓN. • Vocación de monje • Hombre sacrificado • Instrumento
de Dios SAN IGNACIO DE LOYOLA • Soldado. • Convertido. • La labor de
los jesuitas SANTA INÉS. • Santa romana. • Fue fiel a Jesús •
Jovencita mártir
SANTA ISABEL. • Dios bendijo a Isabel • María alegró el hogar de Santa
Isabel • Santa Isabel elogia a María
SANTA ISABEL DE LA TRINIDAD • Una niña inteligente. • Carmelita. •
Escritos sobre la Trinidad.
BIBLIOGRAFÍA
BIOGRAFÍA del autor
Al final del libro se nos brinda parte de su CV. Limeño, ingeniero
civil titulado y egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería.
Sacerdote de la Arquidiócesis de Lima, doctor en Sagrada Teología por
la Universidad de Navarra (España) con la tesis Escatología ortodoxa,
que recibió el premio extraordinario. Fue Rector del Seminario
Conciliar de Santo Toribio de Mogrovejo (Lima); rector actual de la
Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, donde dicta diversas
asignaturas como "Dios uno y trino" y "Escatología". Ya es un clásico
de la editorial Paulinas con los siguientes libros: La Santísima
Virgen María y el purgatorio, Un ratito con Dios, Un ratito con Jesús,
María Desatanudos, Un ratito con el Espíritu Santo, Las catorce obras
de misericordia, Un ratito con San José, El apóstol de la Eucaristía.
Pinceladas sobre la vida de San Manuel Gonzáles y Cada día en el
Corazón de María. Por la Comisión episcopal de liturgia: Seguir a
Cristo, Vivir con Dios y Celebrar la fe . Numerosos artículos en la
Revista Teológica Limense. La razón en la Teología Católica, como
inauguración de la colección "Recta ratio" del Centro de Investigación
de la FTPCL
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martes, 1 de agosto de 2017

SANTA ROSA DE LIMA EN EL CUARTO CENTENARIO DE SU TRÁNSITO AL CIELO (1617-2017

Movimiento de Santa María

SANTA ROSA DE LIMA


EN EL CUARTO CENTENARIO DE SU TRÁNSITO AL CIELO

P. Tomás Morales, SJ


Lima 20 2017

PRESENTACIÓN

-¿Quiénes son los santos?- preguntó un monseñor a los niños de primera comunión.
- Uno de los niños se sintió obligado a responder y mirando al "santo"
del vitral, respondió al instante:
- Son los que dejan pasar la luz.
Monseñor Jaramillo se sorprendió ante respuesta tan "casual". Sí, los
santos son aquellos seres humanos que transparentan la luz de Dios.
Es lo que representa el hermoso vitral de la basílica de María
Auxiliadora de Lima. Rodeando el sol incaico y los símbolos patrios,
los cinco santos representan el fruto más maduro del catolicismo en
Perú. Nadie como ellos ha dejado pasar tanta luz y tanto calor del
Cielo para vivificar nuestra Tierra. Por ello, nadie como ellos ha
elevado tan alta la mirada ara convertir nuestro suelo en cielo.
Al conmemorar el IV centenario de la entrada en la eternidad del P.
Tomás Morales, el 24 de agosto de 1617, aquí, en Perú, tierra de
santos, nos ha parecido oportuno compartirles la semblanza dedicada
por el Siervo de Dios a Santa Rosa.
Pedimos al Señor de los Milagros y a Nuestra Señora de la
Evangelización que sepamos vivir a la altura que nuestra Iglesia
demanda, empleando todas nuestras fuerzas en la apasionante tarea de
evangelizar.

- Santa Rosa de Lima, virgen

La más extraordinaria epopeya de la historia humana fue realizada en
menos de veinte años. Esos son los que se suceden desde 1519, Cortés
en Méjico, hasta 1536, Pizarro en el Perú. Heroísmo, decisión, coraje
y tenacidad inquebrantables, en-cendidos y avivados por la fe en
Cristo en descubri¬dores y misioneros, explican "el mayor milagro de
los tiempos", como apunta un historiador.
Balance, pues, impresionante. Menos de medio siglo desde el
descubrimiento de Colón hasta rema¬tar la conquista de América. Pero
faltaba el más portentoso prodigio. La santidad no había florecido en
las tierras vírgenes del Nuevo Continente.
Sto. Toribio Alfonso de Mogrovejo, la mayor lumbrera del episcopado
del Nuevo Mundo y S. Francisco Solano, el taumaturgo y misionero más
destacado de los tiempos coloniales, entre muchos otros, eran oriundos
del Viejo Mundo, aunque se habían santificado más allá del Atlántico.
España, país de eterna cruzada, azotada por un huracán bíblico durante
ocho siglos de reconquis¬ta, se estremece en afán misionero y
descubridor. Sembrará las primeras y vigorosas semillas de san¬tidad
indígena en América. Criollos y mestizos se lanzarán también a ella
arrastrando un enjambre de seguidores.
Felipe de Jesús, Mariana de Jesús y Rosa de Lima son los pioneros.
Felipe, franciscano que ardiendo en amor seráfico, será protomártir
del Japón, muriendo crucificado en 1597; Mariana, "azucena de Quito",
retoño de la espiritualidad ignaciana; y Rosa, gloria de la Orden
dominicana.
"Parece una rosa"
El siglo XVI iba a alcanzar su punto medio, cuando en 1548 Gaspar
Flores, nacido en Puerto Rico, se avecina en Lima, doce años después
de que Pizarro someta a los Incas. Perdida en las lejanías del Perú
colonial, la ciudad le recibe aco¬gedora. Envuelta en su cendal de
niebla y oreada por la brisa del Pacífico, sus encantos le fascinan.
Andrés Hurtado de Mendoza es el virrey, y le hace arcabucero en la
guardia de su palacio. Nueve años después, en 1557, España triunfa de
los franceses en S. Quintín, y Gaspar celebra bodas con una limeña,
María de Oliva.
Maria, en el Proceso de canonización de su hija, nos dice que tuvieron
trece hijos. Los nombres de algunos que debieron morir muy pronto, los
ignoramos. Rosa es la cuarta de los supervivientes.
1586 es el año en que se remata la cúpula de S. Pedro de Roma, y nace
en Lima, el 20 de abril, siendo papa Sixto V la santa adalid y
protectora le América. "No le podía faltar a la ciudad de los Reyes
-dice Clemente X al canonizarla- la estre¬lla luminosa que guiará
hacia Cristo, Señor y Rey le reyes".
En la parroquia de S. Sebastián la bautizan el 25 de mayo, Domingo de
Pentecostés, y el Espíritu Santo se apodera de ella. La gracia
bau¬tismal que dormita durante mucho tiempo en )tros niños,
desencadena en Rosa el dinamismo prodigioso que la lleva, como
Teresita a los tres años, "a no negar nada a Dios". Isabel es el
nom-bre que, en recuerdo de su abuela, le dan al cris¬tianarla, pero
no le durará mucho.
Las primeras en llamarla Rosa fueron la india Mariana, que muy joven
entró al servicio de Maria, y dos niñas que frecuentaban la casa. Un
día, al contemplarla en la cuna exclamaron: "¡Ay! ¡Qué linda es esta
niña! ¡Parece una rosa!". Acude a madre y orgullosa y satisfecha, dice
que bien merecía llamarse Rosa.
Rosa de Sta. María
El cambio de nombre encantó a todos menos a ella, pues creía que la
llamaban así aludiendo a su belleza. Prefería seguir llamándose
Isabel, y así lo manifestó siempre hasta los veinticinco años.
La madre nos cuenta que a esa edad, al volver de comulgar en Sto.
Domingo, le dijo alegre y decidida: "De aquí en adelante, sólo me
llamaré Rosa de Sta. María".
María no salía de su asombro. Le parecía un sueño este cambio de
actitud, y vencida por la curiosidad, le pregunta el motivo.
Rosa le refirió que se había confesado con un sacerdote distinto del
habitual. Al decirle que sentía desconsuelo -y amargura cuando la
llama¬ban Rosa, le replica lleno de admiración: "Vuestra alma ¿no es
una rosa en que se recrea Jesucristo?". Al acercarse a comulgar
entendió con claridad que la Virgen la recibía como suya y la llamaba
Rosa de Sta. María.
Melena tiznada que habla
Unos cinco años tenía cuando juega con Her¬nando, el hermano
preferido. Dos años le sacaba, y fue para ella lo que Rodrigo en
Ávila, setenta años antes había sido para Teresa de Jesús. En las
peripecias del juego le desordena y enloda la rubia y sedosa melena
que tanto le ilusionaba. Se enfada al verla tiznada y revuelta, y
rompe en llanto.
Hernando se acerca y acariciándola, la consue¬la: "Si supieras que por
melenas y trenzas están muchas almas en el infierno, no llorarías".
Hace, sin saberlo, de predicador. La coquetería de la mujer arrastra a
la impureza al hombre que la mira. No es de estuco y tiene pecado
original. Su hermano le descubre lo que enseña la psicología
diferencial de sexos avalada por la experiencia, y que es válido
siempre. Se anticipaba dos siglos a S. Alfonso de Ligorio: "Por la
impureza, o al menos no sin ella, están reprobados cada uno de los que
se condenan".
Las palabras de Hernando fueron bomba atómica que pulverizó su
vanidad. Un relámpago en su alma de niña que decide sacrificar su
cabellera cortándose la melena. Un disgusto profundo le da a su madre,
pero corre a postrarse ante el Cruci¬fijo y le ofrece al Señor su
virginidad.
"¡Jesús sea bendito!"
Once años tiene y abandona Lima acompañan¬do a sus padres. Quive es un
villorrio distante sesenta kilómetros de la capital. En el valle del
río Chillón, que baja desde las alturas de Canta, le habían nombrado a
Gaspar administrador y guardián de unas obras que se realizaban en las
cercaní¬as. Es el año 1597, en que Suárez publica sus "Disputaciones
metafísicas". Han pasado nueve desde el desastre de la Armada
Invencible en el Canal de la Mancha y de las últimas pinceladas del
Greco en Toledo al "Entierro del conde de Orgaz".
El santo obispo Toribio de Mogrovejo gira entonces su visita pastoral;
la confirma. Ella sien¬te " la alegría de ser perfecta cristiana y de
recibir la fuerza para sufrir", como Sta. Teresa del Niño Jesús
(Historia de un alma, IV 62).
Esa fuerza la iba a necesitar en los cuatro años que permanece en
Quive; mientras se firmaba la
Paz de Vervins entre España y Francia, empezaba a gobernar los Países
Bajos Isabel Clara Eugenia, moría en El Escorial Felipe II y subía al
trono su hijo. Reuma pertinaz la inmoviliza, María le apli¬ca solícita
vendas calientes en brazos y piernas, y su cuerpo se cubre de
purulentas llagas.
La tiña despiadada ataca además su cabeza. Una fortaleza divina la
había endurecido y su delicia era padecer. Hacía de su vida altar de
un sacrificio de amor, y repetía: "¡Jesús sea bendito! ¡Jesús sea
conmigo!". Empezaba a aprender su súplica preferida, que ya no se
cansaría de repetir hasta la muerte.
"Linda costurera"
A los dieciséis años regresa de Quive, y mientras Shakespeare estrena
en Londres en 1602 Hamlet, ella permanece oculta en la casita de sus
padres en Lima.
Los agudos esquilones de la próxima iglesia del Hospital del Espíritu
Santo o de la Parroquia de S. Sebastián, no tenían que despertarla.
Madru¬gaba, y antes de oír el gorjeo bullicioso de los pájaros en el
jardín o el grave sonido de las cam¬panas de Sto. Domingo o S.
Agustín, estaba ya en pie elevando su corazón a Dios.
Unas diez horas al día dedicaba al trabajo. Muchos hermanos pequeños
tenía, y ayudaba a su madre en las faenas domésticas. La estrechez
econó¬mica en que vivían sus padres cargados d6 hijos, la impulsaba a
trabajar con incansable denuedo.
Madre y abuela fueron sus maestras. Le enseña¬ron no sólo a leer y
escribir, sino a manejar la aguja. "Linda costurera", la llamaba
María. Bordaba con primor día y noche. El dinero que sacaba y los
regalos que le hacían, nos asegura Hernando que se los entregaba a su
madre para mantener a la familia.
Una vida oculta con Cristo en Dios era la suya. Oraba su afanoso y
continuo trabajo. Le impresio¬naba el respeto y amor con que en la
Misa el sacerdote, después de la Comunión, recogía las menores
partículas de la Hostia, no por lo que parecían sino por ser presencia
de Cristo. Así ofre¬cía, llena de reverencia y fervor, los mil
detalles del quehacer cotidiano.
La actividad incesante hecha plegaria, la oración acompañada del
trabajo, no le bastaban. Suspiraba por la oración solitaria para gozar
mayor intimi¬dad con Dios. Una ermita se construye en su jar¬dín, y en
el cuarto en que vive instala una recama¬ra que la mantiene más
alejada de los suyos. En las horas que pasaba allí entendía mejor las
palabras que Jesús dijo a Catalina de Siena: "Yo estoy en tu corazón.
Haz allí tu oratorio. En él me puedes encontrar de día y de noche".
Bodas ilusorias
María naufragaba siempre en apuros económicos y veía en la belleza de
Rosa la estrella salvado¬ra. La estirpe hispánica de sus padres
contribuía a realzar su hermosura, pues la santa era criolla, no
mestiza. En alas de la imaginación volaba su madre proyectando
partidos maravillosos y ofre¬ciéndole excelentes bodas. Rosa se
mantenía fiel al Espíritu Divino con el cual se había desposado.
Delicada y sensible, el impulso a agradar lo sentía con mayor viveza
que muchas mujeres, pero triunfa de él orientándolo hacia Dios. Tenaz
empeño puso en marchitar su belleza con peni¬tencias y
mortificaciones, controladas siempre por sus directores dominicos o
jesuitas. Las palabras que S. Ambrosio pone en labios de Sta. Inés,
las repetía a menudo: "Perezca el cuerpo que podría deleitar a unos
ojos que no son los de mi Amado". Su madre no llegó nunca a comprender
su desti¬no, obsesionada como estaba por el deseo de casar¬la. El
retraimiento en que vivía, su desprecio a los halagos del mundo y su
afán de penitencia, moti¬varon con frecuencia la maltratase de palabra
y de obra. María misma confiesa en el Proceso que algu¬nas veces, por
no querer ataviarse, golpeaba sus espaldas con una vara de membrillo.
El corazón de Rosa sangraba, pero su paciencia invicta permane¬cía
fiel a Jesucristo, y acabó triunfando.
En el mundo pero para Dios
El Señor no la había escogido para florecer bajo las arcadas de un
claustro. La quería en la calle permaneciendo laica, para que el aroma
de sus virtudes convirtiese corazones. Su vida silenciosa y escondida,
se deslizaría en el mundo como el arroyo que corre oculto bajo el
prado sin dejar apenas sentir su murmullo.
Desde muy niña parece que vistió hábito fran¬ciscano hasta los veinte
años. Cuando cumplió diecinueve se funda en Lima el monasterio de Sta.
Clara, y confesores y amigos le aconsejan ingresar. Rosa, tan
obediente siempre a sus directores, pre¬fiere pensarlo y consulta con
cuatro religiosos. La discrepancia entre ellos la toma como señal del
cielo, y no da el paso.
Nuevo intento de abandonar el mundo, pero Dios se interpone. Se
dirigía con un hermano para ingresar en el convento de la Encarnación,
y antes entra en Sto. Domingo. Se postra ante la Virgen del Rosario
pidiendo la ilumine. Su hermano se impacienta y quiere ayudarla a
levantarse. No puede hasta que, mirando a María, siente que no agrada
a Dios hacerse monja.
Hijas y discípulas
El ejemplo de Sta. Catalina, su santa favorita, la inclina cada vez
más a integrarse como laica en la Orden Tercera Dominicana. Veinte
años tiene cuando lo hace el 10 de agosto de 1606, meses después de
que Cervantes publique la primera parte de El Quijote.
La virginidad en el mundo siempre atrae maripo¬sas que prefieren amar
a enlodarse. Muchas jóvenes empiezan a revolotear en torno a Rosa, y
se repite en Lima lo sucedido en Siena dos siglos y medio antes. El
encanto de la virginidad y paciencia de la santa acercaba irresistible
a las que querían ser "buen olor de Cristo para Dios Padre" (cf. 2 Cor
2,15).
Las nuevas "mantelatas" peruanas vivían el Evangelio íntegro en la
calle. Limpias de egoísmo se forjaban en pureza y generosidad, para
ser en su día madres ejemplares o permanecer en el mundo vírgenes al
servicio de los demás.
Años después de la muerte de Rosa se funda en Lima el monasterio de
Sta. Catalina, e ingresan como monjas algunas de sus discípulas más
vetera¬nas. Es el primer cenobio de "Las Rosas", según el decir
popular. Enjambres sucesivos se irán despren¬diendo de él para crear
otros monasterios de "Rosas" en Santiago de Chile, Méjico y Guatemala.
"Si queréis encontrar a Rosa..."
El jardín de su casa era el sitio preferido para el coloquio con sus
amigas. La ermita o choza ador¬nada de imágenes de santos, entre
búcaros de rosas y plumas de brillante colorido, las cobijaba.
La naturaleza era para ella, como para Luis de Granada, "una carta que
su Amado le envía, y un largo proceso y testimonio de Su amor" (Guía
de pecadores). Un espejo en que veía a Dios y un horno que la abrasaba
en caridad. Una fascinante mariposa revoloteaba en su derredor hasta
que se posó en su mano. Era blanca y negra como el hábito y el manto
de las terciarias, y la santa cae en éxtasis de amor.
Rosa se sentía atraída por las flores y los jardi¬nes. Las flores
-pensaba- son sonrisas de Dios como las estrellas. Éstas se quedan en
el camino, pero las flores caen sobre la tierra. Unas a otras se
decían sus amigas: "Si queréis encontrar a Rosa, buscadla en el
jardín".
En su huerto había un rosal que cultivaba con cariño. Todos querían
rosas de aquel rosal cuyos pétalos cantaban como cuerdas de un arpa.
El quet¬zal, ruiseñor de América, era su mejor amigo. Todas las tardes
se posaba ante ella rasgando el aire con sus trinos, mientras agitaba
su larga y policro¬mada cola. La santa cogía el arpa, cantaba también
y el concierto se convertía en endecha deliciosa.
Regaba claveles y azucenas, cosía, bordaba y ayudaba a su madre y
hermanos cuanto podía, y mientras lo hacía, se escondía en su propia
nada haciéndose toda a Dios en silencio y sencillez. La expulsión de
los moriscos de España decretada por Felipe III, el telescopio de
Galileo recién inventado, la astronomía de Kepler, el asesinato de
Enrique IV, la subida al trono de Luis XIII, la regencia de María de
Medicis que se inicia, o el comienzo de la Guerra de los Treinta Años,
no tur¬baban la paz y soledad con que se ofrecía en el Nazaret de la
vida oculta.
Hospital improvisado
Al lado de su casa había una habitación desha¬bitada que se solía
alquilar, y la habilita para explayar su caridad para con los
necesitados. Un pequeño hospital improvisa y lleva a él enfermos
pobres. Ella y sus amigas les atendían con delica¬deza heroica.
La madre le daba unos metros de tela para ves¬tirse, y ella, al
enterarse de que dos amigas pobres tenían necesidad, se los entrega.
En el arrabal de S. Lázaro yace en el lecho una joven sin recursos.
Rosa la visita y se la trae a su hospital. La cuida de una enfermedad
repugnante hasta que sana después de cuatro meses. Los más infelices y
hara¬pientos esclavos recibían sus atenciones. La santa veía en todos
sus enfermos a Jesucristo, y con el mismo ardor con que le amaba, se
abrazaba tam¬bién a Sus miembros doloridos.
Precursora genial
Mucha mas compasión sentía por las almas, y, como su maestra Sta.
Catalina, se dolía ante los pecados deseando expiarlos. Abría a todos
sus brazos, consolaba sus pesares y los exhortaba al arrepentimiento.
Laica coherente con su Bautis¬mo, se siente prolongación del sacerdote
para acercar las almas, y muchos religiosos acuden a ella al sentirse
impotentes para convertirlas.
Los indios que permanecían en la idolatría la ins¬piraban gran
compasión, y animaba a los sacerdotes a ser sus misioneros. Costeaba,
con limosnas que reco¬gía, los estudios de sacerdotes jóvenes, siendo
así pio¬nera en la Obra de las Vocaciones. Nos dejó también con su
vida un esbozo de lo que sería, siglos adelante, La Obra de la
Propagación de la Fe.
"Se mi esposa"
Cinco meses antes de su muerte, el Domingo de Ramos de 1607, hacía
oración en la capilla de nuestra Señora del Rosario de la Iglesia de
Sto. Domingo. Era su retiro predilecto, y esperaba la avisasen el
comienzo de la bendición y procesión de Ramos. Se olvidaron de hacerlo
y llega tarde, pero al terminar la ceremonia vuelve a la capilla y
pide a la Virgen interceda por si ha ofendido a Dios con este
descuido. El Niño que tenía en sus brazos, volviéndose hacia ella, le
dice: "Rosa de mi corazón, sé mi esposa".
La santa, introducida sin darse cuenta en el "ameno huerto deseado, a
su sabor reposa", perci¬be "el toque delicado que a vida eterna sabe y
toda deuda paga" (Juan de la Cruz). Vuelta en sí, se acuerda de la
Virgen y dice: "He aquí, Señor, tu esclava. ¡Oh Rey de la majestad!
Tuya soy, y tuya seré para siempre".

Igual que el misterioso matrimonio de Sta. Catalina, cuando Jesús le
entregó en arras un ani¬llo invisible para todos y sólo visible para
ella; Rosa quería tener también su anillo que le recor¬dase el día de
su boda y se lo dijo a Hernando, quien se lo encargó a un platero.
El jueves Santo lo llevó a Sto. Domingo pi¬diéndole al sacristán lo
colocase en la urna en que el Santísimo Sacramento iba a ser expuesto.
La santa le veló hasta los Oficios del día siguiente como preparación
a su boda el Domingo de Pascua. El 26 de marzo, acabada la Misa
solemne, se celebró otra y el sacerdote, sin que nadie lo advirtiese
como deseaba ella, puso en sus dedos el anillo, símbolo del matrimonio
espiritual que anticipa a la tierra las bodas eternas.
"Su fiesta será día feliz"
Un impulso divino la empuja a abandonar a su familia el último mes de
su vida. El deseo de no hacer sufrir a los suyos y, sobre todo, el
anhelo ardiente de soledad en Dios, la deciden a fines de julio a
refugiarse en casa del Contador Gonzalo de la Maza. Un año antes de su
muerte le había dicho a María de Uzátegui, su esposa, que moriría en
su casa, que sólo ella la amortajase y que no le negase agua que
entonces le pediría.
Su partida se aproximaba y la presentía. María le preguntaba a menudo
por qué tenía predilec¬ción -por S. Bartolomé. "Madre -le respondía-,
porque su fiesta será día feliz para mí, pues el Divino Esposo me
llamará a las bodas".
Tres días antes de que la enfermedad arreciase obligándola a guardar
cama, fue a despedirse de sus padres. Antes de volver a la casa del
Contador, nos cuenta su madre que se retiró a la ermita del jardín, y
tañendo la vihuela, la oyó cantar emocionada: "¡Padre mío Domingo!
Antes de que muera, te pido por mi madre que sola queda".
"Aumentad el dolor..."
En el fondo de la casa del Contador, ocupaba Rosa una habitación en el
patio dedicado a los criados. Ella la había escogido para encontrarse
más sola.
El martes 1 de agosto a media noche, la oyen quejarse. Acuden y la
encuentran tendida sobre la tarima, bañada en sudor y con el pulso
trepidante. La trasladan a su pobre lecho, y María Uzátegui le
pregunta qué siente. La santa responde: "Las fati¬gas de la muerte".
Al decirle que llamarían al médico, responde que llamasen al del
cielo.
Una dolencia que la dejaba convulsa, exánime, temblorosa y que fue
enigma para los que la asis¬tían. Cinco días después amanece
paralítica de medio cuerpo y con fiebre más elevada. Afligida por la
sed, tiene que devorarla en silencio, pues los médicos le habían
prohibido beber. "Me pare¬ce -decía- como si pasasen por mi cuerpo un
hie¬rro candente, como si me atravesasen el corazón con una espada de
fuego". Pero añadió: "¡Señor, más y más, cúmplase Tu voluntad
adorable! Aumentad el dolor, pero aumentad más mi paciencia y vuestra
ayuda, pues sin ella nada puedo".
"¡Jesús sea conmigo!"
El 17 los dolores se agravan y ella canta: "¡Mi Dios, mi Jesús, mi
Esposo y mis amores! ¡Dadme dolores!". El 23 anuncia su tránsito a las
pocas horas: "Ya se acabó. ¡Hágase la divina voluntad!". Unas horas
antes de expirar ruega a Luisa Daza, su discípula, le cante algo del
Señor, y al compás de las suaves melodías de la vihuela, van pasando
las horas. Dan las doce en torres y campanarios, y en la noche
estrellada brilla en su rostro placidez de cielo. "¡Jesús, Jesús sea
conmigo!", dice al exhalar su último suspiro a los treinta y un años.
El pincel de Tiépolo nos ha legado su retrato. "La Virgen gloriosa con
Sta. Rosa de Lima, Sta. Catalina de Siena y Sta. Inés de Monte
Pulciano". Es el título del óleo que pintó para la Iglesia de Sta.
María del Rosario de Venecia. Figuras en aparente desorden, como suele
hacerlo, pero una idea preside esta delicio¬sa pintura: la Madre de
Dios, irradiando virginidad en las tres jóvenes. Dos, Rosa y Catalina,
laicas que no abandonaron el mundo. Una, Inés, encerrada en el
monasterio. Tres flores de un mismo jardín dominica¬no, tres retoños
de una misma Vid, la Iglesia santa.
BIBLIOGRAFÍA
N. Hansens, Vida de Sta. Rosa, Vergara 1949. Luccesini, Compendio de
la vida de Sta. Rosa.
P.. Vargas Ugarte, La flor de Lima, Lima 1986.
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