Los Institutos Seculares «encuentran su fundamento en el misterio de la Encarnación, que llama a permanecer [a sus miembros] en la realidad social, profesional y eclesial en la que se encuentran viviendo», se lee en el documento Consagración y secularidad. Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre los institutos seculares, recientemente publicado.
La redacción del texto ha corrido a cargo de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que a finales de octubre organizará en Roma un congreso sobre esta realidad eclesial y que actualmente está celebrando el 70 aniversario de la promulgación de la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia –con el que se erigieron dichos institutos–.
Pero, ¿qué supone esto en la práctica? Se lo hemos preguntado a Lydia Jiménez, directora general del instituto secular Cruzadas de Santa María, que recientemente fue noticia al hacerse cargo de un convento en Ávila. Sus antiguas moradoras, las Madres Agustinas de Santa María de Gracia, decidieron irse del edificio debido a la escasez de vocaciones y su avanzada edad.
¿Qué es un instituto secular?
Es una forma de vida consagrada que aglutina a personas, que viviendo en mitad de las vidas temporales –no abandonando sus profesiones–, hacen una procesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. Así viven como laicos en medio del mundo pero con todas las exigencias de una consagración. Los Institutos Seculares fueron aprobados hace 70 años, en 1947 por la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia.
Es una forma que la Iglesia tiene para hacer frente a realidades nuevas que se van sucediendo y para hacer presente la vida consagrada, y a la Iglesia, en el mundo.
¿Qué diferencia hay entre un instituto secular y una orden religiosa?
Las religiosas, generalmente, tienen una vida en común, en un convento, viven separadas del mundo y suelen llevar hábito. Sin embargo, en los institutos seculares vestimos como todos y seguimos haciendo las mismas actividades que hacíamos antes de consagrarnos. Una médico sigue siendo médico al consagrarse en un instituto secular. Además, no es necesario vivir en común, aunque hay algunos institutos que organizan grupos de vida fraterna porque les ayudan.
No vivís en comunidad pero a finales de agosto os hicisteis cargo de un convento…
Tenemos una presencia notable en Ávila desde hace muchos años y las Madres Agustinas de Santa María de Gracia –con las que yo tengo relación desde hace muchos–, nos ofrecieron que nos hiciéramos cargo de su convento. Nos lo han cedido por muchos años para que desarrolláramos allí nuestras actividades.
¿Qué uso le vais a dar al edificio?
Próximamente, la Iglesia se va abrir al culto. El obispo ya ha nombrado un capellán. Tendremos también distintas actividades para los estudiantes de la Universidad Católica de Ávila. Y el convento se irá acondicionando para desarrollar algunas iniciativas de evangelización. Todavía estamos en fase de estudio.
¿Cuál es el carisma de las Cruzadas de Santa María?
La atención a los jóvenes y a las familias en distintos ámbitos, sobre todo, a través de la educación. Por eso, los miembros de nuestro instituto –no exclusivamente pero sí mayoritariamente– trabajamos en el mundo de la enseñanza.
¿Cómo se concreta en el día a día?
Por principio, no tenemos obras propias. Trabajamos allá donde nos piden nuestra colaboración. En Madrid, tenemos encargada la dirección de dos colegios. Asimismo, tenemos encomendada la gestión y dirección de la Universidad Católica de Ávila y de algunos colegios en Valladolid. Y después la mayor parte de los miembros trabaja en institutos públicos, en hospitales, o en otras realidades sociales.
José Calderero @jcalderero