Marcelino LEGIDO Aproximación a la oración de Jesús, Fundación Mounier, Madrid, 2021, pp.356
Son muchos los libros que se han escrito sobre el Padre Nuestro, personalmente he leído varios, pero el mejor de todos es un libro que todavía no he terminado de leer pues es tan denso que hay leer en pequeñas porciones y lo estoy utilizando para mi oración de la mañana desde hace varios meses cuando me llegó enviado por un amigo desde España. El libro se llama "Aproximación a la oración de Jesús" cuyo autor es Marcelino Legido y está publicado por la Fundación Mounier en la colección Encuentro y Solidaridad. Este libro surgió a raíz de unas charlas que durante varios veranos dio Marcelino Legido a las religiosas de un convento de las hermanas cistercienses de Arévalo (Ávila) España y que fueron grabadas por una religiosa. Esta grabación llegó a manos del Movimiento Cultural Cristiano que los editó en cuadernillos tipografiados. Más tarde sería el hermano de Marcelino Legido quien pediría a la Fundación Enmanuel Mounier, dirigida por el filósofo Carlos Díaz, amigo y discípulo de Marcelino Legido, quien lo editará en un libro.
Quiero empezar comentando algo sobre Marcelino Legido pues la mayoría de la gente que va a leer estas humildes reflexiones del Atrapanieblas no saben quién es él. Marcelino Legido nació en San Esteban de Zapardiel (Ávila) en 1935 y falleció en el año 2016 en Salamanca. Estudió filosofía y fue profesor de la Universidad de Salamanca en los años sesenta hasta que decidió renunciar a su cátedra para estudiar teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Ordenado sacerdote se fue a Alemania para ampliar sus estudios. Su tesis doctoral en teología fue sobre la Iglesia en San Pablo, de la que era un especialista. Allí fue capellán de los inmigrantes españoles viviendo con ellos en los barracones de los suburbios de Múnich. De regreso a España se esperaba que fuera profesor de teología, pero sorprendió a todos al pedir al obispo de Salamanca que lo destinará a una parroquia rural. Así fue enviado a El Cubo de Don Sancho, en el Campo Charro, mi pueblo, al que llegó cuando yo tenía catorce años y donde vivió la mayor parte de su vida hasta que enfermó y se retiró al seminario de Salamanca. Escribió varios libros entre los que destacan "Evangelio a los pobres" y "Misericordia entrañable, la historia de la salvación anunciada a los pobres", ambos en la editorial Sígueme. Un libro que resume su vida y su obra es: "Marcelino Legido y la peripecia de su fe eclesial" escrito por uno de sus discípulos, el sacerdote Joaquín Tapia, y editado por la Fundación Enmanuel Mounier, al igual que el libro del que quiero tomar algunas de las reflexiones sobre el Padre Nuestro: Aproximación a la oración de Jesús
La parte primera del libro es una introducción al Padre Nuestro donde Marcelino explica la petición de los discípulos a Jesús: "Señor, enséñanos a orar". Antes de aproximarnos al Padre Nuestro es necesario, señala Marcelino, ver si consentimos que el Espíritu ore en nosotros y podemos decir en el espíritu: Señor enséñanos a orar. Si logramos decir esto al Señor, seguro que nuestros ojos, nuestros corazones y nuestras manos se ensancharán mucho para poder decir después Abba, Padre Nuestro. Por eso, continua Marcelino que al hacer la plegaria: "Señor enséñanos a orar" no es algo que brota de nuestro corazón sin más, sino que nace del encuentro de Jesús con nosotros mismos mientras Él camina. Solamente aquellos hermanos que se encuentran con Jesús, en el camino que Él va haciendo, se sienten provocados, llamados a esta plegaria.
La pregunta, señala Marcelino, les llegó a los discípulos al corazón por ir acompañando a Jesús por los caminos, en la misma tarea que Él iba haciendo. Él iba reuniendo a la familia de hermanos y preparando para ellos la mesa común, donde se pudieran sentar todos, y los pobres, los primeros. Ellos se sienten llamados a hacer camino con Él y dicen que sí; y dejándolo todo, le siguieron. Al seguirlo a pasar un día, y dos, y una semana y otra, se les iban abriendo los ojos a la ternura entrañable, a la misericordia entrañable del que llamaban Maestro, que alrededor de Él iba reuniendo a la familia de hermanos, los pobres, siempre en primera fila junto a Él, para partirles el pan. Así empieza el Padre Nuestro. Los apóstoles al lado del maestro, el corro del pueblo; los pobres a los pies del maestro; un pan partido que corre entre ellos, que empiezan a asombrarse, a asombrarse del amor desmedido de la misericordia absoluta, de la ternura incondicional que aquel profeta entregaba mientras iba caminando reuniéndolos a todos en torno a la mesa común.
La parte II, III y IV la dedica Marcelino Legido a la expresión: "Padre Nuestro que estás en los cielos". En estas tres partes se explica el significado de la palabra Abba (padre). Esta palabra en labios de Jesús significa darse, entregarse, una entrega de abandono y de confianza sin límites, como un niño en brazos de su madre. La oración de Jesús es fundamentalmente una entrega de absoluto abandono, de absoluta confianza y de absoluta acogida al Padre en cuyo rostro descubre su proyecto de amor en favor de los hombres. Esa entrega de abandono se convierte en entrega de obediencia y entrega de alabanza. El Padre lo entregó, nosotros lo entregamos, Él mismo en la locura del amor, se entregó a sí mismo, y la manera de entregarse a sí mismo es la cruz. Podemos decir Padre Nuestro si nos ponemos a la luz del rostro del Cristo Pascual, muerto y resucitado. En los brazos abiertos del Cristo muerto y resucitado el Padre nos acoge y nos descubre su Aquí he llegado hasta ahora con la lectura que voy haciendo despacio, en pequeñas dosis pues muchas veces tengo que releer varias veces un texto para comprenderlo. La parte V es una reflexión sobre la frase: "Santificado sea tu nombre" para concluir con la parte VI que lleva por título: "El hijo entregado como siervo crucificado y señor entronizado". Para finalizar en el epílogo los recopiladores de estos textos nos dicen que: "hemos querido compartir y difundir estas reflexiones de Marcelino Legido por lo mucho que de él hemos recibido. Él lo recibió gratis, lo compartió y gratuitamente queremos continuar ensanchando y profundizando la senda de la gratuidad. El Padre nuestro de Marcelino es uno más de esos magníficos intentos de poner el nosotros por delante del yo, de amar a fondo perdido, de mística desde la vida diaria" concluyen los editores de este libro de la fundación Enmanuel Mounier rostro como Padre de todos.
Aquí he llegado hasta ahora con la lectura que voy haciendo despacio, en pequeñas dosis pues muchas veces tengo que releer varias veces un texto para comprenderlo. La parte V es una reflexión sobre la frase: "Santificado sea tu nombre" para concluir con la parte VI que lleva por título: "El hijo entregado como siervo crucificado y señor entronizado". Para finalizar en el epilogo los recopiladores de estos textos nos dicen que: "hemos querido compartir y difundir estas reflexiones de Marcelino Legido por lo mucho que de él hemos recibido. Él lo recibió gratis, lo compartió y gratuitamente queremos continuar ensanchando y profundizando la senda de la gratuidad. El Padre nuestro de Marcelino es uno más de esos magníficos intentos de poner el nosotros por delante del yo, de amar a fondo perdido, de mística desde la vida diaria" concluyen los editores de este libro de la fundación Enmanuel Mounier
Leer estas reflexiones de Marcelino Legido sobre el Padre Nuestro aquí donde me encuentro ahora, en los cerros desérticos de Nueva Rinconada, Pamplona alta, en el cono sur de Lima, entre los pobres que han llegado aquí buscando construir un hogar para sus hijos, me ayuda a comprender mejor la vida y los escritos de este gran sacerdote, que tuve la suerte de conocer, y que espero que la diócesis de Salamanca empiece el proceso de canonización, que, aunque a él no le gustaría, creo que es una obra de justicia ponerlo en el candelero como modelo de santidad. Como dijo la comunidad cristiana de El Cubo de Don Sancho cuando le pidieron una reflexión sobre Marcelino "lo que Marcelino quería es que siguiéramos las huellas de Jesús acogiendo el amor del Padre en la oración, en la palabra, en la Eucaristía y en los pobres para compartirlo en la fraternidad y así experimentar la misericordia entrañable de Dios Padre". El cristiano del siglo XXI será un místico o no lo será, pero un místico que se ha encontrado con Dios en el contacto con los pobres y marginados en los cuales ha visto el rostro de la misericordia entrañable de Dios, nuestro Padre, un Padre de todos con predilección por los más pobres y los que han ido quedando al borde del camino.
P. José Luis Calvo Vicente, párroco de "Sagrado Corazón de María", diócesis de Lurín. (Boletín semanal "Atrapanieblas", 24 de julio 2022)