Entre las perlas del formidable libro “La luz del mundo” de Benedicto XVI, les comparto lo que dice sobre España:
Usted parece amar muy especialmente a España. Ya ha visitado varias veces el país y estará de nuevo allá para la Jornada Mundial de la Juventud en 2011.
Por supuesto. España es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que, además, ha marcado a América Central y del Sur. Pero encontrarse con la historia de España, especialmente con su historia presente, es siempre algo excitante. Es un país de contrastes dramáticos.
Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida.
Es un país que, hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico, que cuenta además con una pluralidad de culturas, que se encuentran, por ejemplo, los vascos y los catalanes. España ha sido siempre uno de los grandes países católicos con vitalidad creadora. Si Dios quiere y me encuentro todavía con vida, entraré de nuevo en contacto con él especialmente en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Este año se han previsto dos breves visitas: al apóstol Santiago en Santiago de Compostela, y a la célebre catedral de la Sagrada Familia, de Gaudí, en Barcelona.
En ninguna parte congrega el papa a tantas personas como allá. Es sorprendente, frente a los problemas que tiene justamente la Iglesia católica en España, también en virtud de la descuidada elaboración de la dictadura de Franco.
Precisamente allá existe también una vitalidad de fe que, por lo visto, los españoles llevan en la sangre,