CIENTOS DE PARTICIPANTES EN LA GRAN VIGILIA DE LA INMACULADA DE LIMA
Monseñor Tomasi alentó a los laicos en su responsabilidad de evangelizar cotidianamente
En el marco del Año de la Fe, este viernes 7 de diciembre se llevó a cabo la Gran Vigilia en honor a la Inmaculada Concepción, convocado por la Milicia de Santa María, en unión de Laicos en Marcha y Catequesis de Adultos del Arzobispado de Lima.
¡María, Puerta de la Fe! ha sido el lema de este acto de fe, que se hizo vibrar a los numerosos participantes especialmente jóvenes.
Las palabras de bienvenida corrieron a cargo de Iván Landa, responsable de Cofradías y Hermandades de Lima, quien agradeció a las MM. Agustinas y Heraldos del Evangelio por acoger el evento, así como a todos los que lo habían organizado, instándolos a vivir con entusiasmo la entrañable celebración en honor a la Inmaculada, Puerta de la Fe.
A continuación, se rezó el Santo Rosario, comentado en misterios por distintos jóvenes y un matrimonio. De igual modo, se iban intercalando textos marianos bíblicos y del magisterio de la Iglesia que iban caldeando el espíritu. Cuatro confesores administraron el sacramento de la reconciliación de modo interrumpido, facilitando a los fieles la vida de gracia.
La habitual alocución laical corrió a cargo de José Antonio Benito, director del movimiento organizador, quien agradeció por la oportunidad de vivir la Vigilia en el Año de la Fe, en recuerdo de los 50 años del Concilio Vaticano II, auténtico Pentecostés para la Iglesia, como el acto en honor a la Virgen para nuestra vida. Comentó el logo del Año de la Fe y recordó que todos somos la barca de Pedro, movido por la vela cuyo mástil es Cristo y la Eucaristía, en medio del oleaje del mundo. Se nos invitó también a evaluar nuestra fe: ¿Creo de verdad? ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué voy a hacer en un mundo de SECULARIZACIÓN, LAICISMO, RELATIVISMO, CRISTIANOFOBIA, CRISTIANISMO FLOJO. El Año de la Fe es el auténtico contrapunto a esta realidad. Nada mejor que de la mano del Concilio y el Catecismo, la brújula segura de este momento, y el ejemplo de los santos como San Martín, auténtico profeta del Concilio Vaticano II como señaló Juan XXIII al canonizarle, hombre de comunión como lo caracterizó el Cardenal Juan Landázuri, paradigma del amor Dios y de la caridad total en la enfermería, en la portería del convento, y en toda Lima como atestiguó en el proceso de beatificación –Juan Vázquez Parra, adolescente español- quien recordará que le puso una camisa limpia, y le invitó a que acudiese a su celda a comer y a dormir todos los días y que viese qué oficio quería aprender en la ciudad.". Por último recordó el último sínodo sobre la nueva evangelización y alentó a vivir en la Escuela de María, haciendo de su vida un magníficat cotidiano, especialmente los laicos, 99% de los bautizados.
La Santa Misa fue presidida por Monseñor Adriano Tomasi, OFM., Obispo Auxiliar de Lima, quien partió de la bella bimilenaria oración "bajo tu amparo" para explicar la belleza y profundidad del dogma de la Inmaculada, vivido incluso siglos antes de su proclamación en 1854. Recordó un significativo texto del último libro del Papa sobre la infancia de Jesús acerca de lo que María recordaba y comunicaba a los primeros discípulos. Nos alentó a dar testimonio de nuestra ve en nuestros lugares de trabajo, en el día a día, y que no demos por supuesto que los demás tienen fe. Nuestra sociedad –nos recordó- está huérfana de Dios Padre, por eso sufre tanto, y no se arreglará con patrulleros sino con la Ley de Dios en el corazón, con familias cristianas que formen bien a sus hijos y conformen la estructura de la sociedad.
Estas vigilias fueron iniciadas en 1947 con 300 empleados de las empresas en Madrid por el Siervo de Dios P. Tomás Morales y tienen como objetivo movilizar a los laicos mediante una intensa campaña interior de oración y ofrecimiento, así como una incisiva campaña exterior en los medios y en todos los ambientes para responder al desafío de la nueva evangelización por medio del homenaje a la Inmaculada. Lima va respondiendo con creces y va aumentado de año en año en número y devoción.