viernes, 18 de noviembre de 2016

MARÍA, REINA Y MADRE DE NAVARRA. CRÓNICA DE UNA JORNADA HISTÓRICA

Procesion Virgenes

Fecha de publicación 15/noviembre/2016

MARÍA, REINA Y MADRE DE NAVARRA

Amigos. Os comparto crónica, carta del Arzobispo y las palabras finales del vicario. Un desbordante testimonio de fervor mariano al clausurar el Año de la Misericordia en Navarra. 

http://www.iglesianavarra.org/noticias/2016/11/pamplona-se-convirtio-en-un-santuario-de-misericordia/

https://www.flickr.com/photos/124182185@N06/sets/72157675408589670/page2

https://www.youtube.com/watch?v=u9j5s5ahTK4

http://arte-historia-curiosidades.blogspot.com.es/2016/11/procesion-mariana-en-pamplona-misericordia.html



CRÓNICA

El pasado domingo, 13 de noviembre, con motivo de la Clausura del Año de la Misericordia, se celebró en Pamplona una Concentración Mariana «Mater Misericordiae», que reunió a las imágenes marianas más significativas de nuestra Diócesis.

La cita fue un resumen de la tradición y la piedad mariana de todas las zonas de la Diócesis de Pamplona y Tudela. Desde la zona prepirenaica vino la imagen de la Virgen de Rocamador de Sangüesa, acompañada por los Auroros de Sangüesa. De la zona media acudió la Virgen de Ujué y los Hermandad de los Doce de Tafalla, así como los Auroros de Tafalla y pueblos romeros del entorno. De la zona pirenaica participó la Virgen de Roncesvalles. Representando a Tierra Estella acudió la Virgen del Puy y los Auroros de Los Arcos. De la zona Ribera llegó la Virgen del Yugo y la imagen de Santa Ana la vieja, la Virgen y el Niño de Tudela, así como los Auroros de Arguedas. De la Ribera del Ebro participó la Virgen del Olmo de Azagra y los Auroros de esa localidad. Además, se contó con la participación de vírgenes reales como la imagen de Santa María de Ujué, Santa María la Real de Pamplona y la Virgen de Nieva de Peralta, que vino acompañada por los Auroros de la localidad. Y vírgenes devocionales como Nuestra Señora de la Soledad de Pamplona («la Dolorosa») y la Virgen del Camino de la parroquia de San Cernin, acompañadas por los Auroros de Santa María la Real­ de Pamplona. También acudieron la banda de música de Artajona  y la banda «Bake­rías» de Peralta. La marcha fue presidida por el Lignum Crucis de San Miguel de Aralar, en representación de toda la Barranca.

Este importantísimo acto dio comienzo a las cuatro de la tarde desde la Catedral de Pamplona. De allí partía hacia la parroquia de San Lorenzo la imagen de Santa María la Real, acompañada por el Cabildo, seminaristas, miembros de la Hermandad de la Pasión, de la Hermandad del Rocío, del Rosario de los Esclavos, los Auroros de Santa María la Real, la Asociación de la Medalla Milagrosa y grupos scouts. A su paso por San Cernin el cortejo recogió a la virgen del camino.

Minutos después, en la Plaza de las Recoletas, se juntaban con el resto de imágenes venidas desde diferentes puntos de la geografía navarra. Ya en ese momento resultó evidente que el acto iba a ser multitudinario, habida cuenta la cantidad de gente que se acercó a acompañar a las diferentes imágenes con gran fervor religioso y una profunda emoción filial. A las cinco daba comienzo la Marcha Mariana, que recorría la calle Mayor, la plaza del Ayuntamiento, las calles Mercaderes y Curia, hasta llegar al templo catedralicio. La enorme multitud que iba en la procesión se juntó entonces con la que esperaba a las imágenes en la Catedral. La aglomeración de fieles era tal que hubo dificultades para que las imágenes marianas y sus acompañantes entraran en el templo catedralicio. Finalmente, con algunos minutos de retraso, se celebró la Eucaristía de Clausura con la bendición papal.  

La Misa, presidida por el Señor Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Mons. Francisco Pérez fue un momento clave en esta clausura del Año de la Misericordia. Al inicio de la celebración, el Delegado Diocesano de Religiosidad Popular, Javier Leoz, dio la bienvenida a los fieles, diciendo: «Bienvenidos a esta eucaristía en la que, en el Día del Señor, en el Día de la Diócesis y en esta clausura del Año de la Misericordia, sentimos que venimos acompañados por una de las esencias más nobles, profundas y entrañables de nuestra tierra de Navarra como es la Virgen María. Lo hacemos sabedores de los momentos de dificultades que vivimos en todo ámbito. Pero conscientes que, hoy con el evangelio en la mano, no podemos perder ni la esperanza ni dejar de perseverar como hombres y mujeres de fe».

Durante la homilía, el Arzobispo de Pamplona recordó, por medio de una anécdota, que una madre nunca deja de esperar a sus hijos, y que la Virgen nos invita a ser generosos y a practicar la caridad como viga fundamental de nuestra vida cristiana. En un momento dado, bromeando, dijo el Arzobispo que la Diócesis de Pamplona y Tudela era la mejor de todas las diócesis, «al menos para mí», añadió. El Arzobispo recordó cómo la Iglesia diocesana intenta vivir la misericordia a través de las numerosas instituciones religiosas, que enriquecen la vida de la Diócesis, fijándose especialemente en Cáritas. La parte musical de la Eucaristía corrió a cargo de la Capilla de Música de la Catedral de Pamplona, dirigida por Aurelio Sagaseta.

Al finalizar la Eucaristía, llegó un momento culminante y emotivo, en el cual las diversas imágenes de la Virgen María dieron dos vueltas a las naves catedralicias, seguidas por el estandarte de cada pueblo y el párroco. En la segunda vuelta, Santa María la Real (a la que acompañaban el Cabildo y el Sr. Arzobispo, Auxiliar y Abades), fue despidiendo una a una por la puerta de la Misericordia a las imágenes. Antes, en nombre de toda Navarra, el ángel de Aralar dio un beso a Santa María la Real de la Catedral de Pamplona.  Mientras la Capilla de la Catedral interpretaba diversas composiciones alusivas. Una vez que la Virgen del Camino y la Dolorosa abandonaran la Catedral se procedió al cierre oficial de la Puerta Santa, con el cual se dio por clausurado el Año de la Misericordia. El público siguió este momento con emoción y silencio.

Como broche de oro a esta jornada, la virgen del Camino y la imagen de la Dolorosa de Pamplona iniciaron el retorno a las parroquias de San Cernin y San Lorenzo, acompañadas por los Auroros de Santa María, la Corte de la Virgen del Camino, Paz y Caridad y de los sacerdotes de sus respectivas parroquias.

Una jornada histórica, que puso de manifiesto la devoción mariana del pueblo de Navarra y su apuesta decidida por hacer presente la Misericordia divina en todas las circunstancias de su vida.

 

CARTA DEL ARZOBISPO CON MOTIVO DE LA PROCESIÓN DEL DOMINGO.

UNA EXPERIENCIA AMOROSA Y GOZOSA DE LA VIRGEN.

Queridos diocesanos:

"De María nunca es bastante", decía San Bernardo. Efectivamente de María nunca hablaremos lo suficiente, ni hablaremos con Ella demasiado tiempo. El acontecimiento del domingo fue muy especial y emocionante: marcó un hito en la piedad de Navarra. Para mí fue un magnífico regalo que no olvidaré fácilmente, uno de los momentos más importantes de mis años como arzobispo de esta querida Iglesia de Pamplona y Tudela.

En el recibimiento de las imágenes que contemplé a la puerta de San Saturnino, iba saludando una a una con la misma oración: "¡Dios te salve, Reina y Madre de misericordia!" y añadiendo la advocación correspondiente, al hilo de la presentación que hacía con esmero y gracejo D. Javier Leoz. Y sentía como si todas las voces de los que la tenéis como Patrona se unieran a la mía. Era un grito que me salía de dentro, erais vosotros, cada uno, los que saludabais a la Señora con el mejor cariño de hijos: ¡Dios te salve, María!

La procesión fue sentida y emotiva. Miraba a un lado y otro en las aceras y estaban llenas de los navarros o foráneos que querían ver las imágenes y que, a la vez, querían dejar sitio en la Catedral para que pudieran entrar los que habían venido de fuera acompañando a su Patrona. Me pareció un gesto hermoso de solidaridad y de misericordia. Cuando entrasteis a la Catedral es como si llevarais en volandas a la Patrona, pero pensé enseguida: ¡No, es Ella la que lleva en volandas a cada devoto, a cada pueblo, a cada comunidad, a cada parroquia…, y a la Diócesis entera! ¡Qué bien sonaban vuestros cantos de los auroros, vuestras bandas, vuestra música!

La ceremonia fue entrañable, solemne y a la vez íntima. No cabía un alfiler, pero todo se desarrolló con decoro y devoción. La Capilla de Música de la Catedral ayudó a ello con sus canciones bien escogidas e interpretadas con primor, como siempre. ¡Qué gran silencio! Ayudaba a rezar, a vivir la celebración, a unirnos en una alabanza grande a Dios nuestro Señor. Y María nos miraba con ojos de ternura y de misericordia ansiando que todos sus hijos un día participemos unidos en el mismo altar, porque como Madre no se cansa de esperar.
Y llegamos a la última parte, la despedida de las imágenes. ¡Cómo me emocionó el beso de San Miguel de Aralar a Santa María la Real que preside la Catedral! Y luego cada una de las imágenes, haciendo una sencilla, pero intensa reverencia. Y ¡qué decir de la Dolorosa, que nos encogía el corazón al girar para salir hacia la Calle Curia! En ese momento me venía a los labios y la repetí muchas veces la canción que ha llenado vuestras romerías y vuestras celebraciones anuales: "¡Tomad, Virgen pura, nuestros corazones!" y ponía a los pies de cada imagen los vuestros, vuestros afanes, vuestros sufrimientos, vuestros niños y vuestros jóvenes y vuestras familias y, sobre todo, vuestros mayores, vuestros enfermos que han mantenido la fe y os la han transmitido. Y repetía: "¡No nos abandones, jamás, jamás!"

Muchas personas me han dado las gracias y la enhorabuena, y lo mismo quiero expresar al Obispo Auxiliar, a los Abades de Leyre y de la Oliva, a los Deanes y Cabildos de Pamplona y Tudela, a los Vicarios Episcopales, a los Delegados Episcopales y de modo especial a D. Javier Leoz Ventura (Delegado de Religiosidad Popular) a los sacerdotes, a los diáconos, a los religiosos de la vida contemplativa y activa, a los consagrados y a los seminaristas y a todas las familias, a las autoridades y a todo el pueblo fiel. Pero a quien hay que dárselas es a Nuestra Señora. Ha sido Ella la que os ha traído a Pamplona, la que os acerca cada día a Jesús. Ella es, de verdad, la "Madre de la Misericordia" y que nunca se cansa ni se cansará de esperar. ¡Gracias, María!

Y ahora, ¿qué? Ahora empezamos lo mejor. Hemos comprobado que hay mucha fe en Navarra, que hay mucho amor a la Virgen, que somos muchos, que podemos y tenemos que hacer mucho más en favor de nuestros hermanos, en favor de los más necesitados y pobres. Quiero felicitaros y debo hacerlo, pero, ante todo, quiero y debo animaros a seguir con ilusión y audacia. María es la Mensajera de la Nueva Evangelización que queremos impulsar con el Nuevo Plan de Pastoral para toda la Diócesis. ¡Adelante, que Dios está con nosotros y no nos abandona!

Suelo terminar mis cartas semanales con la misma frase: ¡Con mi bendición, vuestro arzobispo! Hoy debo cambiarla por esta otra: ¡Con la bendición de la Virgen, Madre de nuestro Señor, que seáis muy felices y sigáis siendo muy devotos de vuestra Patrona!

 

Palabras finales de Don Javier Leoz Ventura, sacerdote animador y organizador

14 de noviembre · Editado · 

María es música de Dios. Ella nos entona con el diapasón de Dios. Ella llevo a la MISERICORDIA que se hacía carne, nueve meses en su seno. Al cantar CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES por la Calle Mayor de Pamplona, ELLA, era nuestra Directora: CANTEMOS AL AMOR...A DIOS! Y es que, nuestra FE, no se queda en Ella. Con Ella aspiramos a lo más alto. Aquí la esencia de Navarra. Quien no lo quiera ver tiene un serio problema: cataratas espirituales o cataratas ideológicas que no son nada buenas para la convivencia. Que la DOLOROSA nos ayude a vivir en un permanente jubileo, júbilo y entrega. ¡VIVA NAVARRA! ¡VIVA EL PAPA!

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