martes, 10 de diciembre de 2019

TESTIMONIO DE FE EN LA VIGILIA DE LA INMACULADA, FELIPE PARI, INGENIERO-EMPRESARIO-PADRE

Buenas noches.

En primer lugar, quisiera agradecer a Dios por esta oportunidad que me ha concedido de poder dirigirles algunas palabras en esta noche tan especial. Dios lo mueve todo, y ha realizado todo lo necesario para que hoy este de vuelta en este lugar, donde hace 7 años y medio contraje matrimonio con mi esposa Melissa, con ella ahora tenemos tres pequeños, Clarisse de 6 años, Jose Francisco de 4 y Catalina de 1 año, aquella noche, el 16 de junio del 2012, día del Inmaculado corazón de María, le consagramos nuestro matrimonio, pidiéndole su intercesión para la nueva etapa que íbamos a empezar y lograr con ella tener un matrimonio santo. Ahora, viendo como nos ha ido, creo que ella siempre ha estado presente, claro, no han faltado los problemas y sufrimientos, pero tampoco ha faltado los gozos, la mano auxiliadora de María y los regalos constantes de Dios, que ella nos consigue.

Otro motivo para que esta noche sea especial, es que me encuentro en estos momentos como aquel representante de nuestro movimiento, don Abelardo de Armas, dirigiendo las palabras en la Vigilia de la Inmaculada, prendiendo luces en esta noche santa, que nos ayuden a tornar nuestra mirada a Maria y comprometernos personalmente con ella y buscar al mismo tiempo su compromiso con nosotros, es decir, reconocerle su lugar de Madre en nuestra vida. Como algunos saben, nuestro querido Abelardo partió a la vida eterna hace pocos días, el 22 de noviembre pasado, por ello quisiera dedicarle este breve testimonio, como uno de los tantísimos frutos de la Cruzada-Milicia de Santa María de la que él fue co-fundador junto con el Padre Tomás Morales.

Contándoles un poco sobre mí, soy Ingeniero Informático, dirijo una empresa de desarrollo de Software que funde hace 10 años, y como mencioné anteriormente también soy esposo y padre de familia, pueden entender que para Melissa y para mí, es un reto constante buscar el equilibrio de la atención que debe tener el trabajo, nuestro matrimonio y los hijos, algo que hemos ido logrando poco a poco y con esfuerzo, pero de manera satisfactoria.

Algo clave en el éxito de este logro ha sido la formación previa que tuvimos antes del matrimonio y que, gracias a Dios, puedo atribuirlo al proceso de conversión que tuvimos Melissa y yo, de manera individual, antes de conocernos, y que continua aun ahora como matrimonio.

Les comento un poco de mi caso, antes de conocer la Milicia de Santa María, si bien es cierto que tenía presenta a Dios, no lo conocía mucho, y por ello no reconocía su accionar en mi vida, y al estar fuera de su gracia sentía esa falta de paz y el vacío interno que sienten los jóvenes cuando piensan tenerlo todo, pero solo en el ámbito material. Fue luego de unos ejercicios espirituales, a los que asistí casi solo por probar algo nuevo, que me di cuenta que el Señor siempre estuvo conmigo cuidándome y guiándome hacia él y también que era él a quien le debía todo, y que él siempre me ha amado a pesar de todos mis defectos y pecados, fue este descubrir el inicio de mi franca conversión.

Luego conocí a la Milicia de Santa María, una comunidad de jóvenes cristianos que me proveyó de medios de crecimiento y perseverancia, tanto en valores humanos como cristianos, ahí conocí a grandes amigos a quienes debo mucho de lo que soy ahora. Es entonces que empiezo a reconocer a Dios en mi vida y mis decisiones, una de ellas en aquel entonces fue la formación de una empresa con unos compañeros, las enseñanzas en liderazgo, la confianza en Dios y su divina providencia que aprendí en la Milicia fueron claves para poder dar esos pasos. Más adelante, conocí a Melissa y lo que me atrajo más de ella fue reconocer virtudes como la generosidad, el amor a Dios y la familia, que antes de mi conversión podían pasar desapercibidos para mí, ella también estaba en la rama femenina de la Milicia de Santa María y por ello también compatibilizamos muy bien desde el inicio.

De esta primera parte de mi testimonio quería resaltar lo importante que es la formación en valores cristianos en los jóvenes, es un deber para todos aquellos que tenemos niños o jóvenes cercanos, enseñarles de Dios de una manera natural, especialmente con el ejemplo de vida, pues los jóvenes buscan la coherencia, los ejemplos de héroes verdaderos  y con la madurez luego de la niñez, buscan el sentido de trascendencia, el querer hacer la diferencia y dejar su propia marca en la vida, ayudémosles a encaminar esos ímpetus juveniles de la mano de María, una jovencita que en su momento supo decir que si a Dios, y vivir una vida sencilla y alegre al cuidado de los demás, y que gracias a esas virtudes ahora es reconocida como la mujer más importante en la historia de la salvación y Madre de toda la Creación, es decir el buscar la humildad, la voluntad de Dios en mi vida y ofrecerlo todo a pesar de mi pequeñez, enternece el corazón de Dios, que nos regala gracias infinitas y nos lleva a lugares que no hubiéramos podido ni soñar.

Así mismo a los jóvenes darles a conocer a Jesús, que podría pensarse que fue un rebelde en su tiempo, porque vino a transformar lo que estaba firmemente afianzado en tradiciones y costumbres, pero que estaban lejos de Dios. Nuestro Señor con su sacrificio y amor hasta el final nos salvó del pecado y redimió a la humanidad, transformando al mismo tiempo la visión que se tenía de Dios, de un ser lejano a un Padre Misericordioso. Sobre el santo sacrificio de Cristo, aunque no lo quiero banalizar de alguna manera, me hacer recordar la escena final de los Avengers: Endgame de cómo Tony Stark se sacrifica por todos los demás, yo fui a verla, recuerdo en la sala del cine que había personas, en la mayoría jóvenes y niños, que estaban hasta llorando en esa escena. Me pregunto, que sería si estos jóvenes conocen realmente del sacrificio de Jesús, y que él no murió, sino que sigue vivo y sigue pendiente de ellos, que está atento a lo que necesitan, y es mucho más poderoso que todos esos superhéroes juntos, y lo mas importante de todo, él si es absolutamente REAL, y no termina al salir de la sala del cine, sino que te acompaña siempre y si le dejas, actuará en tu vida y la transformará para que cada día seas más feliz, más libre y más santo.

Creo que, si cabe, es necesario tener también ese tipo de apostolado con los jóvenes para que sientan cercano a Jesús y sepan que la santidad no es de religiosos o de personas de otro siglo, sino de ahora, de los héroes anónimos que podemos encontrar en nuestra vida cotidiana, que dan su vida por amor y nosotros podemos llegar a ser uno de ellos.

Enseñémosle también a la juventud, sobre tanta riqueza que hay en la sabiduría de nuestra Iglesia católica, de como Dios se ha ido revelando a través de la historia de la humanidad, como entiende la naturaleza humana porque la asumió y como aún en estos días nos acompaña y guía con su vicario el Papa Francisco, y de tantos ejemplos de vida en los Santos que hemos tenido, que cada una de sus vidas con milagros algunos más impresionantes que otros, dan suficiente material para una película de Marvel o hasta de un Universo Cinematográfico de Santos.

Nosotros, los padres o adultos, también no dejemos de formarnos, porque no se da de donde no se tiene, la lectura de la palabra de Dios debería ser algo que nos caracterice y el conocimiento creciente de la doctrina de la Iglesia y del catecismo, para que compatibilizando estos conocimientos con las realidades actuales podamos hacer un apostolado cercano y vigente.

Y hablando de heroísmo cotidiano, otro aspecto que me gustaría tocar esta noche, es sobre la responsabilidad de tener un matrimonio cristiano, en mi experiencia, luego de casarnos, a Melissa y a mí, y seguro que ha muchos les ha pasado, nos costó mucho el iniciar nuestra vida en común, más  aún porque el Señor nos encargó a nuestra primera pequeña, Clarisse, a los pocos meses de matrimonio, la cosa se complicó, fue duro al principio tratar de compatibilizar nuestras costumbres, nuestras formas de pensar y sentimientos sobre las situaciones de cada día, no faltaron las discusiones, ni la tristeza de perder la armonía en nuestro hogar.

Pero en estos momentos de oscuridad, descubrimos que el perdón era la clave para poder volver la alegría a nuestro matrimonio, costaba, pero poco a poco con la practica y con el acompañamiento de la comunidad de matrimonios, hemos ido aprendiendo a perdonar y pedir perdón de manera mas natural, es que el perdón es una muestra más del amor, es el vencer el ego propio de la indignación por una ofensa y aceptar la disculpa que se te ofrece por un bien mayor, el retorno de la armonía, si el perdón de practica continuamente en la pareja, no quedará lugar a resentimientos que puedan destruir el matrimonio poco a poco, como suele pasar cuando no se practica.

Así también es necesario practicar la comunicación, la empatía con la pareja al ponerse siempre en su lugar, tener siempre presente los detalles, la amabilidad en el trato y no dejar de enamorarse siempre. Estos aspectos, aunque son muy humanos tienen su raíz en el amor, y por ello en Dios, en mi condición de hombre casado y padre puedo entender mejor ahora el sentido del sacrificio, de la donación hacia la otra persona, en mi caso mi esposa y mis hijos, también en la misericordia, al ponerse uno en el lugar del otro, para perdonar y comprender, en la corrección fraterna, para con la esposa o los hijos, con el objetivo que seamos cada día mejores, o más santos.

En resumen, podría decir que el Hogar Cristiano es una escuela, tanto para los padres como hijos de aprendizaje del amor en muchos aspectos, y por ello le debemos dar la mayor prioridad de nuestra atención, yo personalmente le estoy muy agradecido a Dios por regalarme esta hermosa vocación.

Para terminar quisiera mencionar que también es importante para las familias la búsqueda de espacios que busquen promover los valores que he mencionado, por ello es necesario buscar una comunidad católica que les ayude, que puede ser las parroquias, movimientos católicos o grupos pastorales, de tal manera que tanto padres como hijos estén en un entorno de crecimiento espiritual, apoyados en familias con vivencias similares, y que los preparen para que luego puedan salir y realizar apostolado en otros ámbitos como la escuela o el trabajo, y de esa manera llevar el evangelio, la palabra viva de Dios a quienes lo necesiten. Esta es una tarea a la que todos los cristianos debemos estar avocados, en la actualidad, vemos con mucha desconfianza a nuestros gobernantes y esto no es más que la falta de Dios en una sociedad que no lo quiere tener cerca, pero que lo necesita con urgencia. El cambio inicia por nosotros, la conversión de nuestra sociedad no se logrará si no nos convertimos nosotros primero, y somos luz que contagie e ilumine a quienes están en la oscuridad.

Tenemos todas las de ganar si confiamos en el Señor, pero no esperemos hasta el último momento, sino que actuemos ahora, es la hora de los Laicos, de los católicos de a pie, llevemos el evangelio por nuestras calles y santifiquemos cada espacio donde el Señor nos ha colocado, pidamos esa gracia esta noche a Santa María, ella se ha comprometido desde el inicio con nosotros, no tengamos miedo de decir SI también, y hacer nuestra parte, todo lo demás lo hará el Señor. Gracias.

Parroquia Santa María Magdalena, Pueblo Libre, 7 de diciembre de 2019

 

Felipe Pari Zacarías

 

 

 

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