Convocados por el lema ¡María, Madre de la Iglesia, únenos en la Misión! numerosos fieles limeños participaron de la Vigilia de la Inmaculada promovida por el Movimiento de Santa María en la Basílica de María Auxiliadora del distrito de Breña.
En la previa se aprovechó para contemplar la bella histórica construcción de la basílica que ha conmemorado su centenario en este Bicentenario patrio y ha recibido la declaratoria como patrimonio cultural de la nación.
La celebración comenzó con el rezo del Santo Rosario comentado en los cinco misterios por jóvenes, profesionales, familias. Siguió con la proclamación de alabanzas a Marías tomadas de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia. Como momento central se contó con el testimonio de un laico, el doctor Josemari Echeverri -médico director de COSPLAN en Pamplona y director regional del Movimiento de Santa María, quien glosó el dicho de luz y amor de san Juan de la Cruz siempre el Señor descubrió los tesoros de su sabiduría y espíritu a los mortales; más ahora que la malicia va descubriendo más su cara, mucho los descubre. ¡Oh, dulcísimo amor de Dios mal conocido! El que halló sus venas descansó" (1,16) como programa para vivir esperanzados en tiempo de pandemia. Con palabras vibrantes nos estimuló desde el ejemplo de la Inmaculada a vivir el amor de Dios, sabiéndonos enviados como para llevar el evangelio a los demás.
La Santa Misa fue presidida por por Monseñor Guillermo Cornejo, obispo auxiliar de Lima. Quien en on tono sencillo y afectuoso nos habló de tres puntos. El porqué: Agradecer a Dios por María Inmaculada la que nos dio a Jesús. Todos debemos recrear el sí, el hágase de la mujer humilde y sencilla La palabra de Dios nos habla del contrapunto de la nueva Eva que frente al pecado nos trajo la salvación, por su gracia, por su amor, en la elección que Dios nos hizo en la persona de Cristo para ser santos
Nuestra realidad. En tiempo de pandemia, debemos acogernos a María, sin miedo, refugiarnos en Ella como nos constató desde su época de seminarista hasta en los momentos más difíciles
La celebración contó en todo momento con confesores que posibilitó la reconciliación a todos los asistentes.
El armonioso órgano acompañado de violín y guitarra ayudó a vivir de modo profundo y gozoso este momento único de la liturgia en el marco incomparable de la basílica salesiana.
Culminó con la popular Salve Regina que -al apagar todas las luces- y concentrarse en la Inmaculada- logró un momento entrañable e inolvidable de encendido amor mariano.
El sueño del iniciador de estas vigilias -Venerable P. Tomás Morales- al igual que en Madrid, España y tantas ciudades del mundo, se hacía realidad en nuestro Perú. La movilización de los laicos como protagonistas de una iglesia sinodal, en comunión y misión, se va haciendo realidad.