HOMENAJE AL P. GERARDO MÜLLER WAGNER MSC,
PROFESOR DE LA FACULTAD DE TEOLOGÍA REDEMPTORIS MATER DE LA PUNTA – CALLAO
"TODA UNA VIDA DEDICADA A LOS DEMÁS"
Por Celestino GÓMEZ CASILDA, Secretario Académico de la FRM
El P. Gerardo Müller nació el 1 de marzo de 1934 en Neunkirchen, la segunda ciudad más grande del estado de Sarre, Alemania. Estudió en el Pre-Seminario desde los 12 años. Su padre lo llevaba todos los años y le preguntaba si sentía aún el llamado para el sacerdocio. Él le respondía que sí. Y su padre le decía que no hay nada peor que un sacerdote sin vocación.
Estudió Filosofía durante los años 1953 a 1955 en la Institución Scholastkat de Oeventrop, distrito de la ciudad de Arnsberg en Sauerlang en el estado de Renania del Norte-Westfalia de Alemania; y Teología desde 1955 a 1960 en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, obteniendo el Título de Licenciado en Teología en 1960 en dicha Institución ignaciana, y también el doctorado en Teología el 13 de marzo de 2008 en la Facultad de Teología Redemptoris Mater de la Punta – Callao. Es un gran políglota, dominando, además de su lengua materna, castellano, inglés, francés e italiano.
Rememorando sus inicios como sacerdote, fue ordenado presbítero de la Orden de Misioneros del Sagrado Corazón el 11 de julio de 1959, hace ahora 64 años, cuya misión ha sido anunciar en el mundo entero el amor de Dios hecho corazón humano. Ha sido Prefecto de la Quarta en el Seminario Menor de los Misioneros del Corazón de Jesús en Hiltrup/Münster, en Alemania, en el año 1960 – 1961.
Ese mismo año de 1961, cuando tenía 28 años, se embarcó desde el puerto de Hamburgo, al norte de Alemania, a Perú. Al año siguiente fue nombrado Rector y profesor del Pre-seminario de la Prelatura de Caravelí, Perú, hasta 1963; también fue profesor en los colegios peruano-suizo y peruano-alemán en Lima, desde 1964 a 1969; en 1966 impartió clases como profesor de religión en los colegios Humboldt y Pestalozzi; en 1967 trabajó como miembro activo del Movimiento Scout; también participó en el Comisionado Nacional de Adiestramiento de la Asociación Nacional Scouts Peruanos en los años 1970 a 1973; fue Superior Regional de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús en el Perú entre los años 1974 a 1977.
Estuvo a cargo de la Parroquia de San Felipe Apóstol en San Isidro de Lima, en los años 1975 a 1991. Pide el Camino Neocatecumenal para su parroquia. En 1978 el equipo de la nación da las catequesis y el 3 de diciembre se forma la Primera Comunidad. En 1988 catequiza en Piura con el equipo itinerante. En 1989 lo hace con el equipo itinerante de Chimbote. En 1990 deja de ser el párroco de San Felipe y se va como itinerante con el equipo de Piura. Al año siguiente fueron echados de la Parroquia. Caminaron en el Centro Neocatecumenal hasta la Pascua de 1993, que les fusionaron con la Primera Comunidad de la Virgen del Pilar.
Con él se evangelizaron las Parroquias de San Pedro de Chorrillos, Virgen de la Familia, Ntra. Sra. de las Victorias, Pamplona Baja y la Campiña hasta que dejó de ser Párroco. Durante ese tiempo realizó una acción evangelizadora estupenda, donde se formaron cuatro Comunidades con sus fusiones. Desde ese tiempo siempre ha estado evangelizando con el equipo formado por Augusto y Maggie Castillo, Marta, Marita y Maritza, atendiéndolos y acompañándolos siempre en todo, sobre todo en los pasos y convivencias, siendo un gran apoyo para los matrimonios.
Son loables sus actividades apostólicas y académicas en estas tierras. Ha impartido clases en nuestra Facultad Redemptoris Mater desde sus inicios en 1992, cuando funcionaba como Seminario de Estudios Teológicos, hasta hoy las disciplinas de Introducción a la Teología Pastoral, Administración Parroquial, Planificación Pastoral Parroquial, Inglés y Teología Espiritual. Y gracias a ello se ha convertido en un gran referente por su servicio y entrega y por su ayuda desinteresada a la educación y formación de tantos chicos. Estas palabras no son una fortuita ostentación retórica, sino la verdad de hechos, sentimientos y emociones que muchos de sus alumnos, ahora sacerdotes y también seglares han experimentado en sus clases.
Todo predica en él, su vida, su palabra, su inteligencia, su corazón, todo su ser para anunciar el mensaje de Jesús. Se vuelca por entero y hasta ahora en esta misión, no sólo en sus clases sino en su vida diaria, como lo demuestra, por ejemplo, cada vez que toma un taxi; no desperdicia la ocasión para evangelizar: Le decía a un taxista: ¡qué bien tiene Vd. el taxi!, ¿siempre lo mantiene así tan limpio y tan cuidado? ¿Lo llevará Vd. al taller de vez en cuando? El taxista responde: claro. Y él dice: Y con su alma, ¿hace lo mismo? Y a partir de ahí le anuncia la verdad del evangelio.
Estimado P. Gerardo, desde estas sencillas palabras, deseamos transmitirle nuestra gratitud por su misión evangelizadora, por su gran deseo de hacer presente a Jesucristo, y por dejarnos una estela de humildad y sencillez en su espléndida labor.
Consideramos que la gratitud es la memoria del corazón, y desde el corazón hoy le damos las gracias por su trabajo, por su entusiasmo y generosidad, por esa relación tan cercana, por sus gestos y palabras, y por su paciencia y dedicación.
Ha sido, sin duda, un tiempo hermoso dedicado durante años a tan noble tarea. Gracias P. Gerardo, por el amor que ha depositado en todos, porque sólo el amor convierte en milagro los pequeños detalles que usted ha sembrado.