Tanto lo habían jaleado que pensaba sería un divo espiritual y al conocerle casi pensé en “la impresionante levedad de su ser sencillo”. Pues sí, el P. José Antonio Fortea estaba en la cola de la empresa LAM sin más compañía que un buen ayudante del arzobispado de Trujillo y su maleta de mano de regreso a España. Atrás quedaba la celosa siembra espiritual a manos llenas a los sacerdotes, consagrados, laicos, a los que había recordado como habría hecho Francisco de Sales que “hagan lo que tienen que hacer” conforme a su estado. Por esto el Corpus, este año, tuvo algunos latidos más de amor por Cristo Eucaristía, por eso en el ambiente hubo más amor, más comunión.
A mí no me conocía de nada, tan sólo entré en su web http://www.fortea.ws/, le dije que me gustaría hacerle una entrevista para Radio María y PAX y me contestó que el único momento libre que tenía eran las tres horas de espera para el abordaje al avión al regreso. Y, felizmente, se dio. Conversamos paseando en los pasillos del aeropuerto, en el fragor del ruido de los avisos y ruidos de los aviones. Y me sentí en compañía de un hombre lo más normal que uno se puede echar a la cara. Quise regalarle dos folletos uno de fe y ciencia del P. Carreira de Paulinas y otro sobre los santos peruanos y me los agradeció pero me dijo que no tendría tiempo de leerlos porque estaba enfilado en su tesis doctoral sobre el exorcismo y tenía el tiempo justo. Y como consejos de la vida espiritual: oración, horario, dirección espiritual, amor a Jesús Eucaristía y a la Virgen, obediencia a la Iglesia. O sea, lo de siempre, lo que ha forjado santos, lo que necesitamos para estos tiempos revueltos. Y me contó –para el programa de Historias Santas de nuestra Historia- lo que le pregunté cómo era un joven lleno de proyectos y que al pretender ser feliz, muy feliz, llegó a parar al Seminario. Y que está encantado de ser sacerdote, de vivir para sus fieles, de culminar los estudios, de obedecer a su obispo, de ser coherente, de ser presencia de Dios en el mundo. La verdad es que ni tuvimos tiempo de hablar de lo que está en los cientos de crónicas y entrevistas sobre demonios y ángeles. Me llamó la atención que salvo por su sotana no llamaba la atención en nada. Discreción, sencillez, “hacer sencillamente lo que tiene que hacer”. Muchas gracias, Padre José Antonio, también por esa minientrevista para PAX con bendición incluida, por sus palabras de paz y serenidad robándoles los últimos minutos antes de acudir al reclamo del avión a punto de partir. Que el Señor le bendiga y siga repartiendo el bien a manos llenas.
