Ahora que PAX repone "LOS CORISTAS" les comparto el comentario que hice el año pasado.
La película dirigida por Christophe Barratier fue estrenada en 2004 y atrapó a los participantes en el curso "Educación y Cultura" del DIPLOMADO EN DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA, en la UCSS,
de tal manera que a pesar de ser las diez de la noche habrían aguantado el final -40 minutos más-perfectamente.
En el prólogo, el director renombrado internacionalmente Pierre Morhange recibe la noticia de que su madre ha muerto y regresa a Francia para su funeral. Después de la ceremonia religiosa recibe la visita de Pépinot, un compañero en la escuela correccional Fond de L'Etang a la que fueron los dos. Pépinot ha traído a Morhange el diario de Clément Mathieu, el supervisor de la escuela y maestro de coro no oficial.
Conforme Morhange comienza a leer, se produce un flashback a 1949 y la llegada de un Mathieu de mediana edad a la escuela. Resignado a abandonar su sueño de componer música, es optimista respecto a su nuevo trabajo a pesar de la actitud de su predecesor, quien no oculta su alivio al abandonar el puesto. Antes de su marcha, advierte a Mathieu sobre algunos de los estudiantes más revoltosos, incluyendo a Le Querrec, cuya trampa hirió gravemente a Maxence, el anterior anciano guardián de la escuela, y Pierre Morhange, un niño de rostro angelical pero de temperamento diabólico. Sin embargo, no todos los estudiantes son malévolos, como el pequeño huérfano Pépinot, quien de modo ingenuo, continuamente asegura a todo el mundo que su padre irá a buscarlo el sábado.
El director de la escuela, estricto, sádico y antipático Rachin cree firmemente en la teoría de «acción-reacción», y junto con el maestro Chabert administra castigos corporales y tiempo de confinamiento de modo regular, pero sus métodos son poco efectivos. De hecho, el hilo conductivo de la película plantea este problema: la severa disciplina en un internado engendra conductas violentas sin salida alguna. En este momento un músico frustrado saca una plaza como vigilante. Se da cuenta que la única técnica pedagógica "acción-reacción" "el que la hace la paga" no conduce a nada. Casualmente le roban los internos una partitura musical y al recuperarla comienza a ensayar alguna canción. Esa bocanada de libertad oxigena el alma de los chicos quienes poco a poco reaccionan positivamente. Justo cuando estaba al borde de la desesperación y a punto de marcharse, una canción del "ángel que es un demonio" pero que canta una letra sobre la perseverancia y no desesperar le ayuda a reaccionar. Siempre estas situaciones límites provocan respuestas nuevas. Como dijese el humanista de la esperanza –Gabriel Marcel- hasta en el estiércol brotan flores.
Después de varios intentos infructuosos de disciplinar sin violencia a sus estudiantes, Mathieu decide intentar llegar a ellos a través de la música. Transforma sus clases en los ensayos de un coro y enseña a los chicos sus composiciones originales. Cuando su método parece empezar a rendirle frutos sus esfuerzos son perturbados por Mondain, un recién llegado quien, aunque no está oficialmente loco, es un caso borderline con un temperamento extremadamente violento y actitud anti-social. Su descarada ignorancia de las reglas pronto hace que parte de el resto de los alumnos le sigan. Mientras tanto, Morhange es perturbado por lo que el percibe que es una naciente relación entre su madre soltera Violette y Mathieu, quien le ofrece apuntar al chico en un conservatorio en Lyon. Con el tiempo, Mondain es acusado de robo y se lo lleva frente a la policía. Cuando Mathieu descubre la verdadera identidad del ladrón, urge a Rachin a que se retiren los cargos contra Mondain, pero el despreciativo director rechaza hacerlo. Despide a Mathieu después de que él organice una excursión con los niños en su ausencia, incluso cuando se libraron del daño serio de un fuego iniciado por el vengativo Mondain mientras estaban lejos de la escuela. Ya sabemos para entonces cómo Mathieu influyó en la vida de Pierre Morhange; qué efecto tendrá sobre el futuro del pequeño Pépinot se revela en los momentos finales de la película. Se lleva consigo al partir a Pépinot, un sábado.
El desarrollo del filme es muy fluido, con convicción y muchísima emotividad; la fotografía es de alta calidad y la banda sonora de primera. En las actuaciones se lucen mucho más los niños que los adultos. Se equilibran momentos dramáticos con situaciones de comedia, y los extremos en los que se mueve el conflicto se llevan el mayor peso del filme.
Nuevamente podemos concluir que educar es una operación de "alto riesgo", pero vale la pena arriesgar por el gozo de la belleza , de la verdad, de la bondad.
Al final, me queda un mensaje de esperanza. En refranes y fórmulas pedagógicas podemos concluir:
Cuando hay un ideal, se puede cambiar para bien.
Quien algo quiere, algo le cuesta.
A la luz por la cruz.
No te canses de empezar siempre.
Cuando se ama en pequeños detalles, cuando se descubren riquezas, la educación es posible.
Como decía Lavalle: "El secreto de la educación no está tanto en enseñar como en ayudar a descubrir los valores del educando".
"Los que sembraron entre lágrimas, cosechan entre cantares".
APÉNDICE: Algunos datos de la película tomados de wikipedia:
En busca de la música. Bruno Coulais fue el encargado de toda la música de Los Coristas. Y, junto al director Christhophe Barratier, recorrió Francia en busca de un coro de niños que pudiera hacer la banda sonora de la película. Al llegar a Lyon, se dirigidieron a la Catedral de Fourriere, para visitar a los pequeños cantores de San Marcos. Fue entonces, cuando subían las escaleras, cuando escucharon una voz sobrecogedora de un pequeño de 12 años: era Jean Baptiste Maunier, quien finalmente estuvo a cargo del papel de Phillipe Morhange. El coro de San Marcos fue el encargado de vocalizar todas las canciones que acompañan de la banda de la película.
Locaciones: Fue rodada en Château de Ravel en Puy-de-Dôme, Francia
La recaudación total de esta película fue de 82,737.984 dólares, de los cuales 3,629.758 dólares se obtuvieron en los Estados Unidos.
Actores:
- Gérard Jugnot : Clément Mathieu
- François Berléand : Director Rachin
- Jean-Baptiste Maunier : Pierre Morhange (niño)
- Jacques Perrin : Pierre Morhange (adulto)
- Kad Merad Vigilante Chabert
- Marie Bunel : Violette Morhange
- Philippe Du Janeran : Langlois
- Jean-Paul Bonnaire : Maxence
- Maxence Perrin : Pépinot (niño)
- Didier Flamand : Pépinot (adulto)
- Grégory Gatignol : Mondain
- Cyril Bernicot : Le Querrec
- Carole Weiss La condesa
La banda sonora la interpreta el coro de voces blancas Petits chanteurs de Saint-Marc, de Lyon, que ha adquirido gran celebridad gracias a esta película.