Amigos: Les comparto el artículo "La devoción al Señor de los Milagros, patrimonio inmaterial del Perú" Simposium (XXI Edición) San Lorenzo del Escorial, 5 al 8 de septiembre del 2013, Vol. II, pp.817-842, con foto de Sara Manjón
LA
DEVOCIÓN AL SEÑOR DE LOS MILAGROS, PATRIMONIO DEL PERÚ
José
Antonio BENITO RODRÍGUEZ
Universidad
Católica Sedes Sapientiae
Lima
(Perú)
SUMARIO
I. “LO ESENCIAL ES INVISIBLE PARA LOS OJOS”
II.
RECONOCIMIENTO OFICIAL COMO PATRIMONIO
CULTURAL DE LA NACIÓN
III.
DEVOCIÓN
MULTISECULAR MESTIZA GLOBALIZADA
IV.
CRONISTA DE LA PROCESIÓN
V.
POEMAS
Carlos Germán Amezaga
Nicomedes Santa Cruz
César Toro Montalvo
Carlos Jurado Silva
Camilo
Orbes y Moreno
VI.
HIMNOS
1943 P. Tarsicio Mori y P. David de Zurinaga
1954 Isabel Rodríguez Larraín
2002 Monseñor José Ignacio Alemany
VII. PLEGARIAS Y ORACIONES
1917 G.I. PERÚ MUNDIAL
1920 FR. BERNARDINO IZAGUIRRE
1972
ANITA FERNANDINI DE NARANJO
ANTIGUAS ESTAMPITAS
Oración del alma al Señor de los Milagros
Oraciones a Jesús Crucificado
Toques al corazón
BIBLIOGRAFÍA
I.
“LO
ESENCIAL ES INVISIBLE PARA LOS OJOS”
“Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es
invisible para los ojos”. Las inmortales palabras escritas por Antoine
de Saint-Exupéry en “El Principito” cuadran muy bien para el
patrimonio inmaterial y específicamente para una devoción que se expresa
multitudinariamente en la procesión.
En
torno a la procesión del Señor de los Milagros de Nazarenas, en Lima (Perú)
brotan múltiples realidades culturales (Hermandad, Monasterio de Nazarenas, Liturgia,
Devotos, Autoridades civiles y eclesiásticas, Comerciantes, Prensa…) que la
convierten en una vivencia espiritual compartida por cientos de miles de
peruanos, tanto en Lima como fuera de la metrópoli. En un país tan social, cultural, económica y étnicamente diverso, “el
Señor de los Milagros asume un rol integrador que no es ni transitorio ni
meramente simbólico” .Frente al avance de la tecnología globalizada y de la modernidad en
la cultura contemporánea, el acontecimiento del Señor de los Milagros está
logrando humanizar, personalizar, revitalizar aquellos lugares del mundo donde
la modernidad tiende a deshumanizar y despersonalizar a la sociedad. No sólo
porque la migración internacional ha trasladado este culto por casi todo el
mundo (EEUU, Europa, Asia), sino porque aprovecha eficazmente la tecnología de
la comunicación mundializada para difundir su impacto religioso[1].
Del Perú se ha
dicho que es un camino permanente por el que han peregrinado sus gentes a lo
largo de su historia milenaria. El motor de este caminar es el fervor religioso, patrimonio auténtico
de nuestros pueblos, alma del cuerpo social peruano y estimulante de
sentimientos, actitudes, gestos. La meta, generalmente, eran y son los
santuarios religiosos. En ellos se da una constante invitación a la alegría
(cf. Rm 15, 13), a la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5, 5). En un santuario
–según la tradición católica-, el pueblo de Dios aprende a ser la "Iglesia
de la alegría"; quien ha entrado en el misterio del santuario sabe que Dios
ya está actuando en esta historia humana; que, a pesar de las tinieblas del
tiempo presente, desde ahora raya el alba del tiempo que ha de venir; que el
Reino de Dios está ya presente y, por esto, nuestro corazón puede llenarse de
alegría, de confianza y de esperanza, pese al dolor, la muerte, las lágrimas y
la sangre que cubren la faz de la tierra. El Salmo 122, uno de los que cantaban
los peregrinos en camino hacia el templo, dice: « ¡Qué alegría cuando me
dijeron: "Vamos a la casa del Señor!». Se puede comprobar en los numerosos
santuarios citados en el primer apartado de esta obra y, en especial, en el
Santuario del Señor de los Milagros de Nazarenas de Lima, objeto de nuestro
análisis.
La “devoción” es una verdadera forma de
fe-confianza, por la que se establece una relación profunda entre el Señor de
los Milagros y la persona, el “devoto”, como él mismo se define. Él sabe que
puede contar con el Señor y que nunca se verá defraudado. La devoción, que
puede nacer por tradición familiar, se convierte paulatinamente en una relación
cada vez más personal, alimentada por los milagros del Señor y expresada por el
devoto con términos de intenso y profundo cariño. Uno de los momentos más tiernos se da al “velar"; efectivamente, el devoto deja la vela encendida para
simbolizar que deja su corazón delante del Señor, que no lo olvida. Pero el
rasgo más entrañable de este amor del limeño o la limeña al Señor de los
Milagros es la presentación de los niños ante la imagen; lo que desea un padre
o una madre al presentar a su hijo es que ese niño sea siempre un devoto del
Señor de los Milagros. Resultan conmovedoras también las distintas formas que
el devoto adopta para conectar con el Señor en personalizada oración: mirar el
icono y dejarse mirar por él, cargar el anda, colocar flores, orar, cantar,
participar en los sacramentos (confesión y comunión), caminar (casi siempre en
compañía), ofrecer un sacrificio, llevar el hábito, dar una limosna, recibir la
bendición..
En el presente estudio quiero rescatar algunos de estos
múltiples aspectos del rico patrimonio inmaterial vivo y que se concretan en
las crónicas elaboradas, poemas, himnos, canciones, oraciones. Un excelente
testimonio de la valoración positiva del mismo, lo representa el actual Papa
Francisco, quien clausuró el pasado domingo 5 de mayo con una Misa en la Plaza
de San Pedro las Jornadas de las Cofradías y de la Piedad Popular del 3 al 5 de
mayo en Roma con motivo del Año de la Fe. Este acontecimiento en el que
participaron más de 50.000 personas permitió que las cofradías de los países donde la tradición es más fuerte, entre ellos
Italia, España, Malta, Francia, Polonia e Irlanda diesen
«testimonio de las diferentes tradiciones locales como resultado de una
religiosidad que se ha expresado a través de los siglos con iniciativas y obras
de arte que duran hasta nuestros días». Citando a Benedicto XVI, el Papa
Francisco destacó la importancia de la ‘evangelicidad’ de las Hermandades
y la riqueza de manifestaciones de la piedad
popular, que los obispos latinoamericanos definen como una espiritualidad, una
mística, un espacio de encuentro con Jesucristo. Concluyó su homilía valorando
la trascendental misión de dejando a los fieles un mensaje programático con
tres consignas: «Autenticidad
evangélica, eclesialidad, ardor misionero”[2].
II.
RECONOCIMIENTO OFICIAL COMO PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN
Parto
de dos declaraciones oficiales estatales sobre el Señor de los Milagros. La
primera del año 2005, la Resolución Directoral
Nacional Nº 1454/INC del Instituto Nacional de Cultura, y su declaración de
la “Festividad del Señor de los Milagros” como Patrimonio
Cultural de la Nación. La segunda, el Proyecto de Ley Nº 4022/2009-PE, convertido en Ley Nº 29602, por
la que se declara al Señor de los Milagros como
Patrono del Perú, “símbolo de religiosidad y sentimiento popular” del Perú
Rescato
la definición propuesta por la UNESCO, en la 32ª reunión celebrada en París en
2003, y que da la pauta para la presente convocatoria aplicada al ámbito de la
cultura cristiana:
“Se entiende por ‘patrimonio
cultural inmaterial’ [PCI] los usos, representaciones, expresiones,
conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y
espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y
en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su
patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de
generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y
grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su
historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y
contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la
creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en
cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los
instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los
imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de
desarrollo sostenible”.
El patrimonio cultural inmaterial del Perú lo componen las manifestaciones
culturales como el folclore, el arte popular, las tradiciones orales, la
gastronomía, las ceremonias, las costumbres mágico-religiosas, las leyendas,
las fiestas populares, la medicina tradicional, los saberes, las formas de
organización social, el manejo de tecnologías y las lenguas que surgen o se
enmarcan dentro de la República del Perú. Una
característica del patrimonio cultural inmaterial es que se transmite de
generación en generación y es recreado constantemente por las comunidades que
lo practican. Este patrimonio infunde un sentimiento de identidad y continuidad
que contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y creatividad humana.
La Ley General de Patrimonio Cultural de la Nación (Ley Nº 28296)
establece los alcances del patrimonio cultural inmaterial:
"Integran el Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad cultural
fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unitaria o
grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad,
como expresión de identidad cultural y social, además de los valores
transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos autóctonos,
el saber y el conocimiento tradicional, ya sean artísticos, gastronómicos,
medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos, los conocimientos
colectivos de los pueblos y otras expresiones o manifestaciones culturales que
en conjunto conforman nuestra diversidad cultural.[3]
Se ha dado incluso una Sentencia por
parte del Tribunal Constitucional del Perú, (19 de marzo de 2013) confirmando las declaratorias frente al
requerimiento de inconstitucionalidad interpuesto por don Lucero Robert Tailor Moreno Cabanillas contra
la resolución expedida por la Primera Sala Especializada en lo Civil de la
Corte Superior de Justicia de La Libertad, de fojas 43, su fecha 6 de abril de
2011. En uno de los acápites llega a resolver:
“Este Tribunal ha
tenido también oportunidad de referirse a la devoción al Señor de los Milagros,
destacando que “congrega
anualmente multitudinarias procesiones por las calles de distintas ciudades del
Perú, e incluso en otros países por iniciativa de peruanos presentes en ellos” (STC
06111-2009-PA/TC, fundamento 40). Por
todo ello, a juicio de este Tribunal, la secular tradición del Señor de los
Milagros constituye actualmente una expresión cultural, que se
encuentra enraizada en la sociedad peruana.[4]
Nada tan sintético para
valorar la “devoción al Señor de los Milagros”, bien fundamental del rico
patrimonio inmaterial del Perú, como la Exposición de Motivos del Proyecto de
Ley Nº 4022/2009-PE, convertido en la Ley Nº 29602. Precisamente, la mencionada
Resolución Directoral Nacional Nº 1454/INC del Instituto Nacional de Cultura,
sustentó la declaración de la “Festividad del Señor de los Milagros” como
Patrimonio Cultural de la Nación, en los siguientes argumentos:
“A lo largo de más de trescientos años se ha venido desarrollando
un culto que reúne distintos elementos que son expresiones de una fe y
religiosidad popular y que a partir de este culto, al “Señor de los Milagros”,
se ha ido creando una festividad que tiene como centro la procesión, acto
religioso que es actualmente casi un peregrinaje y una de las manifestaciones
religiosas más importantes en América Latina y, en su género, una de las
expresiones de multitudes más importante del mundo.
Alrededor de la fiesta religiosa católica, la fiesta popular se
expresa en la música de claras raíces negras y mestizo-criollas, en el consumo
de productos gastronómicos característicos y otras especialidades, como la
cerería y la imaginería, que se agregan a la manifestación de misticismo
religioso. Igualmente, como en otras ferias y festividades que ligan lo
religioso y lo festivo popular, las corridas de toros de la “Feria del Señor de
los Milagros” o la “Feria de Octubre” se han venido haciendo parte de la
tradición.
Por estas características la Festividad del Señor de los
Milagros, a través de un muy largo proceso, expresa la integración de diversas
tradiciones culturales (afro-peruana, andina e hispano-criolla), en torno a la
veneración de la imagen del “Cristo morado” y en torno a una fiesta popular que
se ha convertido en parte de la tradicionalidad en el país. Se trata de una
manifestación cultural de religiosidad y fiesta que tiene significados muy
importantes en el imaginario y la vida de grandes sectores de la población
dentro del espacio urbano, popular y criollo principalmente limeño; por lo que
constituye parte de nuestro Patrimonio Cultural y como tal debe ser declarado”.
III.
DEVOCIÓN MULTISECULAR MESTIZA
GLOBALIZADA
Conviene destacar
que ya en la génesis del acontecimiento del Señor de los Milagros, los
protagonistas no son peruanos sino extranjeros.
El primero, parece
que de nombre Benito y apellido Angola
por su procedencia, era africano y pintó la imagen del Señor de los Milagros
alrededor del año 1650, a
pedido de sus hermanos de una cofradía del barrio de Pachacamilla, en la ciudad
de Lima.
Otro protagonista
singular de nuestra historia lo constituye Sebastián de Antuñano el “vizcaíno español” como reza en la
lápida del santuario. En 1684, Antuñano se había dirigido a la ermita del
Señor de los Milagros y, mientras contemplaba la santa efigie, había sentido
una voz interior que le susurraba claramente: «Sebastián, ven a hacerme
compañía y a cuidar del esplendor de mi culto». Puesto de rodillas ante la
imagen, le había ofrecido un servicio incondicional hasta la muerte.
Terminadas las obras, un violento terremoto asoló la
ciudad de Lima, Callao y las localidades vecinas, sembrándolos de muerte y ruinas, en la madrugada del 20 de
octubre de 1687. Por la tarde de aquel día, Sebastián de Antuñano tuvo la idea
de sacar en procesión un lienzo que era copia del Cristo del mural. Fue así que se inició la primera procesión de las tradicionales procesiones
de octubre del Señor de los Milagros de las
Nazarenas. En su primer recorrido llegó hasta la Plaza Mayor y al
Cabildo limeño, donde recibió muestras de fervor por parte de los fieles y
vecinos de ambos lugares. Se tiene la seguridad que aquella replica es la misma
que hoy en día nos sigue acompañando en los meses de octubre en su recorrido
por la gran Lima. Gracias a un documento de 12 de octubre de 1700,
conocemos la compra efectuada por Antuñano en 1699 al Maestre de Campo don
Diego Manrique de Lara del “sitio que llaman
del Santo Cristo de los Milagros, que es una cuadra en cuadro y otra cuadra
en cuadro de diferentes personas y en ella está incluso un pedazo que compré al
convento de Santo Domingo y asimismo está incluso otro solar que es sobre el
que estaba el muladar grande de Pachacamilla” en 1688[5].
La tercera
protagonista fue una mujer ecuatoriana,
Antonia Lucía de Maldonado o del Espíritu Santo, nacida
un 12 de diciembre de 1646 en Guayaquil y, quien, muerto su padre, se había
instalado con su madre en el puerto del Callao. Se casó aquí con Alonso
Quintanilla, pero, después de algunos años de matrimonio vivido en castidad,
conscientes de que el Señor les había destinado para una vocación especial,
convinieron en separarse. Él entró en los franciscanos y ella fundó un beaterio
que denominó Colegio de Nazarenas; beaterio que fracasó por exigencias
excesivas de los donantes. Antonia de Maldonado también
decidió entregarse al culto del Cristo y fundó el Beaterio, y posteriormente
Monasterio, de las Nazarenas, adscrito al santo Cristo, a comienzos del Siglo
XVIII. Antonia
empezó su obra en el Perú con la creación de un beaterio en el Callao.
Posteriormente, se trasladó a Lima para perfeccionar su trabajo. Todo parecía
caminar bien cuando surgió el primer obstáculo: la institución necesitaba una
autorización real para poder funcionar Antes de lograrlo, murió la M. Antonia
Lucía. El Beaterio designó por superiora a la M. Josefa de la Providencia, que,
a los dieciocho años de muerta la Venerable, logró transformar el Beaterio en
convento, cuando en febrero de 1720 el Rey de España, Felipe V, dio licencia
para la fundación del Monasterio de las Nazarenas. Por parte de la Santa Sede,
la aprobación fue dada por la Bula del Papa Benedicto XIII, el 27 de agosto de
1727: observarían las Constituciones de las Carmelitas Descalzas y vivirían
-como era deseo de la M. Antonia Lucía del Espíritu Santo - como nazarenas
Notemos que los tres protagonistas más importantes son
extranjeros, ninguno peruano, pero sin embargo están plenamente identificados
con Perú, al punto que todos mueren en Perú. De hecho Lima y Perú convertirán al
Señor de los Milagros en su patrono. Esta incipiente globalización y gradual
mestizaje, a través de las instituciones, se refleja con toda claridad en los
símbolos de su insignia principal: el escudo nazareno creado en 1980. Coronados
por la cruz nazarena se dividen en cuatro campos: a) la figura del esclavo
Angola pintando al Señor, b) el escudo de la ciudad de Lima, c) la figura del
roble, símbolo de Vizcaya (España), el lugar de origen de Sebastián de
Antuñano, y d) la fachada de la
Iglesia de las nazarenas; en el vértice inferior una cinta
roja, con el emblema, lema y año de fundación de la Hermandad ; y sobre el
fondo, el hábito morado con el cordón blanco (vestimenta tradicional nazarena).
Hallamos entonces una representación de los actores centrales de esta historia:
los afrodescendientes, la autoridad civil local, los devotos (encarnados en la
figura del español Antuñano), la orden de religiosas Carmelitas Descalzas
Nazarenas, y por supuesto la Hermandad. [6]
IV. CUANDO
LA ORGANIZACIÓN DE LA PROCESIÓN VA POR DENTRO
Cuando uno contempla por vez primera la procesión, sobre todo en
lugares multitudinarios como la Avenida Tacna, da la impresión de caos y
desorganización. Sin embargo, como agudamente Vincenzo Gratteri[7],
en octubre Lima cambia de rostro, y se organiza para facilitar el evento
esperado y preparado a lo largo del año; lo que normalmente es una preocupación
angustiante se torna en algo secundario: “se libera un espacio físico y mental
donde el centro de las osas será ocupado por el Señor, para visitarlo, para ir
a su encuentro y hacerse encontrar por Él. Incluso, el tráfico se convierte en
un caos pasajero, destinado a ser superado lo mejor posible: las calles de Lima
son ahora el espacio de la representación”
de esta “dramaturgia sacra” en la que todos tienen su rol, desde los
carteristas hasta los confesores y las carmelitas nazarenas por citar los
extremos y un largo etcétera entre los que hay que citar: la banda de músicos,
los cireros, los mistureros, la Policía nacional la cuadrillas de hermanos
cargadores, las sahumadoras, las cantoras, los penitentes, los devotos, los
curiosos, los vendedores ambulantes…
De todos ellos,
tienen rol protagónico los Cargadores, elegidos ente los miembros
de la Hermandad, a quienes toman la prueba física y los distribuyen
correctamente en el lugar del anda, de acuerdo con el tiempo de pertenencia a
la Hermandad, la talla que debe ser pareja a la del lado opuesto del anda y la
habilidad necesaria para llevarla. Para poder pertenecer a la Hermandad se
necesita que haya vacantes.
Los integrantes son cargadores de hasta 75 años. Al llegar a este
límite de edad, el Hermano cargador, si desea continuar, debe pasar el examen
médico de levantamiento de peso, concediéndosele el privilegio de continuar por
un período de dos años. Para pertenecer a la Hermandad es necesario pagar una
licencia de 150 soles al año, amortizable en cuatro cuotas. El capataz dirige
la cuadrilla de acuerdo siempre con las instrucciones del directorio. Las 20
cuadrillas se reúnen todos los meses. El máximo representante es el Mayordomo
General.
El Directorio está conformado por los siguientes cargos: Capataz,
Sub-capataz, Secretario, Tesorero, Fiscal, Sub-fiscal, Protesorero. Ellos
mismos solventan los gastos de funcionamiento del Directorio. Los socios
honorarios organizan diversos tipos de actividades para recaudar fondos. Todos
los domingos sirven hasta 700 personas en el Restaurante Rodolfo.
Los cargadores integrantes de una cuadrilla tienen diferentes
funciones: los Esquineros llevan ritmo y dirección de las andas; los Templadores
(“burros”) cargan el peso mayor y mantienen el equilibrio del anda; y los
Auxiliares. En total son 36 los que cargan el anda.
Cada cuadrilla tiene doscientos hombres y divididos en cinco
sectores, cada uno de los cuales carga el anda por un recorrido de unos 50
metros cada uno. Una vez jubilado de la Hermandad, el Hermano cargado obtiene
ciertos beneficios familiares. Si está al día en los pagos y fallece, su
familia recibe ayuda para solventar los gastos de entierro hasta un monto de
5.000 soles. En este caso, los integrantes de la Hermandad hacen “somería”, que
significa ir al cementerio y hacer celebrar una misa con la participación de
algunos miembros de las cuadrillas y el grupo de las cantoras. Se forma
comisión de 20 personas que se acercan a la tumba, le ponen flores y suelen
dedicar un discurso a la memoria de la persona fallecida.
V.
CRONISTAS
DE LA PROCESIÓN
Realmente, cualquier periodista o literato se resistirá a describir la
honda emoción que sacude este testimonio singular de cristianismo andante. Son
numerosos los textos periodísticos que cada año narran toda o alguna de las
secuencias de la maratoniana procesión.
Al respecto, es muy ilustrativa
la descripción que se dio en 1914 en la revista
“Variedades” 24 de octubre)
En
este año ha sido excepcional materialmente la concurrencia de devotos a la
clásica procesión del Señor de los Milagros. Una de las pocas cosas que restan
del Lima antiguo es esta procesión de las capas moradas y los sahumadores de
plata. Días de turrones, de cordones blancos, de pequeñuelos vestidos con el
hábito nazareno, los de la procesión de los Milagros reviven la prestigiosa
leyenda de una Lima de mejores días. En los balcones se dejan ver viejos
brocados, asoman los azafates pintorescos de antaño luciendo pintorescas y
floridas ofrendas, y en la mística romería las devotas cantan viejos responsos
alzando aguda y clamorosamente la voz; y entre los que siguen la romería
mística apuntan rostros extraños, figuras vestidas con la jerga tradicional de
las mortajas, morenas que llevan el pie desnudo por amor fervoroso al Señor que
salva del mal, que cura la enfermedad, y que devuelve a la vida a los
moribundos.
Los
hermanos salieron en esta ocasión orgullosos de su procesión, pocas veces vióse
mayor y más respetuosa concurrencia; en algunas calles el gentío era asfixiante
y, para quienes vieron el cortejo sin prejuicios, no dejó de ser imponente el
paso inacabable de la muchedumbre rezadora que entonaba cánticos, elevaba
clamorosamente la voz al cielo pidiendo misericordia. A pesar de las moratorias
no fueron pocos los clásicos y labrados sahumadores, las pavitas afiligranadas,
las ricas mantas moradas de vapor de seda, los hábitos lujosos dentro de su
simplicidad severa, el aire compungido y a la vez picarón de los tradicionales
zonzos limeños que siguen el cortejo.
Sea
porque hay mayor cantidad de gente desocupada, sea porque la situación
financiera que atravesamos mueve a las almas a confiarse más en Dios, el hecho
positivo es que este año la procesión de los Milagros ha sido considerada como
una de las más concurridas desde hace mucho tiempo”.
Magistrales resultan dos textos de José Carlos
Mariátegui. El primero muy breve
titulado “La procesión tradicional” (La Prensa, 20 octubre 1914):
Ayer y anteayer, como todos
los años, ha desfilado por las calles de Lima, de iglesia en iglesia, la
procesión del Señor de los Milagros. Ha pasado imponente, pausada, rumorosa,
fragante, solemne. Y su paso ha revivido en nuestro espíritu el recuerdo de
tiempos lejanos, en que floreció el dulce misticismo de nuestros abuelos… Esta
procesión tradicional viste a Lima de un risueño ropaje de fiesta. Discurren
por las calles gentes innumerables con hábitos morados y la ciudad se envuelve
en fragantes y azulosas nubes de sahumerios. Y el color de los hábitos varía
ente las más distintas y complicadas tonalidades del morado. Morado oscuro,
cárdenos, rojizos, lilas. Violentamente cárdenos como ojeras que enciende el
pasado, tímidamente violetas como las coronas que ponen su fúnebre nota en la cámara
de los niños muertos. La hemos visto pasar meditativos. Ha desfilado delante de
nosotros como una romería interminable. Devotas aristocráticas y elegantes, sahumadores
vestidas de tosco hábito, morenos sudosos, monaguillos adolescentes a quienes
la solemnidad del momento pone una extraña seriedad en los semblantes, mozos
alocados que corren, que alborotan y aprovechan de la fiesta como un campo
propicio para sus galanterías. La imagen ha pasado lenta, cadenciosamente,
alumbrada por pesados cirios. Y en su torno han subido al cielo los cánticos
piadosos de los fieles y las nubes azulosas del sahumerio.
El segundo
artículo apareció con el seudónimo “El Cronista Criollo” y con el mismo título
de La
Procesión Tradicional” (La Prensa, 10 abril 1917) le valió el premio de la Municipalidad de
Lima.
La
primavera de Lima -primavera anodina,
neblinosa, gris, indefinida y cobarde- tiene dos días que resucitan súbitamente
la tradición y la fe en la ciudad. En
ellos la procesión del Señor de los Milagros dice la renovación y el
florecimiento de la religiosidad metropolitana y hace pasar por sus calles
híbridas, -virreinales y modernas- una fuerte, melancólica y pintoresca onda de
emoción…Hay en estos días una intensa resurrección del misticismo en Lima,
asfixiado y sojuzgado ordinariamente por el vértigo y el olvido de la ciudad
moderna. Y se parece esta resurrección a
esos súbitos despertares piadosos que asaltan las almas de los hombres vueltos
escépticos, fríos y cerebrales por el análisis, por la vida y por la duda.
VI.
POEMAS
¡Quién no siente su remecer al
verse inundado de una especie de océano espiritual al contemplar tanta fuerza
en los rostros, en las actitudes, en las acciones! Sin duda que muchos poemas y
cánticos han brotado cordialmente de tantas vivencias. Puede ser el caso de un
intelectual como Carlos Germán Amezaga
quien pregunta con gran lirismo en su poema “El Señor de los Milagros”:
¿Dónde
va tanta gente? Páranse los tranvías, llénanse los balcones de acicalados tías,
y pizpiretas mozas corren por las aceras; gentes enmascaradas –digo- mulatos fieros;
y zambos de agresivos rostros
patibularios con túnicas violetas, sogas y escapularios.
¿Dónde
va tanta gente? Doblemos esta esquina en que un torrente humano bate y se
arrodilla ¡Oh qué gran espectáculo! ¡Qué singular conjunto!
Para
un pintor de genio ¡qué más soberbio asunto!
La
procesión avanza toda luz y colores al chin-chin de la música, desparramando
flores.
Y
el sol de primavera con su esplendor difuso, antes que un convidado representa un intruso.
O
el de Nicomedes Santa Cruz, el genial decimista (1925-1992), quien llevó
a cabo un movimiento de reivindicación del
legado folclórico de
raíces afroperuanas presente en sus composiciones al Señor de los Milagros.
¡Paso
a nuestro Amo y Señor andas, lienzos y candelabros!
¡Paso
a nuestro Salvador, el Señor de los Milagros!
La calle es un río
humano por cuyo cauce la gente
muy acompasadamente
camina desde temprano.
"¡Avancen,
avance hermano: no estorben al cargador!".
-
grita
el Capataz Mayor que las cuadrillas comanda.
"¡Paso que
vienen las andas, paso a nuestro Amo y Señor!".
Por la calle se
desborda aquel torrente morado;
gimen los pies
maltratados, la fe permanece sorda.
La multitud que lo
aborda da marco al rey de los cuadros:
caída y descalabros
en aquella mar mulata
y cual velero de
plata andas, lienzo y candelabros.
Sobre el lienzo de
Jesús la tarde pinta una sombra.
Sobre las frentes
se nombra señal de la Santa Cruz.
Bajo un cirio
-santa luz- a Ti, Señor, me consagro;
y de tus perfiles magros
venga a nos tu redención
que nunca negó
perdón el Señor de los Milagros.
Plegaria de un
niño al Señor de los Milagros
Oh Señor de los
Milagros, baja y escucha mi canto
Tú que amas tanto a
los niños: porque es muy débil mi voz...
oye mis tiernos
cariños Oh, Señor de los Milagros:
y dame tu bendición
gracias por haber venido.
Con lágrimas en los
ojos, yo sé que me has atendido,
te imploro paz y
perdón. Pues Tú eres mi único Dios.
Hijo de Santa María,
Tú que nos amaste tanto[8]:
O
un ensayista y poeta como César Toro Montalvo[9],
quien nos brinda una bella y honda profesión de fe:
“Este libro significa el elogio
ferviente permanente, e interminable, que desde niño, mi madre me enseñó a
seguir en la fe al Señor de los Milagros. Dejo constancia, además, que en
oportunidades he recibido varios milagros que se hicieron realidad. Como
escritor y hombre de letras, sobre todo, su bondad infinita me ha premiado con
creces, y seguirá haciéndolo por el resto de mi vida. Obviamente, dentro de
este camino, sigo siendo Hermano del Señor de los Milagros, que cada año, en
octubre, como todos sus fieles, visto el hábito morado o el detente milagroso.
En su homenaje vaya el tributo de este libro. Mi editor y toda su familia,
enfervorizados, sobre todo, se unen a esta cruzada que es inagotable y generosa.
Es una obra de la fe cristiana referida al Cristo de las maravillas, el Cristo
de Pachacamilla, a sus cofradías y hermandades, que constituyen un todo
histórico del enorme bastión de la fe escrita, que los limeños, el Perú entero,
de todas las razas, edades, profesiones, oficios y seres; durante cada año –de
tiempo interminable- le seguimos agradeciendo, sin dilación y duda, al Cristo
del Señor de los Milagros”
O un periodista como Carlos Jurado Silva "El
Decimista del Pueblo “director de EL JURADO
MI
SEÑOR CRUCIFICADO DANOS PUES TU BENDICION
A TUS HIJOS MALTRATADOS QUE ORAMOS CON DEVOCION
A TUS HIJOS MALTRATADOS QUE ORAMOS CON DEVOCION
Señor, a Ti que has sufrido sangrando
tu corazón,
elevando mi oración que nos bendigas te pido:
Consuela a los afligidos que de
impotencia han llorado
y aunque sea grande el pecado con
que te hemos ofendido atiende nuestro pedido
MI SEÑOR CRUCIFICADO
MI SEÑOR CRUCIFICADO
Ahuyenta todas las Guerras los
odios y las venganzas que todo sea bonanza
paz y dulzura en la tierra a los demonios destierra y en tinieblas encerrados
mantenlos encadenados para que jamás retornen y así evita que trastornen
A TUS HIJOS MALTRATADOS Para que cesen peleas
de padres de hijos y hermanos para vivir como humanos
termina ya esta odisea Que nuestro mundo no vea
tristeza y desolación que no haya mas destrucción
y nunca momentos agrios oh Señor de los Milagros
DANOS PUES TU BENDICION
paz y dulzura en la tierra a los demonios destierra y en tinieblas encerrados
mantenlos encadenados para que jamás retornen y así evita que trastornen
A TUS HIJOS MALTRATADOS Para que cesen peleas
de padres de hijos y hermanos para vivir como humanos
termina ya esta odisea Que nuestro mundo no vea
tristeza y desolación que no haya mas destrucción
y nunca momentos agrios oh Señor de los Milagros
DANOS PUES TU BENDICION
Apiádate mi Señor de tanto
martirio y pena
rompe las duras cadenas que nos producen dolor
Condúcenos oh Creador cambiando el llanto en canción
mira cuando en procesión todos vamos a tu lado
y alivia a los agobiados QUE ORAMOS CON DEVOCION[10]
rompe las duras cadenas que nos producen dolor
Condúcenos oh Creador cambiando el llanto en canción
mira cuando en procesión todos vamos a tu lado
y alivia a los agobiados QUE ORAMOS CON DEVOCION[10]
Sin
olvidar a los que desde fuera vienen
como peregrinos como el
Dr.
Camilo Orbes y Moreno de
la Academia de Historia de la Iglesia en Colombia[11]:
Oh Señor de los Milagros, Sol y
nardo del Perú.
Hijo de la Madre Virgen que
vistes morado tul
En la pared te pintó un moreno,
como yo,
en Pachacamilla santa, culto de
Antonio León
El Virrey Conde de Lemos jamás
te pudo borrar
De las almas del incario Manco
Cápac de la luz
Te ofrendamos, por tus llagas,
cuando brote en la oración,
Con nuestros santos peruanos y
santa Rosa hecha flor.
A los pies de tu pasión
guardián la Virgen María
Con el apóstol San Juan
mitigaron tu dolor
Don Sebastián Antuñano, Sor
Antonia Maldonado,
Te ofrecen la preeminencia de
ser esclavos, también
Míranos con ojos bellos,
Divinísimo Hacedor.
Recuerda: somos pequeños,
mostaza de compasión.
Por el Espíritu Santo, gozamos
en el carisma
De bendecir con tus manos a los
pueblos, sin la tilma
Esta sagrada novena la
comenzamos, Jesús,
Por los cinco hemisferios,
frutos de la Santa Cruz
son de Ana Catalina, profetisa
del amor,
Estas paginas divinas del
viacrucis, rojo alcor.
En Lima, es tu procesión, como
el Rímac, cerca al Tacna
se desbordan los cargueros por
las calles del perdón
Escríbenos, Tú, Maestro, por la
Hermandad Nazarena.
En tu corazón, fiel claustro
bajo el INRI salvador.
VII. HIMNOS
En los himnos se condensa y concentra la identidad y la misión de una
institución. En su letra y música coreadas regularmente por los grupos,
especialmente en las procesiones, reviven la historia, el espíritu, la
proyección de la devoción.
Himno
de 1943 (Letra, P. Tarsicio Mori; música: P. David de Zurinaga)[12]
¡Señor de los Milagros! De Lima eres el
Rey:
En el Perú Tú imperas, Tu amor es nuestra
ley.
1 ¡Señor de los Milagros! En esa Cruz bendita,
estás, Jesús, muriendo por darme vida a mí;
corresponder yo quiero tu bondad infinita,
mi ingratitud llorando, yo quiero darme a Ti.
2. ¡Señor de los Milagros! Tú ves cómo de hinojos,
los niños, los ancianos, el hombre y la mujer,
se postran a adorarte, y el llanto de sus ojos,
te dice, Jesús mío, que tuyos quieren ser.
- ¡Señor de los Milagros! Te damos nuestras vidas,
te damos nuestras almas y nuestro corazón.
Muriendo por nosotros, Jesús, Tú nos convidas,
a darte nuestra nada, en cambio de tu amor.
- ¡Señor de los Milagros! Que caiga tu divina
sangre sobre mi alma, que tan impura está;
si sobre mi alma impura tu caridad se inclina,
mi alma bella y pura y santa quedará.
- ¡Señor de los Milagros! La gracia te pedimos
De recoger tu llanto, tu sangre y tu dolor.
En nuestras pobres almas…si el crimen cometimos,
De un día traicionarte… ¡Perdónanos, Señor!
- ¡Señor de los Milagros! Conquista todo el mundo
Con fuerza omnipotente atráelo hacia Ti
Levántalo, Rey mío, del piélago profundo
De la desgracia inmensa que el Mal encierra en sí.
- ¡Señor de los Milagros! Concédenos la suerte
Gloriosa de adorarte con invencible fe.
Concédenos la gracia de recibir la muerte
En tu costado abierto y sepultarme en él.
- ¡Señor de los Milagros! Tu Madre Inmaculada
La Reina de los fieles implora tu perdón
Por nos, hijos ingratos, que con la cruel lanzada,
Hemos transverberando tu amante corazón
- ¡Señor de los Milagros! Que en la nación peruana,
arda eterna la llama divina de tu amor,
que tenga eternamente la dicha soberana,
de amarte y de servirte a Ti, su salvador.
- ¡Señor de los Milagros! De espinas la corona
Nosotros hemos puesto en tu divina sien
Nosotros te hemos muerto… ¡Perdona, Oh Rey, perdona!
Y de tu amor concédenos el divinal Edén
- ¡Señor de los Milagros! Reina siempre en tu Lima,
reina siempre en sus hijos y reina en la Nación.
Que tu pasión y muerte a todos nos redima,
y sea para todos eterna salvación.
- Señor de los Milagros. Tu regio cetro extiende
En nuestra Patria amada, de uno a otro confín;
En todos los peruanos el sacro amor enciende
De luchar contra todo lo que te ofenda a Ti
1954
Isabel Rodríguez Larraín[13]
(1903-. Todo
el fervor y las manifestaciones populares ha sido recogido de forma admirable
por el himno que hoy se canta en todos los lugares.
Señor de los Milagros,
a Ti venimos
en procesión
tus
fieles devotos a implorar tu bendición.
Faro
que guía a nuestras almas la fe, esperanza, la caridad,
tu
amor divino nos ilumine nos haga dignos de tu bondad.
Con
paso firme de buen cristiano hagamos
grande nuestro Perú
y
unidos todos como una fuerza te suplicamos, nos des tu luz.
2002[14] Monseñor José Ignacio
Alemany
Su
letra fue compuesta en el año 2002 con la finalidad de dar más profundidad
teológica y formar mejor al pueblo de Dios. En cuanto a la música de este himno
la que se conoce y cantan en alguna parte aquí en el Perú, por ejemplo las
Madres Nazarenas, lo compuso (15.05.2002) el padre redentorista Juan Cruz
Echeverría, profesor de música de Monseñor Alemany en el seminario menor.
También hay música compuesta para este mismo himno por una religiosa de las
hermanitas de los ancianos desamparados que vivía en Alemania y puso música a
varios cantos nuestros.
Jesucristo,
Señor de los Milagros,
Tú eres Dios verdadero y
Redentor
¡Salva a Lima! ¡Protege nuestra
patria!
¡Que tengamos trabajo, paz y
amor!
En tu cuadro: Dios Padre nos
invita
a escuchar a su Hijo muy amado.
Tú, en la cruz, del amor nos
das la prueba,
y el Espíritu Santo nos es
dado.
Si los hombres comienzan a
quererse,
compartiendo sus bienes como
hermanos,
construiremos tu Reino aquí en
la tierra
con el signo más fuerte: ¡Nos
amamos!
De la Nube Señora y Madre
nuestra,
como vida y dulzura te
aclamamos.
Esperanza de todos los
mortales,
lleva al cielo a tus hijos
desterrados.
VIII.
PLEGARIAS
Y ORACIONES
Incontables
son las jaculatorias, plegarias, oraciones recitadas de modo personal y
colectivo, a diario o con motivo de novenas, en el templo o en la calle.
Seleccionamos una pequeña muestra.
1917 G.I. EN PERÚ MUNDIAL
Gracias te doy Señor. Ante Ti, de hinojos,
con la más grande emoción, pobre mi alma
y lágrimas, en mis ojos sólo tiene
lágrimas.
Fuiste para mí tan bueno lágrimas que te
ofrezco cuando yo desesperada en
acción de gracias mirando tus cinco llagas.
Recibe mis versos; pedía por el que amo;
acepta mi hábito; brotó de cada una de
ellas; sé el sostén del nido, un fresco bálsamo que tú has bendecido un rocío
blanco y antes que me vaya que me
llenó de esperanzas.
Señor quiero darte -y ante el estupor de
todos- toda mi alma
Se operó el milagro y volviste a la vida
anegada de lágrimas al que yo más amo.
¡Sé tú mi estandarte!
1920 FR. BERNARDINO IZAGUIRRE
Oh Jesús Crucificado,
que en imagen milagrosa te manifiestas tan lleno de misericordia para esta
ciudad de Lima; nosotros miembros de la Congregación destinada a promover tu
culto en este sagrado recinto, postrado aquí a tus plantas, te agradecemos el
beneficio de la Santa comunión que acabamos de recibir; te estrechamos con amor
y gratitud en nuestros pechos, declarándote que res nuestro único tesoro. Y
aunque somos ingratos pecadores ya arrepentidos d nuestra lealtad pasada, nos
atrevemos a ofrecerte ¡oh buen Jesús! La comunión de esta mañana como un acto
de reparación, para que uses de misericordia con nuestros hermanos, hijos tuyos
desnaturalizados, que no cesan de ofenderte. Sí, misericordia, y perdón, oh
Señor de los Milagros, misericordia y perdón para todo el Perú; misericordia y
perdón para todos los pueblos de la tierra. No castigues, Señor, al mundo según
la multitud de sus culpas.
Y, sin mérito alguno de
nuestra parte, pero unidos a tu plegaria en la Cruz, nos atrevemos a decir
contigo a tu divino Padre, de lo íntimo de nuestras almas: Padre Celestial,
perdona a los hombres pecadores, que no saben lo que hacen. Vuelve el aprisco
de tu divino Hijo a las ovejas descarriadas.
Oh Salvador
misericordioso, dígnate recibir esta plegaria, que nosotros, cual hijos tuyos
amorosos, te dirigimos como un acto solemne de reparación y desagravio para que
no sea castigado el mundo rebelde y contumaz porque tu Padre, Dios de bondad,
alargue sus misericordias y realices la con versión y santificación de las
almas. Así lo esperamos por los merecimientos de tu inmolación en esa Cruz.
Nos sentimos felices de
contribuir de este modo al bien de nuestros hermanos; y hacemos el propósito de
reiterar aquí a tus plantas esta misma plegaria de reparación y desagravio en
el próximo retiro de la Congregación. Infinitamente sea alabado.[15]
1972
ANITA FERNANDINI DE NARANJO
¡Señor de los Milagros! Oh, Cristo Redentor,
Oye esta mi plegaria que es prenda de mi
amor,
Protege a nuestra patria, Oh, Cristo
Redentor,
Protege a nuestra patria, Oh, Cristo
Redentor,
Con Lima yo te aclamo, con Rosa del Perú,
de rodillas proclamo al Cristo Rey de la
paz,
De rodillas proclamo al Cristo Rey de la
paz.
¡Señor de los Milagros! Oh, Cristo Redentor,
Oye esta mi plegaria que es prenda de mi amor,
Protege a nuestra patria, Oh, Cristo
Redentor,
Protege a nuestra patria, Oh, Cristo Redentor,
ANTIGUAS ESTAMPITAS que han circulado en
Lima y de las que existen algunos ejemplares en el Archivo de las Carmelitas
Nazarenas:
Oración del alma al Señor de los Milagros:
-Jesucristo: Hija mía, ¿por qué estas triste? ¿Qué te apena?
-El Alma: ¡Señor! Que no puedo más. Sufro horriblemente, la
cruz que llevo encima es muy pesada, me abruma y quisiera verme libre de ella.
Lloro sin cesar, me angustio, busco en vano quien me consuele, y mi único
desahogo es quejarme, sollozar y dar rienda suelta a mis lágrimas.
Jesucristo: Desahoga en buena hora tu corazón angustiado. No me
ofenden las lágrimas ni las quejas amorosas. Que yo te hice sensible al dolor y
a las penalidades, a los contratiempos y a la cruz. Pero óyeme con atención. Te
quiero de veras, deseo hacerte feliz y se consolar, pues conozco por
experiencia lo que es acerbo dolor y pesada cruz.”
Oraciones a Jesús Crucificado[16]:
a. Jesús mío, aquí estoy delante de Vos, como un amigo con otro.
Estréchame con el lazo de vuestro amor, tan apretadamente, que nunca pueda
apartarme de Vos.
b. ¡Oh Señor mío Jesucristo! Te adoro pendiente de la Cruz, coronada
de espinas tu cabeza. Ruégate que tu Santísima Cruz me libre del ángel malo.
Amen, Jesús, Páter, Ave y Gloria.
Toques al corazón
Acude pecador vertiendo
llanto que hoy te tiende Jesús piadoso manto
A llorar te convida tu
pecado que muerte a tu alma, miserable, has dado
Piensa bien que
quedándote obstinado puedes ser al instante condenado
Quizás en breve mueras
de repente quizás mueras hoy mismo impenitente.
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[6] COSTILLA, Julia “El culto limeño al Señor de los
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[7] “La procesión del Señor de los Milagros. Dramaturgia
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[9] Octubre del señor de los Milagros, AFA editores, Lima 2006, p.9
[11] Compuesto en su visita a Lima el 2 de octubre del 2004)
[12] DEDICATORIA: “Con todo
cariño al Revdo. P. Nicolás Vicente, dignísimo y entusiasta Director de la
hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas, Lima, 28 de octubre de 1943,
Imprímase. El Vicario General.
[13] http://himnodelsenordelosmilagros.blogspot.com/
Fernando Barrantes Rodríguez-Larraín
(Lima, 1952)
[14] NOTA RECIBIDA POR CORREO ELECTRÓNICO DEL AUTOR: 25 de mayo
2013: “La Novena e historia del Señor de los Milagros" se publicó por primera vez hacia 1978 porque la que
solían rezar en las Nazarenas y tenía el gran público era pobre en contenido. Desde
entonces se ha publicado trece
ediciones, la última de las cuales es del 2011. Ediciones que se han ido
mejorando. Desde entonces las Madres Nazarenas la han adoptado como suya. En octubre de 1996 publiqué la primera
edición del "Devocionario al Señor de los Milagros" y la última edición
el año pasado. Contiene diversas oraciones para fomentar la devoción al Señor
de los Milagros y también otras muchas, la mayor parte originales mías”.
[15] COSTA, Lázaro Señor de los Milagros, Talleres Crédito
Ed. Victory, Lima 1920, pp.14-15
[16] Del impreso sin fecha ni lugar Veinticinco Lecciones del Señor de
los Milagros dadas a las almas tribuladas.