lunes, 8 de febrero de 2010

FERMENTO EN LA MASA. Mons. José Gea

Fermento en la masa. Institutos Seculares José Gea Escolano

Lima 2010, 135 pp

Con simpatía y buen humor, su autor, Monseñor José Gea, obispo emérito de Mondoñedo, nos presentó la edición privada de su libro, preparada con ocasión de nuestro congreso. Una de las participantes, Bienvenida Lora, de Filiación Cordimariana, de la República Dominicana, dio un bello testimonio de cómo la lectura de la obra fue decisiva en su vocación. El libro se ofreció a precio de costo y se distribuyeron más de 500 en el congreso. Para conocer la vitalidad de este joven de 81 años, vayan a su blog:

 

PRESENTACIÓN A LA EDICIÓN PRIVADA PARA EL PERÚ

“Fermentos en la masa” nace con un título netamente evangélico. El libro podría haberse titulado “Consagrados seculares ¡donde las papas queman! Vida de los Institutos Seculares”, o también “¡Corazón de la Iglesia en el mundo! ¡Corazón del mundo en la Iglesia!” O el laboratorio experimental en el que la Iglesia examina su relación con el mundo, o el ala avanzada de la Iglesia, o la semilla de santidad arrojada en el surco de la historia.

En todas las fórmulas hay algo de contradicción aparente: estar en el mundo sin ser del mundo, contemplativos en la acción y acción contemplativa, consagrados pero seculares. Y es que los Institutos Seculares son todavía una institución joven dentro de la Iglesia, pues cuentan apenas con algo más de cincuenta años de vida y, sin embargo, ya han escrito   de gloria en la historia contemporánea del cristianismo. Resulta una paradoja llamativa y curiosa el hecho de que, por una parte, aparecen en gran medida ignorados por muchos cristianos y, por otro lado, se difunden por todo el mundo, llegando hasta los confines de la humanidad.

Esta nueva forma de consagración en la Iglesia ha sido desde su inicio signo de contradicción. Ha sido tan grande la novedad suscitada por el Espíritu Santo en ella que, a duras penas, ha sido comprendida por no pocos autores, por otra parte muy beneméritos y competentes.

El nacimiento de los Institutos se dio el 2 de febrero de 1947, cuando el papa Pío XII reconoce oficialmente a los Institutos Seculares por medio de la constitución apostólica Provida Mater Ecclesia. Constituyen una nueva forma de consagración a Dios en el antiguo, y siempre fecundo, árbol de la Iglesia.

Su identidad se precisa en ser Institutos de vida consagrada formados por personas que quieren comprometer radicalmente su vida en el seguimiento de Jesucristo, viviendo su entrega a Dios y a los hombres en el mundo como lugar propio.

Su misión radica en trabajar por la transformación del mundo, actuando dentro de él como LEVADURA Y FERMENTO. Porque no es el Evangelio el que debe de cambiar al contacto con el mundo, sino el mundo el que debe de cambiar al contacto con el Evangelio.

Es estar insertos en las tareas civiles de todo tipo: en casa, en la escuela, en la universidad, en las empresas, en el mundo rural, en los hospitales, en los medios de comunicación, en las oficinas, en las obras asistenciales, en todo el inmenso y comprometido panorama del mundo...

Su estilo de vida se desenvuelve en las circunstancias ordinarias, ya solos, ya en su propia familia, ya en grupos de vida fraterna. Va viviendo día a día sus votos de pobreza, castidad y obediencia a imitación de Cristo.

Su espiritualidad la sintetiza el Papa:"Los miembros de los institutos seculares, viviendo su vida cotidiana en medio de los diversos grupos sociales, tiene en María el ejemplo [...], el testimonio [...] y la prueba de que las realidades temporales vividas con la fuerza del Evangelio, pueden vivificar la sociedad haciéndola más libre y más justa, en beneficio de todos los hijos de Dios, Señor del universo y dador de todo bien". (Juan Pablo II)

 

El actual director mundial, Fernando Martín, en la clausura de la Asamblea de la CMIS, en Guadalajara (México) en noviembre del 2008, habló de EL SENTIDO DE LOS INSTITUTOS SECULARES EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO HOY, refiriéndose al discurso del Papa dirigido a los Institutos Seculares con motivo del Congreso sobre los 60 años de la Provida Mater. Subraya que no fue un discurso de circunstancias, sino que ha ido a lo medular, destacando dos detalles. En primer lugar ha subrayado el fundamento teológico que sustenta esta vocación, que no es otro que el misterio de la Encarnación. Así ha precisado el que podemos llamar gran dogma de la consagración secular: “La obra de la salvación no se llevó a cabo en contraposición con la historia de los hombres, sino dentro y a través de ella”. Y en segundo lugar, el Papa ha dicho que el carisma propio de los  Institutos Seculares es el discernimiento de los signos de los tiempos, para ser laboratorio de diálogo con el mundo.  De ahí la actualidad y necesidad de esta vocación en la Iglesia”.

Termina con unos párrafos entresacados del discurso: Personas autorizadas han considerado muchas veces que precisamente este discernimiento es vuestro carisma, para que podáis ser laboratorio de diálogo con el mundo, "el "laboratorio experimental" en el que la Iglesia verifique las modalidades concretas de sus relaciones con el mundo" (Pablo VI, Discurso a los responsables generales de los institutos seculares, 25 de agosto de 1976: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de septiembre de 1976, p. 1).

De aquí deriva precisamente la continua actualidad de vuestro carisma, porque este discernimiento no debe realizarse desde fuera de la realidad, sino desde dentro, mediante una plena implicación. Eso se lleva a cabo por medio de las relaciones ordinarias que podéis entablar en el ámbito familiar y social, así como en la actividad profesional, en el entramado de las comunidades civil y eclesial.

A vosotros no se os pide instituir formas particulares de vida, de compromiso apostólico, de intervenciones sociales, salvo las que pueden surgir en las relaciones personales, fuentes de riqueza profética. Ojalá que, como la levadura que hace fermentar toda la harina (cf. Mt 13, 33), así sea vuestra vida, a veces silenciosa y oculta, pero siempre positiva y estimulante, capaz de generar esperanza.   La Iglesia os necesita también a vosotros para cumplir plenamente su misión. Sed semilla de santidad arrojada a manos llenas en los surcos de la historia”.

La presente obra fue publicada inicialmente en la editorial P.P.C. en 1986. Agotada y descatalogada, ha sida autorizada por el autor para ser editada para el X Congreso de Institutos Seculares. Aunque va destinada a los miembros femeninos de Institutos Seculares; el texto es igualmente aplicable a los Institutos masculinos. El texto de Monseñor Gea nos resulta en el día de hoy de suma actualidad y utilidad para conocernos y proyectarnos cuantos hemos recibido la responsabilidad gozosa de ser consagrados seculares, “fermentos en la masa”.

José Antonio Benito

 

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