jueves, 26 de julio de 2018

Corrupción, democracia y ciudadanía en el mes de la Patria del Perú

Amigos:

Con mi felicitación por FIESTAS PATRIAS les comparto este actual artículo de un amigo y colega de la UCSJ

Felices fiestas patrias

JAB


Corrupción, democracia y ciudadanía en el mes de la Patria

Marco Jiménez, docente de Filosofía UCSJ

En la segunda mitad de siglo XIX de la historia del Perú, durante el gobierno de Mariano Ignacio Prado Ochoa se repetía con temor –por evitar ser arrestado– el refrán popular: "Este jabón lava pero nunca sacará la mancha". Podría decirse que esta frase sintetiza, emblemáticamente, la actitud tolerante de las autoridades gubernamentales peruanas respecto –no al tema– sino a los actos reales, cotidianos, innumerables y hasta soberanos de corrupción en nuestro país, sea en la capital como en las provincias.

Esta tolerancia indebida –que ha eclipsado valores y virtudes fundamentales– con el tiempo ha llevado a que la corrupción exija asimismo carta de ciudadanía, es decir, a la creación de ciertos medios legales que hagan posible su libre tránsito y a la adquisición de pseudoderechos sin deberes, validando, de este modo, su democratización. Y esto es así porque ha llegado, en esta época, a su mayoría de edad, y desea autonomía, no leyes que la restrinja. En eso es autoritaria. Pero esta es la máscara de la corrupción porque su verdadero rostro es el de una enfermedad moral y mortífera para la vida democrática, que se clona como una célula cancerígena, nacida para fortificarse colectivamente hasta llegar a destruir un tipo de vida saludable: la fundada en los principios ciudadanos y democráticos de un Estado.

Cuando un gobierno es corrupto, aunque en su constitución y demás documentos e instituciones oficiales se profese democrática y a favor del bien común, en la práctica funda la corruptocracia. Y esta no puede darse si no es en gobiernos formalmente constituidos, es como un buen parásito –tal como la taenia solium–: puede vivir por décadas en el organismo estatal y social, pues de ella se sirve para asegurar su calidad de vida: recurre a la legalidad, a la tecnología y a la publicidad formal para sus fines absolutamente perversos.

La corruptocracia es un tipo de gobierno nunca obsoleto, que tiene, sin duda, sus actores, mejor dicho, sus ciudadanos, cuya condición no se adquiere dentro de un sistema democrático, sino del mero lugar y ambiente en donde se vive, no hay edad para eso, ni profesión, ni oficio específico; basta haberse iniciado en cierto grupo de prácticas delictivas, calculadas, criminales y hasta cleptómanas. Y esto hace que los rostros de la corrupción (la enfermedad) tengan las más diversas formas y nombres: clientelismo, malversación de fondos, conflicto de interés, engaños demagógicos, abuso de poder, evasión de impuestos, lavado de dinero, difamación, trata de personas, narcotráfico, impunidad, etcétera. Y como toda enfermedad, la corrupción no respeta personas, y con ello tipos de gobiernos, partidos o agrupaciones políticas, económicas, culturales o religiosas; tampoco sociedades desarrolladas, en desarrollo, o menos, subdesarrolladas; ni ideologías capitalistas o comunistas; entre países ricos o pobres. Sin embargo, como ocurre con hombres, animales y plantas, la corrupción ataca a los gobiernos más vulnerables a nivel político, es decir, a los de menor fortaleza institucional, jurídica y, por supuesto, ética.

Una democracia infectada por la corrupción representa, por tanto, una forma de gobierno y una ciudadanía con anorexia ética. Todo lo cual me permite definir la corrupción como la incapacidad moral y reflexiva de perseverar en el bien y de resistir al mal. Efectivamente, cualquiera sea el tipo y expresiones de la corrupción, en cualquiera de las prácticas humanas, profesionales o no, religiosas o no, ciudadanas o no: se trata esencialmentede un fenómeno moral y de naturaleza antropológica, que revela asimismo la crisis de un tipo de racionalidad, la ética.

El problema ético de la corrupción en una sociedad democrática es que gatilla un régimen de desmoralización de la institucionalidad y de la legalidad en sus autoridades, creando una ciudadanía desconfiada sino asimismo corrupta. Porque quién es finalmente una autoridad política o civil, sino un ciudadano, y con frecuencia, un profesional, es decir, un abogado, un ingeniero, educador, arquitecto, empresario, entre otros. Y quién es un profesional del derecho, de la ingeniería, la educación, la arquitectura, de la administración empresarial, sino una persona humana; en este sentido no siempre su mejor ejemplar ni mejor ejemplo. Se trata, por tanto, del contexto de las malas prácticas profesionales en la vida ciudadana en sus diversas formas, protagonizadas por individuos maleables que representan e institucionalizan el mal de su codicia.

Lo dicho conduce a extrañarnos por lo sano y lo bueno ¿qué es de la honestidad ética e intelectual, de la pureza de las intenciones en el ejercicio profesional, hoy que se sabe de que existen cosas puras que dañan, como el agua embotellada, qué de la transparencia, pero sobre todo de la bondad de las pequeñas acciones en las prácticas no puras: en carreras creadas para el momento y con ciertos fines, que producen con su formación ciudadanos superficiales e indiferentes para cooperar en el bienestar de la ciudad y del Estado, en la salud, la economía, el medio ambiente y la erradicación de la pobreza? Salvándose –con dificultad­– algunas excepciones que puedan reconocerse, sabemos –como lucidamente declara Junot Díaz, el Premio Pulitzer de Literatura–, que "la universidad como institución ha dejado atrás los valores de la educación para sustituirlos por un modelo de negocios"[1]. Y este es el caso de más del ochenta por ciento de las universidades en el Perú, que han excluido –si no reducido y caricaturizado, en forma y fondo– las humanidades en sus planes de estudio, centrando la formación profesional en habilidades técnicas y operativas sin claros para asignaturas que reflexionen sobre la ética, la responsabilidad social corporativa, la ciudadanía, entre otros temas de central importancia social, económica y política.

En este contexto, "cada joven –añade Díaz– es un objetivo ambulante sobre el que las corporaciones se lanzan despiadadamente a fin de asegurarse que no les quede un solo momento libre. Para cada instante de ocio hay un artilugio de consumo al que son adictos. Los jóvenes son consumidores a quienes no se deja en paz un solo instante. ¿Cómo van a desarrollar la capacidad necesaria para disfrutar del arte con la tranquilidad que exige la contemplación estética cuando los están bombardeando con productos edulcorados de bajísimo valor nutritivo, entretenimiento basura?"[2].

Está claro que los agentes de moralidad no sólo deben ser las personas, las familias, sino las instituciones estatales como privadas, y hay suficientes razones para hacerlo, como urgentes acciones a realizar. Sin embargo, la reflexión ética tiene, en nuestro entorno, escasa tribuna académica y popular, y su significado se ha reducido a un conjunto de normas relativas o establecidas por el derecho. Para la vida ciudadana y democrática, ello no basta. Sostengo que importa recuperar en la ética el concepto de vida buena, que no excluye lo anterior. Aspirar a una sana bondad y dicha de la vida es fundamental en nuestra época. Si las instancias gubernamentales se propusieran eso, el mínimo legal se comprometería más con lo moral.

Y es que la corrupción daña a la persona humana, la devalúa reificándola hasta hacerla objeto de venta, manipulación y consumo. En consecuencia, la misma perversidad destruye a las instituciones convirtiendo el mal en instancia organizada, sistémica. Y eso, inexorablemente, produce desamparo moral, desconfianza gubernamental terminando en el miedo colectivo y la astenia social, que lo permite todo por el agotamiento de las fuerzas y la desesperanza. En una sociedad así, aún tiene relevante sentido preguntarse por la vida buena, por la felicidad de las naciones. En uno de sus audaces estudios, Eduard Punset, ha demostrado que una de las causas de la infelicidad en las sociedades complejas occidentales, es el ejercicio abyecto del poder político. Esta información es vital: si el poder corrupto en lo económico ya provoca un índice significativo de infelicidad, es mucho mayor en lo que respecta a las libertades políticas comparándose con el impacto emocional producido por una enfermedad grave o un divorcio[3].

Urge, por tanto, una alfabetización ética para la vida democrática y ciudadana. Urge recuperar –en nuestro país– esa básica bondad natural, como lo reconocía una ciudadana planetaria como Teresa de Calcuta: "Todos somos capaces de hacer el bien y hacer el mal. No hemos nacido como personas malvadas. Todo el mundo tiene en sí algo bueno. Unos esconden el bien, otros no le hacen caso, pero la bondad está en todos"[4]. No es pues, responsable ni democrático ocultar el bien, y si alguien es indiferente es que ya ha sido víctima de la corruptocracia o se ha sumado a ella en un tiempo en que se ha empezado a escribir sobre el cansancio de los buenos en la plenitud de los malos...



[1] El País Semanal, Entrevista a Junot Díaz, recuperado de https://elpais.com/elpais/2013/04/29/eps/1367237169_171617.html

[2] Id.

[3]  Cf. Punset, Eduard, El viaje a la felicidad, Barcelona, Ediciones Destino, 2011, p. 161.

[4] Cervera Barranco, Pablo (Comp.), 366 textos de Madre Teresa de Calcuta, Buenos Aires, San Pablo, 2014, p. 131.


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miércoles, 25 de julio de 2018

SANTIAGO, PATRÓN DE ESPAÑA, REFERENTE PARA LA RENOVADA MISIÓN

MISA EN LA SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL, PATRÓN DE ESPAÑA

Mons. Reig Pla: «La Iglesia no puede ofrecer lo que el mundo ofrece. Para eso no hacemos falta»

El obispo de Alcalá de Henares (España) ha recordado hoy que la Iglesia no está para hacerse eco de lo que el mundo desea sino de lo que Dios manda. Eso fue lo que llevó al papa Pablo VI a promulgar la profética encíclica Humanae Vitae. Su no aceptación ha sumido a Occidente en un desierto demográfico.

(InfoCatólica) Mons. Juan Antonio Reig Pla ha oficiado hoy la Misa en la Solemnidad de Santiago Apóstol, Patrono de España, que ha retransmitido TVE2. El obispo de Alcalá de Henares ha asegurado que «obedeciendo a Dios la Iglesia Católica en España no puede ofrecer simplemente lo que el mundo ofrece. Para eso no hacemos falta».

El prelado español ha indicado que aun «siendo legítima y necesaria la colaboración con las necesidades de los hombres, nuestros hermanos, lo específico de la Iglesia es anunciar la gracia de Dios, el perdón de los pecados, la salvación que nos alcanza por la oración y los sacramentos y, sobre todo, la vida eterna que nos ha merecido Jesucristo Nuestro Señor».

Don Juan Antonio ha comenzado su homilía refiriéndose a la celebración del Patrón de España, Santiago Apóstol: 

«Verdaderamente hoy, como en tiempos del apóstol, España necesita a Cristo y necesita la vigencia del cristianismo en el seno de la Iglesia Católica.

Necesitamos a Cristo porque Él, con su gracia, garantiza la dignidad de la persona humana y le ofrece un sentido para vivir con esperanza.

Es Cristo quien nos garantiza también la bondad del matrimonio y el bien social de la familia que constituyen la base más sólida de nuestra sociedad y su futuro.

Cristo es el único que da respuesta a los interrogantes profundos del corazón humano. [...] Siguiéndole a Él, nuestra vida no está abocada al fracaso sino a la felicidad eterna. Este es el destino final al que estamos llamados quienes hemos sido incorporados por el bautismo a su muerte y su resurrección.

La fe en Cristo es lo que ha alentado la unidad de nuestro pueblo y nos ha llevado con auténtico espíritu misionero a evangelizar, bajo la guía del apóstol Santiago, los pueblos de Hispanoamérica, Filipinas y pueblos de Oceanía y África.

Para mantener viva esta fe, en nuestro pueblo, necesitamos escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios que hemos proclamado y que podemos sintetizar en estos tres puntos.

En primer lugar, el testimonio de los apóstoles y el martirio de Santiago, nos invitan a recuperar el valor y la libertad de la Iglesia para anunciar que la muerte ha sido vencida. [...] De los apóstoles hemos de aprender, pues, a no tener miedo, a ser libres y proclamar a viva voz que «hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres», porque sólo en Dios y en su Amor está la salvación.

Del apóstol San Pablo hemos de aprender, en segundo lugar, que este tesoro, que es la gracia de Dios y la salvación, lo llevamos en vasijas de barro para que se manifieste que la gloria es de Dios. Nuestra Iglesia Católica, además de ser libre, necesita ser pobre y humilde porque nuestra fortaleza está en Dios y en la primacía de la gracia.

En tercer lugar, como nos enseña Jesús, hemos de escapar de la lógica de la ambición y del poder. [...]»

Mons. Reig Pla ha recordado que «la lógica de los cristianos no es, pues, la lógica del poder sino la lógica del Amor que lleva el servicio hasta el límite como Jesús, «que no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate de muchos"».

En ese sentido:

«Esta lógica del servicio llevó al Beato Pablo VI a promulgar en el día de hoy, hace cincuenta años, la Encíclica Humanae vitae en la que, desde la visión integral del hombre, exaltó el amor conyugal y estableció las bases para una paternidad responsable y una apertura a la vida por parte de los matrimonios que garantizara el futuro de la sociedad.

Sus palabras, promoviendo la dignidad de la vida humana y la procreación y educación de los niños, son verdaderamente proféticas y forman parte de la ética social que llamamos Doctrina Social de la Iglesia. El no haber escuchado la voz profética de la Iglesia, nos ha sumido en un desierto demográfico y ha favorecido el debilitamiento de los matrimonios».

25/07/2018

Homilía de Mons. Reig en la Solemnidad de Santiago Apóstol, Patrono de España

SANTA MISA RETRANSMITIDA POR LA 2 DE TELEVISIÓN ESPAÑOLA
(TVE2)

Homilía: ver minutos 19:35 a 32:45


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SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL
PATRONO DE ESPAÑA

Parroquia de Santiago Apóstol de
Torrejón de Ardoz, 25 de Julio de 2018

 Mons. Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares

Homilía

 Hemos pedido en la oración colecta que, por intercesión del Apóstol Santiago, «los pueblos de España se mantengan fieles a Cristo hasta el final de los tiempos». 

Verdaderamente hoy, como en tiempos del apóstol, España necesita a Cristo y necesita la vigencia del cristianismo en el seno de la Iglesia Católica. Esta es nuestra tradición mayoritaria que ha configurado nuestros pueblos. 

Necesitamos a Cristo porque Él, con su gracia, garantiza la dignidad de la persona humana y le ofrece un sentido para vivir con esperanza. 

Es Cristo quien nos garantiza también la bondad del matrimonio y el bien social de la familia que constituyen la base más sólida de nuestra sociedad y su futuro. 

Cristo es el único que da respuesta a los interrogantes profundos del corazón humano. Es Él quien confiere sentido al sufrimiento y vivifica nuestra esperanza. Con su muerte nos ha redimido y con su resurrección nos ha abierto las puertas del cielo. Siguiéndole a Él, nuestra vida no está abocada al fracaso sino a la felicidad eterna. Este es el destino final al que estamos llamados quienes hemos sido incorporados por el bautismo a su muerte y su resurrección. 

La fe en Cristo es lo que ha alentado la unidad de nuestro pueblo y nos ha llevado con auténtico espíritu misionero a evangelizar, bajo la guía del apóstol Santiago, los pueblos de Hispanoamérica, Filipinas y pueblos de Oceanía y África. 

Para mantener viva esta fe, en nuestro pueblo, necesitamos escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios que hemos proclamado y que podemos sintetizar en estos tres puntos. 

En primer lugar, el testimonio de los apóstoles y el martirio de Santiago, nos invitan a recuperar el valor y la libertad de la Iglesia para anunciar que la muerte ha sido vencida. «Cristo ha resucitado y ha sido constituido jefe y salvador, para otorgar a Israel - y a todas las naciones - la conversión y el perdón de los pecados». 

De los apóstoles hemos de aprender, pues, a no tener miedo, a ser libres y proclamar a viva voz que «hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres», porque sólo en Dios y en su Amor está la salvación. 

Obedeciendo a Dios la Iglesia Católica en España no puede ofrecer simplemente lo que el mundo ofrece. Para eso no hacemos falta. Siendo legítima y necesaria la colaboración con las necesidades de los hombres, nuestros hermanos, lo específico de la Iglesia es anunciar la gracia de Dios, el perdón de los pecados, la salvación que nos alcanza por la oración y los sacramentos y, sobre todo, la vida eterna que nos ha merecido Jesucristo Nuestro Señor. Como dice el Papa Francisco la Iglesia «no es una agencia humanitaria, la Iglesia no es una ONG, la Iglesia está enviada a llevar a todos a Cristo y su Evangelio» (Audiencia General, 23-10-2013) 

Del apóstol San Pablo hemos de aprender, en segundo lugar, que este tesoro, que es la gracia de Dios y la salvación, lo llevamos en vasijas de barro para que se manifieste que la gloria es de Dios. Nuestra Iglesia Católica, además de ser libre, necesita ser pobre y humilde porque nuestra fortaleza está en Dios y en la primacía de la gracia. 

Como los apóstoles, hemos de poder decir: «Creemos y por eso hablamos, sabiendo que quien resucitó a Jesús nos resucitará a nosotros». Por eso, no nos acobardamos, ni nos asusta la persecución, ni el sufrimiento, ni la muerte. Es más, también, como el apóstol, nosotros podemos decir: «por todas partes llevamos la muerte de Jesús para que vosotros  - los que nos escuchen - tengáis vida». 

En tercer lugar, como nos enseña Jesús, hemos de escapar de la lógica de la ambición y del poder. El Maestro nos advierte: «sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo». 

La lógica de los cristianos no es, pues, la lógica del poder sino la lógica del Amor que lleva el servicio hasta el límite como Jesús: «que no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate de muchos». 

Esta lógica del servicio llevó al Beato Pablo VI a promulgar en el día de hoy, hace cincuenta años, la Encíclica Humanae vitae en la que, desde la visión integral del hombre, exaltó el amor conyugal y estableció las bases para una paternidad responsable y una apertura a la vida por parte de los matrimonios que garantizara el futuro de la sociedad. 

Sus palabras, promoviendo la dignidad de la vida humana y la procreación y educación de los niños, son verdaderamente proféticas y forman parte de la ética social que llamamos Doctrina Social de la Iglesia. El no haber escuchado la voz profética de la Iglesia, nos ha sumido en un desierto demográfico y ha favorecido el debilitamiento de los matrimonios. 

Como dice el Beato Pablo VI:

 

«Los hombres rectos podrán convencerse todavía de la consistencia de la doctrina de la Iglesia en este campo si reflexionan sobre las consecuencias de los métodos de la regulación artificial de la natalidad. Consideren, antes que nada, el camino fácil y amplio que se abriría a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad. No se necesita mucha experiencia para conocer la debilidad humana y para comprender que los hombres, especialmente los jóvenes, tan vulnerables en este punto tienen necesidad de aliento para ser fieles a la ley moral y no se les debe ofrecer cualquier medio fácil para burlar su observancia. Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoísta y no como a compañera, respetada y amada.

 

Reflexiónese también sobre el arma peligrosa que de este modo se llegaría a poner en las manos de autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales. ¿Quién podría reprochar a un gobierno el aplicar a la solución de los problemas de la colectividad lo que hubiera sido reconocido lícito a los cónyuges para la solución de un problema familiar? ¿Quién impediría a los gobernantes favorecer y hasta imponer a sus pueblos, si lo consideraran necesario, el método anticonceptivo que ellos juzgaren más eficaz? En tal modo los hombres, queriendo evitar las dificultades individuales, familiares o sociales que se encuentran en el cumplimiento de la ley divina, llegarían a dejar a merced de la intervención de las autoridades públicas el sector más personal y más reservado de la intimidad conyugal.

 

Por tanto, sino se quiere exponer al arbitrio de los hombres la misión de engendrar la vida, se deben reconocer necesariamente unos límites infranqueables a la posibilidad de dominio del hombre sobre su propio cuerpo y sus funciones; límites que a ningún hombre, privado o revestido de autoridad, es lícito quebrantar. Y tales límites no pueden ser determinados sino por el respeto debido a la integridad del organismo humano y de sus funciones, según los principios antes recordados y según la recta inteligencia del "principio de totalidad" ilustrado por nuestro predecesor Pío XII.» (Humanae vitae, 17)

La canonización del Beato Pablo VI en el próximo mes de octubre, viene a sancionar la importancia de estas palabras contenidas en su última Encíclica, la Humanae vitae, de tanta trascendencia para la Iglesia y toda la sociedad. 

Al apóstol Santiago confiamos el presente y el futuro de la fe de nuestro pueblo. Del mismo modo que él fue asistido por la Virgen del Pilar, suplicamos su intercesión para que nos conceda ser una Iglesia libre, humilde y pobre, servidora de todos los hombres. Que bajo su amparo se mantenga incólume en España la fe en Cristo, nuestro Salvador. Amén 



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Algunos otros documentos de interés:



«Edificar la Iglesia doméstica. Prácticas familiares para habitar en la Iglesia», 28-6-2017

«Los retos de la familia en el contexto actual», 8-5-2017

Congreso «La familia cristiana y la escuela católica: Minorías creativas para la renovación de la sociedad» Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, 10-12 de marzo de 2017. Vídeos de las ponencias y documentos

Nota de los Obispos de Getafe y Alcalá de Henares sobre la «Ley de protección integral contra la LGTBIfobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual en la Comunidad de Madrid», 7-8-2016

Reflexiones Pastorales sobre la «Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid», 21-3-2016

Carta Pastoral: "Misericordia con todos, también con los embriones", 23-2-2016

Carta Pastoral: "Cruzar otra línea roja ¿una muerte digna?", 2-11-2015

Carta Pastoral: "No hay ecología sin una adecuada antropología" (LS, n. 118), presentando la encíclica del papa Francisco "Laudato Si' sobre el cuidado de la casa común", 26-6-2015

Carta Pastoral: «En defensa de la vida: sobre los abusos sexuales a menores y adultos vulnerables», 7-3-2015

Sobre el aborto (2): «Por un plato de lentejas. La peor de las corrupciones», 26-12-2014

Sobre el aborto: «Llamar a las cosas por su nombre. Un verdadero reto para los católicos», 24-9-2014



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sábado, 21 de julio de 2018

EL MILAGRO DEL ARROZ DE SAN JUAN MACÍAS EN OLIVENZA

Pronto veremos como santo al Papa Pablo VI, quien elevó a los altares, en 1975, a Juan Macías. 
Les comparto estas fotos que me envía mi hermana Marian desde Olivenza.
Siempre recuerdo al P. Manuel Marzal, oriundo de aquella tierra y que solía narrar el milagro de su paisano con simpatía y cariño. ¡Vamos allá!

El 23 de enero de 1949, desde Olivenza (Badajoz), la cocinera Leandra Rebello Vásquez no podía dar crédito a lo que vieron sus ojos. Se encontraba en el Hogar de Nazaret, colegio de niños acogidos a la Protección de Menores, regentado por una institución religiosa fundada por el párroco del pueblo don José Zambrano. Era domingo y, además de la comida para los 50 niños, había de preparar alimentos para los pobres de la población. Los bienhechores designados para ese día no trajeron  los alimentos. La criada encargada de preparar la comida, advirtiendo la exigua cantidad de arroz (unos 750 gramos), la arrojaba para su cocción al tiempo que se abandonó en su paisano beato Juan Macías:"¡Oh Beato, hoy los pobres se quedarán sin comida!"
A continuación, aquella minúscula cantidad de arroz, al cocer, fe vista crecer de tal modo que al instante fue preciso trasladarla a una segunda olla; lo que se hizo una y otra vez. La multiplicación del arroz duró cuatro horas de una a 5 de la tarde cuando el recipiente que rebosaba fue apartado del fuego por mandato del párroco. Del alimento gustaron hasta hartarse los chicos del hogar, como la ingente multitud de pobres y necesitados. Leandra Rebello, protagonista del milagro de este "conquistador espiritual", presente el 28 de septiembre de 1975 en la canonización de Juan Macías, es digna sucesora de espíritus tan sencillamente magnánimos. Lo demuestra su confianza audaz que atrae el milagro del Cielo.


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martes, 17 de julio de 2018

Maestría en Derecho canónico con mención en derecho eclesiástico en Lima. Universidad Católica San José

Universidad Católica San José lanza

Maestría con mención en Derecho Eclesiástico

 ·      Es la primera Maestría en el Perú sobre un tema que no ha sido desarrollado hasta ahora: el derecho eclesiástico.

·      Asuntos como la libertad religiosa, la inscripción de instituciones en los Registros Públicos, y la resolución de conflictos ante el Tribunal Constitucional peruano, entre otros, están estrechamente relacionados con el Derecho Eclesiástico.


Lima, junio de 2018.- La Constitución Política del Perú reconoce en su artículo segundo el derecho que tiene toda persona "a la igualdad ante la ley" y establece que "nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole". De esta manera, se exige de parte del Estado la toma de medidas encaminadas a garantizar el ejercicio del derecho de libertad religiosa, mediante una adecuada regulación normativa.

"El Derecho Eclesiástico del Estado es aquella rama jurídica que se dedica a estudiar el ordenamiento jurídico de un Estado en relación al factor social religioso. Se refiere al derecho humano de libertad religiosa -uno de los «cimientos de la sociedad democrática» como lo reconoce la Corte Interamericana de Derechos Humanos-,  que los Estados democráticos garantizan a sus ciudadanos, y también a otras manifestaciones como la presencia de entes religiosos en un país y la relación de estos con el Estado. Por tanto, tiene una vertiente individual y otra colectiva", asegura Jessica Chirinos-Pacheco, directora y docente de la Maestría en Derecho Canónico con Mención en Derecho Eclesiástico de la Universidad Católica San José.

 

En nuestro país esta rama del derecho está poco desarrollada en la doctrina jurídica, es por ello que esta Maestría ofrece la oportunidad de formar profesionales expertos en la materia.

 

Dada la presencia importante de la Iglesia Católica en nuestro país, y su mención en la Constitución Política del Perú, la malla curricular incluye algunas asignaturas de derecho canónico relevantes, así como asignaturas propias del Derecho Eclesiástico del Estado. Se estudiará también la relación del Estado Peruano con otras confesiones religiosas, finalizó la docente.

 Cabe precisar que las inscripciones para la Maestría en Derecho Canónico con Mención en Derecho Eclesiástico continúan abiertas. Las clases inician el viernes 3 de agosto de 2018.

   

Sobre la Universidad Católica San José:

La Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima remonta sus orígenes a la creación del Estudio

General de la Orden de Santo Domingo, el 1 de julio de 1548, institución que dio inicio a la

Universidad de San Marcos en 1551.

 

La Ley N° 30220 dispuso que todas las universidades del Perú adecuaran sus estatutos a los

requerimientos legales exigidos por esta nueva normativa. En este proceso de adecuación, se vio

conveniente ponerle un nombre propio a la institución universitaria: "Universidad Católica San

José". La Facultad de Teología sigue conservando su nombre histórico de Facultad de Teología

Pontificia y Civil de Lima y mantiene su naturaleza jurídico-canónica de facultad eclesiástica,

que depende, en cuanto a su dirección y gobierno, de la Santa Sede, por medio de la Congregación

para la Educación Católica. 

 

El promotor de la Universidad Católica San José es el Arzobispado de Lima. Ofrece las carreras de

Filosofía, Educación y Psicología. Por su parte, la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima ofrece la carrera de Teología.

 

Mayor información en: http://www.ucsanjose.edu.pe/ 
Rocío Angulo    

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lunes, 16 de julio de 2018

VARGAS UGARTE, R. Historia del Santo Cristo de los Milagros, 5ª edición 2018

VARGAS UGARTE, R. Historia del Santo Cristo de los Milagros

Monasterio de Nazarenas Carmelitas Descalzas, Lima, 2018, 170 pp

 

¡Bienvenida esta quinta edición de la obra clásica del maestro de historiadores y jesuita en los 450 años de la llegada de la Compañía de Jesús al Perú y a los 69 de su primera edición en 1949!

Como se anota en la "advertencia a la quinta edición" se mantiene íntegro el texto original del autor y se añaden algunas fuentes históricas (notas) gracias a la "labor minuciosa de investigación realizada por el padre Jesús Túpac y la Sra. Pilar Marín de Ausonia [que] han pulido y ampliado en anotaciones la obra original del P. Vargas Ugarte que hoy sale a la luz corregid y enriquecida por vez primera" (p.XIII).

 

El cuerpo de la obra como en las anteriores ediciones contiene la "Introducción" por parte del autor, quien confiesa escribir el libro por petición de las Carmelitas Nazarenas, quienes les abren sus archivos para trabajar con facilidad. Bueno es recordar que por aquellos tiempos -1940- el Padre R. Vargas campaba libremente por todos los archivos e incluso contaba con los permisos para llevar los manuscritos a su casa.

Fiel a su esquema de capítulos cortos y secuenciados cronológica y temáticamente, se estructura la obra en diecisiete apartados, correspondientes al escenario (Barrio de Pachacamilla), los actores (Andrés de León, Sebastián de Antuñano, Antonia Maldonado, Primeros Mayordomos), los acontecimientos (terremoto de 1654, 1687, 1746; los intentos de borrar la imagen), los espacios sacros (Monserrat, iglesia de las Nazarenas), agrupaciones (cofradía, hermandad), aprobación civil (el Patrono de la Ciudad), los sucesos extraordinarios (maravillas y milagros), su trayectoria (irradiación del culto), restauración de la imagen y del templo. Siempre resulta de mayor interés el apéndice documental con siete documentos: Auto de donación al Beaterio de Nazarenas del Callao por D. Francisco Carrillo, 1692; Fragmento del Testamento de Madre Antonia Lucía, 1709; Carta de las Beatas Nazarenas al Rey en 1718 solicitando ayuda y aprobación;  Solicitud por parte del Cabildo se apruebe el Monasterio en 1718; Licencia del Rey para Clausura en 1720, Reforma del Estatuto de las Nazarenas firmador por la priora Grimanesa Josefa de Santo Toribio, Memorial de la Priora del Monasterio de Nazarenas sobre la Becas de Fundación y renta 1782.

 

El primer gran aporte de esta nueva edición es el erudito prólogo de Ramón Mujica Pinilla (pp.VII-XIII),  uno de los mejores conocedores del tema en cuestión como puede comprobarse en su reciente estudio "El Cristo imborrable y las Nazarenas: Arte sagrado y espiritualidad femenina en la Lima Virreinal", en El Señor de los Milagros, Lima, Banco de Crédito del Perú, 2016).  Se pondera el valor de la obra debido al uso de fuentes primarias –Archivo de Nazarenas, Archivo Arzobispal- por parte a del autor. Buen conocedor de la iconografía postridentina, así como de las corrientes espirituales de la Reforma Católica, nos introduce en el fascinante mundo religioso del Perú virreinal, en plena ebullición de su religiosidad popular y abigarrada piedad en la que se hacen sentir tanto poblaciones marginadas, como la afrodescendiente, como la sensibilidad femenina. En efecto, el culto habría tenido una evolución muy singular gracias al rol la Madre Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora de un Beaterio, cuyo hábito morado fue trasladado como parte del nuevo Monasterio, -ligado a la regla del Carmelo-, fundado en torno al santuario ya existente del Señor de los Milagros y que, desde entonces, quedaría asociado a esta devoción limeña. Se nos recuerda que cuando Sor Antonia vio pasar la procesión nazarena en 1687 "el mismo Cristo crucificado se le apareció milagrosamente ´vivo y glorioso´. Es decir, para ella la imagen visible y su prototipo eran una sola realidad, experiencial y espiritual" (p.XII).

El segundo es la "Introducción" por parte del P. Juan Dejo SJ (teólogo e historiador especializado en la Historia de la espiritualidad, actual responsable del Archivo y patrimonio de los Jesuitas en el Perú). Repasa los primeros historiadores del acontecimiento nazareno, Felipe Colmenares y Pablo de Laurnaga (1771), Pedro Vásquez de Novoa (redactada en 1766 y publicada en 1868) y rescata la "Relación del origen y fundación del Monasterio del Señor San Joaquín de Religiosas Nazarenas Carmelitas Descalzas" de la Venerable Antonia Lucía del Espíritu Santo, del año 1793, como la fuente más apreciada por el P. Vargas. Se pondera la profesionalidad como historiador del autor, destacando además su faceta de teólogo y maestro de espíritu: "Con prístina claridad, el jesuita nos lleva hacia una teología de la gracia en estrecha relación con la espiritualidad popular" (p.XVIII). Señala como tarea pendiente en el P. Vargas pero felizmente realizada por R. Mujica al estudiar la devoción a la cruz y los lazos jesuítico-carmelitanos vinculados con la población africana.

El tercer aporte es la identificación y especificación de algunas fuentes históricas en varias de las notas, de las que resaltamos:

 

p.7 nota 4. Según las investigaciones de la restauradora Liliana Canessa la imagen junto a Cristo Crucificado es María Magdalena y no San Juan como antes se afirmaba.

p. 14: n.3 El manuscrito fue restaurado en el 2016 por el BCP

p.15 Se indica que "la investigación realizada por el P. José Gutiérrez, OCD, determinó que el nombre del primer favorecido con un milagro del Santo Cristo, fue Andrés de León y no Antonio como antes se afirmaba".

 

Me permito compartir algunos aportes debidos a mis consultas en el AAL (Archivo Arzobispal de Lima::

p.36 Real Cédula de 19 de abril de 1681 y que se encuentra en el AAL, II, 493

p.62, Nota 5 AAL, XXV: 15

p. 79 Nota 4 El original está en "Biblioteca y Archivo Histórico de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Libro de Cabildos nº 34, folio 158, vuelta. Certificación y testimonio del Escribano Real Don Diego de Salazar. Copia certificada en el Archivo del Monasterio.

P. 167: En el Apéndice figura el documento titulado "Reformas del Estatuto de las Nazarenas". Debería ponerse la fecha que corresponde de 1738 a 1778 y su ubicación concreta: AAL. Monasterio de Nazarenas I: 87.

Felicito, por tanto, la iniciativa de renovar la edición de esta obra clásica sobre la historia, devoción y culto del Señor de los Milagros, con el añadido de espléndidas fotos del Archivo del Monasterio de Nazarenas, el cómodo tipo de letra y el atractivo formato.


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domingo, 15 de julio de 2018

Sebastián de Antuñano y Rivas: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas

En la formidable obra de más de 45.000 biografías del Diccionario biográfico de la Real Academia de Historia de España tuve el honor de elaborar alguna biografía como la presente: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas
La comparto en gratitud por el envío de las fotos del nuevo cuadro restaurado que se expone en el Museo de las Nazarenas de Lima; gentileza de Iván Landa, responsable de las Hermandades del Arzobispado de Lima. 

Sebastián de Antuñano y Rivas | Real Academia de la Historia

Sebastián de Antuñano y Rivas

Biografía

Antuñano y Rivas, Sebastián de. Vizcaya, 1665 – Lima (Perú), 17.XII.1716. Cuarto mayordomo y benefactor de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas de Lima.

Allá por el año 1650, en el barrio limeño de Pachacamilla, unos negros procedentes de Angola se unieron en cofradía, levantando una tosca ramada para sus reuniones. Para presidir éstas mandaron pintar una imagen de Cristo Crucificado sobre una de las paredes de adobe del barrio limeño de Pachacamilla.

Poco después contrataron al pintor José de la Parra para que mejorase la pintura. Venerado tan sólo por los concurrentes a las reuniones del barrio, permaneció expuesto a la intemperie de soles y garúas, hasta que un 13 de noviembre de 1655 un violento terremoto sacudió los cimientos de la ciudad y muchos de los edificios se vinieron abajo, también las casas vecinas del muro donde se veneraba el Cristo; tan sólo el muro pintado permaneció en pie.

Hacia 1670 el limeño Antonio de León siente la inclinación de cuidar la imagen y le levanta un altar al ser curado milagrosamente de un tumor maligno.

La noticia de otros hechos milagrosos atribuidos a la imagen del mural atrajo el interés del público y la imagen comenzó a ser conocida como el "Señor de los Milagros". No todas las reuniones en el lugar eran de naturaleza edificante, y la autoridad pública mandó borrar la imagen. Pero los fracasos de este intento aumentaron la fama del Cristo. El mismo virrey conde de Lemos se personó en el lugar y ordenó que se le construyera una ermita. Su inauguración fue durante la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz del año 1671, y en esos mismos días la autoridad arzobispal, a fin de dar continuidad y decencia al culto religioso, nombró como primer mayordomo a Juan de Quevedo y Zárate. El segundo fue Juan Gonzalo de Montoya y Juan López de Saavedra el tercero. Surge entonces el más destacado mayordomo y benefactor, Sebastián de Antuñano, quien en 1684, al dirigirse a la ermita y contemplar la santa efigie, había sentido una voz interior que —en propias palabras— le susurraba claramente: "Sebastián, ven a hacerme compañía y a cuidar del esplendor de mi culto". Puesto de rodillas ante la imagen, le había ofrecido un servicio incondicional hasta la muerte.

Terminadas las obras, un violento terremoto asoló la ciudad de Lima, Callao y las localidades vecinas, destruyéndolas por completo, en la madrugada del 20 de octubre de 1687. Por la tarde de aquel día, Sebastián de Antuñano tuvo la idea de sacar en procesión un lienzo que era copia del Cristo del mural. Fue así que se inició la primera procesión de las tradicionales procesiones de octubre del Señor de los Milagros de las Nazarenas. En su primer recorrido llegó hasta la Plaza Mayor y al cabildo limeño, donde recibió muestras de fervor por parte de los fieles y vecinos de ambos lugares.

Se tiene la seguridad de que aquella réplica es la misma que hoy en día se sigue acompañando en los meses de octubre en su multitudinario recorrido por la gran Lima.

En 1699 Antuñano compraba al maestre de campo Diego Manrique de Lara el "sitio que llaman del Santo Cristo de los Milagros [...] y asimismo está incluso otro solar que es sobre el que estaba el muladar grande de Pachacamilla". Su objetivo único era que "en el dicho sitio se celebre el mayor culto y veneración de la maravillosa imagen del Santo Cristo de las Maravillas y Milagros, cuyo santuario y casa está en dicho sitio donde se celebra públicamente su mayor culto desde el año de 1671".

Antuñano sintió cercano su fin y, habiendo hecho testamento el 17 de diciembre de 1716, confesado y comulgado, falleció en la noche del 20 al 21 de diciembre del mismo año. Tenía sesenta y cuatro años de edad y treinta y tres de mayordomo del Señor de los Milagros. Sus restos reposan en la pared de crucero de la derecha del que entra en el templo; puede leerse la siguiente inscripción: "Aquí yacen los restos del Hermano Sebastián de Antuñano, nuestro cofundador de nación vizcaíno-español, quien desde el año 1684 se consagró a promover el culto y devoción a Nuestro Señor de los Milagros y cooperó eficazmente a la fundación del Beaterio de Nazarenas, actual Monasterio de Carmelitas Descalzas Nazarenas".

En la actualidad, la imagen del Señor de los Milagros de Nazarenas es la más popular del Perú y cuenta con millones de devotos, particularmente en las multitudinarias procesiones de octubre, "mes morado", en Lima, Perú y el mundo.

 

Bibl.: R. Vargas, Historia del Santo Cristo de los Milagros, Lima, Sanmartí, 1966; R. Banchero, La verdadera historia del Señor de los Milagros, Lima, Inti Sol, 1976; M. Maticorena, "Sebastián de Antuñano", en El Comercio, Lima, 30 de diciembre de 1979; R. Banchero, El Cristo de Pachacamilla, Lima, Monasterio de Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas, 1984; J. A. Benito, "Historia del Señor de los Milagros de las Nazarenas", en El rostro de un pueblo (Estudios sobre el Señor de los Milagros), Lima, Universidad Católica Sedes Sapientia, 2005; G. Corrado Peluso (coord.), Lima, Fondo Editorial UCSS, 2005, págs. 131-257.

 

José Antonio Benito Rodríguez


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